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Serie Dream Man 
Mystery Man 
Kristen Ashley 
 
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Disclaimer 
La traducción de este documente fue realizada sin fines de lucro, hecha por 
fans para fans y tiene como propósito brindarles a las personas de habla hispana la 
posibilidad de leer este libro que por uno u otro motivo no se encuentra en su 
idioma. Los personajes, las situaciones e información encontrada aquí son obra 
intelectual del autor. Si tienen la oportunidad no olviden comprar el libro y apoyar 
el trabajo del autor. 
¡Buena lectura! 
 
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Índice 
 
Sinopsis 
Prólogo 
1 
2 
3 
4 
 5
6 
7 
8 
9 
10 
11 
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14 
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31 
32 
33 
34 
35 
36 
Epílogo 
Próximamente 
Sobre el autor 
 
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Página | 5 
Staff 
Moderación: 
Sitahiri Lucia Black kerensar_ 
Traducción: 
Sitahiri 
Crold♥ 
kerensar_ 
Ginna Gamboa 
Niki26 
Cournne 
Lucia Black 
Dain 
Carool 
Luz.M 
Corrección: 
Dayi Cullen 
Ilovebooks 
Lalak 
Niki26 
Jhovanka 
Dain 
An_a96 
LuVellita 
Ama 
Recopilación y Revisión: 
Lucia Black 
Diseño: 
Dayi Cullen 
 
 
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Sinopsis 
La‖noche‖es‖la‖hora‖indicada< 
Gwendolyn Kidd ha conocido al hombre de sus sueños. Es ardiente, sexy, y 
lo que comenzó como una noche de pasión sin―intercambio―de―nombres se ha 
convertido en un festival de placer de un año y medio. Por supuesto, es un poco 
extraño que solo aparezca en su cama por la noche, pero Gwen está tan segura de 
que‖él‖es‖el‖indicado,‖que‖no‖puede‖apartarlo< 
Cabe‖‚Hawk‛‖Delgado‖sabe‖m{s‖de‖Gwen‖de‖lo‖que‖ella‖podría‖imaginar.‖Es 
preciosa, obstinada y le asustan las relaciones. Pero Hawk está enfrentando sus 
propios demonios, demonios que lo mantienen alejado de hacer una conexión con 
alguien. Pero cuando Gwen se ve involucrada en el mortal escenario clandestino 
de Denver, la naturaleza protectora de Hawk surge con toda su fuerza. El 
problema es que cuando Gwen obtiene una dosis de la actitud alfa de Hawk a la 
luz‖del‖día,‖ya‖no‖est{‖segura‖de‖que‖él‖sea‖el‖indicado< 
Así comienza el cabeza―a―cabeza del Comando vs la Chica Cosmo, a 
medida que Hawk corteja a Gwen a su propia y única manera, Gwen sobrevive a 
bombas incendiarias, tiroteos, secuestros, persecuciones por calientes motoristas y 
magníficos detectives de policía y descubre la desgarradora razón de por qué 
Hawk la mantuvo a distancia. 
 
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Prólogo 
Hombre Misterioso 
Traducido por Sitahiri 
Corregido por Dayi Cullen 
Sentí las sábanas deslizarse hacia abajo por mi cuerpo, luego una mano ligera 
en la parte baja de mi espalda. Era tan cálida, tan caliente, como si la sangre que 
corría por sus venas se moviera más rápido que la sangre de cualquier hombre 
común. 
Si eso fuera cierto, no me sorprendería. 
Abrí los ojos y estaba oscuro. Siempre estaba oscuro cuando me visitaba. 
Tuve un instante como cada momento que tenía cuando aparecía. Un instante 
de cordura. Un instante en el cual mi mente decía que cerrara los ojos, abriera la 
boca y le dijera que se fuera. 
Pero si lo hacía, sabía que él lo haría. No diría una palabra. Tan 
silenciosamente como había venido, se marcharía. 
Y nunca regresaría. 
Pero eso era lo correcto. Lo más inteligente por hacer. Lo más sensato. 
Y estaba pensando en hacerlo, lo juro por Dios. Pensaba en hacerlo cada vez. 
Entonces sentí su peso golpear la cama, su cuerpo estirándose a un lado del 
mío, me giró hacia él, abrí la boca para hablar y antes de que pudiera hacer lo 
sensato, su boca estaba en la mía. 
Y por las próximas dos horas, no pensé en absoluto. 
Pero sentí. Sentí un montón. 
Y todo fue bueno. 
 
Aún estaba oscuro cuando su sombra se movió en la habitación. 
Permanecí en la cama y lo miré moverse. No hizo ningún ruido. Era extraño. Hubo 
un susurro de ropas pero aparte de eso, silencio. 
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Incluso como una sombra, vi que tenía gracia masculina. Poderosa gracia 
masculina. Eso también era raro. Sólo mi hombre misterioso poniéndose sus ropas 
era como ver bailar a un poderoso macho alfa si existía algo como eso. Por 
supuesto, no lo había excepto, en mi habitación cuando venía a visitarme. No, 
cuando se estaba preparando para irse. 
Era tan fascinante que debería vender boletos. Pero si lo hacía, tendría que 
compartir. Probablemente ya lo compartía con la mitad de Denver, todas ellas 
teniendo su propio show privado. Eso ya me fastidiaba la cabeza lo suficiente, eso 
y el hecho de que no se quedaba en absoluto, lo dejaba venir, luego él me hacía 
correrme después de lo cual él se corría. 
Luego, a menudo, como esta noche, repetía. 
No estaba realmente interesada en compartir más de lo que probablemente ya 
lo hacía. 
Se acercó a la cama y vi eso también. Se agachó, sentí el calor de su mano en 
mi rodilla, sus dedos curvándose alrededor de la parte de atrás y besó ligeramente 
mi cadera, sus labios rozando levemente por mi piel, haciéndola hormiguear. 
Después deslizó las sábanas hacia arriba por mi cuerpo hasta mi cintura donde las 
dejó caer. 
Estaba casi sobre mi vientre, parcialmente de costado, mi brazo doblado, la 
mano metida debajo de mi cara en la almohada. Su cuerpo se acercó en mi 
dirección, sus dedos se deslizaron debajo de mi cabello, tirando suavemente hacia 
atrás y sus labios se acercaron a mi oreja. 
―Nos‖vemos,‖nena‖―susurró. 
―Hasta‖luego‖―susurré‖de‖regreso. 
Su cabeza se acercó de forma mínima y sus labios rozaron ligeramente la piel 
de atrás de mi oreja luego su lengua me tocó ahí. Eso hizo que mi piel hormigueara 
también, tanto que mi cuerpo entero se estremeció. 
Me cubrió con las sábanas hasta el hombro. 
Después se dio la vuelta y se fue. 
Sin ruido, ni siquiera la puerta abriéndose y cerrándose. Sólo se había ido. 
Como si ni siquiera hubiera estado ahí. Una completa locura. 
Me quedé viendo fijamente la puerta de mi habitación durante un rato. Mi 
cuerpo se sentía caliente, saciado y cansado. Mi mente no se sentía de la misma 
forma. 
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Giré sobre mi espalda, metí las sábanas alrededor de mi cuerpo desnudo y 
me quedé mirando el techo. 
Ni siquiera sé su nombre. 
―Dios‖―susurré―.‖Soy‖una puta. 
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M-u-e-r-t-a, Muerta 
Traducido por Sitahiri 
Corregido por Dayi Cullen 
A la mañana siguiente estaba sentada frente a la computadora en mi oficina 
en casa. 
Debería haber estado trabajando. Tenía tres fechas límite las siguientes dos 
semanas y apenas había comenzado el trabajo. Era una editora independiente. Me 
pagaban por hora y si no trabajaba esa hora, no me pagaban. Tenía una boca que 
alimentar, la mía. Un cuerpo que vestir, al que le gustaban toda clase de ropas, las 
ansiaba, así que tenía que alimentar el hábito o las cosas podrían ponerse feas. 
Tenía una adicción a los cosmopolitan1 y los cosmos no eran baratos. Y tenía una 
casa que estaba reparando. Por lo tanto, necesitaba que me pagaran. 
Está bien, eso no era absolutamente cierto. No estaba reparando mi casa. Mi 
papá hizo un poco del trabajo. Mi amigo Troy hizo otro poco. Así que, debería 
decir que tenía una casa a la que hacía que otros la repararan, usando diferentes 
métodos como haciéndolos sentir culpables, rogando o usando el chantaje 
emocional. 
Aun así, necesitaba repararse y los gabinetes y azulejos no desfilaban a mi 
casa‖desde‖ la‖Tierra‖de‖ los‖Gabinetes‖y‖ ‖ los‖Azulejos‖y‖decían,‖ ‚¡Queremos‖vivir‖
contigo, Gwendolyn Kidd, péganos‖a‖tus‖paredes!‛ 
Eso sólo pasaba en mis sueños, de los cuales tenía muchos, la mayoría 
fantasías. 
Como en ese preciso momento, sentada junto a la computadora, un talón en 
el asiento, mi barbilla en mi rodilla, mis ojos mirando fijamente por la ventana, 
 
1 Cosmopolitan o Cosmo: es un cóctel de vodka con cierto matiz a fruta ácida. Se prepara con vodka, triple seco(como Cointreau o Grand Marnier), zumo de arándanos y zumo de lima recién exprimido. Suele servirse en copa de cóctel, 
adornado con corteza de lima. En algunos aspectos, puede considerarse emparentado con la Margarita; también una fresca y 
colorida variante de un Martini. 
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estaba pensando en mi Hombre Misterioso, el Gran MM. Estaba fantaseando con 
cambiar nuestra primera cita. Siendo más inteligente, más divertida, más 
misteriosa, seductora, interesante, enganchándolo al instante con mi agudo 
ingenio, mi don de conversación, mi habilidad para discutir de política y eventos 
mundiales de manera inteligente, mis humildes historias de trabajo caritativo de 
gran extensión, todo envuelto con miradas seductoras que prometían una vida de 
orgasmos alucinantes, haciéndolo declarar su amor eterno por mí. 
O al menos decirme su nombre. 
En su lugar, estaba ebria y definitivamente nada de lo anterior. 
Escuché sonar el timbre, un repique, luego un ruido sordo y salí de mi 
elaborada fantasía que estaba comenzando a ponerse buena. 
Entonces me paré y caminé a través de mi oficina al pasillo de las escaleras 
haciendo una nota mental, de nuevo, de llamar a Troy y ver si arreglaría el timbre 
por un pack de cervezas y una pizza casera. Aunque eso podría significar que 
traería a su molesta, quejumbrosa, una bruja constante novia, así que cambié de 
opinión y decidí llamar a mi papá. 
Llegué al final de las escaleras y caminé por mi amplia sala, no haciendo caso 
de su estado, que estaba decorada en un estilo En Reparación Chic, en otras 
palabras trapos de sacudir, pinceles, herramientas eléctricas, 
herramientas―no―tan―eléctricas, latas y tubos de prácticamente todo, todo eso 
desordenado y cubierto por una capa de polvo. Me las arreglé para pasar por el 
área sin poner mis manos en la cabeza, mis dedos tomaran mi cabello y mi boca 
gritara, lo cual lo contaba como un progreso. 
Llegué al recibidor que estaba delineado por dos paredes angostas, ambas 
equipadas con preciosos vitrales. 
Hace dos años, esos vitrales fueron mi perdición. 
Hace dos años, aproximadamente seis meses y dos semanas anteriores a 
conocer a mi Hombre Misterioso, había puesto un solo pie en esta ruina de casa, 
visto‖ese‖vitral,‖girado‖hacia‖el‖agente‖inmobiliario‖y‖proclamado,‖‚la‖tomo.‛ 
La cara del agente inmobiliario se había iluminado. 
Mi padre, que aún no se había siquiera metido a la casa todavía, giró los ojos 
hacia el cielo. Su plegaria duró mucho tiempo. Su sermón aún más. 
Aun así, compré la casa. 
Como siempre, debería haber escuchado a mi papá. 
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Miré por el lado estrecho de la ventana a la puerta y vi a Darla, la amiga de 
mi hermana, ahí parada. 
Mierda. 
Mierda, mierda, mierda. 
Odiaba a Darla y ella a mí. ¿Qué demonios estaba haciendo aquí? 
Miré detrás de ella para ver si mi hermana estaba al acecho o quizás 
escondiéndose en los arbustos. No me extrañaría que Ginger y Darla saltaran sobre 
mí, me ataran a las escaleras y saquearan mi casa. En mis fantasías más oscuras, así 
era como ellas pasaban sus días. Estaba convencida de que eso no estaba tan lejos 
de la verdad. Fuera de broma. 
Sus ojos se volvieron hacia mí en la ventana, su rostro se estrujó, haciendo lo 
que podría ser hermoso, si utilizara con menos rudeza el delineador negro y el 
rubor, y su delineador de labios no fuera un tono completamente diferente de su 
brillo labial, no tan hermoso. 
―¡Te‖veo!‖―gritó‖y‖suspiré. 
Entonces fui a la puerta porque Darla le gritaría a la casa y me gustaban mis 
vecinos, no necesitaban una motera, bruja del infierno, a las diez y media de la 
mañana parada en mi puerta y gritándole a la casa. 
La abrí pero no mucho y me moví para pararme entre la puerta y el quicio, 
manteniendo mi mano en el picaporte. 
―Hola,‖ Darla‖―saludé,‖ tratando‖ de‖ sonar‖ amistosa‖ y‖ bastante‖ complacida‖
con mi esfuerzo. 
―Al‖diablo‖el‖‚hola‛,‖¿Ginger‖est{‖aquí?‖―replicó‖Darla. 
¡Ven! 
Completamente pasando sus días robando. 
Me costó trabajo pero evité que mis ojos se pusieran en blanco. 
―No‖―contesté. 
―Est{‖aquí,‖ser{‖mejor‖que‖me‖digas‖―me‖advirtió,‖ luego‖miró‖m{s‖all{‖de‖
mí‖ y‖ gritó―.‖ ¡Ginger!‖ ¡Perra,‖ si‖ est{s‖ ahí‖ dentro‖ ser{‖ mejor‖ que‖ salgas, ahora 
mismo! 
―¡Darla!‖―espeté―.‖¡Baja‖la‖voz! 
Estiró el cuello y saltó sobre sus talones, gritando. 
―¡Ginger!‖¡Ginger,‖tú‖loca,‖estúpida,‖perra!‖¡Trae‖tu‖trasero‖aquí‖fuera! 
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Cerré la puerta de un empujón, forzándola a retroceder y cerrándola detrás 
de mí, silbando. 
―¡En‖serio,‖Darla,‖c{llate!‖Ginger‖no‖est{‖aquí.‖Ella‖nunca está aquí. Lo sabes. 
Así que cállate y vete. 
―Tú c{llate‖―replicó―.‖Y‖entérate.‖La‖est{s‖ayudando<‖―levantó‖la‖mano,‖
señalándome con el dedo, el pulgar extendido hacia arriba y luego inclinó su 
pulgar e hizo un sonido de disparo que infló sus mejillas e hizo vibrar sus labios. 
Me hubiera tomado un momento para reflexionar sobre cuán buena era con los 
efectos de sonido orales si la mirada tan malditamente seria en su ojo no me 
estuviera matando de miedo. 
Así que, en lugar de felicitarla por el único talento de verdad que suponía que 
tenía, susurré: 
―¿Qué? 
Dejó caer su mano, se paró sobre los talones de sus botas de motociclista para 
que estuviéramos al mismo nivel y dijo con una voz suave y escalofriante: 
―M―u―e―r―t―a, muerta. Ella y tú, no te hagas la lista. ¿Me entiendes? 
Entonces hice una pregunta estúpida porque ésta era hecha a menudo y 
siempre había una respuesta que era sí. 
―¿Ginger‖est{‖en‖alguna‖clase‖de‖problema? 
Darla se me quedó viendo como si hubiera perdido un tornillo. Luego levantó 
la mano, hizo esa cosa de la pistola con el efecto de sonido, el dedo apuntado a mi 
cabeza. Después se dio la vuelta y bajó rápidamente los escalones. 
Me quedé parada en mi pórtico mirándola fijamente. Mi mente se dio cuenta 
distraídamente de que ella estaba usando una camiseta sin mangas, una chaqueta 
de cuero negro de motero, sin cerrar, una falda de vaqueros corta, deshilachada, 
que‖usarla‖era‖un‖crimen‖en‖varios‖estados‖por‖una‖variedad‖de‖ razones<‖tanto‖
por moda como por decencia, medias de red negras y botas de motociclista y 
estábamos a alrededor de cuatro grados centígrados ahí fuera. Ni siquiera tenía 
puesta una bufanda. 
El resto de mi cabeza estaba inmersa en mi hermana y el efecto de sonido de 
Darla. 
Mierda. Mierda. Mierda. 
 
Conduje mi auto tratando de decirme a mí misma que este era un buen plan y 
sabiendo que mi primer plan, en el que, después de que Darla se fue y volví al 
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interior de mi casa, iba directamente al teléfono y llamaba a mi padre, era el plan 
correcto y que este plan era una basura. 
Pero mi padre y su esposa Meredith habían renegado de Ginger hace tiempo. 
Fue aproximadamente diez segundos después de que regresaran a casa de sus 
vacaciones en Jamaica y perdido el encanto de sus felices fiestas en la isla cuando 
vieron a su hija arrodillada en la sala, su cabeza entre las piernas de un hombre sin 
camisa, sus vaqueros abiertos, su cabeza colgando del respaldo del sofá porque 
estaba inconsciente y Ginger estaba tan borracha con lo que sea que estaba 
tomando que no tenía ni idea de que sus actividades no la estaban llevando a 
ningún lado. 
Y, casualmente, la sala era un desastre al igual que el resto de la casa. 
Como probablemente pueden ver por esta historia, estaba renuente a 
inmiscuir a mi padre en otra situación que involucrara a Ginger. Especialmente 
porque esta no era la peor historia que tenía, sólo que, para papá y Meredith, era la 
última. Actualmente estaban viviendo una existencia tranquila, libre―de―Ginger 
y no quería balancear ese barco. 
Por lo tanto, no llamé a papá. 
En su lugar pensé en el novio de Ginger, Dog. Era miembro de una pandilla 
de moteros y era tan rudo como ellos. Pero había conocido a Dog, él me agradaba. 
Era divertido y le gustaba mi hermana. Ella era diferentealrededor de él. No 
mucho, pero al menos era agradable. 
Está bien, Dog era más o menos como un delincuente pero, irónico como era, 
era una buena influencia para Ginger y esos no venían muy seguido, más bien, 
nunca. No en veinticinco años. Así que, como estaba tomando la indirecta de 
Darla, la única amiga de Ginger, de que el problema de Ginger era algo peor de lo 
normal, en primer lugar necesitaba hacer algo sobre ello y en segundo, como esta 
era Ginger, necesitaba llamar a los refuerzos o mejor aún, dejar el problema en su 
puerta. 
Ahí entraba Dog. 
Conduje a la tienda de suministros para auto en Broadway y encontré un 
espacio en la calle. Incluso antes de conocer a Dog, y por lo tanto darme cuenta de 
que esto probablemente era una fachada para los tratos de una vil pandilla de 
moteros, sabía de esta tienda. Era llamada Ride y había comprado ahí 
principalmente porque podía encontrar una excusa para ir de compras a cualquier 
lugar. Pero era asombrosa. Tenía cosas geniales. Ahí compré mi líquido 
limpiaparabrisas. Compré nuevos tapetes de auto el año pasado y eran los tapetes 
de auto supremos, un éxito, los mejores que había tenido nunca. Y cuando estaba 
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en mis veintes y pasando por una de mis muchas etapas, con el fin de enchular mi 
carro, también fui ahí y compré una cubierta afelpada color rosa para el volante y 
una cosita de Conejito Playboy rosa y con brillos para colgar en el espejo 
retrovisor. 
Y todos sabían que Ride tenía un garaje con tres estacionamientos en la parte 
de atrás pero no era para carros normales y motocicletas. Era para autos y 
motocicletas hechos a medida y era mundialmente famoso. Construían carros y 
motos y eran extremadamente geniales. Había leído un artículo sobre el lugar en la 
revista 5280. Estrellas de cine y celebridades compraban carros y motos de ahí y, 
por las fotos, podía ver el por qué. Quería una pero no tenía cientos de miles de 
dólares así que eso estaba un poco abajo en mi Lista de Cosas que Quería, justo 
debajo de un brazalete de diamantes de Tiffany que estaba directamente debajo de 
un par de zapatos Jimmy Choo. 
Salí del auto y caminé por la acera a Ride esperando que mi atuendo 
estuviera bien. Recogí mi cabello en una femenina cola de caballo en la cima de mi 
cabeza, llevaba unos vaqueros cinturilla baja, botas de tacón bajo y mi chaqueta de 
motero. La mía no era como la de Darla. Era de cuero marrón claro desgastado, 
tenía un poco de acolchado alrededor de la cintura alta, estaba delineada por corto, 
pelaje cálido y tenía un mechón de quince centímetros de esponjoso pelaje en las 
muñecas. Pensaba que era ardiente y el asunto que tenía entre manos era aún más 
ardiente. Sin embargo, no estaba segura del pelaje esponjoso. No creía que a los 
moteros les importaran los derechos animales, creí que pensarían que era un 
insulto a su hermandad y podrían agarrarme a palos. 
¡Bueno! Quién no arriesga, no gana. 
Enderecé mis hombros, entré en la cavernosa tienda y me dirigí directo al 
gran mostrador en el frente que tenía una caja registradora aun cuando algunas 
veces el lugar podría atestarse. Como no tenía su celular, mi intención era 
preguntar si alguien ahí sabía cómo podía ubicar a Dog. No esperaba ver al alto, 
fornido, tatuado al máximo, de largo cabello rubio Dog parado al otro lado del 
mostrador, un gran y rudo motero a su lado, tres en el exterior y todos volteando a 
verme en el minuto en que entré. 
―Hola,‖ Dog‖ ―saludé‖ con‖ una‖ sonrisa,‖ dirigiéndome‖ hacia‖ él‖ y‖ después‖
deteniéndome en seco cuando sus ojos me golpearon. 
Oh―oh. 
Sus ojos se entrecerraron y su rostro ni se acercó a esconder el hecho de que 
una mirada hacia mí lo cabreó al extremo. 
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―No‖me‖ jodas‖―gruñó‖ y‖ tomé‖ el‖ nanosegundo‖ antes‖ de‖ orinarme‖ en‖ los‖
pantalones para tratar de recordar los movimientos que había aprendido en la 
única media hora de clase sobre defensa personal que tomé. 
Cuando no respondí y no me moví, Dog repitió: 
―No‖vengas‖aquí‖a joderme, maldición. 
―No‖te‖estoy‖jodiendo‖―le‖dije‖porque,‖bueno,‖no‖lo‖estaba‖haciendo. 
Sus cejas se elevaron. 
―¿Esa‖zorra‖te‖envió? 
Oh―oh de nuevo. Dog estaba usando la palabra con z. Imaginé que la 
palabra con z no era una palabra non grata en la Tierra del Club de los Moteros al 
igual que lo era en el resto del mundo angloparlante aun así, decía mucho. 
Antes de que pudiera hablar, Dog dijo: 
―Te‖ envió‖ a‖ ti.‖ Jesús,‖ Gwen.‖ Tuviste‖ una‖ advertencia,‖ mujer.‖ No‖ seas‖
estúpida, da la vuelta a ese adorable trasero‖tuyo‖y‖sal<‖de<‖aquí. 
¡Vaya! Dog pensaba que tenía un adorable trasero. Me estaba asustando pero 
no era completamente poco atractivo así que pensé que eso era un poco agradable. 
Me enfoqué en el asunto en cuestión, respiré hondo y caminé hacia delante. 
Todos los moteros se pusieron en alerta, o, más precisamente, en escalofriante 
alerta motero, así que dejé de moverme. 
Entonces le dije a Dog: 
―Ginger‖no‖me‖mandó. 
―Estoy‖siendo‖amable‖contigo,‖nena,‖vete‖―respondió‖Dog. 
―No,‖ en‖ serio,‖no‖ lo‖hizo.‖Darla‖vino‖ esta‖mañana‖y‖me‖puso‖ los‖pelos‖de‖
punta.‖Hizo‖esto‖―levanté‖la‖mano‖e‖hice‖eso‖del‖arma‖con‖el‖efecto‖de‖sonido‖y‖mi‖
disparo ni se acercó a lo‖bien‖que‖ella‖lo‖hizo‖pero‖seguí‖adelante―.‖Parecía‖hablar‖
en serio así que pensé en checar contigo, asegurarme de que Ginger está bien. 
―Ginger‖no‖est{‖bien‖―replicó‖Dog‖al‖instante―.‖Ella‖est{‖muy‖lejos‖de‖estar‖‖
bien. 
Cerré los ojos. Entonces suspiré. Hice lo de suspirar en voz alta y era buena 
en ello porque mi hermana me hacía suspirar un montón y había practicado. 
Después abrí los ojos. 
―Presumo‖que‖ustedes‖ya‖no‖est{n‖juntos‖―supuse. 
―No,‖nena,‖no‖lo‖estamos‖―confirmó‖Dog. 
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Maldición. 
―¿Qué‖es‖lo‖que‖hizo‖ahora?‖―pregunté. 
―No‖quieres‖saberlo‖―contestó‖Dog. 
―¿La‖policía‖est{‖detr{s‖de‖ella? 
―Probablemente. 
Lo estudié. Luego pregunté: 
―¿Pero‖no‖es‖eso‖por‖lo‖que‖est{‖en‖problemas? 
―Ginger‖tiene‖todo‖tipo‖de‖problemas,‖nena.‖Pero‖si‖los‖policías‖est{n de ella, 
esa es la menor de sus preocupaciones. 
―Oh,‖cielos‖―susurré. 
―Así‖ es‖ ―recalcó‖ Dog,‖ entonces‖ sus‖ ojos‖ observaron‖ por‖ encima‖ de‖ mi‖
hombro. 
Me estaba dando la vuelta para ver lo que estaba viendo cuando escuché a 
una profunda, áspera voz preguntar: 
―¿Quién‖es‖ésta? 
Entonces lo vi. No estaba interesada en los tipos moteros pero en verdad 
podría pasarme al lado Harley por este hombre. Parecía alto. Era fornido y 
desarrollado‖y‖no‖había‖un‖‚parecía‛‖en‖ninguno‖de‖los‖dos.‖Tenía‖un‖montón‖de‖
tatuajes que subían por sus brazos y cuello que quise examinar al instante, de 
cerca, hasta el punto de catalogarlos y quizás escribir libros sobre ellos. Tenía el 
pelo del color de la pimienta con sal2, principalmente pimienta negra, era largo y 
un poco ondulado pero no demasiado largo o demasiado ondulado. Reiterando la 
pimienta en su sal con su perilla entrecana que colgaba un poco larga en su barbilla 
de un modo motero que era enormemente genial. Sus mejillas tenían una barba de 
un par de días lo que también se veía bien en él. Tenía puntos pálidos extendidos 
por la bronceada piel alrededor de sus ojos azules. Sólo había dos palabras para 
describir todo lo que él era: Motero Delicioso. 
―Hola‖ ―susurré‖ y‖ sus‖ ojos‖ fueron‖ de‖ mirar‖ sobre‖ mi‖ hombro,‖ a‖ Dog,‖ a‖
mirarme a mí y todo mi cuerpo se estremeció. 
Entonces sus ojos azules hicieron un examen corporal y me estremecí de 
nuevo. 
 
2 Color de pelo pimienta con sal: Se refiere a negro con canas. 
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Se quedaron fijos en los míos y su áspera voz gruñó: 
―Hola. 
Otro estremecimiento. 
¡Vaya! 
―Tack,‖ella‖est{‖bien.‖Est{‖conmigo‖―declaró‖Dog,‖mi‖cuerpo se tambaleó y 
me di la vuelta para ver que estaba dando la vuelta al mostrador y viniendo en mi 
dirección. 
―¿Lo‖estoy?‖―pregunté‖y‖ la‖mirada‖de‖Dog‖que‖decía‖‚¡C{llate‖ la‖maldita‖
boca!‛‖sin‖palabras,‖me‖inmovilizó‖en‖el‖lugar. 
Me callé y me giré de nuevo hacia Motero Sexy. 
―¿Sheila‖sabe‖acerca‖de‖ella?‖―preguntó‖Motero‖Sexy. 
Miré a Dog que estaba parado a mi lado. 
―¿Sheila? 
―¿Cu{ntas‖perras‖necesitas?‖―continuó‖Motero‖Sexy. 
―Ella‖no‖es‖mi‖mujer,‖hermano,‖es‖una‖amiga.‖Est{‖bien‖―respondió‖Dog. 
―De‖ acuerdo.‖ ¿Entonces‖ quién‖ es‖ ella?‖ ―presionó‖ Motero‖ Sexy,‖ también‖
conocido como Tack. 
―Su‖nombre‖es‖Gwen‖―contestó‖Dog,‖Tack‖me‖miró‖y‖me‖congelé. 
Entonces miré sus labios moverse para formar mi nombre suavemente. 
―Gwen. 
Otro escalofrío. 
Siempre me había gustado mi nombre. Siempre pensé que era lindo. Tack 
diciéndolo me hacía amarlo. 
―Así‖que,‖¿quién‖eres,‖Gwen?‖―me‖preguntó‖directamente. 
―Soy,‖este<‖una‖amiga‖de‖Dog‖―le‖dije. 
―Ya‖hemos‖establecido‖eso,‖cariño‖―me‖informó―.‖¿Cómo‖es‖que‖conoces‖a‖
mi amigo aquí presente? 
―Es‖la‖hermana‖de‖Ginger‖―dijo‖Dog‖r{pidamente‖y‖toda‖la‖poderosamente‖
construida constitución de Tack se puso tensa instantáneamente y era tan 
condenadamente escalofriante, que me olvidé cómo respirar. 
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―Dime‖que‖est{‖aquí‖para‖dejar‖el‖dinero,‖hermano‖―susurró‖Tack‖con‖una‖
voz que era igualmente aterradora como el modo en que estaba conteniendo su 
cuerpo, sino más. 
―Ginger‖y‖ella‖no‖son‖unidas‖―explicó‖Dog―.‖Como‖dije,‖ella‖est{‖bien.‖Es‖
buena persona. 
―Es‖pariente‖del‖enemigo,‖Dog‖―susurró‖Tack. 
Oh―oh―oh―oh―oh―oh. 
No quería ser pariente del enemigo, del enemigo de nadie pero en especial no 
de este tipo. Era sexy pero también era condenadamente espeluznante. 
Hora de arreglar las cosas, corriendo. 
Me quité el bolso del hombro y lo abrí de un tirón, murmurando: 
―Ginger.‖Un‖dolor‖en‖mi‖trasero.‖Un‖dolor‖en‖mi‖trasero‖desde‖el‖día‖que‖le‖
cortó todo el pelo a mis Barbies. Ella tenía tres años. Yo era demasiado mayor para 
Barbies pero eran mías. ¿No podía dejarlas en paz? ¿Por qué cortarles el pelo? 
―alcé‖ la‖vista,‖miré‖a‖Dog‖y‖dije―.‖Creo‖que‖eso‖es‖ lo‖que‖hacen‖ los‖psicópatas.‖
Deberíamos haberlo sabido entonces. Tenía tres años, sosteniendo unas tijeras y 
provocando‖ caos‖ y‖ pena‖―mientras‖ seguía‖murmurando,‖ hurgaba‖ en‖mi‖ bolso,‖
encontré mi chequera y después‖ seguí‖buscando‖una‖pluma,‖declaré―.‖Siempre,‖
siempre, fue una mala hierba. 
Saqué mi chequera de un tirón, la abrí, chasqueé la pluma elegantemente, 
puse la punta en el cheque y miré a Tack. 
―Est{‖bien,‖¿cu{nto‖es‖que‖te‖debe?‖―pregunté‖furiosamente,‖sin estar feliz 
por sacar de apuros a Ginger otra vez, en especial cuando dinero y moteros 
enojados estaban involucrados. 
Fue en este punto que me di cuenta de que Tack me estaba mirando fijamente 
y ya no estaba siendo espeluznante. Se veía como si quisiera reírse a carcajadas. Se 
veía bien. 
No quería ver sus atractivos físicos, ni sus expresiones o el resto de ello en su 
cara (y pelo y tatuajes y cuerpo). Quería irme a casa, batir una hornada de masa 
para galletas y comérmela. Toda. 
―¿Y‖bien?‖―espeté. 
―Dos‖ millones,‖ trescientos‖ cincuenta‖ y‖ siete‖ mil,‖ ciento‖ siete‖ dólares‖
―respondió‖Tack,‖y‖sentí‖que‖mi‖mandíbula‖se‖aflojaba,‖su‖blando‖destello‖de‖una‖
sonrisa rodeada por su perilla negra me golpeó deslumbrantemente algún 
recoveco de mi cerebro‖y‖terminó―‖y‖doce‖centavos. 
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―Oh,‖por‖Dios‖―susurré. 
Tack seguía sonriendo cuando agachó la cabeza hacia mi chequera. 
―¿Crees‖que‖puedas‖ponerlo‖todo‖en‖una‖sola‖línea,‖dulzura? 
―Oh,‖por‖Dios‖―repetí. 
―¿Necesitas‖ respiración‖de‖boca‖ a‖boca?‖―inquirió Tack, inclinándose y di 
un‖ paso‖ atr{s,‖ cerré‖ la‖ boca‖ con‖ fuerza‖ y‖ negué‖ con‖ la‖ cabeza―.‖ L{stima‖
―masculló,‖retrocediendo. 
―¿Mi‖hermana‖les‖debe‖m{s‖de‖dos‖millones‖de‖dólares?‖―susurré. 
―Síp‖―replicó‖Tack. 
―¿M{s‖de‖dos‖millones‖de‖dólares?‖―repetí,‖sólo para confirmar. 
―Síp‖―confirmó‖Tack. 
―¿No‖habr{n‖cometido‖un‖error‖de‖contabilidad?‖―pregunté‖esperanzada. 
La sonrisa de Tack se hizo más amplia y más blanca. Entonces cruzó sus 
grandes y tatuados brazos sobre su amplio y robusto pecho y negó con la cabeza. 
―Quiz{s‖es‖una‖moneda‖extranjera‖y‖lo‖olvidaron.‖¿Pesos,‖quiz{s?‖―sugerí. 
―Nop‖―dijo‖Tack‖en‖respuesta. 
―No‖tengo‖tal‖cantidad‖de‖dinero‖―le‖dije‖algo‖que‖suponía‖ya‖sabía. 
―Bonita‖chaqueta,‖dulzura,‖pero‖lo‖suponía‖―replicó. 
Bien, las buenas noticias eran, los mechones de pelaje no lo apagaron. Las 
malas eran que, mi hermana le debía más de dos millones de dólares. 
―Creo‖que‖me‖llevar{‖un‖tiempo‖reunir‖esa‖cantidad‖de‖dinero‖―expliqué,‖
luego‖concluí―,‖quiz{s‖una‖eternidad. 
―No‖ tenemos‖ la‖ eternidad‖ para‖ esperar,‖ encanto‖ ―respondió,‖ aun‖
esbozando una enorme sonrisa, si se echaba a reír a carcajadas no me sorprendería. 
―Me‖ lo‖ imaginé‖ ―murmuré,‖ chasqueé‖ mi‖ pluma,‖ cerré‖ mi‖ chequera‖ de‖
golpe, lancé ambas en mi bolso y me volví loca. 
Es decir, tenía una razón para volverme loca y esa razón tenía un nombre. 
Ginger Penelope Kidd. 
Miré a Dog y exigí saber: 
―¿Por‖ qué‖ a‖mí?‖ ¿Por‖ qué?‖ Sólo‖ nací‖ inocentemente‖ y‖ siete‖ años‖ después,‖
¡zas! Dios me maldice con la hermana del infierno. ¿Es mucho pedir una hermana 
que se ría tontamente contigo e intercambie secretos de maquillaje? ¿Es mucho 
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pedir una hermana que encuentre una gran promoción, te llame inmediatamente 
pero examine cuidadosamente los estantes para guardar las mejores gangas que 
sabe que lucirían sexy en ti para que tengas una oportunidad con ellas antes de que 
alguien más les eche el guante? ¿Es mucho pedir una hermana que venga a casa y 
mire el actual Hawaii Five―O contigo para que ambas puedan tener pensamientos 
pervertidos con Steve McGarrett y desear tener un Camaro? ¿Lo es? ¿Lo es? 
―terminé‖gritando. 
―Gwen,‖nena,‖creo‖que‖deberías‖calmarte‖―musitó‖Dog‖y‖podría‖ jurar‖que‖
pude ver en su rostro que se estaba preguntando si debería dejarme fuera de 
combate por mi propio bien. 
―¿Calmarme?‖―grité―.‖¿Calmarme?‖―grité‖de‖nuevo―.‖Les‖debe‖a‖ustedes‖
chicos más de dos millones de dólares. Le cortó el pelo a mis Barbies. Se robó el 
lavalier3 que mi abuela me dio en su lecho de muerte y lo empeñó para comprar 
marihuana. Se emborrachó y metió la mano en los pantalones de mi novio en la 
cena de Acción de Gracias. Él era conservador, iba a la iglesia, después de las 
travesuras de Ginger –y la mano en los pantalones fue sólo el punto culminante, la 
sorprendió inhalando coca en el baño también― pensó que mi familia estaba loca, 
posiblemente delincuentes psicóticos, y rompió conmigo una semana después. 
Bien podría haber sido conservador y, mirando hacia atrás, probablemente 
aburrido‖pero‖en‖aquel‖entonces‖ ¡me‖gustaba!‖―ahora‖estaba‖gritando―.‖ ¡Era mi 
novio! 
―Dulzura‖―me‖llamó‖Tack‖y‖mi‖cuerpo‖giró‖hacia‖él‖para‖ver‖que‖se‖había‖
adentrado en mi espacio. 
Eché la cabeza hacia atrás y espeté con un grito: 
―¿Qué? 
Su mano se elevó, sus dedos se curvaron alrededor de mi mejilla, acercó su 
rostro al mío y susurró: 
―Nena,‖c{lmate. 
Lo miré fijamente a sus ojos azules e instantáneamente me calmé. 
―Est{‖bien‖―susurré‖en‖respuesta. 
Sus ojos sonrieron. 
Mi cuerpo se estremeció. 
 
3 Lavalier: es una pieza de joyería, que consiste en un dije, algunas veces con una piedra, que cuelga de un collar. 
Nombrado así por el dije que popularizó la Duquesa de La Vallière, una amante del Rey Luis XIV de Francia. 
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Con su mano en mi cuello, supe que lo sintió y lo supe con más certeza 
cuando sus dedos se curvaron más profundamente en mi carne y algo destelló en 
sus ojos que me hizo estremecer en un lugar que él no podía ver pero que yo podía 
sentir. Mucho. 
Hora de irse. 
―Podría‖ vender‖ el‖ plasma‖ y‖ un‖ riñón‖ pero‖ creo‖ que‖ ni‖ siquiera‖ eso‖
funcionaría así que, este, ¿puedo dejar que mi hermana se encargue de esto? 
―pregunté‖ educadamente,‖ deseando‖ apartarme‖ de‖ la‖ fuerza‖ de‖ su‖ mano‖ pero‖asustada de hacerlo. 
―Nadie‖te‖har{‖daño‖por‖Ginger‖―dijo‖suavemente. 
―Est{‖bien‖―repliqué. 
―O‖por‖nadie‖―continuó. 
―Este<‖―murmuré―.‖Est{‖bien‖―dije‖eso‖porque‖no‖quería‖que‖nadie‖me‖
hiciera daño por Ginger o por nadie tampoco y en gran manera no lo quería. 
Sus dedos se curvaron más profundamente en mi cuello y me levantó un 
poco por lo que casi estaba de puntillas y su rostro estaba más cerca. Mucho más 
cerca. Demasiado cerca. De modo estremecedor. 
―No‖ creo‖ que‖ entiendas‖ lo‖ que‖ te‖ estoy‖ diciendo‖ ―aún‖ hablaba‖
suavemente―.‖Esta‖mierda‖de‖Ginger‖se‖calienta,‖est{s‖en‖ la‖mira,‖mencionas‖mi‖
nombre, ¿sí? 
Oh, no. Eso no sonaba bien. Sonaba peor que deberle dos millones de dólares 
a una pandilla de moteros. Y sospechaba que no había muchas cosas peores que 
eso pero, si las había, Ginger las encontraría. 
―Este<‖si‖est{s‖preguntando‖‚¿sí?‛‖como‖en,‖‚Sí,‖te‖entiendo‛,‖entonces‖no,‖
no lo hago‖ ―le‖ dije‖ honestamente‖ porque‖ estaba‖ pensando‖ que‖ con‖ Tack‖ la‖
honestidad era la mejor norma. 
―De‖ acuerdo,‖ dulzura,‖ lo‖ que‖ estoy‖ diciendo‖ es,‖ que‖ si‖ te‖ metes‖ en‖
problemas, dices mi nombre. Eso quiere decir protección. ¿Ahora me entiendes? 
―Este<‖algo‖―respondí―,‖¿pero‖por‖qué‖me‖metería‖en‖problemas? 
―Tu‖hermana‖tiene‖mierda‖donde‖vivía,‖es‖mierda‖donde‖no‖vive,‖es‖mierda‖‖
en todos lados. Tú entraste aquí y no tenías ni idea. No te metas a trompicones en 
otro‖ lugar‖ porque‖ otros<‖―hizo‖ una‖ pausa―,‖ puede‖ que no te encuentren tan 
linda como yo lo hago. 
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―Est{‖ bien‖―susurré,‖ gust{ndome‖ el‖ que‖me‖ encontrara‖ linda‖ y‖ al‖mismo‖
tiempo lamentando mi decisión de no llamar a mi padre o, digamos, subirme a un 
avión‖y‖volar‖a‖Francia―.‖Si‖yo‖este<‖tengo‖que‖usar‖tu‖nombre<‖este<‖¿eso‖qué‖
significa? 
―Quiere‖decir‖que‖me‖la‖debes. 
Oh, cielos. 
―¿Deberte‖qué? 
Sonrió pero no contestó. 
¡Oh, cielos! 
―¿Deberte‖qué?‖―repetí. 
―Si‖ tengo‖ que‖ subirme‖ a‖ mi‖ moto‖ y‖ sacarte‖ de‖ un‖ problema,‖ entonces‖
hablaremos de ello. 
―Estoy‖segura‖de‖que‖estaré‖bien‖―le‖aseguré‖y‖recé‖una‖corta‖plegaria‖con‖
la esperanza de que fuera verdad. 
Su sonrisa se hizo más grande. 
Entonces me dejó ir pero deslizó mi bolso de mi brazo y antes de que pudiera 
decir pío, hurgó en él. Decidí dejar que lo hiciera. Ya me había tocado y no estaba 
segura de querer que sucediera de nuevo porque no estaba segura de cuál sería mi 
respuesta pero estaba segura de que saltar sobre él estaba en lo alto de la lista de 
posibilidades. También imaginé que él podría ser mejor que yo en una pelea por 
mi bolso así que iba a dejarlo tomar lo que quería. Mi mejor brillo de labios estaba 
en ese bolso pero en este momento, si se lo quería dar a una de sus zorras, estaba 
dispuesta a dejarlo ir. 
Sacó mi celular, lo abrió, su pulgar golpeó algunos botones, lo cerró, lo dejó 
caer en mi bolso, luego lo deslizó de nuevo en mi brazo. 
―Tienes‖mi‖número,‖encanto.‖Lo‖necesitas,‖ lo‖usas.‖No‖lo‖necesitas,‖ todavía‖
querrás usarlo, no dudes. Ahora, ¿lo entendiste? 
Me subí el bolso más arriba en mi hombro y asentí. Lo entendí. Pensaba que 
era linda. 
Reprimí otro escalofrío. 
―Un‖gusto‖conocerte,‖Gwen‖―dijo‖suavemente. 
―Sí‖―murmuré―,‖ nos‖ vemos‖―después‖ me‖ di‖ la‖ vuelta‖ para‖ ver‖ a‖ Dog‖
sonriéndome‖y‖dije―.‖Nos‖vemos. 
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―Nos‖vemos,‖nena‖―respondió‖Dog‖de‖un‖modo‖que‖lo hizo sonar como si 
de verdad me vería después, lo que me hizo tener que reprimir otro escalofrío. 
Me giré hacia los callados moteros detrás de mí, los vi sonreír a todos, lo 
encontré más espeluznante que ellos siendo escalofriantes, levanté una mano y 
dije: 
―Hasta‖luego. 
Recibí un montón de barbillas levantadas y un: 
―Hasta‖luego,‖encanto. 
Después salí corriendo de ahí. 
 
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2 
Estoy pendiente 
Traducido por Sitahiri 
Corregido por Dayi Cullen 
Conduje a casa con un montón de cosas en la cabeza. 
Ante todo, mi hermana y el por qué no renegué de ella como Meredith y mi 
padre. Ni siquiera era mi hermana completa. Era mi media hermana. Nunca la 
había encontrado en mi sala dándole una mamada a un hombre inconsciente pero 
me había hecho cosas peores, mucho peores, así que, en serio, debería desistir y 
dejarla ir. 
En un cruel giro del destino, mi padre se casó con mi madre, que era una 
salvaje, después se casó con un ángel y habían creado una niña infernal. 
Mamá se había ido cuando yo tenía tres años pero volvía ocasionalmente y 
cuando lo hacía nos divertíamos. No recordaba mucho pero me acuerdo que ella 
era genial. No seguía las reglas o la disciplina; con ella era comida pegajosa que 
provocaba un montón de desorden, lugares divertidos y pasarlo bien. 
Eso fue hasta una visita, mientras me quedaba con ella por el fin de semana, 
conoció a un tipo que le gustaba mucho. Lo llevó al hotel, me dio un montón de 
caramelos y me mandó afuera para sentarme y esperar a que me llamara de nuevo. 
El gerente del motel me vio sentada en una banca, balanceando mis piernas, 
comiendo caramelos, soñando despierta y haciéndolo durante mucho tiempo, así 
que llamó a la policía. Para cuando llegaron me había alejado porque estaba 
aburrida y la policía me encontró. Le dije al oficial de policía el número de teléfono 
que papá me había hecho memorizar y llamaron. Entonces él vino a buscarme, 
tuvo una bulliciosa plática con mamá en el hotel mientras su rollo de un día seguía 
gritándoles que bajaran el volumen, él estaba tratando de dormir y no volví a ver a 
mamá otra vez. Nunca. 
La extrañé por un tiempo pero no la conocí muy bien y de todos modos, por 
ese entonces, Meredith ya estaba en nuestras vidas. 
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Ella era maravillosa. Era la madrastra más genial. Era dulce y divertida y 
amaba a mi papá, como, toneladas. También conservaba galletas hechas en casa en 
el frasco de galletas todo el tiempo y para un niño, una que estaba siendo criada 
por un hombre que era todo hombre, eso significaba que era prácticamente 
perfecta. 
Papá y ella se casaron y fui la niña de las flores pero no como la normal niña 
de las flores. Ella caminó al altar con una mano a través de la curva del brazo de su 
padre, la otra agarrando la mía con fuerza. Hizo nuestro su día especial. Estaba 
declarando públicamente que caminaba hacia el altar no sólo para casarse con un 
hombre sino para construir una familia. Yo tenía seis años y nunca olvidé lo 
especial que me hizo sentir, nunca, hasta ahora. 
Pero esa era Meredith. No fue la primera vez que lo había hecho y no sería la 
última. 
Entonces papá y ella tuvieron a Ginger que era como mi madre multiplicada 
por, digamos, cinco millones. 
Este era el cruel giro del destino. Para Meredith, papá y yo. 
Lo segundo en lo que estaba pensando era en Tack en general. En lo que dijo, 
el modo en que me vio y me hizo sentir. 
Ya estaba durmiendo regularmente con un hombre cuyo nombre no sabía. Un 
hombre que conocí en un restaurante hace poco menos de un año y medio, llevado 
a casa, dormido con él, tenido el mejor sexo en la historia de la femineidad y, 
afortunada o desafortunadamente dependiendo de cuándo lo viera, seguía 
regresando por más, probando una y otra vez que la primera vez no fue una 
casualidad sino, en cambio, un anticipo de mejores cosas por venir. 
Ni siquiera le di una llave. Cómo es que entraba era tan misterioso como su 
nombre. Pero lo hacía. No venía todas las noches, algunas veces era una vez a la 
semana, otras dos, otras se había saltado una semana, una vez se había ido por tres 
lo que me asustó y después me aterrorizó el hecho de que eso me asustara. 
Pero siempre regresaba. Siempre. 
Con Hombre Misterioso en mi vida no necesitaba el problema que Tack tenía 
escrito en él. Está bien, así que pensaba que era linda y otro extra era que sabía su 
nombre y él sabía el mío (lo que, Hombre Misterioso, por cierto, no sabía). Pero mi 
hermana le debía más de dos millones de dólares y era espeluznante.También‖ dijo‖ que‖ podría‖ estar‖ en‖ el‖ radar‖ de‖ ‚otros‛‖ y‖ meterme‖ en‖
‚situaciones‛.‖ No‖ quería‖ estar‖ en‖ el‖ radar‖ de‖ nadie‖ y‖ me‖ metía‖ en‖ suficientes‖
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situaciones por mí misma, siendo la mitad hija de mi madre. No necesitaba a 
Ginger arrastrándome dentro de sus situaciones. 
Y por último, estaba pensando en mi Hombre Misterioso. Siempre lo hacía los 
días después de que me visitaba. Siempre me preguntaba qué me pasaba, porque 
no le decía que se fuera. Ahora me estaba preguntando, cuando tenía al hombre 
que quizá podría ser el mejor amante del mundo visitándome en medio de la 
noche, cómo podría estar con alguien más. Había tenido tres citas y ningún amante 
desde que conocí al Gran HM. Ninguno de ellos se le acercaba a lo poco que tenía 
con HM y por lo tanto ninguno de ellos conseguía la segunda cita o la segunda 
base (sí, el Gran HM era así de bueno besando). 
Estaba arruinando mi vida por completo. 
No. No, eso no era cierto. Yo estaba arruinando mi vida. 
Eso era en lo que estaba pensando después de que aparqué el auto en la 
entrada, caminé hacia mi casa examinando mis botas, deslicé la llave en la 
cerradura y abrí la puerta. 
Sin embargo, aún si hubiera estado prestando atención, no habría estado 
preparada para lo que sucedió después. 
Una vez que pasé, la puerta se cerró de golpe, con fuerza. Entonces una mano 
en mi pecho me golpeó contra ella, de nuevo con fuerza. Después un hombre 
estaba invadiendo mi espacio, su cuerpo hundido en el mío, empujándome contra 
la puerta y miré hacia un par de ojos negros de algún modo familiares. 
Sólo había visto esos ojos una vez en la luz. Él no encendía las luces cuando 
me visitaba por la noche. 
Dios, olvidé lo hermoso que era. Incluso en mis fantasías no era tan hermoso. 
―¿Qué‖est{s‖haciendo‖aquí?‖―susurré. 
―¿Est{s‖condenadamente‖loca?‖―vociferó‖en‖mi‖cara. 
Parpadeé ante su inesperado tono y su furiosa pregunta. Entonces pregunté: 
―¿Qué? 
―Entrar‖pavone{ndote‖en‖Ride‖como‖lo‖hiciste.‖Jesús,‖¿estás loca? 
Parpadeé de nuevo. En primer lugar, porque estaba confundida. ¿Cómo es 
que supo que fui a Ride? En segundo lugar, estaba más confundida. ¿Qué estaba 
haciendo aquí en el día? En tercer lugar, estaba incluso aún más confundida 
porque su increíblemente guapo rostro mostraba claramente que estaba 
extremadamente cabreado. 
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―Este< 
―Contéstame,‖nena‖―exigió. 
¡Guau! Era más escalofriante que Tack, Dog y la pandilla completa de 
moteros, todos en uno. 
―Gwen,‖ dije‖ que‖me‖ contestaras‖―su‖ profunda‖ voz‖ estaba‖ comenzando a 
retumbar. 
Pero parpadeé de nuevo. 
―¿Sabes‖mi‖nombre? 
Se me quedó mirando fijamente. 
Entonces retrocedió y se pasó una mano por su corto cabello negro, casi a 
rape, al mismo tiempo que sacudía la cabeza, pero ni siquiera por un segundo me 
liberó de su feroz ceño fruncido. 
―Jesús,‖nena,‖eres‖un‖personaje. 
―¿Qué?‖―susurré. 
Puso sus manos en sus caderas y se inclinó hacia mi cara. 
―Sí,‖ Gwen.‖ Sé‖ tu‖ nombre.‖ Gwendolyn‖ Piper‖ Kidd.‖ Treinta‖ y‖ tres‖ años‖ de‖
edad. Trabajadora autónoma, editora independiente. Pagas tus impuestos, tu 
hipoteca y tus cuentas a tiempo. Casada una vez por dos años con un hombre que 
no podía mantener su polla en sus pantalones y que desde entonces se ha casado 
con otras tres mujeres y está pasando por su cuarto divorcio. Tu padre es Baxter 
Kidd, ex militar, actual capataz de construcción, casado con Meredith Kidd, 
secretaria ejecutiva de un abogado as de divorcios que, casualmente, te sacó de ese 
lío en el que te metiste con ese idiota. Te juntas con Camille Antoine que trabaja en 
comunicaciones para el Departamento de Policía de Denver y con Tracy Richmond 
que trabaja en todos lados, mayormente al por menor. Engatusas a Troy Loughlin, 
quién mataría por acostarse contigo pero tú no tienes ni idea y él no tiene bolas. Tu 
hermana es la definición de perdedora. Gastas demasiado en ropa. Cuando sales 
muestras demasiada piel. Y el único hombre con el que has follado por un año y 
medio soy yo. 
Por segunda vez en el día, me quedé boquiabierta. 
Entonces cerré la boca sólo para que volviera a quedarse abierta. 
Después la cerré sólo para abrirla para hablar. 
―¿Cómo‖es‖que‖sabes‖tanto‖de‖mí? 
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―Bomboncito,‖yo‖sé‖a‖quién‖follo‖―replicó‖y‖sentí‖mi‖cuerpo‖moverse‖como‖
si me hubieran pegado y así es exactamente cómo se sintieron sus palabras, como 
un‖golpe.‖Él‖no‖lo‖vio,‖o‖con‖m{s‖exactitud,‖ lo‖ ignoró‖y‖continuó―.‖Ahora dime, 
¿qué demonios estabas pensando al entrar así en Ride? 
―Necesitaba‖hablar‖con‖Dog‖―expliqué,‖porque‖no‖podía‖decir‖ninguna‖de‖
las otras diez mil cincuenta cosas que quería decir. 
―Necesitabas‖hablar‖con‖Dog‖―repitió. 
―Sí‖―respondí. 
―Nena,‖navegabas bajo radar, ahora estás iluminada como un maldito faro. 
―¿Eso‖qué‖significa?‖―quise‖saber. 
―Significa‖que‖est{s‖jodida‖―respondió. 
Con retraso, me estaba enfadando. 
―Est{‖ bien‖ ―me‖ aparté‖ un‖ centímetro‖ de‖ la‖ puerta,‖ enderezando‖ mis‖
hombros―,‖¿ahora‖qué‖significa eso? 
―Creo‖que‖entiendes‖que‖tu‖hermana‖es‖un‖pedazo‖de‖basura‖―me‖informó. 
Era seguro decir que Ginger era un pedazo de basura. También lo era el que 
Meredith, mi papá y yo podíamos llamarla así. Incluso Tack y Dog, a quiénes les 
debía más de dos millones de dólares, podrían salirse con la suya y llamarla así. 
La persona que no podía era el hombre parado frente a mí, un hombre que 
conocía íntimamente pero que esta era la primera vez que le había visto la cara a la 
luz del día. ¡Y uno que estaba descubriendo que era un grandísimo idiota! 
―No‖llames‖pedazo‖de‖basura‖a‖Ginger‖―le‖advertí. 
Sus cejas se elevaron y qué decepción porque era tan condenadamente guapo, 
toda esa piel bronceada, esos ojos negros, esa fuerte mandíbula, pelo corto negro, 
sus hermosamente cincelados rasgos e igualmente hermosamente cincelado 
físico<‖ todo‖ ello‖ dando‖ indicios‖ de‖ hispano‖ o‖ quiz{s‖ italiano‖ y‖ todo‖ eso‖
increíblemente asombroso. Pero lo peor para mí, en ese preciso momento, era que 
podría ser inclusive más increíblemente guapo con sus cejas elevadas con 
incredulidad como si pensara que yo era una idiota. 
―¿Est{s‖diciendo‖que‖no‖sabes‖que‖tu‖hermana‖es‖basura?‖―preguntó. 
―No,‖lo‖que‖digo‖es‖que‖tú‖no‖puedes‖llamarla‖así.‖Yo‖puedo‖llamarla‖basura‖
pero tú no. 
Me frunció el ceño un poco más y después masculló. 
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―No‖me‖jodas. 
―Creo‖que‖hemos‖terminado‖―anuncié‖y comencé a moverme para abrir la 
puerta pero entonces de repente me encontré a mí misma clavada contra ella de 
nuevo por su gran, duro, esculpido, excepcionalmente cálido cuerpo con sus dos 
manos a cada lado de mi cuello, sus pulgares en mi barbilla obligándome a alzar la 
vista para mirarlo. 
―No,‖Bomboncito,‖no‖es‖así‖―susurró‖con‖una‖escalofriante‖voz‖y‖reprimí‖el‖
volver a quedarme boquiabierta porque estaba volviendo a asustarme más que 
media docena de miembros de una pandilla de moteros y tuve éxito en dicho 
esfuerzo principalmente porque sus pulgares estaban ahí. 
―Ap{rtate‖―exigí‖y‖estuve‖bastante‖complacida‖de‖que‖mi‖voz‖no‖temblara. 
Me ignoró y no se movió. En su lugar, dijo: 
―Tu‖hermana‖se‖ha‖echado‖encima‖una‖carga‖de‖mierda,‖después‖añadió‖una‖
más, no contenta con ello, agregó más. Cabreó a algunas personas importantes. El 
mejor final para este escenario es que acabe muerta. Sé que ustedes dos no se 
pueden ver y sé que aún te molesta escucharlo, pero eso no lo hace menos 
verdadero. 
―Ap{rtate‖―repetí. 
Continuó ignorándome. 
―Lo‖mejor‖que‖podrías haber hecho cuando Darla apareció en tu umbral era 
cerrar la puerta, cerrar tu mente a esa mierda y regresar a trabajar. No lo hiciste. 
Pavoneaste tu trasero hasta Ride, obtuviste la atención de Tack y, confía en mí, 
nena, no quieres la atención de Tack. Y al hacer eso, te hiciste visible para un 
montón de personas que no quieres que sepan que existes. Eso está hecho. Ahora, 
losproblemas de tu hermana no existen para ti. Tu hermana no existe para ti. 
Ahora, mantienes tu perfil bajo, eres inteligente y te mantienes fuera de problemas. 
Lo que significa que te apegas a lo que sabes, a quién conoces y a los lugares que 
conoces. No te sales de la programación planeada habitualmente. ¿Me entiendes? 
―¿Cómo‖es‖que‖sabes‖que‖Darla‖estuvo‖aquí? 
Sus cejas se fruncieron y ahora el modo en que lo hicieron lo hizo verse 
espeluznante y escalofriantemente impaciente. 
―Poniéndote‖al‖tanto,‖Bomboncito,‖estoy‖al‖pendiente. 
―¿Est{s‖al‖pendiente? 
―Eres‖mía,‖así‖que‖te‖vigilo. 
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Sentí mi propio ceño fruncirse. 
―¿Soy‖tuya? 
―Nena, estoy follando contigo ¿no es cierto? 
Eso estaba fuera de cuestión. No veía su rostro pero eso no significaba que no 
hablaba. De verdad era mandón en la cama y hubiera reconocido esa voz profunda 
en cualquier lado. 
―Est{‖bien‖―comencé―,‖quiz{s‖en‖este punto deberíamos discutir nuestra 
relación. 
―Poniéndote‖al‖tanto‖de‖nuevo,‖Gwen,‖la‖razón‖por‖la‖que‖nuestra‖relación‖es‖
de este modo, es para que no tuviera que gastar mi maldito tiempo haciendo cosas 
estúpidas como discutirla. 
Oh, cielos. Ahora me estaba cabreando de verdad. 
―Creo‖que‖deberías‖apartarte‖y‖después‖irte‖―le‖dije. 
―Y‖yo‖creo‖que‖deberías‖confirmar‖que‖me‖entendiste,‖después‖me‖iré. 
―Bien,‖te‖entendí,‖ahora<‖vete‖―espeté. 
No se movió y sus ojos negros no se apartaron de los míos. 
Por lo tanto, dije en voz alta: 
―¿Hola?‖Te‖entendí.‖Ahora‖vete. 
De pronto, sus ojos se volvieron cálidos y sus pulgares pasaron de debajo de 
mi mandíbula a deslizarse por el borde de la misma. 
Después destacó suavemente: 
―Est{s‖cabreada. 
¿Hablaba en serio? 
―Esto<‖sí‖―confirmé. 
―No‖lo‖estés‖―ordenó. 
No, en serio, no podía hablar en serio. 
―No‖puedes‖decirme‖que‖no‖esté‖cabreada. 
―Nena,‖¿crees‖que‖no‖tengo‖mejores‖cosas‖que‖hacer‖que‖estar‖aquí?‖―quiso‖
saber. 
Oh, por Dios. 
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¿La cabeza de las personas realmente explota? Porque en ese momento estaba 
bastante segura de que la mía estaba a punto de hacerlo. 
―Entonces‖tal‖vez‖deberías‖irte‖―lo‖invité,‖mi‖voz‖severa. 
―El‖punto‖es‖que,‖estoy‖aquí. 
―Bien,‖ odio‖ inform{rtelo,‖ pero‖ haz‖ hecho‖ otras‖ visitas‖ que‖ he‖ disfrutado‖
muchísimo más. 
Ahí fue cuando sonrió y cuando lo hizo, fue entonces cuando mi corazón dejó 
de latir. 
Nunca, ni siquiera una vez, ni siquiera la primera noche, lo vi sonreír y si era 
hermoso de manera normal, su rostro sonriendo me dejó condenadamente 
alucinada. 
¡Cielo santo!, el hombre tenía dos hoyuelos. 
Dos. 
―¿No‖comprendes‖por‖qué‖estoy‖cabreado?‖―preguntó‖suavemente‖a‖través‖
de su sonrisa. 
―No,‖no‖lo‖comprendo‖y‖nunca‖habr{‖una‖buena‖excusa‖para‖ser‖un‖idiota‖
así que, de nuevo, por favor, si estás tan ocupado, permíteme dejar de hacerte 
perder el tiempo y sólo vete. 
―La‖jodiste‖hoy,‖Gwen‖―me‖dijo. 
―Creo‖que‖lo‖has‖dejado‖claro,‖bebé‖―espeté. 
Por alguna razón la calidez de sus ojos se hizo más profunda al mismo 
tiempo que susurró su advertencia: 
―No‖me‖digas‖bebé‖cuando‖est{s‖enojada,‖Bomboncito. 
―No‖me‖llames Bomboncito‖en‖absoluto,‖bebé‖―repliqué. 
―Me‖ llamas‖ bebé‖ cuando‖ estoy‖ foll{ndote‖―declaró‖ y‖ no‖ supe‖ si‖ era‖ una‖
orden o un recordatorio, pero probablemente era ambos. 
―Bueno,‖no‖te‖emociones‖con‖que‖eso‖vaya‖a‖pasar‖otra‖vez. 
La calidez en sus ojos se hizo más profunda, más caliente y sus pulgares 
acariciaron mi mandíbula de nuevo. Traté de apartar mi cara pero sus manos 
ejercieron más fuerza y me detuve. 
―No‖deberías‖hacer‖una‖amenaza‖que‖no‖puedes‖cumplir‖―sugirió,‖todavía‖
hablando suavemente. 
―¿Cu{ntas‖veces‖te‖tengo‖que‖decir‖que‖te‖vayas?‖―pregunté. 
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Me ignoró y declaró: 
―Yo‖termino‖las‖cosas. 
¡En serio!, no estaba hablando en serio. 
―Es‖ bueno‖ experimentar‖ un‖ cambio‖ en‖ la‖ vida,‖ innovar,‖ mantener‖ tus‖
sentidos‖alerta‖―le‖informé. 
―No‖presiones,‖Gwendolyn‖―advirtió―.‖No‖te‖gustaran‖las‖consecuencias. 
―¿Cu{l‖es‖tu‖nombre?‖―le‖pregunté‖como‖un‖reto. 
Redobló mi reto. 
―Me‖llamas‖bebé. 
―¿Cu{l‖es‖tu‖nombre?‖―repetí. 
―A‖veces‖cariño‖―continuó. 
―¿Cu{l<‖es<‖tu‖nombre?‖―exigí. 
―Pero‖prefiero‖bebé. 
Miré al techo y espeté: 
―¡Dios!‖―al‖mismo‖tiempo‖que‖daba‖un‖golpe‖con‖mi‖pie‖en‖el‖suelo,‖me‖di‖
cuenta de que mis manos estaban en su cintura y lo empujé. 
No se movió. 
Le puse los ojos en blanco e inmediatamente noté mi error cuando descubrí 
que una de sus manos había desaparecido y su boca estaba en mi cuello, sus labios 
en la piel detrás de mí oreja y después sentí su lengua ahí. 
Sin mi permiso, mi cuerpo se estremeció de pies a cabeza. 
Su rostro se apartó de mi cuello, se acercó al mío, su mano regresó a mi 
barbilla y susurró: 
―Sí. 
Después me apartó de la puerta y como un fenómeno de la naturaleza, un 
segundo estaba ahí, al siguiente se había ido. 
Me quedé mirando la puerta cerrada luego me moví a la ventana, me asomé y 
estaba en lo cierto. No estaba. 
Entonces le di la espalda a la puerta y me quedé mirando mi desordenada 
sala. 
Y estaba pensando que estaba bastante segura que él sintió el 
estremecimiento. 
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 El Día de la Revelación
 Traducido por Sitahiri 
Corregido por Geraldine 
Mi casa era una vieja granja que una vez tuvo la bendición de sembradíos 
pero ahora estaba situada en un vecindario de casas mucho más nuevas, es decir 
construidas en los últimos cincuenta años, en los íntimos suburbios de Denver. 
Una vez que pasabas las angostas paredes con geniales vitrales del recibidor, mi 
casa tenía una sala que medía lo mismo que el frente. A la derecha detrás de 
puertas corredizas de cristal intercalado estaba un comedor o sala de estar, pero 
ahora no era nada. Un lugar vacío. A la izquierda, una puerta giratoria conducía a 
una gran cocina. Arriba había tres dormitorios, uno algo pequeño así que lo 
convertí en mi oficina, y un enorme baño. 
Mi padre no me había dejado mudarme hasta que su amigo Rick y él 
hubieron instalado un nuevo baño. Dijo que era porque la bañera iba a caerse a 
través del piso inminentemente. Pensé que estaba siendo dramático porque odiaba 
mi casa y aún lo hacía. Aun así, por qué pensé eso no lo sabía en realidad porque 
mi padre no era una persona dramática. Por lo tanto no debería haber estado 
sorprendida cuando comenzaron a trabajar en el baño y la bañera procedió a 
caerse por el piso. 
Así que papá volvió a hacer mi baño, después, por supuesto, reconstruyó el 
piso, y ahora era maravilloso con una bañera con patas en forma de garra de 
animal, lavabo de pedestal, toalleros aclimatados, todo. También volvió a hacer los 
pisos de madera de mi habitación y la oficina y re―enyesó las paredes en ambas 
habitaciones. Meredith y yo pintamos mi habitación y Meredith me hizo 
estupendas persianas romanas para las ventanas de mi habitación y mi oficina. Mi 
amiga Tracy y yo pintamos mi oficina. Después pasé a la etapa divertida de la 
renovación: la decoración, mientras papá pasaba a la cocina en la que trabajó con 
Troy. La terminación de esto tomó cinco meses porque ambos se desviaron por 
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otras cosas como sus propias vidas, el grifo del medio baño de la planta baja que 
no cerraba, la gotera del techo, el apagador en mi habitación que no funcionaba y 
el horno apagándose, cosas como esas. Pero ahora la cocina era fantástica, 
gabinetes pintados con un cremoso color mantequilla; en el medio, una gran mesa 
desgastada de granja en forma rectangular con seis sillas; encimeras de madera 
maciza; fabulosos electrodomésticos que papá consiguió para mí a bajo precio a 
través de su red de construcción y porque estaban dañados pero en lugares que no 
podías ver. La había decorado con un encanto rústico con un giro extravagante. Yo 
no era rústica, en absoluto, pero la cocina era de una vieja granja así que exigía 
rústico y había veces en que yo podía ser extravagante.Así que después de que HM se fuera, fui a mi cocina, preparé masa para 
galletas de chispas de chocolate, llevé el tazón, una cuchara y una taza de café a la 
mesa y tomé el teléfono. 
Entonces me senté con un pie en el piso, un talón en la silla y me quedé 
viéndolo. 
Debería llamar a Camille. Camille no tenía pelos en la lengua. Era inteligente. 
Sofisticada y centrada. Camille estaba viviendo con Leo que era un policía y habían 
estado juntos por cinco años. Era una buena relación, cariñosa pero exigente 
porque tanto Leo como Camille tenían actitud. Pero si algún día rompían sería 
como si Goldie Hawn y Kurt Russell rompieran, eso sería prueba de que el mundo 
pronto se terminaría. 
Camille, sin embargo, sabía todo sobre HM y pensaba que estaba en parte 
chiflada, parte loca por dejarlo venir a mí en medio de la noche y sin saber su 
nombre. Me aconsejó repetidamente que durante la misma siguiente visita debería 
primeramente, patearlo en las gónadas y en segundo lugar, llamar a la policía. 
¡Mmm! También podía llamar a Tracy. Tracy era una romántica. No hablaba sin 
tapujos. Tracy preferiría sufrir tortura antes que decir algo que te haría sentir 
incómodo o lastiMaria tus sentimientos. Tracy había tenido tres novios y todos 
eran patanes pero los mantuvo cerca porque no estaba en ella romper con ellos a 
pesar de que eran patanes. Antes de aburrirse y seguir adelante, lo que Tracy hacía 
con frecuencia, aguantaba un montón de mierda en el trabajo porque mi dulce 
Tracy no tenía agallas. 
Además Tracy adoraba la idea de HM. Estaba convencida de que un día 
estiraría el brazo, encendería la luz, enmarcaría mi rostro con sus manos y me diría 
que el sol salía y se ponía para él a través de mí, se casaría conmigo de inmediato 
en una boda de cuento de hadas y a partir de ahí me trataría como una princesa 
hasta el final de mis días. Incluso después de todo este tiempo ella estaba 
completamente convencida de que esto iba a pasar y nunca dudaba de esa 
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creencia. La visita más reciente de HM probablemente la haría bailar de gusto. 
Nunca lo vería por lo que era, estúpido, entrometido y absolutamente irritante. 
No podía llamar a Troy porque después de lo que HM dijo sobre él estaba 
descontrolada sobre Troy. Él siempre había sido sólo Troy. Había estado antes que 
Camille y Tracy. Antes de que conociera a Scott Leighton, cuando conocí a Scott 
Leighton, cuando me casé con Scott Leighton y cuando el susodicho rompió mi 
corazón. Troy era un amigo y el pensar en que quería acostarse conmigo me 
asustaba casi más que todo lo demás que había pasado este día. 
Miré fijamente el teléfono y tomé una cucharada de masa. 
Después metí la masa en mi boca, dejé caer la cuchara, tomé el teléfono y 
tomé la primera decisión inteligente que había hecho desde que la mano de HM 
tocó la parte baja de mi espalda la noche anterior. 
Marqué, tragué y puse el teléfono en mi oído. 
—¿Qué pasa, nena? —contestó Camille. 
—El Gran HM me visitó anoche. 
Silencio. No, silencio total. 
Luego: 
—Nena< 
Después nada. 
—También vino hoy, estaba aquí cuando regresé de hacer algo y se fue hace 
apenas veinte minutos. 
Más silencio, incluso más total como si todo el ruido del mundo estuviera 
siendo succionado por una aspiradora. 
—¿Cam? —dije al vacío. 
—¿Se fue apenas hace veinte minutos? —preguntó. 
—Síp —contesté. 
—¿Estuvo ahí a la luz del día? —quiso saber. 
—Síp —respondí. 
—¿Y su piel no se incendió o algo así? —inquirió. 
—Nop —contesté con una sonrisa. 
—¿Qué pasó? 
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Fue entonces cuando le conté todo desde la noche anterior, Darla, Dog y Tack 
y la visita sorpresa, charla cariñosa y amable explicación de los límites de nuestra 
relación del Gran HM. 
Cuando terminé, murmuró: 
—Mierda. 
—¿Mierda qué? —pregunté. 
—Nena, sé de Kane Allen, alias Tack, el mandamás de los Chaos MC. Y sé 
que no quieres ir ahí. Los rumores dicen que pasó su condena tratando de limpiar 
el club, con algo de éxito, pero limpiar para esos chicos no tiene la misma 
definición que para el resto de la población. Se llaman a sí mismos Chaos por una 
razón y estos chicos no son como otros chicos. Estos no tienen el filtro civilizado 
que otras personas tienen. No sólo no viven en un mundo de ley y orden, viven en 
un mundo de supervivencia donde sólo hay instinto. Son animales, Gwen. No es 
una maldita broma. 
¡Oh, cielos! 
—Bueno, no hice una cita con él exactamente —le recordé. 
—Y no lo hagas, nunca. Entras en su mundo, no hay regreso a casa. ¿Me 
entiendes? 
¡Ostras! 
—Él era escalofriante, Cam, no voy a entrar ahí —le aseguré. 
—Dios, espero que no —dijo en un modo que quería decir que no me creía. 
Bien pensado, la había conocido en medio del caos de mi divorcio así que sabía 
todo sobre Scott, quién era sexy pero que era un completo cretino. Y también sabía 
de HM, quién también era sexy, mucho más sexy que Scott, y estaba probando ser 
del tipo de Scott, específicamente un gilipollas. 
—Hablaré con Leo, veré qué puedo averiguar sobre tu hermana —continuó 
Cam—. Lo único que puedo decir sobre HM es que te dio un buen consejo. 
Necesitas pasar desapercibida. Ginger es Ginger y se ha estado dirigiendo a un 
camino que la está conduciendo a grandes problemas y parece que lo encontró —la 
escuché respirar hondo y sabía lo que eso significaba. Tenía algo que decir que ella 
sabía que no me gustaría. Camille no tenía pelos en la lengua pero eso no quería 
decir que no tenía un alma amable. La tenía. La más amable que había. Por lo tanto 
cuando prosiguió, no lo hizo suavemente—. Sé que es tu hermana, nena, pero a 
Ginger Kidd, no le preocupa a quién se lleve con ella y pondrá a cualquiera como 
escudo para proteger su delgado y blanco trasero. Está en problemas y si tiene un 
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indicio de que puede usarte, de cualquier manera que pueda hacerlo, lo va a hacer, 
nena. Sin dudarlo. 
Eso definitivamente era verdad. 
—Estoy, a partir de este momento, desconociéndola oficialmente— declaré. 
—Finalmente —murmuró Cam. 
—Llámame después de que hables con Leo —le dije. 
—¿Gwen? —me llamó. 
—Sí, nena—respondí—. También voy a contarle de HM. 
¡Oh, no! De ninguna manera. Meredith y papá no sabían sobre HM. Troy 
tampoco. Y Leonard Freeman tampoco. Las únicas personas que sabían de él eran 
Camille y Tracy y las hice jurar que guardarían el secreto. 
Eso decía mucho sobre mí y como me sentía sobre HM, concretamente que 
estaba avergonzada de lo que estaba haciendo y también del por qué lo hacía. 
Daba más que a entender desesperada y puta, dos cosas que ninguna chica debería 
ser. Nunca. Amaba a papá, Meredith, Troy y Leo. No quería que esas personas 
pensaran que era una puta desesperada. 
—Gwen<‖—comenzó Cam. 
—No, Cam, no. No hables con Leo del Gran HM —declaré con firmeza. 
—Está bien, nena, escúchame —declaró ella con firmeza—. Este tipo puede 
atravesar puertas. Tiene los medios para investigarte y vigilarte. Sé eso ahora así 
que sé que este tipo tiene que estar en la red y si lo está, Leo puede investigarlo. 
Tal vez sí pero no quiero que Leo lo investigue. 
—¿Por qué? —preguntó, comenzando a sonar impaciente—. Él te investigo. 
—Eso puede ser cierto también pero a partir de hoy estoy oficialmente 
desconociendo a mi hermana y oficialmente terminando mi fastidiada, no relación 
con El Gran Hombre Misterioso. Se acabó. Por completo. 
De nuevo, silencio. 
Después: 
—¿En serio? 
—¡En serio, Cam!—grité—. Te conté cómo me habló. Lo que dijo sobre 
nuestra relación. Me investigó. Sabe todo sobre mí. Dice que sólo él termina las cosas. 
No me dirá su nombre. Esta situación ya estaba totalmente hecha polvo de un modo 
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en el que no creía que se pudiera poner peor y ahora que lo ha hecho, es la llamada 
de alerta. Se acabó. 
De nuevo, silencio luego: 
—Eso espero, nena. Lo dije antes y lo diré de nuevo. Hay chicos sexys ahí 
afuera que no son unos jodidos estúpidos.No te usan para tener un orgasmo. Hay 
hombres que saben cómo tratar bien a una mujer y vas a encontrar a uno, nena, 
pero el único modo en el que podrás hacerlo es tachando al único que no te trata 
de la manera correcta. 
Ahí estaba, Camille Antoine, sin tapujos. Y Camille Antoine, chica lista que 
tenía la cabeza en su lugar. 
—Bueno, hoy ha sido el día de la revelación. Ginger y El Gran HM son 
historia —declaré solemnemente. 
—Aleluya —respondió Cam. 
Diez minutos después, colgamos. Después de eso, me senté en la mesa, tomé 
una cucharada de masa, me la comí y me quedé viendo el teléfono, esperando que 
pudiera llevar a cabo mi gran declaración. 
Después lo tomé y llamé a Tracy. 
 
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Bate de Béisbol o Palanca 
Traducido por Sitahiri 
Corregido por Geraldine 
Escuché el estruendo y me desperté bruscamente, adrenalina instantánea 
bombeando por mi cuerpo haciendo que mi piel y mis dedos hormiguearan. 
Había alguien en la casa. 
Presté atención y no escuché ningún sonido pero lo sabía. Lo sabía. 
El Gran HM no hacía ruido. Incluso si movía algo o se estaban haciendo 
trabajos en la casa, los evitaba silenciosamente como si pudiera ver cualquier 
obstáculo en la oscuridad. 
No provocaba ningún estruendo. Nunca lo hacía. 
Me di la vuelta para tomar el teléfono y deseé tener un arma. Incluso un bate 
de beisbol. Algo que me haría sentir menos indefensa. Menos sola. Estaba feliz por 
la compañía de un objeto inanimado si podía causar daño. 
Tomé el teléfono y marqué el 911. 
—Novecientos once, ¿cuál es su emergencia? 
—Mi nombre es Gwendolyn Kidd—susurré—. Vivo en el trescientos treinta y 
dos del Vine y alguien ha entrado en mi casa. Están aquí, en la casa. Manden a 
alguien. Voy a colgar ahora y no volveré a llamar. Esto no es una broma. 
Colgué el teléfono, lo dejé caer en la cama y rodé hacia el otro lado, en 
dirección a mi globo de nieve. Amaba ese globo de nieve. Era un Rosina 
Wachtmeister con un gatito feliz dentro, pequeñas flores bailando alrededor de la 
base y si le dabas vuelta y lo sacudías, los brillos bailaban alrededor del gatito. 
Y, si lo usaba para golpear a alguien en la cabeza, quizás no sería capaz de 
violarme. 
Lo agarré y corrí de puntillas a la pared opuesta donde presioné mi hombro 
contra la pared y miré fijamente la puerta. 
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Mi corazón estaba latiendo tan rápido que podía escucharlo en mis oídos, mi 
cuerpo entero estaba vivo y podía sentir cada centímetro de él. Estaba muerta de 
miedo. 
Alguien estaba ahí fuera. No podía oírlos pero podía sentirlos. 
Entonces las escuché, pisadas en el pasillo. 
¡Oh, por Dios, oh, por Dios, oh, por Dios! 
Traté de recordar cuál se suponía que era el tiempo de respuesta de los 
policías. Siete minutos me vino a la mente aunque no sabía si ese era el número 
correcto o incorrecto. 
No tenía siete minutos. Él estaba cerca. 
En silencio subí poco a poco la pared hacia mi puerta mirándola fijamente. 
Casi estaba cerrada. Había comenzado a hacer esto en un esfuerzo por escuchar 
cuando El Gran HM llegara. No la cerraba por completo, la dejaba abierta un 
centímetro. No era una puerta ruidosa pero sí escuché el crujido. 
El Gran HM nunca producía un crujido. 
Lo primero que vi fue la linterna, no una incandescente sino una LED. 
Entonces vi una mano ensombrecida, una mano de hombre, los dedos extendidos, 
las yemas tocando mi puerta, la mano lentamente abriéndola. 
Dejé de respirar. No quería que me escuchara respirar. Si rompía mi globo de 
nieve Wachtmeister dándole un golpe en la cabeza con él quería que valiera la 
pena. 
Levanté el globo de nieve y la puerta siguió abriéndose. 
Entonces escuché las sirenas. 
¡Gracias, Dios! 
La mano se quedó quieta luego desapareció. Las pisadas fueron más rápidas 
y las oí bajar las escaleras, haciendo un ruido sordo al bajar. 
Después no escuché nada. 
Luego me giré, puse la espalda contra la pared, me deslicé hacia abajo y 
sostuve mi globo de nieve de gatito feliz contra mi pecho. 
 
Estaba sentada en mi cocina mirando hacia la sala. Tenía ambos talones en el 
asiento de mi silla, mi rodilla apoyada en una de mis rodillas, mis brazos apretados 
alrededor de mis pantorrillas y mi camisón envuelto alrededor de mis piernas. 
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Estaba bastante complacida de haberme puesto para dormir mi arrasador 
caftán de tejido de punto, color marrón y con mangas tipo murciélago. Los caftán 
no eran conocidos por ser sexys pero éste lo era, principalmente porque era súper 
ajustado en los lugares correctos. Este caftán era genial y era la ropa de dormir 
elegida cuando de repente tenías la casa llena con policías machos alfa. 
A ellos era a lo que estaba viendo fijamente. El hecho de que mi casa 
estuviera llena con policías machos alfa. Se movían por mi sala mirando las cosas 
mientras hundían sus cucharas en el tazón de masa para galletas con chispas de 
chocolate que saqué de la nevera para ellos. 
La ventana al lado de mi puerta estaba hecha añicos, algo que no escuché, 
una lámpara en la sala que estaba bajo un guardapolvo también estaba destrozada, 
lo que escuché. 
Aparte de eso, no había daños y el oficial de policía que me condujo a través 
de la casa estaba informado por mí, una autoridad en la materia, de que no faltaba 
nada. 
Pero no me tomaron mi declaración. Dos oficiales se convirtieron en cuatro, 
cuatro en seis y ahora había ocho y me dijeron que tenía que esperar a que llegara 
el detective. 
No estaba a la última en los procedimientos policiacos y no podía decir que 
no estaba agradecida (considerando el hecho de que estaba muy, súper, 
doblemente, extra, asustada) de que parecían estarse tomando esto seriamente y 
mandaran un gran cuadro de oficiales para hacer guardia en mi sala comiendo 
masa de galletas y un detective hecho y derecho para hablar conmigo. Sin 
embargo, nada fue robado y aunque mi visitante fue directo a mi habitación, y 
dudaba que estuviera interesado en mi globo de nieve Wachtmeister, parecía un 
robo de la clase de jardín del que los oficiales uniformados podían encargarse. 
Así que me imaginé que pasaba algo y que ese algo se llamaba Ginger Kidd. 
De repente parecía estar sucediendo algo interesante ahí en la sala, había llegado 
alguien y cinco segundos después, ahí estaba él. 
Me le quedé viendo. 
¡En serio! ¿Esto era una broma cósmica? 
En mi entrada estaba parado un hombre, un hombre alto y no había nada de 
‚parece‛‖ en‖ lo‖ alto‖ que‖ era.‖ Era‖ simplemente,‖ sencillamente‖ alto.‖ Adem{s‖ tenía 
cabello castaño oscuro, ojos marrón oscuro y una mandíbula cuadrada. Su cabello 
era abundante y un poco rizado alrededor de su cuello y el cuello de su chaqueta 
de cuero. Sus ojos eran conmovedores. Su mandíbula fuerte. Llevaba puesto un 
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suéter de cuello de tortuga color chocolate debajo de su chaqueta de cuero color 
marrón oscuro, vaqueros, un cinturón estupendo, botas y una placa colgando de 
ese fabuloso cinturón. No tenía ninguna duda de que estaba en la portada del 
calendario‖de‖los‖‚Hombres‖del‖Departamento‖de‖Policía‖de‖Denver‛‖y‖lo‖primero‖
que iba a hacer mañana era salir a comprar uno. 
¿Por qué estaba pasando esto? ¿Por qué? ¿Qué es lo que hice? Ni siquiera un 
día había pasado y había tres chicos sexys, todos ellos chicos que no podía tener. 
Uno era espeluznante y el cabecilla de un probablemente criminal pero 
definitivamente antisocial club de moteros, así que estaba fuera. El otro era 
espeluznante, misterioso y un gilipollas, así que estaba descartado. Y este no era 
espeluznante, era guapísimo pero también era el detective asignado a mi caso lo 
que quería decir que probablemente no le estaba permitido fraternizar con una 
víctima, específicamente yo, por lo que estaba descartado. 
No levanté la mejilla de mi rodilla y él no apartó la mirada de mí mientras 
entraba en la cocina, tomaba una silla, la giraba para encararme, no demasiadocerca, no demasiado lejos, y se sentaba. Con sus ojos aún fijos en mí, se inclinó 
hacia delante, los codos en sus rodillas. 
—¿Gwendolyn Kidd? —preguntó con voz amable, suave y profunda. 
Asentí contra mi rodilla. 
―Soy‖el‖Detective‖Mitch‖Lawson. 
Detective Mitch Lawson. ¡Vaya! Fabuloso nombre. 
Mantuve‖ la‖ mejilla‖ en‖ mi‖ rodilla‖ cuando‖ le‖ dije‖ suavemente:‖ ―Ese‖ es‖ el‖
nombre perfecto para un policía. 
Sus cejas se elevaron ligeramente. Eso no era lo que estaba esperando. 
Probablemente‖esperaba‖un‖‚Hola‛,‖o‖un‖‚Gracias‖por‖venir‛‖o‖un‖‚Dios,‖eres‖
sexy‛. 
—¿Lo es? —inquirió. 
—Mitch—susurré—. Fuerte, las últimas tres consonantes lo son, pero no de 
un modo severo, sino en un modo suave. Y cuando estás con alguien por quién te 
preocupas y con quién eres cercano y dicen algo que no puedes escuchar, no dices, 
‚¿Qué?‛‖dices,‖‚¿Mm?‛‖realmente‖suave.‖Pon‖eso‖y‖lo‖último‖junto,‖suave‖y‖fuerte,‖
cosas‖que‖un‖policía‖debe‖ser<‖Mitch. 
Se me quedó viendo fijamente. 
Seguí balbuceando. —Y Lawson,‖ ya‖ se‖ sabe,‖ Law<‖ son.‖ Hijo‖ de‖ la‖ ley‖ —
respiré‖por‖la‖nariz‖y‖después‖susurré―.‖Perfecto. 
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Se me quedó viendo un poco más. 
Después dijo: 
―Gwendolyn‖se‖escucha‖como‖una‖canción. 
Eh<‖agradable. 
En serio me encantaba mi nombre. 
—Una‖corta‖―respondí. 
—Pero hermosa —replicó. 
Eh<‖bien. 
Le sonreí y el Detective Mitch Lawson me devolvió la sonrisa. 
¡¡Vaya!! 
Entonces de repente giró el cuello para que pudiera ver sobre su hombro, su 
torso se enderezó y se paró, aun mirando detrás de él. 
Mis ojos siguieron la dirección de su mirada y mantuve la mejilla en mi 
rodilla incluso mientras mi corazón se saltaba un latido. 
El Gran HM estaba ahí parado. 
No vestía un fabuloso suéter cuello de tortuga color chocolate, chaqueta de 
cuero y vaqueros. Llevaba puesto lo que estaba usando antes, una camiseta de 
manga larga muy ajustada color azul marino que delineaba cada esculpido 
músculo en su pecho, hombros y brazos; pantalones de camuflaje del ejército 
verdes y botas. También tenía una expresión infeliz y sus ojos estaban fijos en el 
Detective Mitch Lawson. 
Luego sus ojos se movieron hacia mí y cerca de un nanosegundo después se 
acercó a mí, todo elegancia masculina, un gran felino al acecho, fascinante. 
Mis ojos se movieron junto con él pero mi mejilla no abandonó mi rodilla 
conforme se acercaba después se inclinaba hacia mí, levantando su mano. No sabía 
qué esperar así que me preparé hasta que sentí sus dedos en mi sien. Trazaron 
ligeramente la línea de mi cabello, hacia abajo, detrás de mí oreja y cerré los ojos 
mientras apartaba el cabello de mi cuello. Después su cálida mano se curvó ahí. 
Entonces lo escuché preguntar suavemente: 
—¿Estás bien, amor? 
¿Amor? 
Mis ojos se abrieron para verlo agachado cerca de mi rostro. 
—Excelente —le dije. 
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—No te ves bien —señaló. 
—Bueno, lo estoy —repliqué. 
—¿Entonces por qué estás enroscada en una bola protectora? —quiso saber. 
Esa era una buena pregunta. 
Me encogí de hombros. 
—Escuché que ella es tuya —señaló Lawson, HM se enderezó, se dio vuelta 
hacia él y yo estaba tan sorprendida por ese comentario, por una variedad de 
razones, que mi cabeza se levantó para que pudiera poner mi barbilla en el espacio 
entre mis rodillas. 
—Es mía —confirmó HM con firmeza. 
—No lo soy —lo negué probablemente no con tanta firmeza. 
Lawson estaba mirando a HM pero cuando hablé sus ojos se volvieron hacia 
mí. Me miró fijamente en lo que parecía ser atentamente durante unos minutos 
después un lado de su boca se alzó y miró al piso un segundo antes de volver a 
mirarme. 
—Debo hacerte algunas preguntas —dijo suavemente—. ¿Estás abierta a ello? 
HM se acercó a mi lado, justo a mi lado, de un modo en el que su lado 
inferior se apoyaba contra mi lado superior y su mano no abandono mi cuello pero 
se deslizó a mi nuca. 
—Pregunta —ordenó brevemente, contestando por mí, Lawson lo miró y 
después se sentó de nuevo. 
Levanté la barbilla de mis rodillas pero la mano de HM en mi cuello no se 
movió. Su posición parecía ser posesiva, una indicación para Lawson de que me 
estaba‖ reclamando.‖ Pero‖ esa‖ mano<‖ esa‖ mano‖ parecía‖ ser‖ de‖ apoyo,‖ una‖
indicación de que estaba preocupado por mi estado mental y, además, le 
importaba. 
Ahora, ¿qué hacía yo con eso? 
Me concentré en Lawson y no en HM y vi que él estaba inclinándose hacia 
delante otra vez sobre sus rodillas. 
—Dime qué pasó —dijo con cuidado. 
Tomé aire. Luego dije: 
—Escuché un estruendo, me despertó y lo supe, lo supe del modo en que 
sabes cuando tienes una pesadilla, te despiertas de un tirón y tu cuerpo está todo 
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agitado y sólo lo sabes, sabes que alguien está en el cuarto para cortarte en pedazos 
y no te puedes deshacer de esa sensación, ¿sabes a lo que me refiero? —hice una 
pausa y él asintió—. Supe de ese modo que había alguien en mi casa pero supe que 
era en serio —asintió de nuevo y seguí hablando—. Así que, llamé al 911 pero no 
antes de que pensara que necesitaba un bate de beisbol. Pero, mientras esperaba 
por ustedes, decidí que no quería un bate de beisbol, quería una palanca. Un bate 
tiene más superficie así que la fuerza del golpe sería repartida. Una palanca 
funcionaría mejor. ¿Tú qué crees? 
Los dedos de HM se apretaron con más fuerza en mi cuello pero Lawson, que 
evidentemente no seguía mis incoherencias, preguntó: 
—¿Qué pienso? 
—¿Bate de beisbol o palanca? ¿Cuál querrías si estuvieras en una situación 
alarmante? 
Hizo una pausa de un segundo, sosteniéndome la mirada, antes de contestar 
suavemente: 
—Gwendolyn, tengo un arma. 
¡Jesús! Por supuesto. Tenía un arma. Podía dispararle a un maleante. No 
necesitaba un bate. 
Un arma sería de utilidad pero no estaba segura de que estuviera lista para 
ella. 
—Oh, sí —susurré—, cierto. 
Esbozó una pequeña sonrisa y me incitó: 
—Así‖que‖llamaste‖al‖911< 
—Sí, entonces tomé mi globo de nieve porque eso era todo lo que tenía —le 
dije y frunció el ceño. 
—¿El que está en la sala? 
Había bajado cargando mi gatito feliz cuando fui a recibir a la policía. El 
oficial que me llevó a un recorrido por mi casa al final tuvo que quitármelo de las 
manos y ponerlo aparte. 
—El que está en la sala —respondí. 
—Generalmente está en la mesita de noche de Gwen —añadió HM y los ojos 
de Lawson se apartaron de mí a pesar de que no movió la cabeza sino que giró el 
cuello para alzar la vista hacia él. 
Ahí estaba. La prueba. Él totalmente podía ver en la oscuridad. 
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—¿Te diste cuenta de ello? —pregunté y los negros ojos de HM se inclinaron 
hacia mí mientras sus dedos le daban otro apretón a mi cuello. 
—No me pierdo mucho, nena. 
¡Mmm! Lo sospechaba pero, aun así, no creía que eran buenas noticias. 
—Ajá —murmuré. 
—Gwendolyn —me llamó Lawson y volví a mirarlo—. ¿Qué pasó después de 
que agarraras el globo de nieve? 
—Fui a la pared y me pegué a ella, miré fijamente a la puerta y esperé. 
Primero vi la linterna después la mano abriendo mi puerta muy lentamente —me 
detuve porque los dedos de HM se apretaron, este no era un apretón, esto era algo 
más y sus dedos no se aflojaron. Tenía que admitir que a pesar de que no quería 
eso, esa fuerte presión se sentía bien—. Consiguió abrirla unos treinta centímetros, 
quizás más y entonces ahí estaban las sirenas y se fue. Lo escuché bajar corriendo 
las escaleras. 
—¿Lo? —preguntó Lawson. 
—Era la mano de un hombre —le comenté—.‖Blanco<‖este<‖cauc{sico‖—usé 
jerga policiaca de un programa de televisión. 
—La mano de un hombre —repitió Lawson. 
—Este<‖sí‖—confirmé. 
—¿Estás segura de que era la mano de un hombre? —preguntó Lawson y le 
sostuve la mirada. 
Entonces dije suavemente: 
—No era Ginger. 
Otro apretón de los dedos de HM pero esta vez se relajaron. 
Lawson se recostó y me estudió. 
—¿Tu‖hermana?‖―inquirió. 
—Sé que está en problemas. Malos problemas. Y sé que ese es elmotivo por 
el que estás aquí y ocho policías uniformados están aquí por lo que normalmente 
no sería una prioridad, todos acudiendo a la llamada para ayudar. 
Escuché un sonido proveniente de HM que se oía como una risita masculina, 
divertida y profunda pero corta y alcé la vista hacia él para ver que estaba 
sonriendo. No una amplia sonrisa en la que se mostraban los dientes pero lo 
suficientemente amplia para que ambos hoyuelos se mostraran. 
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Cuando volví a mirar a Lawson, estaba esbozando una pequeña sonrisa 
torcida. 
—Intentamos hacerlo lo mejor que podemos —murmuró. 
—Bueno, lo aprecio —le devolví la sonrisa—. Y lamento decepcionarte pero 
Ginger Kidd no estaba en los alrededores esta noche o, si lo estuvo, escuchó las 
sirenas y huyó. Incluso cuando era una niña, no le gustaban los policías. Yo 
siempre amé a los policías, me acercaba y hablaba con ellos, hacia amigos. Ella 
corría por un kilómetro. Deberíamos haberlo sabido. 
—¿Ella hacía eso? —quiso saber Lawson, pareciendo divertido. 
—A menudo, la primera vez tenía seis años. 
Su rostro cambió cuando el entendimiento se abrió paso y declaró: 
—No estás bromeando. 
Negué con la cabeza. 
—Nop. 
—Eso era probablemente un buen indicio de futuros problemas —recalcó 
Lawson. 
—No hagas que comience con lo de sus Barbies —añadió HM, mi cuerpo se 
sacudió y mi cabeza giró disparada para mirarlo. 
Este<‖¿cómo?‖¿Qué,‖qué,‖qué?‖¿Cómo‖es‖que‖sabía‖de‖las‖Barbies? 
Mis ojos se entrecerraron. 
—¿Sabes de los problemas de tu hermana? —preguntó Lawson, aparté la 
mirada de HM y lo miré. 
—No,‖excepto‖que‖le‖debe‖un‖montón‖de‖dinero‖al‖‚Club‖de‖Moteros‖Chaos‛‖
y que sería un montón, un montón pero ellos ya saben que no puedo ayudarlos 
con eso porque no soy muy unida a mi hermana y no tengo esa cantidad de dinero 
para darles para sacarla de problemas. 
—¿Lo saben? 
—Hoy tuve una plática con Tack. Está al tanto de que las despensas Kidd 
están vacías o al menos de que no tenemos dos millones y pico guardados en algún 
lado. 
—Tuviste una plática con Tack hoy —repitió Lawson y algo acerca de él 
había cambiado y no de un buen modo. Parecía cabreado. 
—Este<‖sí‖―contesté. 
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Los ojos de Lawson giraron rápidamente hacia HM después de regreso a mí. 
—¿No sabes nada más sobre lo que está pasando con tu hermana? 
—No, salvo que hay más pero no sé lo que es. Y no quiero saberlo. Hoy la he 
desconocido oficialmente. Por lo tanto, oficialmente, ya no es mi hermana. 
Eso me consiguió otro apretón por parte de HM pero Lawson me estaba 
viendo. 
—¿Así que no tienes ni idea de quién podría haber venido a visitarte esta 
noche? —prosiguió Lawson. 
Negué con la cabeza—. Ninguna. Todo lo que sé es que, no se llevaron nada y 
fueron directamente a mi habitación. Saca tus conclusiones. 
Lawson se me quedó viendo. Entonces lo hizo un poco más. Después su 
mandíbula se puso tensa. Luego un músculo saltó en su mejilla, su mirada se 
dirigió hacia HM, respiró hondo y sacudió la cabeza. Después me sostuvo la 
mirada. 
Luego se inclinó más hacia mí y dijo en voz baja: 
—Voy a decirte lo que pienso de esto. Lo que pienso, Gwendolyn, es que si 
mi mujer tuviera una hermana que sé que está metida en serios problemas, ella no 
tendría que tener una charla con Kane Allen, no tendría que dormir sola y por lo 
tanto nunca tendría que preocuparse por si necesita un bate de beisbol o una 
palanca porque estaría en la cama a mi lado. 
Oh. 
¡Vaya! 
La mano de HM abandonó mi cuello. 
¡Oh―oh! 
—¿Acabo de escucharte? —preguntó HM con su tono de voz espeluznante. 
¡Oh―oh! 
La mirada de Lawson se alzó de nuevo y de nuevo lo hizo sin mover la 
cabeza. 
—Acabas de oírme. 
¡Oh―oh! 
—Esto<‖—comencé a bajar los talones de la silla cuando HM habló. 
—Mis hombres lo ficharon en su segunda vuelta en coche para hacer un 
reconocimiento de la casa de Gwen. Nadie estaba lo suficientemente cerca para 
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llegar rápido así que los llamamos a ustedes tres minutos antes de que el hombre 
siquiera pusiera un pie en su acera. Tenían unidades en los alrededores así que 
estuvo en la casa por menos de dos minutos antes de que ustedes llegaran. Gwen 
nunca corrió ningún peligro. 
¡¿Qué?! 
—Fue una suerte que tuviéramos unidades en los alrededores —replicó 
Lawson mientras se ponía de pie. 
—Tonterías, Lawson, tus hombres han estado patrullando el vecindario por 
dos semanas, esperando que Ginger hiciera una visita —soltó HM. 
—Esta área está caliente pero no nos apostamos en su casa, Hawk —replicó 
Lawson. 
¿Hawk? 
Miré a HM. 
—¿Hawk? —inquirí. 
Me ignoró mientras estaba demasiado ocupado frunciéndole el ceño a 
Lawson. 
—Tus hombres estaban a cinco minutos, los míos a ocho. De un modo u otro, 
estaba cubierta. 
¿Sus hombres? 
—Tuvo que armarse a sí misma con un globo de nieve —le recordó Lawson. 
Me paré y miré de nuevo a HM. 
—¿Hawk?‖―repetí. 
—Estaba cubierta —repitió HM. 
—Sí, pero ella no lo sabía —replicó Lawson. 
—¿Hawk? —grité y la mirada de HM bajó hasta mí. 
—Nena.‖¿Qué?‖―cortó. 
¡Oh, por Dios! Su nombre era Hawk. 
¿Quién tenía un nombre como Hawk? 
Abrí la boca para confirmar que su nombre de verdad era Hawk entonces 
recordé instantáneamente que Lawson estaba ahí y no quería que supiera que no 
sabía el nombre de HM (o de Hawk) así que la cerré de golpe justo cuando escuché 
la voz de mi padre. 
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—¿Dónde está mi hija? 
¡Sí! Salvada por mi papá. 
Me incliné hacia delante y a un lado frente a mí ya no tan misterioso hombre 
misterioso, Hawk y miré más allá de Lawson para ver a Meredith y mi papá 
entrando por la puerta abierta de la cocina. Los había llamado cuando había visto 
mi ventana rota. No quería hacerlo pero lo hice por dos razones. Una, al final lo 
averiguarían y más temprano era siempre mejor que después cuando se trataba de 
Meredith y mi papá. Lo había aprendido de la manera difícil. Y dos, necesitaba un 
lugar para dormir porque estaba completamente segura de que no dormiría ahí y 
sabía que estaba demasiado asustada para conducir yo misma pero además, papá 
me daría un sermón si sabía que conduje asustada. También había aprendido del 
modo difícil a evitar darle a papá (demasiadas) oportunidades para sermonearme. 
Era bueno en eso porque con dos hijas, y esas hijas siendo Ginger y yo, tenía un 
montón de práctica. 
—Gwen —murmuró papá cuando llegó a la habitación, me escabullí entre los 
dos sexys hombres enojados que me estaban sujetando, medio caminé, medio corrí 
hacia mi papá y me lancé a sus brazos. 
Tanto si me lanzaba a sus brazos, caminaba hacia ellos o me apoyaba en ellos, 
los brazos de mi papá siempre hacían lo mismo. Se cerraban a mí alrededor con 
fuerza. 
De pronto ya no me sentía tan asustada. 
Envolví mis brazos a su alrededor igual de fuerte, sentí su familiar solidez y 
me sentí incluso menos asustada. 
—Gwen —susurró en lo alto de mi cabello. 
En los viejos tiempos, mi papá era sexy. Casi tan sexy como los dos hombres 
parados en‖mi‖ cocina‖pero‖ sospechaba‖que‖ el‖ ‚casi‛‖ tenía‖mucho‖que‖ver‖ con‖ el‖
hecho de que era mi papá. Era grande y ancho y tenía pelo negro (ahora con un 
montón de canas) y ojos color avellana y era esbelto, estaba en forma y era fuerte. 
Siempre había estado así porque siempre estaba haciendo algo que involucraba 
cargar algo, martillar algo, arrastrar algo, levantar algo o serruchar algo. Eso era, 
cuando no estaba viendo a los Broncos. 
Y tenía que admitir, que la mayoría del tiempo que estaba haciendo todo eso 
estaba en mi casa. 
—Estoy bien, papá, sólo un poco asustada —dije contra su pecho. 
—Cariño —dijo papá en mi cabello. 
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Entonces sentí sus labios abandonar mi cabello y alcé la vista para ver que 
estaba viendo por encima de mi cabeza hacia Hawk y Lawson. Me movió hacia su 
costado, su brazo sujetándome con fuerza por los hombros y Meredith se acercó. 
Tomó mi mano, apreté la suya y me devolvióel apretón mientras la miraba darme 
una de sus pequeñas y dulces sonrisas tipo todo―va―a―estar―bien. 
Entonces escuché decir a papá: 
—¿Son de la policía? 
Estaba preguntando eso en general, su pregunta dirigida tanto a Hawk como 
a Lawson. 
—Sí, señor, Detective Mitch Lawson —respondió Lawson, dando un paso al 
frente. 
Papá me dejó para estrechar su mano después la soltó para volver a poner su 
brazo a mi alrededor, tirando de mí hacia su costado de un modo que mi cuerpo se 
sacudió y después se estrelló contra el suyo. 
¡Mmm! Parecía que no era la única que estaba asustada. 
—¿Y tú? —quiso saber papá y sus ojos estaban sobre Hawk. 
Miré a Hawk mientras Lawson daba un paso atrás, su rostro cuidadosamente 
en blanco, sus ojos alerta, asimilándolo todo, concretamente el hecho de que estaba 
claro que mi familia no tenía ni idea de quién era Hawk. 
—Hawk —dijo Hawk, su mano extendida, papá me soltó de nuevo, la tomó y 
Hawk continuó—. El hombre de Gwen. 
Sentí y vi que el cuerpo de papá se sobresaltaba por la sorpresa mientras 
Meredith susurraba: 
—¿El hombre de Gwen? 
No reaccioné. Estaba demasiado ocupada mirando a Hawk fijamente con mi 
boca abierta. 
—Cariño, ¿tienes un hombre? —preguntó Meredith y supe que su pregunta 
iba dirigida directamente a mí pero todavía estaba demasiado ocupada en estar ahí 
parada, mirando fijamente a Hawk con la boca abierta como para responder. 
—¿Hawk? —preguntó papá, su mirada nunca dejó a Hawk. 
—Pilotee helicópteros Halcón Negro cuando estaba en el Ejército —declaró 
Hawk, dándome la tercer pieza de información sobre él, siendo la primera el que 
era fabuloso en la cama, algo que había sabido durante un año y medio, y siendo la 
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segunda lo que aparentemente era su apodo, algo que había sabido desde hace 
aproximadamente tres minutos. 
Pero esto no era en lo que estaba concentrada. Estaba concentrada en la 
pequeña pieza de información que había transmitido y lo que significaba para mí. 
Y eso era que estaba jodida. 
Sabía que eso era verdad cuando mi padre declaró con una voz sorprendida 
pero claramente eufórica: 
—¿Eres un militar? 
¡Mierda! 
Papá era un militar. Sirvió cuatro años en el Ejército antes de que se saliera y 
cambiara a la construcción. Había una razón por la que papá se casó con mamá; era 
un salvaje igual que ella. Le daba créditos al Ejército por arreglar su mierda y 
salvar su vida. El problema con mi mamá era que, ella no resolvió la suya cuando 
era la esposa de un soldado. Papá se habría quedado en el Ejército pero pertenecer 
a él a menudo significaba estar lejos y mamá me tuvo a mí y papá sabía que no 
podría confiar en mamá para quedarse a solas conmigo así que se salió para 
asegurarse de que me criaran bien. 
Pero papá todavía amaba al Ejército. Compró camisetas verde militar con la 
palabra‖ ‚EJÉRCITO‛‖ en‖ el‖ frente‖ de‖ ellas‖ y‖ las‖ usaba‖ todo‖ el‖ tiempo.‖ Y‖ pap{‖
formaba lazos instantáneos, inquebrantables con cualquiera de sus hermanos 
militares. Lo hacía todo el tiempo, cuando estábamos de vacaciones, cuando estaba 
en la ferretería, cuando estaba en la fila para comprar un cubo de pollo. Tenía un 
sexto sentido militar y si percibía un olorcillo a Ejército, seguía la vinculación. 
Como ahora con Hawk. 
—Sí —respondió Hawk y papá seguía sosteniendo su mano así que la 
sacudió fervientemente, una sonrisa aliviada, eufórica en el rostro. 
Todo pensamiento del allanamiento de la casa de su hija había salido volando 
de su cabeza. Tenía un hombre. Ese hombre era un militar. No un hombre como 
Scott Leighton, del que papá me dijo después de mi divorcio que siempre pensó 
que‖ era‖ un‖ marica‖ (y‖ había‖ usado‖ la‖ palabra‖ con‖ ‚m‛‖ directo‖ en‖ mi‖ cara,‖ bien‖
pensado, papá odiaba bastante a Scott). De pronto todo estaba en su lugar en el 
mundo de Baxter Kidd y lo que lo hacía de ese modo era el hombre parado frente a 
él. 
Sí, definitivamente estaba jodida. 
Papá soltó la mano de Hawk y me sujeto con fuerza contra su costado de 
nuevo, bajando la mirada para verme. 
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—Cariño, ¿por qué no nos dijiste que estabas saliendo con alguien? —
preguntó, dándome una sacudida y sonriéndome rebosante de alegría como un 
lunático. 
—Este<‖—mascullé. 
—Eso es encantador, tenemos que invitarte a cenar —añadió Meredith, mi 
cabeza giró hacia ella para ver que estaba sonriéndole alegremente a Hawk. 
Esa era Meredith. Si estaba bien para Baxter, estaba excelente para ella. 
¡Mierda! 
—Este<‖—murmuré, más fuerte y más histérica está vez. 
—Haz tu lasaña —papá agregó su orden luego se giró hacia Hawk—. La 
lasaña está buena, hijo, pero es su pan de ajo lo que le pone la cereza al pastel. Es 
hecho en casa, desde cero, de principio a fin. 
¡Oh,‖ por‖ Dios!‖ ¿Acaso‖ mi‖ padre‖ acaba‖ de‖ llamar‖ ‚hijo‛‖ a‖ mi‖ amante‖
misterioso después de tan sólo conocerlo por cinco segundos? Nunca había 
llamado‖‚hijo‛ a‖Scott.‖Los‖únicos‖nombres‖por‖ los‖que‖lo‖ llamaba‖eran‖‚Scott‛‖y‖
‚un‖marica.‛ 
—¡Este<!‖—salió como un grito estrangulado. 
—Gwendolyn —me llamó Lawson y mis frenéticos ojos volaron hacia él. 
—¿Sí? —contesté. 
Dio un paso al frente para unirse a nuestra charla, la mano en el bolsillo de su 
chaqueta y sacó una billetera mientras hablaba. 
—He terminado aquí pero si necesitas algo, escuchas algo que creas que deba 
saber o recuerdas algo —estaba sacando una tarjeta de presentación de su billetera 
y me la dio, sus conmovedores ojos color avellana fijos en los míos—, llámame, día 
o noche. Mi celular está en la tarjeta. 
—Este<‖est{‖bien‖—repliqué, tomando la tarjeta, sus ojos se apartaron de los 
míos y miraron a Hawk. 
—¿Tienes metraje? —quiso saber. 
—Síp —contestó Hawk. 
—¿Conoces a ese hombre? —continuó Lawson. 
—No he visto la cinta —respondió Hawk—, pero mis hombres no pudieron 
identificarlo. Lo echaré un vistazo cuando regrese a la base. 
—¿El coche? —persistió Lawson. 
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—Verificamos las placas, es robado —contestó Hawk. 
—¿Es mucho pedir que compartas ese metraje con nosotros? —continuó 
Lawson. 
—Ya ha sido mandado por e―mail a la Estación —replicó Hawk. 
—¿Metraje? —interrumpió mi padre y los ojos de Hawk se volvieron hacia él. 
—Tengo un negocio, parte de lo que hago es seguridad. Gwen y yo 
empezamos a salir; puse cámaras en su casa. Es monitoreada todo el tiempo. Hace 
un par de semanas, instalamos más cámaras para vigilar la calle. Tenemos grabado 
al tipo que entró. 
El brazo de mi papá me apretó y su rostro, que había estado ligeramente 
perplejo cuando Hawk y Lawson estaban hablando, había comenzado a sonreír 
eufórico de nuevo ante el pensamiento de mi militar monitoreando mi casa en un 
esfuerzo por mantenerme segura. 
Lo que no sabía era que era un esfuerzo para vigilarme. 
Mis ojos fueron de mi papá a mirar a Hawk con ojos entrecerrados. 
—Bax, ¿crees que esto tenga algo que ver con Ginger? —le susurró Meredith 
a mi papá, abrí bien los ojos y miré a mi madrastra. 
Tenía un montón de pelo rubio rojizo, un poco rizado que ahora tenía reflejos 
canosos. Tenía un rostro de una belleza élfica, nariz respingona, ojos del azul de los 
acianos4. Era bajita, al menos siete centímetros más baja que yo y veinte 
centímetros más pequeña que papá, quedando en un metro sesenta y cinco. Eso 
quería decir que podía usar tacones altos, lo que hacía la mayoría del tiempo 
incluso ahora en medio de la noche, que salió a responder la llamada de su hijastra 
cuya casa había sido allanada, estaba usando elegantes botas de tacones altos. Me 
había enseñado cómo usar tacones altos y sobre el estilo, en otras palabras, cómo 
aceptar el mío, de la manera en que sucediera y con su apoyo, lo hice. 
La piel alrededor de los ojos de mi papá se puso tensa, miró a los hombres y 
anunció: 
—Tengo‖otra‖hija‖y‖ella< 
Hawk interrumpió el anuncio: 
—Sabemos de Ginger y es probable que el allanamiento de la casa de Gwen 
tenga que ver con las recientes actividadesde Ginger. 
 
4 Nota: Aciano: flor que suele crecer en los campos de cereales. 
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Todo el cuerpo de papá se puso tenso a mi lado y Meredith exhaló un 
pequeño jadeo. 
¿Pero yo? Me puse furiosa. 
Me salí de debajo del brazo de papá, tomé la mano de Hawk y espeté: 
—¿Puedo hablar contigo? 
Después no esperé a que me contestara. Me di la vuelta y lo arrastré fuera de 
la cocina, a través de la sala, subí las escaleras, caminé por el pasillo y entré en mi 
habitación. Cerré la puerta, crujió después me giré, solté su mano e invadí su 
espacio, poniéndome de puntillas para acercarme a su rostro. 
—¿Por‖qué‖hiciste‖eso?‖―siseé‖en‖voz‖baja. 
Me estaba mirando. 
—¿Hacer qué? 
—¡Decirles lo de Ginger! —ahora estaba hablando bruscamente pero aún en 
voz baja. 
—Nena —respondió después no dijo nada más. 
—¿Nena? ¿Esa es tu respuesta? —inquirí con aspereza—. No puedes 
contarles de Ginger. 
Sus cejas se alzaron. 
—¿Por qué no? 
—Porque los alterará y se preocuparan y, lo repetiré, los alterará —repliqué. 
Puso las manos en sus caderas y respondió: 
—Bomboncito, si yo fuera un hombre con dos hijas en problemas, me gustaría 
saberlo y no estaría feliz de que me privaran de ese conocimiento. 
—Tal vez sí pero yo soy una hija con una hermana en problemas que sabe 
mucho más de la dinámica de mi familia que tú y puedes pensar que querrías 
saberlo pero, confía en mí, papá no quiere saberlo y lo que es más, Meredith no 
debería saberlo. 
—Necesitas explicarles esas cosas —me informó y sentí que mi mal humor 
alcanzaba su máximo así que me acerqué más a su rostro. 
—No me digas cómo tratar a mi familia —espeté. 
—Puedo mantenerte segura, Gwen, y lo haré pero no voy a gastar energía en 
resolver la mierda de tu hermana. Si no lleva a cabo un milagro, las cosas van a 
ponerse mal para ella. Ellos tienen que saber que esa es una gran eventualidad. 
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Había mucho terreno que necesitaba cubrir así que entré en modo multitarea. 
—Estoy contenta de que sacaras el tema —le dije—. Tú no vas a hacer nada, 
no sólo por Ginger sino tampoco por mí. Puedes desmontar tus cámaras y dejar de 
vigilar. Tú y yo, hemos terminado. 
Sonrió después dijo: 
—Ya tuvimos esta conversación antes, nena. 
—Sí,‖me‖dijiste‖que‖tú‖terminas‖ las‖cosas‖pero‖tú‖vives‖en‖‚Mundo‖Jodido‛.‖
Yo vivo‖en‖el‖‚Mundo‖Real‛‖y‖en‖él,‖cuando‖una‖mujer‖dice‖que‖se‖acabó,‖conlleva‖
el mismo peso que cuando lo dice un hombre. 
La mirada de Hawk vagó por mi rostro. 
Entonces murmuró: 
—Veo mi error. 
—¿Qué? —espeté. 
Me miró a los ojos. 
—Debería darte un tiempo sin acostarme contigo, perderme. 
—¿Qué?‖―repetí‖hablando‖bruscamente‖de‖nuevo. 
Sus manos se alzaron y fueron a mi mandíbula así que instantáneamente 
liberé mi cabeza de sus manos de un tirón y di un paso atrás. 
Entonces, tan repentinamente que me quedé sin aliento y no podía decir a 
ciencia cierta cómo pasó en realidad, estaba atrapada contra la pared por su gran y 
duro cuerpo, sus manos estaban en mi mandíbula de un modo que no podía 
liberarla de un tirón y su rostro estaba muy cerca del mío. 
—Cerca de cinco segundos después de que me fui hoy, las cosas entre tú y yo, 
cambiaron —me informó con voz tranquila. 
Sentí que fruncía el ceño mientras mi mente procesaba el hecho de que eso no 
era bueno. 
—¿Cambiado? —inquirí—. ¿Cómo? 
—Tienes actitud, del tipo que me gusta. Así que decidí que voy a montar esa 
ola de tu actitud, ver qué sucede. 
Parpadeé. Después lo hice de nuevo. 
—¿Vas a montar la ola de mi actitud? —pregunté a pesar de que, en primer 
lugar, en realidad no sabía qué quería decir eso así que incluso si él lo afirmaba yo 
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no podía estar segura de cómo me afectaría eso y en segundo lugar, no me gustaba 
hablar de él montando nada que tuviera que ver conmigo. 
—Sí —respondió y estaba en lo cierto, no sabía qué significaba eso pero sí 
sabía que para él quería decir que no habíamos terminado. 
—Estás en lo cierto —le dije—. Hoy más temprano, las cosas entre tú y yo 
cambiaron pero sucedió cerca de cinco minutos antes de que te fueras y por el 
modo en que lo hicieron quiere decir que tú y yo terminamos. 
Sus ojos nunca dejaron los míos y no habló pero negó con la cabeza. 
—Escúchame —exigí—. Acabo de saber tu nombre, no tu nombre real, tu 
apodo.‖Acabo‖de‖enterarme‖de‖que‖tienes‖un‖negocio,‖ tienes‖‚hombres‛‖y‖vigilas‖
mi casa. Te he conocido por más de un año y no me dijiste ninguna de estas cosas 
directamente. Esto ya no está funcionando para mí. No ha estado bien durante un 
largo tiempo y descubrir que te has inmiscuido en mi vida, me has investigado, 
vigilado sin mi conocimiento no sólo lo hace incorrecto sino muy, muy malo. Por 
lo tanto, hemos terminado. 
Me estudió durante un rato entonces su pulgar hizo movimientos circulares 
en mi mandíbula antes de comentar: 
—Veo que has decidido no hacer la jugada correcta. 
—Y yo veo que piensas que no es la correcta porque no es la que tú quieres. 
Sonrió y me informó: 
—No‖lo‖entiendes,‖nena.‖Ese‖ardor‖en‖tus‖ojos,‖esa‖boca‖tuya<‖—su pulgar 
hizo otro movimiento circular mientras su rostro se acercó aún más y cuando habló 
de nuevo, su voz bajó más—, solía ser que si pensaba en visitarte, podía hacer que 
comenzara a ponerme duro. Ahora, sólo pensar en ti, comienzo a ponerme duro. 
Quieres jugar a esto con esa actitud, Bomboncito, te estoy diciendo, que no es la 
jugada correcta porque esa actitud tuya no es un bajón. 
—Deja de llamarme Bomboncito —espeté porque me estaba asustando de 
nuevo y estaba tratando de ocultarlo. 
Su sonrisa se hizo más amplia. 
—Ahí está —susurró—, y me gusta. 
—Apártate —exigí, empujándolo por la cintura donde mis manos estaban 
pero no se movió. 
—Ahí está otra vez. 
Cerré la boca de golpe y lo fulminé con la mirada. 
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Emitió otra corta risita masculina, profunda, divertida. 
Entonces sus labios alcanzaron los míos y murmuró: 
—Sexy. 
Y yo siendo yo, en otras palabras la hija de mi madre y una fracasada gritona, 
sentí que esa única palabra susurrada contra mis labios me provocó un cosquilleo, 
uno dulce en un lugar muy privado. 
¡Mierda! 
Eché mi cabeza hacia atrás el poco centímetro que su rostro y la pared me 
permitieron y dije en voz alta: 
—¿Hola? ¿Allanamiento? ¿Hermana en serios problemas? ¿Padres en la 
planta baja? ¿Medianoche? Tengo fechas límite, montones de trabajo que hacer, 
una casa que no es segura y necesito dormir para que pueda levantarme mañana 
con energía para poner mi vida bajo control. ¿Ahora por favor puedes apartarte? 
No lo hizo pero sus manos se deslizaron de mi mandíbula para curvarse 
alrededor de mi cuello y su rostro se movió un centímetro. 
—Claro, nena, pero debes saber que no vas a quedarte aquí esta noche. Tengo 
chicos en camino para cubrir con paneles esa ventana y vienes conmigo. 
Lo miré fijamente, impactada por esas noticias, y, porque era una fracasada, 
me excité ante la posibilidad de ir con él a donde eso fuera. Un gran componente 
de mis fantasías del último año y medio se centraba alrededor de dónde vivía y 
dónde pasaba el tiempo y la idea de finalmente descubrir la verdad detrás de ello, 
que me parta un rayo, tenía que admitir que era un descubrimiento que en verdad 
quería hacer. Entonces me puse lista y declaré: 
—Papá se encargará de mi ventana mañana y me quedaré con Meredith y él 
esta noche, es por eso que están aquí. 
Me ignoró por completo. 
—Te vienes conmigo. 
¡En serio! ¡Este tipo! 
—No, no lo haré. 
—Sí, Gwen, vendrás. 
—No te conozco aparte de conocerte y lo que estoy aprendiendo no me gusta. 
Alguien entró a mi casa esta noche y me asustó en serio. Casi me muero del susto. 
Conozco a Meredith y a mi papá. Quiero estar con ellos esta noche. Quiero estar en 
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algún lugar que conozca con gente que conozco donde me siento segura. Quiero ir 
a casa. 
Me estudió de nuevo entoncessu pulgar hizo otro movimiento circular, esta 
vez contra mi cuello y, siendo una perdedora, se sintió bien. 
—Puedo ver que eso es lo que necesitas así que te dejaré hacerlo —dijo 
suavemente. 
—Bueno, gracias —repetí con aspereza. 
Sonrió. 
Lo fulminé con la mirada. 
Continuó sonriendo mientras seguía fulminándolo entonces murmuró: 
—Sí, total y condenadamente perdido. 
Entonces bajó la cabeza y dado que no tenía ningún lugar a dónde ir, no pude 
evitar que sus labios rozaran los míos ligeramente de un modo que me hizo 
estremecer. 
Levantó la cabeza y susurró: 
—Sé inteligente, amor, mis chicos aseguraran tu casa y puedes venir a casa 
mañana. ¿Sí? 
Entonces su pulgar acarició mi cuello de nuevo, me volvió a gustar pero antes 
de que pudiera contestar, me soltó y se había ido. 
Permanecí con mi espalda contra la pared, mirando el espacio en el que había 
estado, preguntándome cómo podía desaparecer en el aire justo frente a mis ojos y 
luego me di cuenta de que estaba respirando con dificultad. 
Después me lo quité de encima, diciéndome a mí misma que en realidad no 
me importaba que fuera fascinante que pudiera evaporarse. Diciéndome a mí 
misma‖que‖el‖hecho‖de‖que‖tuviera‖‚chicos‛,‖volar{‖Halcones‖Negros,‖tuviera‖una‖
‚base‛,‖parte‖de‖ lo‖que‖hacía‖era‖seguridad‖y‖su‖apodo‖fuera‖Hawk tampoco era 
fascinante. 
Y también diciéndome a mí misma que podía hacer lo que él quisiera, yo iba 
a hacer lo que quería y no podía obligarme a hacer lo que él quería. 
¡Al diablo con eso! 
Luego me puse a empacar una bolsa para ir a casa con Meredith y mi papá. 
Cuando estaba en el baño tomando mis cosas, agarré mi loción y mi gel de 
baño y me detuve en seco. 
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No me había dado cuenta hasta ahora, parada en el baño y mirando las 
botellas de plástico en mis manos. 
Mi aroma, el que siempre usaba, era bombón. 
 
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5 
Sexy―o―Metro 
 Traducido por Sitahiri 
Corregido por Geraldine 
Había algo bueno en que irrumpieran en tu casa en medio de la noche porque 
tu hermana era una idiota, tenías que llamar a tus padres por teléfono y después ir 
a pasar la noche con ellos: cuando tenían que levantarse temprano para ir a trabajar 
y tú no, así que podías evitar la plática de la mañana siguiente en donde querrían 
saber todo sobre la idiota de tu hermana; cómo es que te puso en peligro; cómo es 
que tú misma te pusiste en peligro; por qué no les contaste inmediatamente; y por 
qué habías estado manteniendo en secreto a tu perfecto novio militar. 
Así que, durmiendo hasta tarde, evité hablar con Meredith y papá. 
Sin embargo, cuando fui a la cocina por café, en la encimera encontré una 
nota de papá que decía: 
G< 
Esta noche, cena. 6:00 en punto. No faltes. 
Probablemente tu ventana no estará reparada por una semana así que haz una 
maleta. 
No desaparezcas o llamaré a Cam y mandaré a Leo por ti. 
Con amor, papá. 
Dicen que los hombres se sienten atraídos por mujeres que se parecen a sus 
madres y las mujeres se sienten atraídas por hombres como sus padres. Eso debe 
ser cierto considerando el que me siento atraída por hombres sexys, súper machos 
y mandones. 
También había una nota de Meredith que decía: 
Buenos días, cariño, 
Hay bagels en el refrigerador, de Einstein. Queso crema batido, tu favorito. 
¡Nos vemos esta noche! 
Abrazos, Meredith. 
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P.D: ¡No puedo decirte lo contenta que estoy por ti después de conocer a Hawk! ¡Es tan lindo! 
¡Y dulce! ¡Y está enamorado! ¡HURRA! 
¿Lindo? ¿Dulce? ¿Enamorado? ¿Subrayado? ¿Y… hurra? 
Obviamente mi papá no se sentía atraído hacia mujeres como yo. Bueno 
saberlo. 
Después del café, un bagel y leer notas, me había tomado más tiempo del 
usual en el cuidado de mi apariencia de 
irme―a―sentar―a―una―computadora―todo―el―día porque seguía 
topándome con chicos sexys. 
Normalmente, trabajó en pantalones de yoga, top o una camiseta ajustada 
que abraza mis curvas y una sudadera liviana con capucha. Si era en verano, podía 
cambiarlos por unos shorts. 
Esa mañana había usado el maquillaje de Meredith y la tenaza para el cabello 
(el por qué ella necesitaba una tenaza teniendo el pelo rizado, no lo sabía pero 
tenía todo lo relacionado con ser una chica, una de las muchas razones por las que 
la quería) y ricé mi largo cabello en una masa de rizos y ondas con una pesada 
caída al frente. También me puse maquillaje, algo que nunca hacía a menos que 
fuera a salir. El resto, no podía hacer nada porque había empacado en medio de la 
noche después de un allanamiento, conocer a un nuevo chico sexy y otra extraña y 
molesta (pero, desafortunadamente, sexy) confrontación con Hawk. Así que era 
sólo vaqueros, una camiseta ajustada color azul cielo de Thrifty Stick (una tienda 
para patinadores genial en Broadway, no usaba patineta pero, como dije, podía 
comprar en cualquier lado), con una calavera negra y tibias cruzadas sobre mis 
senos‖que‖tenían‖una‖‚T‛‖y‖una‖‚S‛‖rojas‖y‖ líneas‖rojas‖alrededor del cuello y las 
mangas, cinturón negro, botas y una delgada rebeca con capucha. 
Y estaba contenta de haber rizado mi cabello y ponerme maquillaje y también 
estaba contenta de tener puestas mis estupendas gafas de policía, con montura 
metálica y lentes grises semi―polarizados cuando conduje a mi casa y vi que tenía 
un montón de motocicletas y una gran camioneta negra aparcadas en el frente. 
¡Maldición! 
Conduje hasta mi entrada tratando de meter mi pequeño Hyundai azul 
mientras seguía con los ojos puestos en lo que parecía un ejército de moteros 
pasando el rato en mi césped y entrando y saliendo de mi casa. 
Evidentemente no era tan difícil entrar en mi casa, como había sido 
comprobado anoche, y había sido más fácil por el hecho de que sólo había una 
tabla donde debería estar la ventana pero ahora la puerta estaba abierta de par en 
par y la tabla no estaba. De hecho, toda la ventana no estaba. 
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Y Tack estaba parado en mi césped con Dog y también estaba usando 
geniales gafas polarizadas y estaban dirigidas hacia mi auto. 
Apenas había metido el freno de mano cuando se alejó de Dog y comenzó a 
caminar en mi dirección. 
Por lo tanto, cuando salí, ahí estaba él, inmovilizándome entre mi auto y la 
puerta. 
 Levanté la vista comparando instantáneamente. Más bajo que Hawk y 
Lawson pero él podía hacer funcionar el vello facial en serio. Y no estaba teniendo 
una fantasía el día anterior. En el sexy―o―metro hacía sonar la campana en la 
cima y la hacía sonar fuerte. 
—Hola —dije pero salió un poco susurrante. 
—Hola, dulzura —saludó, sin susurrar para nada pero con un tono profundo 
y áspero. 
—Este<‖ ¿qué‖ est{s‖ haciendo‖ aquí?‖ —pregunté, tomando esa oportunidad 
para echar un vistazo a mi casa para ver que un motero tenía una cinta de medir y 
estaba midiendo mi ventana. 
—Escuché que habías tenido un visitante anoche —dijo Tack y volví a 
mirarlo. 
—Algo‖así,‖él‖fue<‖este,‖interrumpido‖antes‖de‖que‖pudiera,‖este<‖ofrecerle‖
algo de masa para galletas con chispas de chocolate —le dije. 
Eso me ganó una sonrisa de dientes blancos rodeados por una barba de 
candado entrecana e hice una nota mental para dejar de ser una listilla porque, 
aparentemente, a los chicos malos les gustan las mujeres listillas. 
Entonces Tack indicó: 
—No llamaste. 
—Este<‖no,‖no‖lo‖hice‖—asentí. 
—Te lo dije, te metes en una situación, llamas —prosiguió. 
Miré fijamente a través de mis gafas a las suyas. No sonaba como un motero 
enojado. No estaba siendo espeluznante. Lo sabría porque cuando lo estaba podías 
verlo, escucharlo y sentirlo. 
Decidí no contestar. 
Tack continuó: 
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—Así que, escuché que tuviste una situación, no llamaste, supuse, que eres 
del tipo de mujer que quiere que la llamen. Así que, estoy llamando. 
Miré a los moteros en mi césped y en mi puerta. Después miré a Tack. 
—Lo siento, debo habérmelaperdido. Quizás mi teléfono se quedó sin 
batería. 
—No, nena —agachó la cabeza a un lado para señalar a los moteros—, ese 
soy yo llamando. 
Volví a mirar a los moteros después a Tack. Entonces me di cuenta de que así 
era cómo Tack llamaba para declarar que estaba interesado e intentaba hacer algo 
al respecto. 
Eh. ¡Vaya! 
—Oh —susurré. 
Estaba pensando en que eso no era bueno al mismo tiempo que me hacía 
sentir apreciada y feliz en todos los aspectos. 
Escuché el rugido de un motor y me incliné hacia un lado para ver a un 
fabuloso Chevrolet Camaro gris oscuro, último modelo circulando hasta detenerse 
detrás de la camioneta negra y avanzando detrás de él estaba otra camioneta 
negra, esta era más nueva, más bonita, más cara y muy brillante. 
La puerta del Camaro se abrió y Hawk salió, también usando gafas, las suyas 
eran gafas de aviador que estaban incluso mucho más fabulosas que el Camaro y el 
Camaro estaba a la moda. De la camioneta saltaron un montón de comandos muy 
musculosos usando pantalones de camuflaje y camisetas ajustadas de manga larga. 
Las gafas de Hawk voltearon en nuestra dirección. 
¡Oh―oh! 
Estaba equivocada. Esto no era bueno y ya no me estaba sintiendo apreciada y 
feliz en absoluto. 
Escuché una puerta de coche cerrarse de un portazo al otro lado de la calle, 
me incliné hacia el otro lado para mirar alrededor de Tack y vi un auto de policía 
con luces rojas y azules en el tablero, no en el techo y caminando por la calle 
usando sus propias súper geniales gafas con montura metálica estaba el Detective 
Mitch Lawson. 
¡Súper, doble, extra oh―oh! 
El sexy―o―metro comenzó a sonar como loco conforme los chicos sexys 
caían sobre Tack, mi auto y yo por dos direcciones. 
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Por Dios que contenta estaba de rizar mí cabello. 
Tack se dio la vuelta pero no me dejó libre mientras se acercaban. 
¿Qué hacía ahora? 
Decidí parecer tranquila pero había un gran problema con eso, no lo estaba. 
Hawk llegó primero y sus gafas no se apartaron de mí cuando se detuvo a 
unos cuantos metros. 
—Nena —saludó pero su voz retumbó un poco de un modo que sospechaba 
quería decir que no estaba de un buen humor matutino. 
—Hola —saludé de regreso. 
Lawson llegó, rodeando a Hawk para que pudiera tener una clara línea de 
visión hacia mí pero sus gafas barrieron a Tack, su boca tensa, antes de que se 
fijaran en mí. 
—Buenos días, Gwendolyn —saludó, ignorando a Hawk y Tack. 
—Este, buenos días —saludé de vuelta. 
—¿Dormiste bien? —preguntó Lawson. 
—No en realidad —respondí honestamente. 
—Tengo un remedio para eso —añadió Tack y dos pares de gafas se 
volvieron hacia él así que las mías lo hicieron también y vi que tenía sus brazos 
cruzados en el pecho y tenía una amplia sonrisa. 
Mierda. 
En este punto, Hawk acabó de molestarse. 
Lo supe porque señaló con un dedo a Tack y después a Lawson diciendo 
‚Tú<‖ tú<‖ pl{tica‛‖ y‖ supuse‖ que‖ probablemente‖ él‖ era la única persona en el 
planeta que podría salirse con la suya al hacer algo como eso con esos dos 
hombres. 
Dio un paso atrás y tanto Lawson como Tack se movieron. Yo también, para 
despejar mi puerta y cerrarla también. Cuando lo hice, Hawk, que se había dado la 
vuelta para caminar con Lawson y Tack al otro lado de mi césped, se dio la vuelta 
hacia mí. 
—Nena. Quédate. 
Parpadeé hacia él a través de mis gafas. 
Entonces perdí los estribos. 
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—¡No soy un perro! —espeté en voz alta. 
Un segundo él estaba a un metro y medio de mí, al siguiente me tenía 
inmovilizada contra mi auto. 
—Te quedas o te llevaré cargando a mi auto y te esposaré al volante. Tú 
eliges. Dos segundos. 
Obviamente yo estaba en lo cierto. Alguien no estaba de buen humor por la 
mañana. 
—Hay un oficial de policía aquí. Creo que desaprobará el que me lleves 
cargando a tu auto y me esposes a tu volante —le informé. 
—Lawson me conoce, también Tack, y te prometo, Bomboncito, que si tengo 
que hacer lo que tengo que hacer para tratar con mi mujer, ningún hombre en tu 
patio levantará un dedo para ayudarte. 
No estaba segura de sí creer su declaración pero con el modo en que lo dijo 
no iba a ponerlo a prueba. Las cosas ya estaban lo suficientemente tensas. No 
necesitaba una guerra de moteros contra comandos en mi patio delantero con 
Lawson pidiendo intervención policiaca. 
Así que cedí pero no lo hice gentilmente. 
—Acabas de bajar dos niveles en el sexy―o―metro —le informé con 
arrogancia. 
—Sobreviviré —espetó como respuesta y se alejó. 
Conforme caminaba hacia donde Lawson y Tack estaban parados y 
esperando mientras nos miraban a Hawk y a mí, caminé hacia al capó de mi auto, 
me trepé de un salto en él y crucé mis brazos en mi pecho. 
Tanto los moteros como los comandos giraron sus cabezas de mí a la charla 
de tipos malos y machos. Yo, simplemente miré a los tres hombres sexy hablar, los 
rostros tensos, los ojos ni siquiera cerca de evitar contacto. Las gafas fijas en las 
gafas. Esa conservación era tensa pero sólo duró tres minutos. No la cronometré 
pero creo que podrían haber sido incluso menos. 
Entonces se separaron. Lawson se encaminó a su vehículo pero me dio un 
corto adiós con la mano. Tack silbó, chasqueó los dedos y el ejército de moteros se 
movió, subiéndose a las motos y cargando la camioneta. Los ojos de Tack se 
volvieron hacia mí, puso un dedo en su frente y le dio la vuelta antes de subirse a 
su moto. El carro de Lawson arrancó, las Harleys rugieron y a través de ello se 
fueron, Hawk dejó de hablar con un delgado pero esbelto y tallado hombre que era 
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cerca de cinco centímetros más bajo que él y se acercó a mí mientras el resto de los 
comandos descargaba lo que parecían cajas de equipo. 
Me bajé del auto de un salto para pararme frente a él. 
—Acabo de agregar la razón trescientos setenta y dos a mi lista de los por 
qué sí que hemos terminado —declaré. 
—Hemos tenido esta conversación dos veces, no la tendremos otra vez —
replicó Hawk, sus gafas ahora fijas en las mías—. Anoche, mis chicos midieron tu 
ventana. Una nueva está siendo cortada y la instalaran cuando llegue. Ahora están 
trabajando en tu sistema de seguridad. Eso llevará un par de días. Hasta entonces, 
te quedaras conmigo. 
—Demasiado tarde, ya he sido informada por un macho del lugar dónde 
pasaré la noche. 
Observé a su cuerpo entero tensarse, parecía como si el mismo aire a su 
alrededor se convirtiera en una amenazadora sombra de rojo y se necesitó mucho 
pero logré no retroceder. 
—¿Y ese sería? —preguntó con voz suave y escalofriante. 
—Mi papá —contesté con voz arrogante. 
Su cuerpo se relajó al igual que su cara y su boca sonrió ampliamente 
mostrando ambos hoyuelos. 
—Eso lo permitiré —concedió. 
En serio, Dios, no se le podía creer a ese hombre. 
—Está bien, sé que tienes oído selectivo y bloqueas partes enteras de lo que 
digo pero en verdad, presta atención. Primero, diles a tus chicos que dejen su 
trabajo. Papá está arreglando mi ventana y no quiero un sistema de seguridad de 
tu parte. Segundo, no sé qué pasó en esa reunión pero obviamente ganaste y eso te 
hace creer que puedes moverte campantemente por aquí y darme órdenes pero 
estás demasiado equivocado. No sólo porque no soy tu mujer sino también porque 
no me gusta que me den órdenes, en absoluto, nunca. Y por último, juro por Dios, 
juro por Dios que,‖hemos< terminado. 
Apenas pronuncié la palabra “terminado”‖ cuando se quitó sus gafas de un 
tirón, luego me quitó las mías de igual modo, entonces las lanzó al capó de mi 
auto. Estaba tan sorprendida por esa maniobra que estaba petrificada así que fue 
capaz de ejecutar su siguiente movimiento sin resistencia. Por lo tanto, encontré mi 
cuerpo plano contra el suyo, uno de sus brazos estaba apretado a mí alrededor, la 
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otra mano estaba acunando la parte de atrás de mi cabeza, la ladeó y su boca se 
cerró de golpe en la mía. 
Esto era un problema.Había una razón por la que nunca eché a Hawk de mi cama y eso era porque, 
generalmente antes de que pudiera hablar, me estaba besando. 
Y era un excelente besador. Podía hacer un montón de cosas con sus manos, su 
boca y otras partes de su anatomía que eran alucinantes pero incluso si sólo alguna 
vez me besara era altamente probable que estuviera arruinada para cualquier otro 
hombre. 
Sí, era así de bueno. De verdad. 
Por eso, cuando finalmente levantó la cabeza (y tan humillante como era, se 
tomó su tiempo y lo dejé), yo tenía un brazo apretado alrededor de su espalda y 
una mano curvada en el costado de su cuello ambas con el fin de sólo agarrarme 
bien. Cuando su lengua estaba trabajando en mi boca, eso fue todo lo que pude 
hacer, sólo agarrarme. 
—¿Terminamos, Bomboncito? —me susurró. 
—No me gustas —le susurré en respuesta, aún agarrada a él. 
Soltó de nuevo esa masculina risita profunda, divertida, su mano se apartó de 
mi cabello y se convirtió en un brazo alrededor de mis hombros antes de que sus 
dos brazos se tensaran, atrayéndome más cerca de él. 
—Tengo cosas que hacer ahora, los chicos estarán trabajando aquí pero 
regresaré, te llevaré a almorzar. 
¿Llevarme a almorzar? ¿Nunca habíamos tenido una cita siquiera y ahora me 
estaba diciendo de manera casual que me iba a llevar a almorzar? 
—No puedo ir a almorzar. Tengo tres fechas límite y sólo trabajé por unas 
horas ayer. Tengo que ir a toda máquina si voy a terminarlas. Comeré el almuerzo 
en mi escritorio. 
—Te traeré algo. ¿Qué quieres? 
¡Dios! ¿Qué le pasaba a este hombre? 
—Tengo comida en mi refrigerador. 
—Tom‖Yung‖Goong‖y‖Pad‖Thai,‖fideos‖de‖J’s‖—dijo y lo miré fijamente. 
Dos de mis favoritos. Tenía muchos pero la sopa Tom Yung Goong y los fideos 
Pad‖ Thai‖ de‖ J’s estaban muy hasta arriba en esa larga lista. Y generalmente los 
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compraba para llevar y comerlos en mi escritorio cuando tenía una maratón de 
trabajo. 
Entonces dejé de verlo y sentí mis ojos entrecerrarse con suspicacia. 
—¿Cómo es que sabes todo sobre mí? 
No contestó mi pregunta pero era innecesario que lo hiciera dado que la 
evidencia‖sugería‖que‖me‖observaba‖como<‖bueno, un halcón. 
En su lugar, hizo su propia pregunta. 
—¿No dormiste anoche? 
—Entraron a mi casa —le recordé. 
—Pensé que fuiste a casa de tu papá para sentirte segura —replicó. 
—Puedo sentirme segura y aun así dar vueltas en la cama porque estoy 
obsesionada con ver la mano de un hombre empujar la puerta de mi habitación al 
mismo tiempo que me preocupó si rompería mi globo de nieve de gatito feliz 
cuando tenía que golpearlo. 
Sus brazos me dieron un apretón. 
—Eso fue anoche, nena, esto es hoy. Estás bien. Se terminó. Sácalo de tu 
cabeza. 
¿Estaba drogado? ¿De verdad piensa que podría hacer eso? ¿En realidad 
piensa que cualquier mujer podría hacerlo? Aún me quedaban por lo menos 
veinticinco años de obsesión por la otra noche antes de poder sacarlo de mi cabeza. 
—No es así de fácil —le informé. 
—Es así de fácil —me informó. 
Lo fulminé con la mirada. 
Me sonrió, con hoyuelos y mierda, me gustaban esos hoyuelos. 
Hora de trabajar. 
—Necesito café, encender mi computadora y ponerme a trabajar. 
—Sí —murmuró, bajó la cabeza y antes de que pudiera evitarlo, rozó sus 
labios contra los míos. Después, murmurando de nuevo, dijo—. Hasta luego —me 
soltó pero se inclinó sobre mí para tomar sus lentes entonces merodeo hasta su 
Camaro, todo chico malo genial, inclinando la barbilla a los comandos en su 
camino. Entonces se metió en su fantástico auto y el auto se fue ronroneando. 
Me quedé parada al lado de mi auto por un rato mirando la calle donde lo 
había visto por última vez pensando en una palabra. 
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Mierda. 
Luego tomé mis lentes, esquivé a los ocupados comandos, me abrí camino al 
interior, preparé una cafetera y cuando estuvo listo serví cerca de cinco tazas para 
varios comandos trabajadores. 
Después, finalmente, fui a mi oficina a encender mi computadora. 
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6 
Al Rescate 
Traducido por Sitahiri 
Corregido por Lalak 
Había llegado a mi zona y fui capaz de enfocarme incluso con un montón de 
comandos dando golpes en mi casa cuando de repente sentí que apartaron mi 
cabello de uno de mis hombros, avanzaron por mi cuello y lo pusieron en mi otro 
hombro. 
Entonces sentí unos labios en la piel detrás de mí oreja. 
Un delicioso estremecimiento se expandió de mi oreja a todos lados y mis 
ojos en la pantalla de la computadora se desenfocaron mientras me estrellaba de 
cabeza fuera de mi zona y viraba brusca y felizmente hacia una zona 
completamente diferente. Los labios abandonaron mi oreja y, deslumbrada, vi una 
bolsa de papel café acompañada por una bolsa de plástico blanca golpear el 
escritorio cerca de mi teclado. Miré la esquina inferior derecha de la pantalla de la 
computadora para ver que eran las doce y cuarenta y siete minutos. 
Hora del almuerzo. 
Giré en mi silla y alcé la vista para ver a Hawk ahí parado, rasgando el 
envoltorio doblado y engrapado de la parte de arriba de la bolsa. 
No dije nada porque estaba demasiado ocupada perdiendo el control porque 
este era el tema de una fantasía. Cuando dije eso me refería a que en realidad había 
fantaseado con esto y ahora lo estaba viviendo. 
Está bien, no la comida Thai pero, a menudo, había ido a la deriva y soñado 
con cómo sería si mi Hombre Misterioso se apareciera a plena luz del día, se 
acercara a mí silenciosamente mientras lavaba los platos en la cocina y deslizara 
sus brazos a mi alrededor. O mientras estaba en la ducha y se metiera conmigo. 
O mientras estaba trabajando, se acercara sigilosamente y me besara el cuello. 
Justo como me gustaba en el lugar que me gustaba. 
Exactamente como él acababa de acercarse sigilosamente y besado mi cuello. 
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Justo como me gustaba en el lugar que me gustaba. 
Y‖ era‖ mejor‖ que‖ una‖ fantasía‖ y‖ no‖ sólo‖ porque‖ los‖ fideos‖ J’s‖ eran‖ una‖
bienvenida incorporación sino porque era real. 
Maldición. 
Comenzó a sacar la comida de la bolsa mientras yo luchaba por recobrar la 
compostura. Lo vi poner al descubierto una taza de cartón con tapa que contenía 
sopa y otro envase de fideos, ambos de los cuales sabía, por experiencia con la 
comida‖para‖llevar‖de‖J’s,‖eran‖para‖mí.‖A‖continuación‖vinieron‖los‖palillos‖chinos‖
en papel y después sacó otro envase para él. Después recogió la bolsa, la puso en el 
piso y revolvió en la otra bolsa que tenía un familiar logo rojo, naranja y verde en 
ella. Sacó una botella de agua que sabía era para él cuando depositó una lata de 
refresco de uva de dieta cerca de mi comida. 
Miré fijamente el refresco. Luego volví a mirarlo a él. 
―¿Qué?‖¿Me‖sigues?‖―Pregunté. 
―A‖veces‖―respondió‖y‖sentí‖que‖mis‖ojos‖se‖entrecerraban‖con‖suspicacia―.‖
Otras lo hacen mis chicos. 
Me dio la espalda y se fue a mi sofá, se sentó, puso su agua en una mesita 
lateral y abrió la tapa de su envase de comida. 
―¿Así que tienes un enorme y gordo archivo sobre mí en tu base? 
―Pregunté, rasgando el papel de mis palillos chinos luego tomé mi sopa y le quité 
la tapa. 
―Nop‖―respondió―,‖reportes‖verbales.‖‚Ella‖fue‖a‖J’s,‖pidió‖sopa‖y‖fideos,‖
después fue al 7―Eleven por un‖refresco‖de‖dieta‖de‖uva.‛‖Cosas‖como‖esa. 
Irreal. 
―¿Por‖qué?‖―Quise saber. 
―¿Por‖qué?‖―Repitió. 
―¿Por‖qué‖me‖siguen‖tus‖chicos‖y‖tú? 
―Nena‖―respondió‖después‖atacó‖sus‖fideos‖con‖sus‖palillos‖chinos‖como‖si‖
esto fuera nada, sus chicos y él siguiéndome, compartiendo reportes sobre mis 
preferencias de comida y bebida, invadiendo mi vida sin mí conocimiento. 
Entonces mis ojos cayeron en su comida y sus fideos se veían como nada más que 
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fideos y vegetales. Sin salsa. Sin anacardos5. Sin trocitos de cacahuate. Sin 
suculento camarón. Nada de las cosas buenas. Nada. Sólo fideos y vegetales. 
Eso me recordó la primera vez que lo vi cuando estuvimos en un restaurante.Tenía un filete, papas horneadas y vegetales al vapor. Recordé nada entonces, un 
poco ebria, que no le había puesto nada a su papa. Sin crema agria. Sin trozos de 
tocino. Sin queso. Ni siquiera mantequilla. 
―¿Qué‖est{s‖comiendo?‖―Pregunté. 
―Fideos‖y‖vegetales‖―señaló‖lo‖obvio‖entonces‖empujó‖algo‖en‖su‖boca‖con‖
sus palillos chinos. 
―¿Sólo‖eso? 
Masticó, tragó y dijo. 
―Síp‖―entonces‖metió‖m{s‖fideos‖en‖su‖boca. 
―¿Sin‖salsa?‖―Insistí. 
Más masticado y tragado después: 
―Nena,‖si‖comiera‖como‖tú,‖tendría‖barriga.‖En‖mi‖trabajo,‖no‖puedes‖tener‖
barriga. 
Sentí que mi presión sanguínea se elevaba. 
―¿Est{s‖diciendo que estoy gorda? 
La amenaza doble de los hoyuelos apareció y, con los palillos chinos cargados 
con fideos y vegetales a medio camino de su boca, respondió: 
―Bomboncito,‖ el‖ modo‖ en‖ que‖ comes‖ quiere‖ decir‖ que‖ consigues‖ tetas‖ y‖
trasero. Eso es bueno porque me gustan las tetas y trasero. Es malo porque a Tack 
y‖Lawson‖les‖gustan‖tanto‖como‖a‖mí‖―entonces‖empujó‖sus‖fideos‖y‖vegetales‖en‖
su‖boca‖y‖dijo‖con‖la‖boca‖llena―.‖A‖Tack‖quiz{s‖m{s. 
Mierda. 
―Necesito‖concentrarme‖en‖el‖trabajo‖―declaré. 
Estiró sus largas piernas frente a él, cruzó sus pies por sus tobillos, 
claramente planeando quedarse un rato, y replicó: 
―Entonces‖concéntrate. 
 
5 Anacardos: también conocidos como Nuez de la India. 
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Lo fulminé con la mirada. Esto era malo dado que se veía bien estirado así en 
mi oficina. Tracy y yo habíamos pintado las paredes de blanco pero había pedido 
al hombre de la ferretería que le pusiera un chorrito de naranja en la pintura así 
que le había dado calidez al blanco. Mi escritorio era largo, blanco, elegante, 
angosto y femenino. Mis estantes eran blancos e igualmente femeninos. Las mesas 
cuadradas y angostas a cada lado del sofá eran igualmente blancas y femeninas. Mi 
sofá era mullido y de color salmón con verde amarillento con cojines azul pavor 
real esparcidos. Había decorado mucho con mimbre ligero y tenía lámparas de 
cerámica blanca, redondas y sombreadas con encaje esparcidas por el área. No era 
exageradamente femenino, todo rosa y con volantes, pero definitivamente era un 
espacio femenino. 
Sentado de ese modo en mi sofá, Hawk se veía como un invasor conquistador 
disfrutando una comida, ganando músculo antes de emplear el esfuerzo de violar 
y saquear. Excepto que él no tendría que violar, todas las mujeres del pueblo 
harían fila para su turno. 
Mierda. 
Giré la silla de cara a mi escritorio y sorbí mi sopa. Limoncillo. ¡Mmm! Lo 
revolví con mis palillos chinos entonces tomé un sorbo. 
Después le pregunté a Hawk, los ojos en la computadora: 
―¿Cu{l‖es‖tu‖verdadero‖nombre? 
―Cabe‖Delgado. 
Respondió sin dudar y mi cabeza giro hacia él sorprendida. 
―¿Cabe‖Delgado? 
Se metió más fideos a la boca y no respondió. 
―¿Qué‖clase‖de‖nombre‖es‖Cabe?‖―Inquirí. 
Tragó y atrapó más fideos, mascullando: 
―¿Quién‖demonios‖sabe?‖Ma‖est{‖loca. 
Su Ma estaba loca. 
Interesante. 
―¿Delgado‖es‖mexicano?‖―Insistí. 
―Puertorriqueño‖―respondió,‖de‖nuevo‖sin dudar. 
―¿Eres‖puertorriqueño? 
―Mírame,‖nena,‖no‖soy‖escandinavo‖legítimo. 
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Nop, definitivamente no lo era. 
―¿Naciste‖en‖Puerto‖Rico? 
―No.‖Denver. 
Un raro nativo de Denver. Sorprendente. 
Yo, por otro lado, no era una nativa. Papá nos había traído a Meredith, 
Ginger y a mí a Denver desde Dakota del Sur cuando tenía diez años pero no 
compartí este trozo de información porque probablemente Hawk ya lo sabía. 
―Así‖que‖tus‖padres‖son‖puertorriqueños. 
―Pap{‖lo‖es.‖Ma‖es‖mitad‖italiana,‖mitad‖cubana. 
Con razón. Puertorriqueño,‖ italiano‖ y‖ cubano<‖ los‖ perfectos‖ ingredientes‖
para un sexy, mandón y rudo coctel. 
Sus cejas se elevaron. 
―¿Es‖esto‖concentrarse? 
Supongo que alguien terminó de compartir. 
Me volví hacia la computadora, pesqué en mi sopa con mis palillos chinos, 
sujeté un gran langostino, lo saqué y me lo comí. 
Fresco, especiado, magnífico. 
Baje el langostino con otro sorbo de sopa. Entonces traté de concentrarme en 
el‖trabajo‖con‖Cabe‖‚Hawk‛‖Delgado‖estirado‖en‖mi sofá. Como era de esperar, fui 
completamente incapaz de hacerlo pero esperaba tener éxito en pretender que 
pude. 
Había terminado mi sopa, dejando los misteriosos bocados sin comer en el 
fondo (me encantaba esa sopa pero esos misteriosos bocados me asustaban y 
nunca los comía), tomado un sorbo de mi refresco de uva como preparación para 
la siguiente delicia culinaria y abierto mis fideos cuando Hawk se aproximó a mi 
escritorio, se inclinó cuando se movió para recoger la bolsa tirada. 
Metió su envase en la bolsa mientras yo fingía ignorarlo y se estaba estirando 
por mi envase de sopa cuando escuché: 
―Hawk. 
Me giré para ver quién sospechaba era el Número Dos de Hawk, el delgado 
pero tallado hombre con el que Hawk estaba hablando afuera más temprano. 
Parecía ser del mismo coctel étnico que Hawk e, incluso más bajito y más delgado, 
dado que había contado que‖su‖nombre‖era‖‚Smoke‛‖y‖tenía‖una‖cicatriz‖que‖iba‖
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desde su sien hasta su oscuro cabello, supuse que probablemente no era alguien 
con el que te metías. 
―Compañía‖―le‖dijo‖a‖Hawk,‖sus‖ojos‖no‖me‖miraron‖ni‖siquiera‖un‖instante‖
después, al igual que su nombre, ¡poof! Desapareció. 
Hawk se movió, tirando mi envase de sopa en la bolsa y la bolsa en mi cesto 
de basura mientras se iba. También me moví. Poniendo mis fideos en mi escritorio, 
lo seguí. 
Cuando llegué al pasillo, Hawk se detuvo de repente y se dio la vuelta así 
que choqué contra su parte delantera. 
Di un paso atrás, alcé la vista y antes de que pudiera decir algo, preguntó: 
―¿Alguna‖ oportunidad‖ de‖ que‖ te‖ diga‖ que‖ te‖ quedes‖ aquí‖ arriba‖ y‖ no‖me‖
sermonees? 
―Ninguna‖en‖absoluto‖―contesté. 
Me miró fijamente un segundo luego sacudió la cabeza como si yo me 
entrometiera en su bienvenida a las visitas en su casa en lugar de ser yo quien 
bajaba las escaleras en mi propia casa para saludar a mis visitas. Entonces se dio la 
vuelta y siguió caminando a las escaleras. 
Lo seguí y lo escuché antes de verlo. 
Entonces recordé que era miércoles y las tardes de los miércoles eran Días 
Troy. Teníamos una cita para las tardes de miércoles en pie para tomar café o 
cerveza o lo que fuera dado que él tenía libres las tardes de los miércoles porque 
trabajaba los sábados por la mañana. 
Mierda. 
―¿Quiénes‖son‖ustedes?‖―Preguntó‖Troy‖mientras‖yo‖bajaba‖las‖escaleras―.‖
¿Y dónde está Gwen? 
Entró en mi línea de visión pero para cuando lo hizo, Hawk había aparecido 
en su línea de visión y Troy lo estaba mirando fijamente al igual que supondría 
que cualquiera tendría la tendencia de mirar a Hawk, Hawk siendo todo lo que era 
Hawk. Entonces él se sacudió como si estuviera tirando de sí mismo fuera de un 
trance y sus ojos me miraron. 
―Gwen,‖ cariño,‖ ¿qué‖ est{‖ pasando?‖ No‖ me‖ dijiste‖ que‖ estabas‖ haciendo‖
trabajo. 
―Hola,‖Troy‖―saludé‖cuando‖fui‖a‖pararme‖a‖varios‖metros‖al‖lado‖de‖dónde‖
Hawk estaba parado que a su vez estaba a varios metros lejos de Troy. 
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A Hawk, sin embargo, no le gustó la distancia y lo supe cuando la cerró y no 
lo hizo al moverse hacia mí. Lo hizo inclinándose hacia mí, agarrando mi 
antebrazo y dándome un tirón de modo que no tuviera otra opción que 
balancearme a los costados. Choqué contra él, su mano izquierda en mi brazo y me 
atrapó al sujetarme con su brazo alrededor de mis hombros. 
―Miércoles‖―murmuró‖Hawk‖cuando‖hubo‖cumplido‖su‖hazaña,‖sus‖ojos‖en‖
Troy―.‖Mierda,‖lo‖olvidé. 
Troy miró a Hawk, después a mí, luego a Hawk y a mi e hizo todo esto con 
sus ojos abiertos como platos y su boca abierta al igual que, sospechaba, me vi en 
más de una ocasión recientemente. 
Sin embargo no luche contra el agarre de Hawk porque fui lanzada de 
regreso a ayer cuando Hawk me dijo que Troy quería meterse en mis pantalonesy 
por eso estaba parada ahí, mirando fijamente a Troy con su cabello rubio rojizo y 
sus ojos azules, usando su traje del banco, y comparando. Era un Gerente de 
Préstamos. No era alto pero tampoco bajo, era, sin embargo, más alto que yo. No 
tenía un mal aspecto pero no estaba marcado ni de chiste. Y estaba tan lejos de ser 
un comando que era no era gracioso. 
Al fin Troy fijo su mirada en Hawk y preguntó: 
―¿Quién‖eres‖tú? 
―Él‖es<‖―comencé‖pero‖Hawk‖hablo‖por‖mí. 
―Hawk,‖el‖hombre‖de‖Gwen. 
¡Mierda! ¡Desearía que dejara de decir eso! 
―¿El‖hombre‖de‖Gwen?‖―Susurró Troy, ahora su rostro había palidecido. 
¡Otra vez mierda! 
―Troy,‖no‖es<‖―empecé. 
La pálida cara de Troy se movió hacia mí. 
―¿Tienes‖un‖hombre? 
―Bueno<‖emm< 
―¡Gwennie!‖―Todos oímos que gritaron y Tracy entró volando por la puerta 
principal. 
Troy se giró hacia la puerta y todos los comandos se detuvieron. Eso sucedía 
un montón cuando Tracy Richmond entraba en una habitación y no me sorprendía 
que incluso los comandos no fueran inmunes a los encantos de Tracy. 
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Eso era porque se veía como una modelo, no es broma. Era alta, más alta que 
yo por cinco centímetros. Tenía el cabello rubio natural y era largo, brillante y lacio 
como una sábana. Tenía traviesos ojos verdes. Una perfecta estructura ósea. Un 
rostro simétrico. Era delgada con largas, largas piernas y largos y gráciles brazos 
delgados. No era tetas y trasero. Era un maniquí humano del tipo hermoso. 
Diseñadores de moda de todo el mundo estarían en los estertores del éxtasis, si la 
veían. Era por eso que cada tienda en Denver la contrataba a pesar de que era 
inconstante y tendía a aburrirse fácilmente así que la duración promedio de su 
empleo era alrededor de once meses. Si te decía que algo se veía bien en ti, 
imaginarías que eras ella porque querías serlo con cada fibra de tu ser, lo creerías y 
luego lo comprarías. 
―Cam‖ llamó‖ y‖ dijo‖ que‖ Leo‖ dijo‖ que‖ habían‖ entrado<‖ ―Tracy‖ derrapó‖
abruptamente al lado de Troy cuando sus ojos vieron a Hawk. Esos ojos se 
abrieron como platos, su mandíbula cayó y se le quedó viendo fijamente. Entonces, 
antes de que pudiera hacer algo al respecto, tuvo la muy equivocada idea, su rostro 
se iluminó con puro placer y chillo: 
―¡Oh,‖por‖Dios! 
Luego saltó de arriba abajo y aplaudió mientras los comandos asimilaban el 
espectáculo, apartó la vista de Hawk y tomó mi mano todavía saltando de arriba 
abajo. 
―¡Gwennie!‖¡Hurra!‖―gritó. 
¡Mierda! 
Agarré su mano y la apreté con firmeza: 
―Trace,‖no‖es‖lo‖que‖tú< 
Antes de que pudiera terminar, dejó caer mi mano y miró a Hawk. 
―¡Te‖conozco!‖¡Y‖lo‖sabía!‖¡Cam‖me‖llamó‖y‖me‖dijo‖que‖habías‖venido‖ayer‖y‖
que habían entrado en la casa de Gwennie anoche y aquí estás! ¡Al rescate! ¡Hurra! 
¡Mierda, mierda, mierda! 
―Trace< 
Me miró. 
―¡Te‖lo‖dije!‖¿No‖te‖lo‖dije?‖―Miró‖a‖Hawk‖y‖le‖informó―.‖¡Se‖lo‖dije,‖como,‖
un billón de veces! 
―¿Entraron‖en‖tu‖casa?‖―Ese era Troy interrumpiendo el júbilo de Tracy y 
dejé de mirar a Tracy y comencé a verlo a él. 
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―Este<‖sí‖pero‖no‖fue‖grave‖―mentí. 
―¿Entraron‖en‖tu‖casa?‖―Repitió Troy. 
―¿Es‖ por‖ eso‖ que‖ todos‖ estos‖ hombres‖ est{n‖ aquí?‖ ―Preguntó Tracy, su 
cabeza dando vueltas alrededor de su cuello para asimilar a los comandos luego 
me‖miró―.‖¿Qué‖est{n‖haciendo?‖¿Est{n‖construyendo‖una‖fortaleza? 
―Est{n‖ instalando‖ un‖ sistema‖de‖ seguridad‖―respondió‖Hawk,‖ la‖ cara‖ de‖
Tracy cayó al instante con las noticias y sus ojos fueron hacia mí. 
―Oh,‖ cariño, ¿eso quiere decir que no serás capaz de comprar esos Jimmy 
Choos que has estado queriendo por siempre? Sabes, no puedo retenerlos por 
mucho tiempo más. Alguien se dará cuenta. 
Esa era Tracy: moda antes que todo, incluso seguridad. 
―No‖est{‖pagando‖por‖ello‖―replicó‖Hawk,‖el‖rostro‖de‖Tracy‖se‖iluminó‖al‖
instante y sus ojos volaron de nuevo a Hawk mientras los de Troy lo miraban 
entrecerrados. 
―¡Hurra!‖―Exclamó Tracy. 
―Nena,‖deja‖de‖decir‖‚hurra‛,‖esto‖no‖es‖lo‖que‖parece‖―finalmente‖lo‖dije‖y‖
el brazo de Hawk apretó mis hombros. 
―¿Qué‖es‖entonces?‖―me‖preguntó‖Troy‖pero‖no‖espero‖por‖mi‖respuesta―.‖
¿Y quién es este tipo? ¿Quién entró a tu casa? ¿Estás bien? ¿Estás lastimada? ¿Lo 
sabe la policía? ¿Lo atraparon? 
Abrí mi boca para contestar pero Hawk respondió antes que yo y lo hizo por 
mí. 
―Como‖dije,‖soy‖Hawk,‖el‖hombre‖de‖Gwen.‖No‖sabemos‖quién‖entró.‖Gwen‖
está bien, mis chicos y yo la estamos cuidando y la policía ha sido informada. 
―Hawk‖―exhaló‖Tracy,‖alzó‖la‖vista‖hacia‖Hawk‖con‖estrellas‖en‖sus‖ojos―. 
Un nombre genial. Bastante genial. Súper genial. Súper, doble extra genial. 
Por Dios. 
―Cariño,‖necesitas‖un‖resumen‖pero‖no‖tengo‖tiempo,‖tengo‖trabajo‖―le‖dije‖
a‖ella‖y‖miré‖a‖Troy―.‖Y‖lo‖siento,‖Troy,‖puedo‖ver‖que‖est{s‖preocupado‖pero‖las‖
cosas están un poco descontroladas y tengo fechas límite. No puedo tener mi Día 
Troy hoy. Pero estoy bien, completamente bien. Te llamaré y te lo explicaré todo 
mañana‖―luego‖miré‖a‖Hawk‖y‖espeté―.‖Y‖tú.‖¿Dejar{s‖de‖hablar‖por‖mí? 
―Eso‖ es‖ genial‖ ―dijo‖ Tracy‖ inmediatamente antes de que Hawk pudiera 
responder‖y‖continuó―.‖Y‖por‖cierto,‖cariño,‖tu‖cabello‖es‖la‖bomba. 
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Troy no estaba bien. Estaba mirándome fijamente. Entonces preguntó: 
―¿Esto‖tiene‖que‖ver‖con‖Ginger? 
Cuando preguntó eso, los ojos de Tracy se cerraron en mí y estaban abiertos 
como platos. 
―Oh,‖por‖Dios‖―exhaló―.‖No‖pensé‖en‖eso. 
Troy no espero por mi respuesta; fue directo a la conclusión correcta. Me 
había conocido por mucho tiempo pero mis aventuras, incluso en las peores, no 
conducirían a un equipo de comandos instalando un sistema de seguridad. 
―¿Qué‖es‖lo‖que‖hizo?‖―preguntó‖Troy. 
―No‖lo‖sé‖y‖no‖me‖importa.‖La‖he‖desconocido‖―respondí. 
―Al‖fin‖―masculló‖Tracy. 
―Yo quiero saber y a mí me importa si significa, que en un día, has 
encontrado y empezado a salir‖ con‖ Rambo‖ ―cortó‖ Troy,‖ sacudiendo‖ la‖ cabeza‖
hacia Hawk. 
Hawk soltó esa risita profunda, masculina y divertida. 
Tracy se perdió la risita porque estaba anunciando: 
―No‖fue‖un‖día.‖Se‖han‖estado‖viendo‖por‖un‖año‖y‖medio. 
Oh―oh. 
Tracy vio la mirada en el rostro de Troy, se dio cuenta de lo que había hecho 
y dijo lo que yo pensaba en voz alta. 
―Oh―oh. 
―Un‖año‖y‖medio‖―susurró‖Troy‖y‖mi‖estómago‖dio‖tumbos.‖Se‖veía‖como‖si‖‖
lo hubiera pateado y no en un buen lugar. 
Mierda, Hawk estaba en lo cierto. Troy definitivamente quería meterse en mis 
pantalones. 
―Troy<‖―susurré‖y‖Hawk‖habló. 
―Un‖consejo‖amistoso.‖La‖próxima‖vez,‖despabila‖y‖asegura‖tu‖reclamo. 
Mi cuerpo se puso rígido pero aun así se convirtió en cartón hacia Hawk y le 
espeté en voz alta: 
―¡Hawk! 
Hawk bajó la vista hacia mí. 
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―De‖hombre‖a‖hombre,‖nena,‖él‖es‖un‖hombre,‖puede‖con‖ello‖y‖debe‖saber‖
que la cagó. 
Por primera vez en mi vida estaba deseando que el asesinato no fuera ilegal. 
―Puedo‖ver‖que‖no‖est{s‖de‖humor‖para‖una‖ intervención‖―‖ le‖dijo‖Tracy 
suavemente‖a‖Troy―,‖pero,‖este<‖como‖que‖él‖tiene‖razón,‖cariño. 
Esta vez, mi boca se abrió mientras miraba fijamente a mi dulce, 
no―haría―o―diría―algo―que―lastimara―a―un―alma Tracy diciendo algo 
que lastimó a un alma. 
Y Troy la miró al igual que me imaginaba que alguien vería cuya alma 
acababa de ser lastimada. 
Entonces se dio la vuelta bruscamente y comenzó a irse. 
Me aparté de Hawk, me apresuré hacia delante y tomé su mano, diciendo: 
―Troy< 
Se detuvo y liberó su mano de una sacudida, sus ojos mirándome 
entrecerrados. 
―No‖―susurró. 
―Troy<‖―comencé,‖de nuevo. 
―Si‖ necesitas‖ un‖ cambio‖ de‖ lavadora‖ o‖ se‖ te‖ est{‖ congelando‖ el‖ trasero‖
porque tu caldera no funciona, Gwen, no marques mi número. Llama al Rambo de 
ahí‖―sacudió‖la‖cabeza‖hacia‖Hawk―,‖y‖espero‖que‖él sepa cómo usar una maldita 
llave inglesa. 
Entonces salió por mi puerta principal. 
Cuando lo hizo me giré para encarar a Hawk y Tracy. 
―¿Qué‖demonios?‖―Grité.―Nena‖―replicó‖Hawk. 
―Lo‖sé‖―dijo‖Tracy‖suavemente―.‖Fue‖duro,‖cariño,‖pero‖Cam‖no‖est{‖aquí‖
y alguien tenía que decírselo. Ella y yo hemos estado hablando sobre eso por 
siglos. Debería haber hecho su jugada o seguido adelante. No hizo ninguna de las 
dos. Ahora que tienes a Hawk, quizás se olvidará de ti y seguirá adelante. 
¿Cam y ella habían estado hablando de esto por siglos? ¿Por qué no habían 
hablado conmigo? 
No pregunté eso. En su lugar grité: 
―¡Ya‖ha‖seguido‖adelante!‖Tiene‖una‖novia. 
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Tracy movió su mano frente a su cara. 
―Difícilmente.‖Cada‖chica‖que‖escoge‖lo‖hace‖de‖modo‖que‖sea‖alguien‖que‖
pueda botar como una roca si tú le dieras una oportunidad. No me gusta ella. A 
Cam no le agrada. A ti no te agrada. Es una quejica. A nadie le gustan las quejicas. 
Ni siquiera a Troy. Por eso, fácil de botar como una roca. 
Miré a Tracy. Después a Hawk. Luego a mi audiencia de comandos. 
Entonces pasé a la negación. 
―Eso‖no‖ est{‖ pasando‖―declaré―.‖No‖puedo‖ hacer esto ahora mismo. Mi 
Pad Thai ya está frío. Debo calentarla en el microondas, comerla y hacer mi trabajo. 
Nadie existe. Vivo en un mundo yo sola. 
Luego pasé pisando fuerte entre Tracy y Hawk, subí mis escaleras y a mi 
comida. 
Cuando había agarrado mis fideos y dado la vuelta, Hawk estaba en la 
puerta. 
―Nena‖―dijo. 
―No‖te‖veo.‖No‖existes‖―le‖informé. 
―Gwen,‖alguien‖tenía‖que‖decirle. 
―No,‖no‖tenían‖que‖y‖si‖lo‖hacían,‖no‖tenías‖que‖ser‖tú ―le‖espeté. 
―Le‖hice‖un‖favor. 
―¿En‖serio?‖¿Lo‖hiciste?‖¿Debería‖llamar‖a‖Troy‖y‖preguntarle‖si‖pensó‖que‖le‖
hiciste un favor, diciéndole esa mierda frente a Trace, tu grupo de chicos malos y 
yo? 
―La‖próxima‖vez,‖pondr{‖m{s‖atención. 
En definitiva explorando los límites de que me explote la cabeza. 
―Vete.‖No‖quiero‖verte‖por,‖no‖lo‖sé<‖quiz{s‖un‖millón‖de‖años.‖Un‖millón 
de‖años‖debería‖servir.‖Si‖tengo‖un‖millón‖de‖años,‖creo‖que‖dejaré‖de‖estar‖―me‖
incliné‖hacia‖delante―,‖‖locamente cabreada contigo. 
Sonrió. 
Entonces repitió: 
―Nena. 
―Gracias‖por‖la‖comida‖―le‖solté‖sonando‖tan‖agradecida‖como‖me‖sentía,‖lo‖
que era, para nada agradecida.‖Caminé‖hacia‖él‖y‖concluí―.‖Te‖veo‖en‖un‖millón‖de‖
años. 
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Cuando traté de moverme alrededor de él, me atrapó con un brazo alrededor 
de mi vientre y decidí no luchar porque en primer lugar, podría tirar mi Pad Thai y 
en segundo, perdería. 
―¿Qué?‖―le‖solté‖cuando‖había‖girado‖mi‖cuello‖para‖verlo. 
―Tenemos‖una‖cena‖esta‖noche‖―me‖informó. 
―No,‖no‖la‖tenemos‖―le‖informé―.‖Soportaré‖una‖cena‖con‖pap{‖y‖Meredith‖
en la que tendré que explicarles sobre Ginger y sobre ti. Después estaré trabajando 
hasta que me quede dormida en el teclado. 
Sus cejas se juntaron. 
―¿Est{s‖así‖de‖atrasada? 
―¡Sí!‖―grité―.‖ Estaba‖ así‖ de‖ atrasada‖ ayer‖ cuando‖ Darla‖ vino‖ de‖ visita‖ y‖
estúpida, estúpida de mí, estúpidamente decidí ir a Ride. Ahora estoy incluso más 
atrasada y toda esta mierda, Hawk, no me está ayudando. 
―Debería‖dejar‖que‖termines‖tus‖cosas‖―murmuró. 
―¿Tú‖crees?‖―Espeté. 
Su brazo se curvó, moviéndome al frente de él y curvándose alrededor de mí 
de modo que tenía que llevar a cabo maniobras evasivas para no perder mi Pad 
Thai. 
―Hawk<‖―le‖advertí‖ cuando‖bajó‖su‖cabeza,‖ torcí‖mi‖cuello‖para‖ intentar‖
evitarlo, su brazo se apretó, su otro brazo se enredó a mí alrededor, y fallé en evitar 
que sus labios tocaran mi cuello. 
―Necesitas‖ponerte‖al‖día,‖nena,‖ forzar‖algo‖de‖tiempo‖para‖mí‖―murmuró‖
contra mi cuello y estaba a punto de decir algo arrogante pero no fui capaz de 
hacerlo cuando su lengua tocó la piel detrás de mí oreja, al instante me olvidé de 
que‖estaba‖locamente‖cabreada‖con‖él‖y‖entonces‖dijo―.‖Hemos‖quedado. 
―¿Quedado?‖―Exhalé porque aún podía sentir su lengua detrás de mí oreja. 
Su cabeza se elevó, me miró y repitió: 
―Quedado. 
―¿Para‖qué? 
Sus ojos negros se calentaron, los hoyuelos aparecieron y sus brazos se 
apretaron aún más, pegándome con yeso a su largo y duro cuerpo. 
Oh. 
Quedado. 
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Mm. 
Por un momento olvidé que habíamos terminado mientras miraba fijamente 
sus cálidos ojos negros a la luz del día, sentía su largo y duro cuerpo contra el mío 
y mentalmente recordaba cómo se sentía ese cuerpo desnudo. 
Mm. 
―Nena‖―me‖llamó‖y‖parpadeé. 
―¿Eh? 
Sonrió, esta vez con dientes blancos contra su hermosa piel morena, bajó la 
cabeza y me besó ligeramente. 
―Ve‖a‖trabajar‖―ordenó. 
Después, súbitamente, se había ido. 
Me quedé ahí parada con mi Pad Thai mirando a mi pasillo vacío pensando, 
mierda. 
 
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7 
Certeza nacida de nada más que del 
instinto 
Traducido por Sitahiri 
Corregido por Niki26 
Me las había arreglado para deshacerme de Tracy, calentar mi Pad Thai en el 
microondas, comerlo y regresar a mi computadora pero después de una hora de 
trabajo, mi mente fue a la deriva. Mi pie se alzó de modo que pudiera apoyar mi 
talón en el asiento, giré mi silla y puse mi barbilla en mi rodilla para poder mirar 
por la ventana cómodamente sin hacer nada demasiado agotador, como sostener 
mi propia cabeza en alto. 
No estaba fantaseando, estaba pensando en dónde me había equivocado. 
Hace dos años, después de que Tracy había pasado con éxito un curso en 
línea para barman, se había salido de su carrera elegida de ir saltando por cada 
tienda exclusiva de ropa del centro comercial Cherry Creek y conseguido un 
trabajo en Club. Club era un restaurante moderno que tenía buena comida en 
verdad, vasos elegantes y sofisticados en los que se servían sus bebidas, tres 
chimeneas abiertas que hacían del lugar algo cálido y acogedor, cada mesa era un 
reservado y tenía un gran bar circular en medio desde donde podías ver y ser 
visto. 
En aquel entonces Club era el lugar preferido de Cam, Trace y yo por ver y 
ser vistas mientras bebías Cosmopolitans (aunque, para ser honesta, íbamos ahí 
por los vasos que estaban condenadamente fantásticos). Ahora no lo era, dado que 
Tracy había roto demasiados de sus sofisticados vasos, y su jefe tenía que dejarla ir. 
Él lo hizo con lágrimas en los ojos porque él, como cualquier otro hombre con 
pulso,‖estaba‖medio‖enamorado‖de‖ella<‖lo‖había‖visto,‖estaba‖ahí,‖también‖Cam‖y‖
no fue bonito. 
Pero estaba ahí una noche hace un año y medio, bebiendo cosmos y 
haciéndole compañía a Tracy en su turno. 
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Había avanzado hasta el cosmo número tres y ya estaba ligeramente borracha 
porque estaba haciendo alguna loca dieta con la que me estaba desintoxicando 
(aunque había alterado la dieta para permitirme los cosmos, por supuesto) y por lo 
tanto tenía cerca de tres cosmos bajo mi cinturón con cero comidas durante el día. 
Eso fue estúpido, lo puedo ver ahora. En aquel entonces, no lo parecía porque 
Tracy era mi aventón. Troy me había llevado y Tracy me llevaría a casa. Podía 
emborracharme tanto como quisiera, coquetear tanto como quisiera y reírme a 
carcajadas con Tracy tanto como quisiera. 
Entonces él entró, el Gran Hombre Misterioso, ahora conocido como Cabe 
‚Hawk‛‖Delgado. 
Me había enamorado de él a primera vista. No es broma. Era sexy pero no era 
lujuria. Era amor. 
Está bien, era parte lujuria pero amor más que nada. 
No había explicación para esto, incluso ahora, recordándolo. Es sólo que 
había algo en el modo en que él era, usando jeans desteñidos, una camisa negra a 
medida y geniales botas negras, claramente cómodo y confiado de su estilo y de él 
mismo; el modo en que se movió, con gracia pero poderoso, masculino, con su 
merodear, su confianza, su carisma natural y su apariencia, se adueñó del lugar; y 
el modo en que podía sentarse en un reservado y comer en soledad y parecer 
totalmente tranquilo con ello. Jugueteó con su celular, recibiendo y mandando 
mensajes de texto, tomando llamadas, miró de aquí para allá y parecía como si 
estuviera naturalmente alerta a cada matiz de la habitación pero estaba cómodo 
con su propia compañíay era absolutamente impresionante. 
Para mi placer, lo habían sentado en un reservado en mi lado del bar. 
Como siempre cuando salía (Hawk no mintió, cuando salgo, muestro piel 
pero esa era yo y Meredith me enseño a abrazar mi propio estilo así que lo hice), 
me había puesto un vestido muy corto, ajustado y elástico que mostraba mucha 
pierna debido a que era súper corto, mucho brazo debido a que era sin mangas y 
mucha espalda debido al bajo escote en V. En aquel entonces había tenido once 
vestidos cortos negros y ese vestido era el número tres en mi clasificación de cuán 
sexy eran (ahora tenía trece y había bajado a la posición número cinco). Tenía 
puestas mis sandalias de tiras con tacón de aguja, mi cabello estaba corto en ese 
momento‖y‖mi‖maquillaje‖era‖‚¿vienes‖aquí‖a‖menudo?‛ 
No estaba al acecho, estaba ahí para tener una agradable noche con mi amiga 
que estaba jodiéndola en el trabajo y necesitaba apoyo moral pero eso no quería 
decir que no pudiera lucir sexy. 
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Sentada en mi taburete, bebiendo cosmos como si fueran refresco de uva de 
dieta, hice todo lo que pude para llamar la atención de Hawk, retorciéndome en mi 
banquillo, cruzando y descruzando mis piernas, chupando y girando un popote de 
coctel, dando vueltas a mi cabello innecesariamente. 
Y mientras él comía (y mientras yo lo miraba comer a escondidas, sentado, y 
jugando‖con‖su‖teléfono,‖etc<),‖ni‖siquiera‖me‖miró. 
Así que cuando pagó su cuenta, se deslizó del reservado y estaba claro que 
estaba a punto de irse, estaba devastada. 
Sí, el sentimiento era ése. 
Sabía en mi cerebro saturado de cosmos que ese hombre saliendo por esa 
puerta era el fin de mi vida. Era la pérdida de mi última oportunidad de felicidad. 
Era la muerte de un sueño. 
Y me había girado hacia el bar, bebido hasta el último sorbo de mi cosmo y 
considerado cometer suicidio cuando, de repente, sentí una cálida mano en la piel 
de mi espalda baja. 
Giré mi cuello, alcé la vista y ahí estaba él. 
Contuve el aliento y preguntó: 
—¿Vienes o qué? 
Eso fue todo. Esa fue su frase seductora. “¿Vienes‖o‖qué?” 
Fui. Tomé mi bolso, le di un gran suspiro a la mirada fija de Tracy y salí del 
restaurante con él. Me subió a un todoterreno negro, preguntó mi dirección, me 
llevó a casa y tuvimos sexo vigorosamente. 
Nunca había hecho algo como eso antes en mi vida, ni de cerca. Fue hacer 
algo increíblemente loco. 
Y fue magnífico. 
Hasta que desperté a la mañana siguiente y él se había ido. 
Sabía que había metido la pata. Él era asombroso. Yo era una aventura 
borracha de una sola noche, no tenía su número y no sabía su nombre. 
Al instante había caído en picada en las profundidades de la desesperación y 
lavado mi resaca esa misma noche con más cosmopolitas en Club, esta vez con 
Tracy atendiendo el bar y Cam a mi lado en donde expliqué las profundidades de 
mi desesperación con lujo de detalle y cada vez que la puerta se abría o había 
movimiento en esa dirección, estiraba el cuello, esperando que él entrara 
buscándome. 
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No fue así. 
No fue sino hasta tres días después cuando sentí mi edredón deslizarse hacia 
atrás, despertándome de un sueño profundo, mi mente y mi cuerpo congelados 
con aterrorizado pánico, después su peso golpeó la cama, su voz para nunca ser 
olvidada dijo: 
—Hola, nena. —Sus brazos se envolvieron a mí alrededor y me besó. Luego 
me hizo otras cosas, realmente, realmente buenas cosas. 
Así comenzó y a pesar de que al principio estaba esperanzada de que 
cambiaría<‖ me‖ las‖ arreglaría‖ para‖ preguntar‖ su‖ nombre‖ o‖ él‖ me‖ pediría‖ mi‖
número o tocaría en la puerta durante el día o pasaría la noche y me llevaría a 
desayunar<‖no‖cambió. 
Y sentada ahí en mi oficina, mirando por la ventana cuando debería haber 
estado trabajando, me di cuenta de que estaba justo ahí con Tracy todo este tiempo. 
Estaba esperanzada. Quería de regreso ese sentimiento que tenía cuando lo vi por 
primera vez y el sentimiento que tenía, pero que tontamente negaba, cada vez que 
venía de visita. Las mariposas en mi estómago. La certeza que nacía de nada más 
que del instinto de que él era el único. 
Pero pasó un año y medio y conservaba mi esperanza mientras perdía una y 
otra y otra vez mi dignidad. 
Ahora las cosas habían cambiado. 
Y ahora estaba aprendiendo que él podía ser sexy, confiado, moverse con 
gracia y podía haber una multitud de cosas que eran fascinantes sobre él pero que 
también podía ser molesto, un idiota mandón, que me decía qué hacer, no me 
escuchaba y podía herir los sentimientos de Troy sin parpadear. 
En este pensamiento mi teléfono sonó y salté. Era el teléfono de la casa que 
nunca sonaba. Todo el mundo llamaba a mi celular. Pero lo había apagado para 
que pudiera hacer algo de trabajo por consiguiente Tracy vino por una visita 
sorpresa después de que escuchó sobre mi allanamiento y no pudo ubicarme. 
Automáticamente estiré la mano y lo saqué de su base luego deseé no haberlo 
hecho mientras apretaba el botón y lo ponía en mi oído pensando que 
probablemente era un vendedor porque en las raras ocasiones que mi teléfono 
sonaba siempre era un vendedor. 
—¿Hola? —Pregunté vacilante, lista para colgar en el instante que escuchara 
a un vendedor. 
No fue así. 
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—¡OhporDios! —chilló Cam. 
Parpadeé y mi barbilla se cayó de mi rodilla. Camille Antoine no era de 
chillidos femeninos. 
—¿Cam? —Llamé. 
—¡OhporDios! 
Oh, cielos. Sabía lo que era esto. 
—Cam,‖el‖allanamiento<‖est{‖bien<‖est{< 
—¡No vas a creer lo que sucedió! 
Mi espalda se enderezó. 
¡Oh, por Dios! ¡Leo le pidió matrimonio! Tracy, Cam y yo habíamos esperado 
por condenadamente siempre para que Leo le propusiera matrimonio (Cam 
obviamente más que nosotras pero apenas). Ninguna de nosotras podía entender, 
dado que se habían conocido por cinco años y estado viviendo juntos por cuatro, 
por qué le estaba tomando tanto tiempo. 
Ahora había sucedido. 
¡Hurra! 
—Oh‖Cam,‖estoy‖tan<‖—empecé a hablar efusivamente. 
Pero interrumpió mi hablar con: 
—¡Mitch pidió ser retirado del caso! 
Parpadeé de nuevo. 
Entonces pregunté: 
—¿Qué? 
—¡El caso! —gritó—. ¡El caso! Es el tipo de caso que podría hacer su carrera. 
Si logra un arresto en esto estamos hablando de condecoraciones, 
recomendaciones, escribir libros. Y pidió ser retirado del caso por ti. 
Palabras como‖‚Mitch‛,‖‚retirado‖del‖caso‛‖y‖‚por‖ti‛‖se‖estaban‖filtrando‖en‖
mi cerebro. 
Así que, repetí: 
—¿Qué? —Pero lo hice en un susurrante cuchicheo esta vez. 
—Gwen,‖ no‖ sé‖ lo‖ que‖ hiciste‖ pero‖ lo‖ que‖ sea‖ que‖ hayas‖ hecho,‖ a‖ él<‖ le<‖
gustas. Todos están hablando de ello. He estado esperando todo el día para tener 
un descanso para poder llamar entonces no estabas contestando tu celular así que 
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tuve esperar para llegar a casa por mi libreta de direcciones porque no recordaba el 
estúpido número de tu casa. No puedo creer esto. Él es atractivo. Atractivo. Y 
amable. Y es atractivo. ¿Dije que era atractivo? 
—Cam< 
—Es decir, el Capitán no lo retiraría del caso pero el hecho de que él lo 
pidiera. Mierda, nena. Mierda. ¡Mierda! —chilló. 
—Cam< 
—Me encanta esto. Se lo conté a Leo en el minuto en que su trasero entró por 
la puerta. Estamos organizando una doble cita. 
—¡Cam! —grité. 
—¿Qué? —preguntó. 
—Anoche entraron a mi casa —le conté. 
—Sé todo sobre ello, nena —replicó Cam en un tono de voz de “¿Y‖qué?” —. 
Meredith me llamó esta mañana y es la charla de la Estación. Sé todo sobre HM 
también. Sé todo. 
Mierda, ¿alguna vez aprenderé? Nunca debería llevar a mis amigas a casa 
porque Meredith se las arreglaba para entrar en sus vidas siendo una persona 
buena, divertida y generosa. Entonces yo nunca podía mantener nada en secreto. 
Aprendí eso antes pero ¿eso detuvo mi estúpido comportamiento? ¡No! Meredith 
aún hablaba con mi amiga Chelsea de la secundaria. Chelsea vive en el Costa del 
Sol en España con algúninglés multimillonario y Meredith y ella conversan varias 
veces al año y yo no he hablado con ella en quince de esos años. Ni siquiera 
intercambiamos tarjetas de Navidad. 
Repite después de mí: ¡la familia aquí, los amigos acá y nunca deben 
conocerse los dos! 
—Cam, las cosas se han vuelto complicadas —le dije. 
Hubo un silencio y luego: 
—No, Gwen, tú complicas las cosas. Escuché que HM declaró sus intenciones 
y tú las contradijiste. Mitch lo escuchó también. No des el brazo a torcer. Conozco a 
Mitch Lawson; lo he conocido por años. Es un buen policía, un buen hombre y 
quiere una casa con una cerca de madera puntiaguda, dos y medio hijos, un perro 
y una mujer que pueda igualar su libido, el cual, según los rumores, corre por la 
zona roja. Es sólo que nunca ha sido capaz de encontrar a la indicada, a pesar de 
que ha gastado una justa cantidad de esfuerzo buscando. Nena, ¡tú podrías ser su 
indicada! 
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—Cielos, Cam, ¿cómo sabes tanto sobre él? 
—¿Acaso no dije que era atractivo? —espetó—. Tengo a Leo pero eso no 
significa que no pueda analizar a los atractivos, y lo hago. 
Eso era cierto. Lo hacía. Había estudiado a los atractivos por tanto tiempo y 
con tanta diligencia, que estaba en un nivel catedrático en atractivos. 
—No puedo pensar en esto, tengo que trabajar —le dije—. Tengo comandos 
en mi casa instalando un sistema de seguridad. Hawk aplastó a Troy como a un 
insecto en frente de Tracy y los ya mencionados comandos. Mi hermana está 
metida en alguna mierda seria que se está filtrando en mi vida. Y Tack declaró sus 
intenciones esta mañana y hubo un Encuentro Oficial de los Chicos Malos en mi 
patio, de la cual no estoy enterada de la culminación pero sé que Lawson y Tack se 
retiraron y, para tu información, me imagino que es para reagruparse. También sé 
que he visto a Hawk tres veces a la luz del día y una de esas veces me trajo fideos 
de‖J’s‖para‖almorzar‖así‖que‖estoy‖suponiendo‖que‖piensa‖que‖es‖el‖favorito. 
—¿Te‖compró‖fideos‖J’s? 
—Sí. 
—¿Cómo‖es‖que‖sabe‖de‖ti‖y‖J’s? 
—Cam, te lo dije ayer, ¡sabe todo sobre mí! Y ahora, cuando digo eso, me 
refiero a que sabe todo sobre mí. Me contó el mismo que me sigue, o sus chicos lo 
hacen y se reportan. ¡Es una locura! 
—¿Por qué haría eso? 
—Le‖ pregunté‖ y‖ su‖ respuesta‖ fue,‖ ‚Nena‛,‖ que‖ es‖ cómo‖ responde‖ a‖ un‖
montón de mis preguntas o responde a un montón de mis regaños. 
—No lo sé, Mitch puede ser pensativo pero sospecho que no contestaría a una 
pregunta‖directa‖con‖‚nena‛. 
Santo cielo. 
—No puedo pensar en Mitch, no puedo pensar en nada —le conté—. De 
verdad necesito trabajar y todo esto está fastidiando mi cabeza. 
—Bueno, debes pensar en HM porque una vez que escuché que un hombre 
llamado Hawk te había reclamado como suya anoche, hice algunas preguntar 
sobre él y descubrí un montón y el montón que averigüé significa que debes 
liberarte. 
Oh, cielos. Eso no sonaba bien. 
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—Tampoco quiero saber de él. Después de un año y medio estoy 
aprendiendo rápido y entre más interactúo con Hawk, más inminente es la 
amenaza de que seré la primera víctima de una explosión de cabeza espontánea. 
—¿No te gusta él? 
—No tengo tiempo para explicar la complejidad de todo lo que siento por 
Hawk ahora mismo. Tengo tres horas para hacer diez horas de trabajo y luego 
tengo que estar en casa de mis padres. Saben que Ginger está en problemas y 
puede que la hayan desheredado pero es su hija y es mi hermana y van a 
preocuparse. Lo sé porque, apesta y quiero quitármelo de encima, pero estoy 
preocupada. Tengo que prepararme para enfrentar eso. Estoy tomando esto un 
paso a la vez. 
Hubo más silencio después: 
—No te oyes muy bien. 
Cerré los ojos, me incliné hacia delante y mi cabeza chocó contra mi 
escritorio. 
¿Por qué nadie me prestaba atención? 
—¿Esa fue tu cabeza golpeándose contra tu escritorio? —preguntó Cam en mi 
oído. 
—Sí —susurré al teléfono, manteniendo mis ojos cerrados. 
—Está bien, nena, te dejaré sola pero necesitamos cosmos, pronto. Hablaré con 
Leo sobre una cita doble. Tal vez dado que no eres importante en este caso Mitch 
será capaz de ir a cenar. O quizás podemos sólo planear una reunión en nuestra 
casa y nadie lo va a saber. 
Abrí mis ojos y me quedé mirando mi regazo. 
—Eso no es dejarme en paz, Cam, eso es planear mi futuro romántico con un 
hombre que apenas conozco mientras estoy perdiendo los estribos por cómo voy a 
hacer que el hombre que también apenas conozco pero con el que he estado 
durmiendo por meses acepte que hemos terminado cuando sus ideas al respecto 
chocan violentamente con las mías. 
Silencio, luego: 
—¿En serio? ¿Le dijiste que se acabó? 
Me puse derecha en la silla con rapidez y chillé: 
—¡Cam! 
—¡Está bien! De acuerdo, te dejo en paz. 
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—Llama a Tracy, hazle un resumen la limitada información que tienes, me 
ahorrará tiempo —ordené. 
—Entendido. 
—Sin citas dobles. 
—Sólo prepararemos algo en el calendario. 
—¡Cam! 
—Hasta luego, nena. 
Después estaba escuchando el vacío. 
Apreté el botón de colgar y lo puse en su base. Entonces me levanté y bajé las 
escaleras porque estaba bastante segura de que había barras Twix congeladas y 
estaba muy segura de ello porque siempre las tenía pero no era inaudito para mí 
que accidentalmente me comiera mis reservas mientras, digamos, veía una película 
o sólo tuviera antojo. A través de abundante experimentación había descubierto 
que las barras congeladas demostraban intensificar la concentración. Necesitaba mi 
concentración agudizada así que iba a sacar las armas grandes. 
Descubrí que tenía barras Twix congeladas. 
Tras ofrecerlas, también descubrí que los comandos no las comían. 
Eso era bueno. Más para mí. 
Agarré mi paquete doble, enderecé los hombros, con esfuerzo despejé mi 
cabeza y subí las escaleras con determinación de nuevo a mi oficina. 
 8 
Cómo Nos Conocimos 
Traducido por Sitahiri 
 Corregido por Geraldine 
Mientras me dirigía a casa de papá y Meredith me sentía bastante bien. Me 
las había arreglado para hacer un adelanto del trabajo y cargado mis archivos en 
mi laptop antes de salir de mi casa. 
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 Tenía un plan: comer la cena, explicarles la mierda a papá y Meredith, hacer 
ambas cosas muy rápido después hacer del cuarto de estar de papá mi refugio y 
trabajar hasta que mi visión se pusiera borrosa. La única falla en este plan era que 
estaba cansada. Sólo había tenido cuatro horas de buen sueño anoche así que 
estaba sin energía. En mi negocio la atención a los detalles era la clave y ponerse 
confuso no era bueno. Pero suponía que me quedaba suficiente para exprimir en 
dos o tres buenas horas de concentración y, si tenía una noche de sueño decente, 
mañana podía hacerlo completamente recargada y patear algunos traseros de 
edición. 
Con mi plan de ataque todo preparado, y mi buena excusa de tener que 
terminar mi trabajo para que papá hiciera su sermón corto, me sentía bien, 
completamente mentalizada para cenar con mis padres. Eso fue hasta que su casa 
se hizo visible y vi un fenomenal Camaro oscuro, gris metálico estacionado al 
frente. Estaba comenzando a entender por qué la gente era movida a cometer actos 
de extrema violencia cuando me estacioné detrás del Camaro. Aun así, mientras 
apagaba mi carro y ponía el freno de mano, sí me tomé un momento para 
reflexionar sobre el hecho de que era demasiado malo que Hawk y yo hubiéramos 
terminado. Me encantaría pasear en ese Camaro. 
Me bajé, rodeé el coche y tomé mi bolsa y mi laptop. Después caminé hacia la 
casa. Si fuera un tipo de mujer distinto, en otras palabras no tenía la sangre de mi 
madre en mis venas, habría caminado a la casa lentamente, considerando mis 
opciones, tranquilizándome a mí misma, ideando un plan de ataque. No lo hice. 
Subí a la casa pisando fuerte, abrí la puerta,encontré una ola de fuerte aroma a ajo 
y entré con paso firme. 
Mis padres vivían en una casa grande en una leve cuesta. Las escaleras justo 
enfrente llevaban a un descansillo con una gran ventana. Una enorme sala a la 
izquierda que tenía un pequeño cuarto de estar en ella al frente de la casa, otro 
pequeño lugar parecido a un porche techado detrás del cuarto de estar también 
fuera de la sala. Una cocina enorme a la derecha con una gran zona para la mesa 
del comedor. Medio baño y lavadero detrás de la cocina que conducía a un garaje. 
Alfombra de muro a muro en todos lados a excepción de la cocina que tenía piso 
de cerámica. Tres recámaras y dos baños en la planta alta, uno compartido, uno 
fuera de la recámara principal. El nivel de jardín era un apartamento que habían 
rentado desde que podía recordar a una mujer llamada Sra. Mayhew que tenía tres 
gatos. En lo que llevaba en el departamento los gatos habían cambiado debido a la 
muerte de un gatito, y una vez, el escape de un gato. Aunque la Sra. Mayhew 
afirmó que era el robo de un gato y estaba propensa a creerle dado que trataba a 
esos gatos mejor de lo que la mayoría de las personas trataban a sus hijos, pero la 
Sra. Mayhew nunca cambiaba. Había sido anciana como las colinas desde que 
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tenía uso de memoria. También era una vecina tranquila. Sin música fuerte, o 
fiestas ruidosas, o un afluente constante de visitantes. 
 
Y lo mejor de todo, soportaba a Ginger porque admiraba a papá, adoraba a 
Meredith y se preocupaba un montón por mí. Antes de que Ginger y yo nos 
mudáramos (nunca me mudé a casa después de graduarme de la U de C – a Ginger 
le llevó más tiempo y se graduó de la preparatoria por lo que todos consideramos 
un pequeño milagro), había cuatro habitaciones en la planta alta; pero después de 
que me mudé papá convirtió una de las habitaciones pequeñas en un baño 
principal. Y papá siendo papá, y Meredith siendo Meredith, quería decir que toda 
la casa estaba bien cuidada, bien decorada, hogareña, cálida y cómoda. 
Como estaba justo ahora con el fuego ardiendo en la chimenea de la sala y 
chimeneas encendidas de arriba abajo. Pero una vez que eché un vistazo a la casa, 
vi que papá estaba entreteniendo a Hawk en la sala y la mesa estaba puesta para 
cuatro, mi mirada giró de nuevo a la izquierda y asimilé a papá en el sillón y a 
Hawk en el sofá, su espalda hacia mí, su brazo estirado a lo largo del respaldo del 
sofá pero su cuello girado para verme sobre su hombro. Bajé mis bolsas y abrí la 
boca para gritar. 
—Cariño —papá habló antes que yo, enderezándose en su silla, una botella 
de cerveza en su mano—, ¿por qué no nos dijiste que Hawk venía a cenar? 
—¡No importa! ¡No importa! —la voz de Meredith me llegó de la derecha a 
donde volteé para verla entrando apresuradamente llevando un paño—. Tenemos 
suficiente. Él es un tipo grande pero siempre hago suficiente. Y con Bax dándome 
la idea anoche, ya había planeado la lasaña. —Fui forzada a retrasar mi diatriba 
cuando Meredith llegó a la entrada al mismo tiempo que papá lo hizo, papá se 
inclinó para besarme y yo automáticamente incliné mi cabeza hacia atrás para 
aceptarlo. Entonces me volví hacia Meredith y me incliné para darle un beso y ella 
levantó un brazo para añadir un abrazo de un hombro porque ésa era su forma de 
ser. Después me puse derecha y me volví hacia Hawk que estaba parado al lado 
del sofá, los brazos cruzados en su pecho, rebosando genialidad de chico malo 
mientras miraba mi bienvenida a casa. Entonces abrí la boca para gritar. Papá me 
interrumpió de nuevo cuando anunció: 
—Voy a batir un cosmo. 
Me giré hacia papá. 
—No puedo, papá, después de cenar, tengo que trabajar. 
Sus cejas se elevaron. 
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—Pero tenemos una cena familiar. 
—Estoy retrasada —expliqué. 
La expresión de papá cambió y la conocía tan bien que podría bosquejar una 
perfecta interpretación de ella con los ojos cerrados (eso por supuesto, si pudiera 
bosquejar). 
Rostro de sermón. 
—Gwendolyn, cuántas veces tengo que decírtelo, no pospongas. 
—Tu papá está en lo cierto, cariño, cada vez que pospones te pones toda 
estresada y de mal humor —añadió Meredith. 
—No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy —continuó papá como si 
Meredith no hubiera hablado. 
—Entonces comes la comida que no deberías comer y sales y compras ropa 
que no deberías comprar y te pones aún más gruñona —siguió Meredith como si 
papá no hubiera hablado. 
—Tranquilidad, eso es lo que una buena habilidad de administración de 
tiempo te da, tranquilidad —prosiguió papá. 
—Y no tendrías que tomar tantos clientes si no tuvieras que pagar tus tarjetas 
de crédito —siguió Meredith. 
—Siempre te lo estoy diciendo, necesitas aprender a concentrarte —
insistió papá. 
—Y siempre te lo estoy diciendo, complementa con accesorios. Los accesorios 
son la clave. ¡Sólo tienes que gastar tu arduamente ganado dinero en unas cuantas, 
fabulosas piezas principales de tu guardarropa y puedes crear un completamente 
nuevo atuendo con sólo cambiar una pañoleta! —declaró Meredith después 
finalizó—. Y las pañoletas cuestan mucho menos que tener diez vestidos cortos de 
color negro. 
—Tengo trece vestidos cortos de color negro —corregí porque, de verdad, era 
importante llevar la cuenta. 
—¡Lo ves! —chilló Meredith. 
Se me ocurrió entonces que Hawk estaba mirándome, una mujer de treinta y 
tres años que se había estado encargando de ella misma por más de una década, 
ser reprendida como una adolescente. Al mismo tiempo que un timbre sonó en la 
cocina. 
—¡El pan está hecho! —exclamó Meredith. 
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—La sopa está lista —añadió papá con una sonrisa en dirección a Hawk—. 
Puedes agradecerme después, hijo, por la dicha que estás a punto de experimentar. 
—Todos a la mesa —ordenó Meredith, apresurándose a la cocina. 
—Necesito hablar con Hawk —anuncié. 
—M{s‖ tarde,‖ cariño,‖ el‖ pan‖de‖ ajo‖de‖Mer‖ no‖ espera‖ a‖ ningún‖ hombre<‖o‖
mujer —papá me sonrió y se fue hacia la mesa. 
Mi cabeza giró hacia Hawk para verlo caminar en mi dirección. Privada de mi 
oportunidad para arremeter contra él y quizás explicar que habíamos terminado en 
mensaje de señas o ponerme en trance y hablar en lenguas o posiblemente 
golpetear mi mensaje en Código Morse, esperando que uno u otro penetraría su 
fortaleza anti―comunicacional de macho, decidí expresar mi infelicidad 
fulminándolo con la mirada. Hawk ignoró mi mirada asesina y supe que lo estaba 
haciendo cuando se acercó, me enganchó del cuello, tiró de mí a su costado y me 
empujó a la mesa, la cabeza inclinada en mi oreja donde murmuró: 
—Veo que estás estresada y de mal humor. 
Levantó la cabeza y yo torcí mi cuello para alzar la vista hacia él y ver que 
estaba sonriendo. 
—Solo por curiosidad, ¿sabes cuánto cuesta contratar asesinos y, por 
casualidad, tendrías una recomendación? 
Habíamos logrado llegar a la mesa cuando dije mi comentario y Hawk nos 
detuvo, me dio la vuelta para quedar de frente por completo en sus brazos, echó la 
cabeza hacia atrás y estalló en carcajadas. Me le quedé viendo, mi irritación 
completamente olvidada. Tenía una buena risa, era profunda y reverberante y 
podía ver que le salía del corazón. Después, todavía riendo, bajó la cabeza y me 
besó. Sin lengua pero era un beso, un beso definitivo, duro y largo y justo frente a 
mi papá mientras estaba parado en el comedor familiar. Cuando su boca se apartó 
de la mía y levantó la cabeza, parpadeé luego espeté: 
—¡No puedes besarme en la casa de mis padres frente a mi papá! 
—Acabo de hacerlo, Bomboncito —replicó Hawk. 
—Bueno no lo hagas de nuevo —seguía espetando. 
—Entonces no seas tan hilarante —soltó Hawk—. Me haces reír, nena, te lo 
estoy advirtiendo ahora, cuando haya terminado, voy a besarte. 
—No pretendía ser hilarante —le expliqué con arrogancia. 
—Bueno, lo fuiste. 
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—¿Cómo puedo controlarlo si no sé cuándovas a encontrar que algo es 
divertido? 
—Supongo que mejor te preparas, nena, porque, del modo en que eres, 
podría pasar en cualquier momento. 
Abrí la boca para replicar cuando me di cuenta de que teníamos público. Mi 
cabeza se dio la vuelta y vi a papá sonriendo del modo en que sabía por puro 
instinto (porque definitivamente no la había visto antes) era la sonrisa conocedora, 
satisfecha de un padre, cálida con el conocimiento de que su hija había enganchado 
al Sr. Muy, Muy Indicado. También vi a Meredith parada al lado de papá usando 
manoplas de cocina, llevando una bandeja de lasaña, ostentando su propia sonrisa 
que declaraba claramente que se había casado con el Sr. Muy, Muy Indicado y 
estaba más feliz que una lombriz de que su adorada hijastra hubiera seguido sus 
pasos. 
Total‖y<.‖condenadamente<‖jodida. 
Me aparté de Hawk y declaré: 
—Creo que me tomaré ese cosmo ahora. 
Papá soltó una risita, se acercó al refrigerador y declaró: 
—No lo creo cariño, tienes que trabajar después —siguió caminando pero 
miró por sobre su hombro a Hawk—. ¿Otra cerveza? 
¿Otra? ¿Cerveza? 
¿Cuánto tiempo había estado aquí y desde cuando los tipos sexis, 
musculosos, cuerpo―como―un―templo bebían cerveza? 
—Sí —respondió Hawk y lo miré. 
—¿Bebes cerveza? 
Me miró. 
—Sí —repitió. 
—¿Eso no te dará una barriga? —Pregunté. 
—La vida es corta, nena, tienes que vivirla de vez en cuando y no tomas agua 
con lasaña casera y pan de ajo. 
Bueno, su madre era mitad italiana; él sabría. Decidí ignorar a Hawk así que 
me di vuelta a la cocina. 
—Te ayudaré a traer la comida. 
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—Gracias, cielo —murmuró Meredith, poniendo la lasaña en un enroscado 
hornillo de hierro forjado en medio de la mesa. 
Papá me trajo una soda de uva, a Hawk y a él una cerveza nueva, rellenó el 
vino tinto de Meredith y ella y yo llenamos la mesa con nuevo pan de ajo, una 
enorme ensalada y cada botella de aderezo para ensaladas conocido por el hombre. 
Después todos nos pasamos la comida alrededor y llenamos nuestros platos 
mientras comentábamos lo bien que se veía y olía la comida (o al menos papá y yo 
lo hicimos, Hawk sólo se sirvió su plato). 
Me estaba preparando mentalmente para la plática sobre Ginger al meter 
lasaña en mi boca cuando Meredith preguntó: 
—Así que, ¿cómo se conocieron ustedes dos? 
Me atraganté con la lasaña caliente y mis ojos volaron a través de la mesa 
hacia Hawk. Los hoyuelos de Hawk aparecieron. Mastiqué frenéticamente con la 
esperanza de poder hablar antes de que Hawk dijera algo que podría hacer que mi 
cabeza explotara o peor, la de mis padres y mientras hacía esto las cejas de Hawk 
se elevaron en un claro reto. Meredith habló a la nada. 
—¿Fue romántico? Apuesto que sí. 
Meredith lo apostaría. A excepción de Ginger coloreando su mundo de gris 
de vez en cuando, el mundo de Meredith era de un tinte rosado. Eso tenía mucho 
que ver con Meredith siendo Meredith, raramente teniendo un mal día y siempre 
viendo el lado bueno de la vida. 
Eso también tenía un montón que ver con el hecho de que Meredith estaba y 
siempre estaría locamente enamorada de mi padre. Había conocido al hombre de 
sus sueños y lo supo en el instante en que lo vio. Fue por eso por lo que se 
desmayó dos segundos después. Y su desmayo fue el motivo por el que papá la 
atrapó. Se despertó acunada en sus brazos, el trasero en su regazo mientras él le 
apartaba el cabello de la cara suavemente y la miraba como un príncipe miraría a 
su recién despertada princesa. Sabía esto porque yo estaba ahí cuando sucedió, 
hizo que la piel se me erizara entonces y, cada vez que lo recordaba, seguía 
provocándome el mismo efecto. Fue lo más romántico que había visto y estábamos 
en un sitio de comida rápida. Hawk y mi encuentro no fue nada como eso. Pero 
Meredith querría que fuera de ese modo, no por ella, sino por mí, y la quería más 
que a nada así que, cuando tragué, tan estúpido y vergonzoso como iba a ser, le di 
lo que quería. Y lo que le di, casualmente, también fue la verdad. Con mis ojos 
pegados a ella, el corazón acelerado y mi mente tratando de pretender que Hawk 
no estaba ahí, dije: 
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—Cuando Tracy estaba trabajando en Club, arruinando las bebidas todo el 
tiempo y rompiendo todos los vasos, yo estaba ahí una noche porque ella 
necesitaba apoyo moral. Estaba bebiendo en el bar y de repente sentí algo extraño, 
como si supiera que algo grande estaba a punto de suceder. Entonces miré a la 
puerta y lo hice en el minuto en que Hawk entró. Lo vi y supe lo que era ese algo 
grande‖porque‖de‖ inmediato‖pensé,‖‚Ese‖es‖el‖hombre‖para‖mí, ese hombre es el 
hombre perfecto para mí. Si pudiera elegir a cualquier hombre del mundo, sería 
ese‖ hombre‖ al‖ que‖ escogería‖ para‖ mí.‛‖ Después‖ bebí‖ en‖ el‖ bar‖ mientras‖ Hawk‖
comía su cena y traté de obtener su atención y fallé. Así que cuando estuvo listo 
para irse, dolió porque no quería que se fuera sin que se fuera conmigo. Pero no se 
fue sin mí. Se acercó, puso su mano en mi espalda y me habló. Y cuando sentí su 
mano en mi espalda y me di la vuelta para verlo parado cerca, sentí como si cada 
sueño que hubiera tenido alguna vez me fuera concedido —Meredith me miraba 
fijamente, los labios separados, los ojos brillantes y concluí—. Así que así es cómo 
nos conocimos. 
Los ojos de Meredith estaban brillantes porque estaban llenos de lágrimas, 
siguió mirándome después contuvo el aliento, miró a papá después me miró de 
nuevo. 
—Eso es tan dulce —susurró. 
Papá se aclaró la garganta. 
Bajé la mirada a mi plato y comí un poco de ensalada. Traté, de verdad lo 
hice, de mantener los ojos en mi plato pero a pesar de que me las arreglé para 
mantener mi cabeza agachada, mis ojos se levantaron y le echaron un vistazo a 
Hawk. En el momento en que lo hice, mis ojos cayeron de nuevo a mi plato pero 
mi aliento salió en un silbido y la mirada en su rostro, aun captando sólo un 
destello de ella, estaba marcada a fuego en mi cerebro de un modo en el que sabía 
que la cicatriz de esa quemadura viviría ahí para siempre. Esto era porque cuando 
lo miré Hawk no se veía como Hawk o como el hombre que estaba empezando a 
conocer que era Hawk. Se veía como el Hawk de mis fantasías. Su rostro era suave 
pero sus ojos intensos, acalorados y los sentí quemándome incluso ahora mientras 
me llevaba la ensalada a la boca y miraba a todos lados menos a él. 
—Así‖que<‖esto<‖Hawk‖—dijo papá en el silencio—, ¿viste algo de acción 
cuando estuviste de servicio? 
Escuché la profunda voz de Hawk contestar pero había decidido 
concentrarme en meter la comida a mi boca, masticar y tragar sin manchar de salsa 
de tomate mi playera ajustada, tener lechuga metida en los dientes o asfixiarme 
con un pedazo de pan de ajo sin masticar así que, a pesar de que quería saber la 
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respuesta de Hawk, no escuché. Como si sintiera mi humor, Meredith 
discretamente me involucró en la conversación sobre los libros que estaba editando 
mientras papá y Hawk desarrollaban lazos con las historias del Ejército. 
Afortunadamente para mí, eso nos tomó hasta el final de la cena, la cual no duró 
mucho y tampoco me incluyó explicando cosas sobre Ginger. 
Meredith estaba disculpándose por no haber hecho ningún postre cuando 
todos‖nos‖paramos‖y‖Hawk‖declaró‖que‖la‖cena‖supo‖genial‖pero‖que‖tenía‖‚cosas‖
que‖hacer.‛ 
Después sus ojos pasaron a verme a mí. 
—Nena, acompáñame a mi auto. 
No sabía si eso era una orden o una petición y de verdad, de verdad quería 
correr a un clóset y atrincherarme en él porque después de contar esa historia, en 
verdad, en verdad no quería estar a solas con Hawk. Pero no podía hacer eso con 
papá y Meredith mirando así que asentí. Las despedidas, gracias y vuelve prontos 
fueron dichas mientras Hawk y yo caminábamos a la puerta. Después la 
atravesamos. Luego la puerta se cerró firmemente tras nosotros, el pasador 
haciendo un sonido definitivo,el modo de papá de darle privacidad a Hawk, 
diciéndole que Meredith y él iban a dejar que Hawk y yo camináramos al auto sin 
espectadores cuando sabía que papá y Meredith iban a estar mirando a través de 
las cortinas (o al menos Meredith iba a estarlo). 
Pero en este punto no me importaba. En este punto me sentía tan 
avergonzada que era un incendio emanando de lo profundo en mi interior como 
otra quemadura, la de mi cerebro, la que llevaba esa mirada que vi en su rostro, 
hizo sentir su presencia. Por eso, no reaccioné cuando Hawk tomó mi mano y me 
llevó caminando por la entrada de mis padres a su Camaro y no reaccioné cuando 
usó mi mano para posicionarme con mi espalda contra su auto y tampoco 
reaccioné cuando me atrapó con su gran cuerpo y sus manos se pusieron a cada 
lado de mi cuello. Ni siquiera la tuve cuando sus pulgares presionaron suavemente 
en las partes inferiores de mi mandíbula y me obligó a alzar la vista hacia él. En la 
fría oscuridad de una noche de febrero en Colorado, vi sus ojos negros iluminados 
por las farolas de la calle y al final reaccioné. Y esa reacción fue provocar tácticas 
de evasión sin demora. Y las tácticas de evasión que decidí tomar fueron discutir. 
—No les conté sobre Ginger —declaré apresuradamente—. Tengo que 
instalar mi laptop y conseguir unas horas de trabajo pero porque no lo hice en la 
cena, ahora tengo que ir ahí dentro y explicar las cosas de Ginger. Eso va a ser 
malo. Lo tenía todo planeado. Estaba toda mentalizada. Ahora he perdido mi mojo 
por completo por tu culpa. Arruinaste mi plan al aparecer. —Claramente sin ganas 
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de pelear, Hawk no se ofendió y su pulgar acarició la curva de mi mandíbula 
mientras replicaba: 
—Le di un resumen a tu papá antes de cenar. Puedes entrar e ir directo a 
trabajar. 
Le parpadeé. 
—¿Le diste un resumen a papá? 
—Sí. 
—¿Qué le dijiste? 
Hawk respondió con una respuesta que estaba lejos de ser completa: 
—Sabe más que tú, tú sabes más que tu madrastra. 
—¿Eso qué significa? 
—Quiere decir que tu madrastra no necesita saber la mierda girando 
alrededor de tu hermana, o al menos no va a escucharla de mí. Tú ya sabes 
demasiado y no vas a saber más. Tu padre necesita saberlo todo así que se lo conté 
y estuvo de acuerdo conmigo sobre tu madrastra y tú. 
No sabía por dónde comenzar así que empecé por el medio. 
—¿Le contaste todo a papá? 
—Él‖hizo‖preguntas,‖yo‖contesté,‖así‖que<‖sí. 
No estaba segura de cómo me sentía respecto a eso. De lo que estaba segura 
era de que no podía regresar el tiempo así que tenía que dejarlo pasar. 
—¿Cómo está él? 
Sus pulgares se apartaron de mi mandíbula cuando sus manos se deslizaron 
para apoyarse donde mi cuello se encontraba con mis hombros. 
—No está feliz pero tampoco sorprendido —respondió. 
Sabía cómo se sentía papá porque yo me sentía igual. 
—¿Cómo evitaron que Meredith se enterara? 
—Estaba cocinando, pedí un poco de tiempo, tu papá me llevó a su cuarto de 
estar y yo cerré las puertas. Salimos y ella no preguntó. Su conversación, si la 
tienen, puede ser privada. Ella es su mujer, es su decisión. 
No tenía ninguna respuesta verbal a eso pero sentía gratitud. Hawk estaba en 
lo cierto, papá querría saber y no estaría feliz por no saberlo. Hawk también estaba 
en lo cierto, Meredith no debería saber a menos que papá sintiera que ella podría 
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manejarlo y debería ser él mismo el que se lo dijera. A pesar de que sentía gratitud, 
no la expresé. En su lugar mis ojos se desviaron a un lado. 
—Nena —me llamó Hawk cuando lo hicieron y mis ojos se desviaron de 
regreso—.‖Lo‖que‖dijiste‖antes< 
Oh, no. No íbamos a hablar de antes. Gustosamente caminaría descalza sobre 
una cama de brazas ardientes y al final de ese camino me zambulliría de cabeza en 
la lava ardiente de la boca de un volcán antes de hablar de antes. Por eso al 
instante traté de apartar de un tirón mi cuello y quitarme de frente de él pero él se 
movió más rápido, empujando más cerca, sujetándome contra el auto y sus manos 
subieron para acunar mi mandíbula, obligando a mi rostro a inclinarse hacia él. 
—Nena —repitió cuando mis ojos se quedaron mirando a su oreja. 
Supongo que tenía que hablar de ello. 
—Lo estaba inventando —mentí a su oído—. Meredith es una romántica. No 
podía contarle cómo somos en realidad. No entonces con papá ahí, no en privado, 
nunca. 
—Nena —dijo otra vez. 
—No tiene importancia o al menos no la tiene ahora. Cuando desaparezcas, 
entonces lo será. Meredith estará triste pero me las arreglaré. 
—Bomboncito, mírame —ordenó en voz baja. 
Mis ojos se desviaron hacia los suyos. 
—Pedí que me sentaran en ese reservado —me informó y yo contuve el 
aliento ante lo que podría estar diciendo. 
Después‖exhalé‖con‖un‖‚¿Qué?‛ 
—Te fiché antes de que tú me ficharas a mí, Gwen. 
Lo miré fijamente, incapaz de hablar. 
—Te vi a través de las ventanas cuando me dirigía hacia allá. Tu amiga estaba 
contigo y te estabas riendo. 
¡Oh, por Dios! 
Su cabeza se agachó más cerca y miré mientras lo hacía, conteniendo el 
aliento y sintiendo sus ojos quemar en los míos. 
—Aún te veo —susurró. 
¡Oh, por Dios! 
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Su pulgar acarició mi mejilla luego sus dedos retrocedieron a mi cabello 
mientras su otra mano bajaba por mi cuello, sobre mi hombro y alrededor de mi 
espalda, su cabeza bajó y me besó. Ese beso era con lengua, un montón de ella, la 
suya y la mía. Fue húmedo, profundo y duró mucho tiempo. Como de costumbre 
estaba agarrada cuando levantó la cabeza y mi cuerpo estaba estremeciéndose en 
lugares que él no podía sentir y en mejores lugares que sólo yo podía sentir y mis 
lugares privados eran mucho mejores. 
—Ve a trabajar, Bomboncito —murmuró contra mi boca, me apartó con 
suavidad de su auto, quitó los seguros con un bip, abrió la puerta, se metió, 
encendió el Camaro y el auto se alejó ronroneando. Había pasado tiempo desde 
que sus luces traseras se perdieron de vista pero todavía estada ahí parada, un 
estremecimiento remanente desvaneciéndose, mi mente adherida a un 
pensamiento. 
Él todavía me veía riéndome. 
 
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9 
Sentimentalismo 
Traducido por Sitahiri 
Corregido por Lalak 
Sentí el intenso calor de la mano de Hawk en la parte baja de mi espada y mis 
ojos se abrieron. Había estado profundamente dormida y sentí confusión con un 
toque de excitación antes de que su peso golpeara la cama y me diera la vuelta 
hacia él. 
Entonces sus brazos se cerraron a mí alrededor, presionaron mi cuerpo contra 
la longitud del suyo y mi confusión se aclaró. 
Estaba en la casa de mis padres. 
Antes de que la sombra de su cabeza en descenso diera en su objetivo 
planeado, mi mano salió disparada hacia arriba y cubrió su boca. 
―¿Qué‖est{s‖haciendo?‖―Siseé en un susurro. 
Su mano subió, sus dedos envolvieron mi muñeca y la apartó. 
―¿Qué‖es‖lo‖que‖hago‖siempre?‖―Respondió, también susurrando. 
―¡Irrumpiste‖en‖la‖casa‖de‖mis‖padres!‖―seguía‖susurrando y siseando. 
―Sí‖―replicó‖como‖si‖eso‖estuviera‖perfectamente‖bien. 
―¡No‖podemos‖tener‖sexo‖cuando‖mis‖padres‖est{n‖pr{cticamente‖al‖lado! 
Estaba callado, su cuerpo quieto, luego se movió rápido, su rostro 
desapareció en mi cuello mientras sus brazos se súper apretaban y me rodó sobre 
mi espalda con su torso en el mío y escuché su amortiguada carcajada. 
―¡Hawk!‖ ―espeté,‖ mis‖ manos‖ en‖ sus‖ hombros‖ desnudos‖ de‖
lustrosa―piel―sobre―duro―músculo, empujándolo. 
Levantó la cabeza y su peso se quitó de encima cuando apoyó ambos 
antebrazos en la cama a cada lado mío. Me miró en las sombras. 
―Nena,‖no‖voy‖a‖follarte‖―murmuró.‖ 
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―Acabas‖ de‖ decir,‖ ‚¿qué‖ es‖ lo‖ que‖ siempre‖ hago?‛‖ Y‖ nosotros‖ siempre‖
tenemos‖sexo‖―repliqué. 
―Sí,‖nena,‖pero‖comienza‖con‖un‖beso. 
Oh. Eso era verdad. 
Miré fijamente a su cabeza oculta en la oscuridad. 
―¿Entonces‖qué‖est{s‖haciendo‖aquí? 
―Tú‖est{s‖aquí. 
―¿Y?‖―Apunté. 
Una de sus manosfue a mi cara y sentí sus dedos deslizarse por el nacimiento 
de mi cabello antes de apartar el cabello al lado de mi cabeza. 
―Anoche,‖alguien‖te‖acosó‖y‖se‖acercó‖a‖ti‖lo‖suficiente,‖te‖asustó.‖Cuando‖eso‖
sucedió, mis chicos estaban a ocho minutos de ahí y yo estaba a una hora. 
―Me‖est{s‖diciendo‖algo‖que‖sé,‖Hawk. 
―Eso‖no‖va‖a‖suceder‖de‖nuevo. 
Había sonado divertido, al principio, después informativo. Esto último sonó 
como una promesa. 
Mi estómago se puso todo sentimental. 
Resistí el sentimentalismo y le recordé: 
―Pap{‖est{‖justo‖al‖lado. 
―Él‖es‖un‖hombre‖que‖puede‖cuidar‖de‖sí‖mismo‖y‖de‖ti,‖Bomboncito,‖pero‖
hay personas allá afuera que no lo saben. Si ven mi auto estacionado en la calle, lo 
pensaran dos veces antes de meterse con alguien en esta casa. 
¡Rayos! Me estaba protegiendo. Y a papá. Y a Meredith. 
¡Vaya! 
―¿Entonces‖sólo‖estas‖aquí‖para‖este<‖estar aquí?‖―Pregunté. 
―Eso‖y‖asegurarme‖que‖duermas. 
Eh. 
¡Vaya! 
Se estaba volviendo cada vez más difícil pelear contra el sentimentalismo. 
Prosiguió. 
―Y‖dormir‖un‖poco‖contigo,‖estoy‖condenadamente‖deshecho. 
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Eh. 
¡Vaya! 
Súper Hawk, el Amante más Grande del Mundo y Gran Chico Malo estaba 
deshecho. 
Interesante. 
―Nena‖―llamó. 
Mi cuerpo se sacudió de su asombro y pregunté: 
―¿Qué? 
―¿Vas‖a‖hacerlo? 
―¿Qué? 
―Dormir. 
No. Nunca iba a conseguir volver a dormirme. Había tenido mi segundo aire 
después de estar parada en el frío cuando se fue más temprano y me las había 
arreglado para pegar una vuelta a una enorme cantidad de trabajo, permaneciendo 
despierta y fresca hasta que mi concentración comenzó a menguar alrededor de un 
cuarto para la medianoche. Había cerrado todo y me había ido a dormir sintiendo 
un cansancio que sabía quería decir que dormiría profundamente. Al minuto en 
que mi cabeza tocó la almohada, me quedé dormida al instante. 
Ahora estaba bien despierta. 
―Sí‖―mentí. 
Su cabeza cayó e hizo algo nuevo, algo que nunca había hecho excepto al 
acercarse algo más. Y eso fue besar ligeramente el espacio en la base de mi 
garganta en medio de mi clavícula. 
Después se quitó de encima de mí, me dio la vuelta sobre mi costado, curvó 
su cuerpo contra el mío, enganchando una de mis rodillas con la suya así que su 
pesado y cálido muslo estaba apoyado en el mío. Su brazo se quedó ceñido 
alrededor de mi vientre, se inclinó y besó la piel detrás de mí oreja después su 
cabeza se acomodó en la almohada. 
Supongo que Cabe Delgado no verbalizaba sus buenas noches, las 
representaba. 
Mm. 
Permanecí ahí en la cálida curva de su cuerpo bajo su brazo, sintiendo su 
aliento en mi cuello pensando ¡Santo cielo, HM está abrazándome de cucharita! 
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Tracey daría volteretas de pura alegría por un kilómetro si supiera esto. Cam 
podría tener un ataque cardíaco. 
No sabía qué hacer excepto dejar que el sentimiento que mi cuerpo le estaba 
comunicando a mí cerebro penetrara y ese sentimiento era: De verdad, de verdad me 
gusta esto. 
Mi ex―esposo Scott nunca abrazaba de cucharita. Yo abrazaba su espalda de 
ese modo pero él nunca se acurrucó conmigo. Ni siquiera después del sexo. 
Él era el tipo de hombre que no se preocupaba por darle un orgasmo a una 
mujer. Tenía su orgasmo, se salía, se daba la vuelta, apagaba la luz y se quedaba 
dormido. 
Y roncaba. 
Él no se acurrucaba. No decía cosas dulces. No hacía nada de eso. Ni siquiera 
con la esperanza de prepararme para la segunda vez. Con Scott, nunca había una 
segunda vez. Eso era, como descubriría más tarde, porque para cuando tenía sexo 
conmigo, estaba demasiado exhausto para hacerlo otra vez porque ya había tenido 
sexo con alguien más ese día. O dos personas más. Quizás incluso tres, quién sabe, 
eso demostraba cuán lujurioso era. 
El peso de Hawk se acomodó contra mí, su brazo relajado, su respiración 
regular y supe que estaba dormido. Dormido abrazándome de cucharita. 
¿Qué hacía con esto? ¿Cómo nos hacía terminar cuando me gustaba esto? Y lo 
que dijo afuera junto a su auto. Y el hecho de que no le gustaba que mi familia o yo 
pudiéramos ser el blanco e hizo algo al respecto. 
Este no era un hombre que aplastaría a Troy como a un insecto y me daría 
órdenes. Este era un hombre que inventarías en una fantasía. 
Y eso fue lo que llenó mi cabeza hasta que mi cabeza fue a la deriva, hasta 
que mi cuerpo comenzó a relajarse contra el de Hawk y luego me quedé dormida. 
Podía haber estado en el mundo de los sueños por un rato pero se sintieron 
como segundos antes de que sintiera el brazo de Hawk apretar tanto que casi 
lastimaba, cortándome la respiración, mis ojos se abrieron y en ese momento su 
calor ya no estaba. 
Rodé, viendo su sombra junto a la cama, se estaba poniendo sus pantalones 
cargo. 
Me levanté sobre un codo y abrí la boca para decir algo cuando se movió de 
nuevo, su rodilla golpeó la cama, su dedo se apoyó ligeramente en mis labios y 
observé como su oscura cabeza se movía en una negativa una vez. 
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Oh―oh. 
Después ya no estaba. 
Cerca de un nanosegundo después escuché una lucha, algunos jadeos de 
esfuerzo luego un duro y fuerte golpe como si el cuerpo de alguien se diera contra 
la pared. 
Entonces oí el inconfundible chillido de mi hermana Ginger: 
―¡Qué demonios! 
Aparté las sábanas y salté de la cama, viendo las luces encenderse en el 
pasillo. 
―¡Ginger!‖ ¡Jesús!‖―escuché‖gritar‖ a‖mi‖pap{‖antes‖de‖ llegar‖ al‖pasillo‖para‖
ver a Ginger sujetada contra la pared con la mano de Hawk en su pecho, a Hawk 
parado con pantalones cargo puestos y un botón de arriba sin abrochar, a papá en 
el pasillo con sólo los pantalones de la pijama mirando fija y furiosamente a Ginger 
y a Meredith llegando tarde, como yo, pero a diferencia de mí ella llevaba uno de 
sus largos negligés de seda, de encaje, que siempre usaba, aun cuando era una 
niña, aunque algunos de ellos eran cortos, y yo siempre pensé que era completa y 
sencillamente eso por su ropa de dormir sexy. 
―¿Qué‖ est{s‖ haciendo‖ aquí?‖ ―Papá le preguntó a Ginger, sus ojos 
entrecerrados sobre ella, aparentemente sin estar sorprendido o preocupado de 
que Hawk estaba parado en su pasillo en medio de la noche, con el pecho desnudo 
y descalzo con el primer botón de sus cargo desabrochado. 
Por mi parte, no me sorprendía que Ginger estaba vestida como Darla había 
estado ayer excepto que ella llevaba una camiseta de tirantes con cordones en el 
frente y era al menos una, quizás dos tallas más pequeña por lo que los lazos 
estaban abiertos y mostraban piel y un indicio de seno. Tampoco llevaba medias de 
red sino pantimedias que tenían grandes hoyos y corridas por todos lados. Y 
también de verdad necesitaba un retoque en su maquillaje dado que su rímel y 
delineador de ojos le estaban dando ojos de mapache. Por último, su cabello rizado 
rubio rojizo era la definición de un nido de ratas. 
Mi hermana. Una seria muestra de zorra. 
―Crecí‖ aquí‖―espetó‖ Ginger‖ y‖ Hawk‖ dio‖ un‖ paso‖ atr{s,‖ dejando‖ caer‖ su‖
brazo y caminando hacia mí. 
―Sí, pero la última vez que estuviste aquí creo que dejé claro que no eras 
bienvenida‖de‖ regreso‖―respondió‖pap{‖y‖mis‖ojos‖ se‖desviaron‖hacia‖Meredith‖
para ver que estaba ahí parada, ambos brazos envueltos alrededor de su vientre, su 
hermoso rostro de hada pálido y su labio temblando. 
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Viendo eso, mi mirada regreso y mentalmente apuñalé a mi hermana con 
enormes lanzas tribales africanas imaginarias. 
―Maldición,‖ sólo‖ necesito‖ una‖ maldita‖ ducha‖ y‖ algo‖ de‖ comer.‖ Tengo‖
algunos problemas, ¿no pueden siquiera dejarme tomar una maldita ducha? 
―Soltó Ginger. 
―El‖ lenguaje,‖ Ginger‖ ―le‖ advertí‖ porque‖ Meredith‖ odiaba‖ cuando‖
maldecíamos. Decía que las damas no lo hacían. Por supuesto yo lo hacía en mi 
cabeza y algunas veces salían de mi boca pero nunca lo hacía frente a Meredith. 
Ginger se inclinó hacia mí y siseó: 
―Jódete,‖Gwennie. 
―Es‖de‖madrugada‖―interrumpió‖pap{‖para‖informarle.Su cabeza giró rápidamente hacia papá. 
―¿Y‖eso‖qué?‖―Replicó Ginger. 
―Ginger,‖ recuerda‖ a‖ quién‖ le‖ est{s‖ hablando‖ ―le‖ solté‖ y‖ sus‖ ojos‖ se‖
dispararon hacia mí. 
―Jódete‖ de‖ nuevo‖ ―su‖ ojos‖ me‖ barrieron‖ luego‖ preguntó―.‖ ¿Qué‖ est{s‖
haciendo aquí? 
―Escapando‖ de‖ tu‖ mierda‖ la‖ cual‖ se‖ ha‖ filtrado‖ en‖ su‖ casa‖ anoche‖
―respondió‖ Hawk‖ y‖ los‖ ojos‖ de‖ Ginger‖ se‖ desplazaron‖ hacia‖ él‖ después‖ a‖ mí‖
después a Hawk luego a papá y Meredith. 
―Ya‖veo,‖yo‖soy‖su‖hija,‖tengo‖problemas‖y‖no‖puedo‖siquiera‖tener‖algo‖de‖
su preciosa agua para tomar una maldita ducha pero Gwennie, dulce, perfecta 
Gwennie,‖ puede‖ caer‖ aquí‖ con‖ su‖ amante‖ ocasional‖―les‖ dijo‖Ginger‖ y‖ yo‖ aspiré‖
bruscamente mientras sentía el cuerpo de Hawk ponerse tenso a mi lado. 
Meredith espetó: 
―¡Ginger! 
―¿Qué?‖ ―Ginger‖ espetó‖ en‖ respuesta―.‖ ¿Me‖ est{n‖ fastidiando‖ por‖ estar‖
aquí en la madrugada pero Gwen, la perfecta Gwen, puede jugar con su juguete 
sexual en el cuarto de al lado y a‖ti‖no‖te‖importa‖un‖carajo?‖―inquirió Ginger. 
Volví a aspirar bruscamente mientras la furia se propagaba en una ola desde 
Hawk, la cara de mi papá se puso tan roja que temí que tendría un ataque cardíaco 
pero Meredith, ella se movió. Caminó hasta Ginger y le dio una bofetada, haciendo 
que la cabeza de Ginger girara bruscamente a un lado. 
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Todos nos movimos entonces porque Ginger arremetió para atacar a 
Meredith. Papá tiró de Meredith para ponerla a salvo y Hawk sujetó a Ginger 
contra la pared con su mano el mismo tiempo que me retenía para evitar que me 
metiera en una pelea de tiradas de cabello y bofetadas con mi hermana, haciendo 
esto con su otra mano en mi vientre. 
Dejé de empujar contra él cuando Ginger luchó con él, lanzando patadas a las 
piernas de él con sus pies (y no dando en el blanco) y arañando su antebrazo con 
sus gastadas uñas pintadas de negro descamado (que temía infligirían algún daño) 
pero la sostuvo contra la pared con una mano, su rostro endurecido y tenso, su 
mandíbula tan dura que parecía que se rompería en pedazos. 
―¡Quítame‖la‖mano‖de‖encima!‖―chilló. 
―C{lmate‖―replicó‖Hawk. 
―¡Dije‖ que me quites tu maldita mano de encima!‖ ―repitió‖ Ginger‖ con‖ un‖
chillido. 
Entonces lo escuchamos. Vidrio rompiéndose en pedazos. Todos nos 
quedamos quietos y permanecimos así excepto Hawk que, después de su 
inmovilidad inicial, corrió a toda velocidad a las escaleras. Ahí fue cuando 
escuchamos dos ruidos más, vidrio rompiéndose con mucho menos ruido después 
dos silbidos idénticos seguidos de dos tenues booms. 
Después vimos la inconfundible danza de la luz del fuego desde las escaleras. 
―¡Hawk!‖―grité,‖sin‖pensar‖y‖lanz{ndome‖a‖las‖escaleras. 
Papá me atrapó por el vientre con un fuerte brazo y me hizo retroceder. Me 
lanzó detrás de él, levantó un dedo en mi cara y ordenó: 
―¡Quédate‖aquí! 
Después bajó corriendo las escaleras. 
―¡Bax!‖―chilló Meredith pero me moví. 
Me di la vuelta hacia ella y grité 
―¡Vete!‖ Ponte‖ zapatos‖ y‖ una‖ chaqueta.‖ Trae‖ algo‖ para‖ pap{‖ ―cuando‖
Meredith‖no‖se‖movió,‖grité―.‖¡Ve,‖ve,‖ve! 
Meredith se dio la vuelta y corrió a su habitación y giré hacia Ginger. 
―Sé‖inteligente ―le‖espeté―.‖Quédate‖aquí. 
Ella me fulmino con la mirada y respondió: 
―Muérdeme. 
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No tenía tiempo para Ginger así que no le di ninguno. Corrí a la habitación 
de invitados, me puse las botas y agarre las botas y la camiseta ajustada de Hawk. 
Me estaba levantando cuando choqué con algo y ese algo era Hawk. Tenía una 
manta y la puso a mí alrededor, envolviéndome antes de que pudiera sacudirme 
luego estaba cargada en sus brazos y nos estábamos moviendo. 
Olí humo y sentí calor y luego olí aire fresco y sentí frío. Fui puesta en el 
suelo sobre mis pies y el brazo de Hawk me soltó. Luché con la manta, aun 
llevando su camiseta ajustada y sus botas y logré despejar mi cabeza de la manta 
justo a tiempo para verlo correr de regreso a la casa, descalzo y con el pecho 
desnudo. Me quité la manta con un encogimiento de hombros, tiré sus botas y 
camiseta en el patio y me apresuré al costado de la casa, bajé la pendiente y salté la 
pared baja al sendero del apartamento de la Sra. Mayhew. Golpeé en su puerta y 
grité porque a veces no escuchaba muy bien y seguí haciéndolo hasta que la luz 
exterior se encendió y su puerta se abrió. 
Echándome un vistazo desde su baja altura de anciana, su cabello 
conservador viéndose como normalmente se veía no como si hubiera estado 
dormida sobre él, dijo en una exhalación: 
―Gwendolyn,‖¿qué‖est{<? 
La interrumpí. 
―No‖hay‖ tiempo,‖ Sra.‖M.,‖ tomé‖una‖ chaqueta,‖póngase‖un‖par‖de‖ zapatos.‖
¡Rápido, rápido, rápido! Hay un incendio arriba. 
No esperé a que obedeciera. Corrí al interior de su casa, ahuyentando a los 
gatos afuera y salí disparada a su habitación. Tenía su bata de ancianita de algodón 
en mis manos para cuando ella llegó a dónde yo estaba y se la lancé luego salí 
corriendo al closet. Saqué un par de botas para nieve ribeteadas de pelaje, 
enganché su brazo con el mío y salimos de prisa por la puerta. 
Cuando estuvimos afuera se detuvo y se aferró a mí para mantenerse derecha 
mientras se ponía sus botas y para cuando llegamos al frente de la casa, Meredith 
estaba ahí, un celular en su oído, su cuerpo envuelto en una manta. Pero me 
detuve y miré fijamente cuando vi a Dog, de todas las malditas personas, con la 
manguera del jardín de papá a máxima potencia, dirigida a las llamas que salían 
por la ventana del frente de la casa. 
―¿Dónde‖est{n‖pap{‖y‖Hawk?‖―Le grité a Meredith, apartó el teléfono de su 
oreja y respondió: 
―Est{n‖ahí‖dentro.‖Bax‖tiene‖los‖extinguidores. 
¡Mierda! 
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Mi padre había sido un bombero voluntario por diez años. Tenía 
extinguidores por todos lados. Hawk y él eran tan completamente el tipo de machos 
idiotas que tratarían de luchar contra el fuego con malditos extinguidores. 
Aspiré bruscamente, me dije a mí misma que el pánico no ayudaría a nadie, 
tampoco lo haría hacer un berrinche, los cuales quería hacer con ganas. 
Entonces empujé a una temblorosa Sra. Mayhew más cerca de mi costado y 
pregunté a Meredith: 
―¿Ginger? 
Meredith negó con la cabeza y sus ojos se deslizaron al costado de la casa 
donde estaba plantado el árbol que Ginger usaba con regularidad para escaparse 
de la casa. Papá había amenazado con cortar el árbol un millón de veces pero dado 
que había otro en el otro lado de la casa, Meredith se rehusó a permitirlo, dijo que 
la casa se vería torcida. 
Ahora, a pesar de que mi hermana era una completa y total perra, estaba 
contenta de que no lo hiciera porque sabía que escapó bajando por ese árbol. 
Eso chocó con mis pensamientos de que se escapó y dejó a su madre y a mí 
ahí arriba y no dijo ni una palabra o pensó en otra persona de su familia. En 
especial después de que mi hogar de la infancia fue bombardeado debido a su 
maldita mierda. 
Sostuve a la Sra. Mayhew más cerca y me quedé viendo la casa, queriendo 
que papá y Hawk salieran mientras Dog mantenía la manguera apuntada a la 
ventana. 
Las sirenas podían escucharse y los bomberos llegaron y les llevó 
aproximadamente un milisegundo arreglar sus cosas y comenzar a batallar el 
fuego. Papá salió llevando un abrigo y botas pero Hawk emergió de las llamas 
danzantes todavía con el pecho desnudo y descalzo. 
Corrí a sus botas y camiseta y lo encontré con ellas en mis manos. 
Lanzó un brazo alrededor de mí y me guio a la acera donde estaban parados 
mis padres y la Sra. Mayhew, ahora con Dog. 
Hawk se puso su camiseta sobre la cabeza de un tirón pero habló mientras la 
bajaba por sus abdominales. 
―¿Quieres‖decirme por‖qué‖demonios‖est{s‖aquí?‖―Le soltó a Dog. 
―Órdenes‖―replicó Dog. 
―¿Gwen‖o‖Ginger?‖―Preguntó Hawk. 
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―Gwen‖―contestó‖Dog. 
El rostro de Hawk se puso tenso pero yo estaba demasiado ocupada 
alterándome porquesu rostro también estaba cubierto de hollín también. 
Por eso me acerqué y puse mis manos en sus abdominales. 
―Bebé‖―susurré,‖apoy{ndome‖con‖cuidado‖en‖él‖y‖mirando‖hacia‖arriba―,‖
¿estás bien? 
Bajó la vista hacia mí. 
―Sí‖―gruñó. 
―¿Est{s‖seguro?‖¿No‖te‖quemaste‖en‖ningún‖lado? 
Había bajado la vista hacia mí pero no estaba concentrado en mí pero 
entonces, lo hizo. 
Su brazo se deslizó alrededor de mis hombros y me atrajo más cerca de él. 
―Estoy‖bien,‖Gwen‖―me‖murmuró‖después‖sus‖ojos‖fueron‖a‖la‖casa. 
Mis ojos hicieron lo mismo. Entonces mis brazos bajaron a su cintura, apreté 
fuerte y apoyé mi mejilla en su pectoral. Fue ahí cuando su otro brazo se cerró a mí 
alrededor. 
Los vecinos salieron, papá, Meredith y la Sra. Mayhew se acercaron y 
miramos a los bomberos combatir el fuego. 
 
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Pros y contras 
Traducido por Sitahiri 
Corregido por Niki26 
Me desperté pero mantuve mis ojos cerrados mientras yacía en mi cama 
sintiendo el brillante sol de Denver contra mis párpados. 
Luego estiré la mano y la deslicé por mi cama. 
Estaba sola, Hawk se había ido. 
Deslicé mi mano de regreso, metí ambas bajo mi mejilla y curvé mis piernas 
hacia mi vientre mientras abría los ojos. 
Había personas en mi casa, la cocina. Lo sabía porque mi habitación estaba 
sobre la cocina y escuchaba bajos murmullos viniendo desde ahí. 
Probablemente eran Meredith y los comandos. Probablemente les estaba 
preparando donas caseras que ellos rehusarían comer y entreteniéndolos con 
historias de mis antiguos novios (ninguno de los cuales, a excepción de Hawk, le 
gustaba en realidad, pero nunca me dijo eso hasta que los botaba o ellos me 
botaban a mí). 
Seguramente papá estaba en el trabajo. Habían lanzado a su casa bombas 
incendiarias, había combatido el fuego luego había mirado a los bomberos 
combatir el fuego después había hablado con la policía luego uno de los chicos de 
Hawk llegó en una todoterreno, Hawk nos subió a Meredith, papá, la Sra. Mayhew 
y a mí en ella y el chico de Hawk (ese que lucía como mitad luchador, mitad 
gigante,‖se‖llamaba‖‚Mo‛)‖llevó‖a‖la‖Sra.‖Mayhew‖a‖la‖casa‖de‖su‖amiga‖Erma‖y‖a‖
papá, Meredith y yo a mi casa. Papá había tomado una ducha mientras Meredith y 
yo sacábamos el sofá de mi oficina y hacíamos la cama. Papá y Meredith se 
durmieron, yo me dormí y un tiempo después, probablemente justo antes del 
amanecer, sentí a Hawk dormirse junto a mí. Había rodado hacia mí, enroscándose 
profundamente pero volví a dormirme antes de saber si estaba o no en la tierra de 
los sueños. 
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Incluso con todo esto sospechaba que papá todavía estaba en el trabajo. Toda 
la costa este podía caerse al mar y papá iría al trabajo después se pondría al 
teléfono y llaMaria a todos sus hombres y preguntaría por qué estaban en casa 
todavía, afligiéndose por sus seres queridos y la perdida de monumentos 
nacionales mientras el país hacía un esfuerzo por comprender y lidiar con una 
tragedia colosal. Después les habría dicho que deberían estar en la obra, que había 
trabajo que hacer. 
Por supuesto, solo había tenido sus pantalones de pijama y abrigo pero eso 
no lo habría detenido. 
Cerré mis ojos y suspiré. 
El detective Mitch Lawson se había aparecido anoche. Había hablado primero 
con Hawk, después con papá y Hawk, luego con Meredith y conmigo. Cuando 
llegó a Meredith y a mí más que nada quería saber si estábamos bien y no hizo 
preguntas inquisitivas. Luego le había dado a mi brazo un apretón tranquilizador 
mientras me miraba a los ojos, los suyos intensos (pero todavía conmovedores) 
después se fue. 
Dog había desaparecido antes de que los policías y Lawson aparecieran. Fue 
por eso por lo que Hawk no vino a mi casa con nosotros. Hawk fue a buscar a Dog. 
No sabía por qué, pero no hice preguntas. Estaba en un extremadamente raro 
‚Humor‖ Hago‖ lo‖ que‖ Me‖ Dicen‛‖ así‖ que‖ cuando‖ Hawk‖ se‖ puso‖ mandón,‖ no‖
discutí. Hice exactamente lo que me ordenó que hiciera. Me subí a la todoterreno 
de su chico, llevé a mi familia a la seguridad y calidez, los acomodé y me fui a la 
cama. 
Con ese pensamiento, mis ojos se inclinaron hacia abajo de la cama y vi a 
Hawk entrar a la habitación. Eso me sorprendió. Pensé que estaría fuera haciendo 
cosas de Hawk, reuniendo información de manera encubierta para misiones ultra 
secretas, interrogando sospechosos en cuartos sin ventanas hechos de cemento, 
golpeando infieles para que se sometieran, cosas así. 
También me sorprendió que llevara puestos un par nuevo de pantalones 
cargo color verde militar y una camiseta muy ceñida, pero limpia, de manga larga 
color borgoña. Supongo que sus chicos entregaban cambios de ropa. Me pregunté 
si‖ tomaban‖órdenes‖y‖ tenían‖ crédito‖ en‖Nordstrom’s.‖ Si‖ era‖ así,‖ eso‖ estaría‖ en‖ el‖
lado de los pros de mi lista de Debería Explorar las Cosas con Cabe‖ ‚Hawk‛‖
Delgado. 
Los ojos de Hawk no se apartaron de mí mientras caminaba a la cama, se 
sentó en su lado y se inclinó profundamente, su torso atravesado en la cama, su 
antebrazo sobre ella, su rostro terminando cerca del mío. 
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—¿Cómo estás, Bomboncito? —preguntó tranquilamente. 
—¿Puedes hacerme un favor? —pregunté en voz baja. 
—Depende —respondió. 
Lo supuse. 
―La‖ próxima‖ vez‖ que‖ estés‖ en‖ una‖ casa‖ que‖ sea‖ bombardeada,‖ ¿puedes‖
detenerte para ponerte una camiseta y zapatos antes de que partas al infierno? 
Miré de cerca cuando sonrió y sus hoyuelos aparecieron. 
Luego sus cejas se elevaron. 
—¿Partir? 
—Está bien, no partiste, corriste. Sabes a lo que me refiero. 
Algo en su rostro cambió y no pude saber qué porque sus ojos se movieron a 
mi cabello. 
Después cayó sobre su parte delantera, soportando su peso en su otro 
antebrazo mientras levantaba su otra mano. Recorrió la línea de mi cabello con sus 
dedos, bajo alrededor de mi oído y apartó el cabello de mi cuello. Luego sus ojos se 
movieron a los míos. 
Contuve el aliento porque estaban acalorados e intensos como en la cena de 
anoche. 
—Sí, sé a lo que te refieres —susurró y yo quería apartar mis ojos de los 
suyos, de verdad quería, solo que no pude—. Estabas preocupada por mí. 
—Estabas combatiendo un incendio con un par de pantalones cargo —le 
expliqué, tratando de sonar casual y fallando probablemente. 
Sus ojos negros y acalorados sostuvieron los míos por un largo tiempo, tan 
largo que sentí a mis pulmones comenzaban a quemar. 
Luego dijo: 
—Está bien, la próxima vez que esté en una casa que es bombardeada, me 
pondré una camiseta y botas antes de enfrentar el infierno. 
—Gracias —susurré. 
Sus ojos se movieron por mi rostro entonces preguntó: 
—Ahora que aclaramos eso, ¿quieres responder mi pregunta? 
—¿Cuál pregunta? 
—¿Cómo estás? 
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—Bien. 
Su mirada sostuvo la mía de nuevo por varios largos segundos antes de 
susurrar: 
—Mentirosa. 
—Lo estoy —decreté. 
—Gwen, nena, estás enroscada en una bola protectora de nuevo. 
Mierda. Lo estaba. 
Me desenrosqué y levanté, llevándome almohadas conmigo de modo que 
pudiera apoyarme contra mi cabecera. Hawk se movió también, empujándose 
hacia arriba y hacia adentro así su cadera estaba al lado de la mía y su peso 
inclinado en su mano a mi otro lado. 
—¿Meredith está abajo? —inquirí. 
—Sí —respondió. 
—¿Está haciendo donas caseras? —quise saber. 
—¿Esa es una pregunta esperanzadora o una seria? —preguntó como 
respuesta. 
Tenía que admitir que, era esperanzadora, pero solo lo admitiría a mí misma. 
Por lo tanto, no hablé. 
Él sonrió de nuevo y contestó: 
—No, está preparando huevos con tocino. 
Meredith preparaba buenos huevos con tocino pero sus donas eran mejores. 
—¿Tengo huevos y tocino para preparar? 
—Aparentemente, dado que los está haciendo vestida con su camisón y su 
bata y no tiene un auto y tampoco tú, así que es dudoso que saliera a comprar. 
Probablemente sí tenía tocino y huevos. Al menos huevos, eran ingredientes 
habitualesen todos los tipos de masa para galleta. 
—¿Dónde está papá? —quise saber. 
—Un tipo llamado Rick vino hace una hora con un cambio de ropa luego se 
llevó a tu papá a trabajar. 
¡Ven! 
—Mi papá es un demente —mascullé. 
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Levantó una mano y levantó un mechón de mi pelo, estirándolo luego su 
mano cayó mientras pensaba que eso era hacer algo dulce. 
Hawk podía ser dulce. Hawk se acurrucaba. Hawk salvó mi vida, o al menos, 
me sacó de forma segura de un edificio en llamas. 
Las tres para el lado de los pros en la Lista de Debería Explorar las Cosas con 
Cabe‖‚Hawk‛‖Delgado. 
Mierda. 
Eso era en lo que estaba pensando antes de que hiciera una pregunta que 
explicaría el por qué estaba siendo dulce. 
—¿Quieres las buenas o las malas noticias? 
Genial. Había malas noticias. 
—¿Puedo tener las buenas noticias y me dices las malas el siguiente milenio? 
—Claro —aceptó y no pensé que fuera bueno. 
—Las malas —murmuré. 
Su rostro se tornó serio. 
—Ginger escapó. 
Mi rostro, estaba segura, se veía confundido. 
—¿Qué? 
—Se escapó. 
—¿De qué? ¿El incendio? 
—De eso y de los tipos que bombardearon tu casa para hacerla salir. 
Oh, mierda. 
—¿Entonces no bombardearon mi casa para matarla? 
—Nena, mi auto estaba en tu acera. 
—¿Y? 
—¿Piensas que ellos creían que dejaría que alguien muriera en esa casa? 
Me crucé de brazos y me le quedé viendo. 
—Sé que aplicas para superhéroe, Hawk, pero ¿en serio? 
Sonrió. 
—¿Crees que aplico para superhéroe? 
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¡Oh, mierda! Hora de cubrir. 
—Estaba siendo graciosa —le informé. 
Su sonrisa se hizo más grande. 
—No, crees que lo soy. 
—¿No‖tienes‖buenas‖noticias‖que‖contarme?‖―apunté‖con‖el‖ fin‖de‖cambiar‖
de tema. 
—Probablemente fue esa noche que te di el orgasmo triple —permaneció en 
el tema actual y mi boca se quedó boquiabierta. 
Después la cerré para preguntar: 
—¿Qué? 
—Esa noche cuando‖hice‖eso‖con‖mi‖boca‖y‖mis‖dedos‖y‖tú< 
—No tuve un orgasmo triple, Hawk —espeté pero la verdad era, que lo tuve. 
—Nena, lo tuviste, conté. 
—No, solo fue realmente largo —mentí. 
—Gwen, ¿no crees que sé cuándo dejas de correrte y comienzas otra vez? 
—No, no creo que lo sepas —repliqué. 
—Pasa‖bastante‖―observó‖y‖estaba‖en‖lo‖cierto. 
Ahí estaba uno para el lado de los contra de la Lista de Debería Explorar las 
Cosas‖con‖Cabe‖‚Hawk‛‖Delgado.‖Hawk‖era‖arrogante. 
—¿Hola? —dije en voz alta—. ¿Buenas noticias? O, tal vez puedas decirme 
por qué el que Ginger se escapara son malas noticias. 
Me sonrió luego por fin cambió de tema. 
—El que Ginger se escapara son malas noticias porque, tenía a Ginger bajo 
control, podía entregársela a Lawson. No tuve a Ginger en mi poder. En su lugar, 
me enfrenté al infierno en la sala de tu papá. 
Sentí que mis cejas se fruncían. 
—¿Entregársela a Lawson? 
—El único lugar seguro para que ella esté es con la policía. Hace un trato, le 
acortan la sentencia, o si está metida en la mita de mierda en la que creen que está, 
se la entregan a los Federales quiénes a su vez le dan una nueva identidad, Ginger 
Kidd testifica luego desaparece pero lo hace respirando. 
—¿Los Federales? —susurré. 
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Ante mi susurro y posiblemente la mirada horrorizada en mi rostro, la cara 
de Hawk se suavizó. 
—Nena, sabes que está metida en serios problemas. 
—Sí‖―confirmé—. ¿Pero los Federales? 
—Su mierda es seria —repitió con una fluctuación. 
Miré a mi regazo y susurré: 
—Maldición. 
Hawk levantó mi cabeza con su pulgar y dedo en mi barbilla hasta que mi 
mirada se encontró con la suya, bajó su mano y continuó. 
—Si la hubiera tenido en mi poder, no habrían hecho una jugada por ella. 
Querían hacerla salir y tenerme ocupado. Tuvieron éxito en eso. 
—Solo estuvo ahí unos minutos. ¿Tuvieron suficiente tiempo para concebir y 
llevar a cabo su nefasto plan? 
—Son ingeniosos. 
Esas no eran buenas noticias. 
—Pero se escapó —concluí. 
—Se escapó —afirmó Hawk. 
—¿Y Dog? —pregunté. 
—Lo encontré. Es alérgico a la policía así que se marchó. Llegó después de 
que comenzara el incendio, pasando en un auto frente a la casa, vigilándote para 
Tack. No vio nada, ni siquiera a Ginger o estaría en el recinto de Chaos ahora 
mismo. 
—¿Vigilándome para Tack? 
Su mirada se volvió infeliz. 
—Te lo dije, nena, no deseas la atención de Tack pero la tienes. 
—La tengo, lo sé, pero no lo entiendo. ¿Por qué Dog estaba haciendo un 
rondín? 
—Órdenes de Tack, te mantenía segura. 
Lo miré fijamente. 
Luego dije con una exhalación: 
―¿Manteniéndome‖segura? 
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Me devolvió la mirada fija. 
Luego preguntó: 
—Nena, ¿en serio? 
—Me encontré con él una vez —le recordé a Hawk. 
—Dos —me recordó Hawk. 
—Está bien, dos —corregí. 
—Sí —estuvo de acuerdo Hawk. 
—Entonces, no lo entiendo. Apenas lo conozco. ¿Por qué mandaría a Dog a 
cuidarme? 
Hawk me miró fijamente de nuevo y después repitió: 
—Nena, ¿es en serio? 
Lancé mis manos hacia arriba y me enderecé en la cama, cruzando mis 
piernas debajo de mí. 
—Sí, Hawk, en serio. ¿Qué sucede con eso? 
Sus ojos se entrecerraron antes de preguntar: 
—¿Recuerdas nuestra conversación de anoche? 
Oh―oh. 
—¿Cuál? —inquirí vacilante. 
—En la que te dije que te había fichado antes de siquiera entrar al restaurante 
donde estabas sentada, entreteniendo a cada hombre en la habitación. 
—¡No estaba entreteniendo a cada hombre en la habitación! —espeté. 
—Nena, sí lo estabas. 
—No. 
—Sí. 
Me incliné un poco hacia delante. 
—No lo estaba. 
—Bomboncito, estabas jugando con tu cabello, te movías en tu taburete, 
succionabas popotes pero simplemente tu risa es suficiente para hacer que la polla 
de un hombre se ponga dura. 
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Otro contra. Algo así. Es decir, todo eso lo estaba haciendo para él y estaba 
verdaderamente contenta de saber, después de todo este tiempo, que él lo había 
notado pero no iba a decírselo. 
Y era lindo que le gustara mi risa. 
Continuando. 
—¿Y eso tiene que ver‖con‖Tack<?‖—apunté. 
—¿No estás viendo el patrón aquí? 
—Eh<‖no. 
—¿No estabas en tu patio ayer con Lawson, Tack y yo? 
Oh―oh. 
—Lo estaba —espeté. 
—¿Y no estabas en tu sala cuando tu chico Troy apareció? 
Mmm. Estaba viendo a lo que se refería. 
—Eso no cuenta,‖he‖conocido‖a‖Troy< 
Hawk me interrumpió. 
—Cuenta para él. 
Probablemente estaba en lo cierto. 
Hawk continuó. 
—Cuenta para mí. 
Me crucé de brazos. 
—¿Puedes llegar al grano? 
—El punto es, que eres el tipo de mujer cuyo horno se descompone, te llaman 
y arrastras tu trasero hasta su casa para arreglarlo, incluso si estás en medio de un 
juego. 
Oh, mierda. Eso había sucedido. Era justo en medio de un juego de los 
Broncos cuando llamé a Troy. 
Dios, odiaba que Hawk supiera todo sobre mí. 
¡Otro contra! 
—Y también eres el tipo de mujer que si un hombre ve enroscada en una bola 
protectora, está decidido a hacer lo que pueda para asegurarse de que eso no 
suceda de nuevo. 
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Sentí mis ojos entornarse. 
—¿Es por eso por lo que estás aquí? 
Negó con la cabeza. 
—Estoy aquí porque cuando te corres, lo haces con fuerza, no te contienes 
pero sí te aferras y lo haces fuerte. Estoy aquí porque cuando me llamas bebé en 
esta cama, lo siento en mi pene. Y estoy aquí porque no dudas en contestarme con 
actitud cuando cualquier otra mujer que conozco no tiene las agallas de decirme 
buu. Verte asustada y querer hacer algo al respecto es solo una razón extra que me 
hizo querer estar aquí. 
No tenía respuesta para eso así que no di ninguna. 
En su lugar, dije: 
—¿Y Tack? 
—La actitud, nena, hiciste un berrinche en Ride y no muchas mujeres 
rodeadas por miembros del Chaos CM despotricarían sobre su hermana y Barbies 
y un maldito programa de TV. 
Mis ojos se entrecerraron más. 
—¿Cómo sabes todo eso? 
—Tengo ojos en Ride, Bomboncito, miré todo el espectáculo y filtras eso a 
Tack y no estaré feliz. 
Eso me sorprendió. 
—¿Tienes ojos en Ride? 
—Sí. 
—¿Por quétienes ojos en Ride? 
—No necesitas saber eso. 
Eso era verdad. No solo no necesitaba saberlo, no quería saberlo. 
—Está bien, dejaste claro tu punto —le dije—. ¿Podemos llegar a las buenas 
noticias? 
—Sí —contestó—. La buena noticia es, que el fuego fue contenido en la sala. 
Mi hermano trabaja en el DBD6; ha estado en la escena esta mañana e informó que 
tu laptop está bien. 
 
6 DBD: Departamento de Bomberos de Denver. 
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¿Tenía un hermano? ¿Tenía una madre que era una loca que le puso un 
nombre de algún modo inusual pero definitivamente genial y un hermano que era 
un bombero? 
Estaba‖encontrando‖difícil‖de‖procesar‖toda‖la‖información‖que‖me‖llegaba<‖
un año y medio y nada más que visitas nocturnas y orgasmos múltiples y ahora 
todo esto. 
—¿Tienes un hermano? —inquirí. 
—Sí —contestó. 
—¿Tienes otros hermanos? —quise saber. 
—Sí —fue su respuesta. 
—¿Qué? ¿Una hermana? ¿Hermano? ¿Dos? ¿Doce? —insistí. 
—Otro hermano —respondió. 
Dios bendito. Había tres machos Delgados italianos, cubanos, portorriqueños 
vagando por la tierra. ¿Cómo es que no sabía esto? Como mujer, debería haber 
sentido instintivamente su presencia. 
—¿En dónde estás? —seguí con mi interrogatorio. 
—¿Qué?‖―preguntó. 
—En la alineación, ¿dónde estás? ¿Primogénito, el de en medio, el último? 
—El primero. 
Mierda, con razón era mandón. El primero de tres chicos. 
—Nena, ¿escuchaste lo que dije sobre tu laptop? —dijo Hawk en voz alta. 
Parpadeé y lo miré. 
Entonces pregunté: 
—¿Cuáles son sus nombres? ¿Falcon y Eagle7? 
Sus hoyuelos aparecieron luego contó: 
—Mi nombre es Falcon. 
—Tú nombre es Hawk. 
—No, nena, mi segundo nombre. Falcone. 
 
7 Falcon‖y‖Eagle:‖‚Halcón‛‖y‖‚[guila‛‖respectivamente. 
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Parpadeé de nuevo. 
—¿Tu segundo nombre es Falcone? 
—Te dije que mi madre era una loca. 
—¿Qué es? ¿Italiano? 
—Sí. 
—¿Así que cuáles son los nombres de tus hermanos? 
—Von y Jury. 
Cielos. Su madre estaba loca. 
—¿Acaso tu papá no tenía participación en el nombramiento de sus hijos? 
Los hoyuelos se hicieron más profundos. 
—Él le dio tres chicos, Bomboncito, ella quería chicas. Se casó con mi papá, 
tres hombres de su semilla, sabía que se le venía una vida de peleas, sangre, 
borracheras, vómito y sustos de embarazo. Eso es lo que consiguió. Habiendo 
puesto esa mierda sobre ella, él no iba a pelear por los nombres. 
Necesitaba detenerse. Me estaba asustando. Eso era DI. Mayor DI. 
—DI —murmuré, mirándolo. 
—¿Qué? —preguntó. 
—Demasiada información, Hawk. 
—Nena, todos estamos en nuestros treintas. Von está casado. Crecimos, 
aprendimos control y a ser listos. Las borracheras, vómito y sustos de embarazo 
son historia. 
Había dejado fuera las peleas y la sangre. 
Entonces algo se me ocurrió. 
—No usas protección conmigo. 
—Lo hice las primeras veces. 
Eso era cierto, lo hizo. 
—Pero< 
—Revolví entre tus cosas, vi tus pastillas anticonceptivas. Te vigilé, vi que no 
compartías ese cuerpo con nadie excepto yo, decidí que era innecesario. 
Mis ojos se entrecerraron de nuevo. 
—¿Revisaste mis cosas? 
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—Gwen, nena, ponte al tanto. Te estaba haciendo mía. Cuando hago mía a 
una mujer, hago mi tarea. 
Me le quedé viendo, insegura de lo que eso significaba y decidí por el bien de 
mi cordura no preguntar. 
Entonces mascullé: 
—Necesito una dona casera. —Porque la necesitaba. Necesitaba tres. Luego 
necesitaba llevar mi trasero al centro comercial. Sentía otro vestido negro corto 
llegando. 
Fui interrumpida en mi plan de ataque al centro comercial cuando Hawk me 
sacó de la cama de un tirón, me giró, aterricé sobre mi espalda y me presionó 
contra el colchón con su peso. 
—Veo que te estás poniendo estresada —murmuró, sus ojos estudiando mi 
rostro, sus manos repasando mi cuerpo. 
Mmm. 
—La casa de mi infancia fue bombardeada anoche y no sé qué hacer contigo. 
Por supuesto que me estoy estresando. 
Su rostro desapareció en mi cuello y murmuró en mi oído: 
—Puedo enseñarte mejores maneras de lidiar con el estrés que comer donas. 
Sabía que eso era cierto dado que él ya había empleado una justa cantidad de 
esfuerzo en esas lecciones. A excepción de estar estresada por el motivo por el que 
lo dejaba visitarme, después de una noche con él, mi cuerpo se sentía como si 
hubiera recibido una hora y media de masaje de cuerpo completo de las manos de 
un maestro mientras estaba en una sauna. 
Puse mis manos en sus hombros y ejercí presión, diciendo: 
—Mi madrastra y tus comandos están en la cocina. 
Su cabeza se levantó y me miró, sus ojos cálidos y mi vientre se puso blando. 
—Seremos rápidos y silenciosos —susurró. 
¿Él podía ser rápido? Nunca había sido rápido antes. Era un hombre que se 
tomaba su tiempo y lo hacía de un buen modo. 
—No puedo tener sexo en una casa en la que esté Meredith. Y no puedo tener 
sexo contigo porque no he decidido qué hacer contigo. 
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No estaba prestando atención así que cuando sus manos encontraron el 
dobladillo de mi pijama y luego se introdujeron y subieron, el calor de ellas 
prendió mi piel y me hizo estremecer. 
—Qué tal si te ayudo a decidir —ofreció, luego su cabeza bajó y sus labios se 
deslizaron por mi mandíbula y eso se sintió bien, sumado a sus manos todavía 
moviéndose sobre mí, me estremecí de nuevo. 
Recobré la compostura. 
—No, necesito tomar la decisión yo misma. Estoy recopilando una lista 
mental de pros y contras de si debería o no explorar las cosas contigo. 
Su cabeza se elevó, sus labios en una sonrisa menor pero sus hoyuelos 
estaban ahí. Una de sus manos se detuvo pero la otra salió de mi pijama, se elevó y 
recorrió la línea de mi cabello. 
—¿Qué‖tienes?‖―susurró. 
—Eres mandón, arrogante, entrometido, molesto y aplastaste a Troy como un 
insecto sin reflexionar o arrepentirte. Esos son los contras —conté honestamente. 
Su sonrisa menor se amplificó. 
¡Ven! Impenitente total. 
—Oh, y no me escuchas —añadí. 
Más sonrisa luego: 
—¿Tengo algo a mi favor? 
—En muy raras ocasiones puedes ser dulce, te gusta acurrucarte y me sacaste 
cargando de un edificio en llamas. Esos son los pros. 
—¿Me gusta acurrucarme? 
—Abrazas de cucharita. 
Sus cejas se elevaron. 
—¿Eso es lo suficientemente importante para ponerlo en tu lista? 
—Eh<‖sí. 
Me miró fijamente, casi sonriendo abiertamente luego mencionó: 
—Condenadamente ridículo lo que las mujeres piensan que es importante. 
Mis ojos se entrecerraron y espeté: 
—¡Contra! 
La casi sonrisa se volvió una sonrisa cuando susurró: 
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—Olvidaste un pro, bebé. 
—No —corregí—. Hasta ahora, esa lista es exhaustiva. 
Su mano en mi pijama se movió hacia arriba y su calor acunó mi seno. Aspiré 
bruscamente y me quedé quieta, luego me derretí y dejé escapar el aire en un 
tranquilo jadeo cuando la piel de su palma se deslizó por mi pezón. 
—Definitivamente un pro —musitó mientras veía mi rostro luego su cabeza 
bajó y me besó. Eso era una triple amenaza porque su lengua en mi boca, su mano 
en mi seno (ahora con acción de pulgar que era agradable) y su duro, pesado cuerpo 
sujetando el mío a la cama era irresistible. 
Estaba en lo cierto, definitivamente era un pro. 
Su boca liberó la mía, su pulgar dejó su brillante tortura y sus dedos acunaron 
mi seno y yo descubrí mis dedos curvados alrededor de su nuca, mi otro brazo 
apretado alrededor de su espalda y uno de mis pantorrillas se había movido para 
engancharse a la parte de atrás de su muslo. 
Estaba mirándolo fijamente y firme en el conocimiento de que quería 
descubrir lo que era rápido cuando sonrió y su cálida mano le dio a mi seno un 
firme apretón. 
—¿Ves a lo que me refiero, bebé? —susurró—. Definitivamente un pro. 
Parpadeé. Luego me puse tensa. 
Después declaré: 
—¿Y ves a lo que yo me refiero, bebé? Definitivamente arrogante. 
Soltó esa masculina,profunda, divertida risita, bajó la cabeza, besó la 
hendidura en la base de mi garganta, su mano desapareció de mi seno y se rodó de 
encima de mí, llevándome con él. Estábamos sobre nuestros pies al lado de la 
cama, sus brazos rodeándome, antes de que pudiera parpadear. 
—Necesitas trabajar, terminar tus cosas —declaró—. Esta noche te necesito 
enfocada. 
—¿En‖qué?‖―pregunté. 
—En mí. 
Oh, Dios. 
—Mis padres se están quedando aquí —le recordé. 
—Tengo una casa —me recordó. 
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Su guarida. Hmm. Otro estremecimiento que él sintió y lo supe porque 
provocó que sonriera de nuevo. 
Sus brazos me dieron un apretón. 
—Trabajo, después esta noche añadiré al lado bueno de tu lista. 
Abrí la boca para decirle que debería tomar mi decisión sin mi mente 
confundida por sus poderes sexuales sobrehumanos pero no conseguí decir 
palabra alguna. Su cabeza se inclinó, su boca tocó la mía y luego ¡poof! Ya no 
estaba. 
Me balanceé un segundo sin sus fuertes brazos a mi alrededor y su sólido 
cuerpo contra el que apoyarme. Luego me di la vuelta para mirar la puerta de la 
habitación. 
Entonces musité: 
—Odio cuando hace eso. 
Pero no lo hacía. Si era honesta, pensaba que era genial. 
 
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11 
Vestido. Tacones. Concentración 
Traducido por Sitahiri 
Corregido por Geraldine 
Estaba haciendo anotaciones en el trabajo de nuevo después de desayunar 
huevos,‖tocino‖y‖café‖preparados‖por‖Meredith;‖compartido‖su‖deleite‖porque‖‚solo‖
fue la sala, cariño, y‖he‖estado‖pidiéndole‖a‖tu‖pap{‖un‖nuevo‖sof{‖durante‖meses‛‖
y‖‚en‖realidad‖necesitaba‖unos‖días‖libres,‖así‖que‖ahora‖consigo‖relajarme‛‖(te‖dije‖
que siempre miraba el lado bueno); saludado a los comandos; tomado una ducha; 
aceptar el envió de mi laptop, maleta, bolso y chaqueta directamente de la 
‚escena‛‖por‖otro‖de‖los‖comandos‖de‖Hawk;‖y‖encerr{ndome‖en‖mi‖oficina. 
 Cam y Tracy habían llamado. Cam porque escuchó hablar de la bomba 
incendiaria en la Estación. Tracy porque lo escuchó de Cam. Troy no llamó y eso 
era porque estaba atendiendo sus heridas o porque Cam y Tracy no le habían 
ocultado estas noticias porque pensaron que probablemente estaba atendiendo sus 
heridas. Me tomé un momento para considerar llamarlo, pero terminé decidiendo 
darle tiempo para sanar. O al menos eso fue lo que me dije a mí misma que estaba 
haciendo. En realidad, yo era una gallina. Todos sabían que yo era un área de no 
entrar para la cháchara fuera de las sesiones informativas iniciales acerca de que mi 
hogar de la infancia fuera bombardeado, las cuales estaban terminadas. Sabían que 
estaba a punto de trabajar y concentrarme. Así que cuando sonó mi celular, estaba 
sorprendida. Entonces imaginé que era Troy. Lo tomé, miré la pantalla y decía, 
‚Llamada‖de‖Hawk‛.‖Lo‖miré‖ fijamente. No tenía su número programado en mi 
teléfono principalmente porque no tenía su número. Lo abrí y lo puse en mi oído 
preguntándome si Tracy me estaba jugando una broma y, si así era, ¿cómo lo logró 
y, lo que es más importante, por qué? 
—¿Hola? 
—Nena —contestó Hawk. 
Nop, no era Tracy jugando una broma. 
—¿Hawk? 
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—Vestido cortó negro, tacones, siete y media —declaró. 
Parpadeé. Luego pregunté: 
—¿Qué? 
—Esta noche. 
—¿Esta noche qué? 
—Esta noche, tú en un vestido cortó negro y tacones. Estaré ahí a las siete y 
media. 
¡Oh, por Dios! ¡Hawk me estaba invitando a salir! 
Mi estómago se puso sentimental. 
—¿Me estás invitando a salir? —pregunté sólo para confirmar. 
—Bomboncito, te he estado follando por un año y medio. 
Mi estómago dejó de estar sentimental. 
—Lo sé. 
—Entonces no, no te estoy invitando a salir. Te lo estoy diciendo, vestido, 
tacones, estaré ahí a las siete y media. 
Eh<‖¿qué? 
—Así que, no me estás invitando a salir, me estás diciendo que vamos a tener 
una cita —supuse aunque sabía que era eso exactamente. 
—Exacto —respondió. 
—¡No puedes decirme que vamos a tener una cita! —espeté. 
—Acabo de hacerlo, nena. 
—Contra —mascullé porque ese era un serio contra. 
Se rió con esa risita suya, profunda, masculina, divertida, después ordenó: 
—Termina el trabajo, te quiero concentrada en mí, no en el trabajo. 
—No creo que tenga tiempo para una cita. Estoy abrumada —eso era una 
mentira. Con el trabajo que logré hacer anoche y hoy, me había puesto al día. 
Definitivamente tenía tiempo para una cita y tenía un credo de vida que declaraba 
que cualquier oportunidad para usar un vestido corto negro era para tomarla, sin 
excusas. Sin embargo, estaba haciendo una excepción. 
—Anoche quedó bastante claro incluso antes de que combatiera un incendio 
hombro a hombro con tu viejo que tenía su bendición, Gwen, no creas que ellos se 
meterán si te visto yo mismo y te llevo cargando a mi auto pateando y gritando. 
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Eso era, desafortunadamente, cierto. Cambié de tema a algo menos molesto. 
—¿Tú programaste tu número en mi teléfono? —exigí saber. 
—Sí —respondió. 
—¿Cuándo? 
—Antes de que se lo diera a Fang. 
—¿Fang? 
—El que te llevó tus cosas. 
Cielos. ¿El nombre de ese tipo era Fang? Podía entenderlo, había notado que 
sus colmillos eran un poco prominentes pero no podía imaginar que él estuviera 
de acuerdo con ese apodo considerando que parecía ser una burla de su 
desafortunada anomalía dental y él se veía como si pudiera clavar un cuerpo 
humano a través del cemento con su puño si pensaba que alguien se estaba 
burlando de él. 
—¿Por qué? —Continué. 
—¿Por qué qué? —Preguntó Hawk. 
—¿Por qué programaste tu número en mi teléfono? 
Silencio después: 
—Nena. 
Como de costumbre, no hubo más. 
—¿Nena qué? Hemos tenido una no relación por meses, ahora hemos hecho 
un cambio y he explicado que estoy insegura sobre ese cambio y nuestro futuro. 
—Puedes estar tan insegura como quieras, Bomboncito, yo estoy lo 
suficientemente seguro por ambos. Vestido. Tacones. Concentración. Siete y media. 
Abrí la boca para decir algo pero sólo había silencio. 
Cerré mi teléfono. Después lo miré fijamente. Luego lo lancé sobre mi 
escritorio y espeté: 
—Dios, él es tan exasperante. 
Pero incluso mientras lo decía, sabía muy en lo profundo que en primer 
lugar, estaba feliz de tener la oportunidad de ponerme uno de mis vestidos cortos 
negros y en segundo lugar, sólo estaba un poquito emocionada porque finalmente, 
finalmente‖tenía‖una‖cita‖con‖Cabe‖‚Hawk‛‖Delgado.‖Regresé‖a‖trabajar‖fingiendo‖
que no estaba pensando en que esperaba lograr subirme a su Camaro. 
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 
Casi eran las siete y media, papá estaba en casa y en mi oficina viendo 
televisión mientras Meredith estaba entreteniéndose por ahí, probablemente 
reorganizando todas las cosas en mis gavetas y alacenas en la cocina y yo estaba en 
el baño descontrolada por mi cita con Hawk. Eso de estar descontrolada era en 
parte debido al hecho de que me estaba alistando para mi cita con Hawk y no 
seguir en mis trece acerca de no salir con él y el hecho de que de nuevo, 
probablemente estaba tomando decisiones estúpidas sobre todo con Hawk. 
También en parte se debía al hecho de que en realidad, de verdad esperaba que le 
gustara mi vestido. 
Los comandos habían terminado con mi sistema de seguridad y lo sabía 
porque Smoke nos había dado a Meredith y a mí una lección bastante larga sobre 
cómo usarlo. Parecía complicado. Nunca había tenido un sistema de alarma pero 
imaginaba que por lo general tecleabas algunos números y ¡presto!... seguridad. 
Pero el mío incluía botones de pánico en mi oficina, habitación, cocina, sala y, 
exageradamente, el baño. También incluía diferentes códigos para diferentes tipos 
de alarmas, digamos, sólo ventanas y puertas o para activar los sensores en la casa. 
También‖ había‖ un‖ código‖ diferente‖ para‖mandar‖ el‖ mensaje‖ a‖ la‖ ‚base‛‖ de‖ que‖
podría haber una situación desconocida y deberían venir en‖‚suave‛‖lo que fuera 
que significaba eso. 
Ni Meredith ni yo éramos buenas en recordarnúmeros y cuando Meredith 
corrió por una hoja de papel para escribirlos, Smoke miró a sus pies, un músculo se 
tensó en su mandíbula después nos condujo a la cocina. Ahí, nos sentó en mi gran 
y maltratada mesa de granero y nos preguntó sobre los tres diferentes códigos 
hasta que los memorizamos. No fue realmente paciente con este esfuerzo, en 
especial cuando Meredith se inclinó hacia mí y susurró: 
—No entiendo cuál es el problema, cariño, es decir, no quiero avergonzarte 
pero tu papá y yo, sí sabemos que‖Hawk‖y‖tú‖son<‖―su‖voz‖bajó—, íntimos —evité 
la mirada de Smoke mientras Meredith continuaba—. Es decir, no es como si él no 
estuviera aquí para cuidarte. 
Me mordí el labio y me encogí de hombros. No sabía qué otra cosa hacer. Ella 
pensaba que Hawk y yo éramos una pareja porque Hawk la estaba haciendo creer 
que lo éramos y yo no ayudaba al problema al seguir su juego. Evidentemente, ella 
pensaba que yo estaba segura bajo su cuidado. No quería hacer un embrollo de 
eso. En especial no el día después de que su casa hubiera sido bombardeada 
debido a la mierda de una de sus hijas. 
Tampoco quería hablar con mi madrastra acerca de ser íntima con nadie. 
Meredith era genial, siempre lo había sido pero también era la única mamá que 
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conocía y definitivamente era una mamá y lo había sido desde el principio. No 
charlabas con tu mamá de sexo con hombres sexis, especialmente no de sexo con 
súpermútliples―orgasmos. 
Papá, por cierto, se aprendió los códigos en dos segundos aproximadamente. 
Siempre había sido bueno con los números. Así era él. 
El timbre sonó luego hizo un ruido sordo cuando me estaba mirando 
fijamente en el espejo delineando mis labios y de repente sentí mariposas en el 
estómago. Del tipo que sentí cuando vi a Hawk por primera vez y del tipo que 
había estado negando sentir desde entonces cada vez que me visitaba. 
—¡Yo abro! —gritó Meredith desde la planta baja y yo inhalé y terminé de 
delinearme, rellenando con mi labial. 
Esperaba que ahora Hawk tocara el timbre por primera vez. Probablemente 
no sentiría mariposas en el estómago si de repente se materializara en el baño. 
Probablemente me enojaría. 
Corrí a mi cuarto, tomé mi bolso de mano y mi chal luego corrí a la puerta y 
la cerré un poco para que pudiera verme en el espejo de cuerpo entero en la parte 
de atrás. 
Vestido corto negro, listo. De hecho, era mi vestido número uno. El mejor de 
todos. Sin mangas y tenía un profundo corte en V al frente que mostraba escote, 
uno mucho más profundo en la espalda y tenía una caída ligeramente holgada 
alrededor de la cintura pero se aferraba como una segunda piel a mis caderas y a la 
parte superior de mis muslos en donde se detenía. Era muy corto. Tan corto, que se 
parecía a la 
mini―falda―mini―short―de―mezclilla―de―Darla―diagonal―Ginger con 
excepción del componente puta. Y estaba hecho de un material maravilloso que 
incluso en las partes holgadas se aferraba a la piel y revelaba cosas que estaba 
fingiendo ocultar. Era fabuloso. 
Tacones, listo. A decir verdad, eran sandalias de tiras, negras, con un sexi 
tacón de aguja. Hacían que mis piernas se vieran magníficas. Estupendas. 
Cabello suelto, maquillaje ahumado. 
Todo, lo mejor que podías maquillarte y la mejor vestimenta que podías 
ponerte para una cita. 
Eso esperaba. Salí deprisa de mi habitación gritando: 
—¡Nos vemos después, papá! 
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—¡Diviértete, cariño! —Gritó papá en respuesta—. ¡Dile a Hawk que no se 
preocupe por el timbre, lo arreglaré este fin de semana! 
La ventaja de tener a papá siendo evacuado a mi casa debido al humo y el 
daño por el fuego. Unas manitas residentes. 
—¡Lo haré! —grité, aunque dudaba seriamente que Hawk perdiera el sueño 
por mi timbre defectuoso. 
Después bajé deprisa las escaleras para ver la sala a oscuras pero una luz y 
voces provenientes de la cocina. Meredith probablemente le estaba ofreciendo a 
Hawk una cerveza. Cuando Meredith estaba en mi casa, cedí la posición de 
Anfitriona en Jefe. Había aprendido que era lo mejor. Probablemente ella podría ir 
a la Casa Blanca por una Cena de Estado y la Primera Dama se haría a un lado y 
dejaría que Meredith se encargara. 
Me apresuré a la cocina y me detuve en seco en la entrada cuando vi a 
Meredith platicar con el Detective Mitch Lawson. 
Anoche estaba asustada, teniendo en cuenta el fuego y papá y Hawk 
combatiendo las llamas con extinguidores, que no me había tomado el tiempo para 
admirar otra vez lo sexy que era él. Ahora que estaba en mi cocina y yo llevaba 
puesto un vestido corto negro con el cabello arreglado, cuando sus ojos se 
volvieron hacia mí y él se congeló, tuve la oportunidad de procesar una vez más lo 
sexi que era. 
Así que la tomé. 
Él se recuperó primero. 
—Gwendolyn. 
Dios, me gustaba que siempre decía mi nombre completo. 
—Hola, Detective Lawson. 
Él esbozó su pequeña sonrisa luego me pidió: 
—Puedes llamarme Mitch. 
—Eh<‖est{‖bien. 
Los ojos de Lawson me barrieron de arriba abajo después miró a Meredith. 
—Lo lamento, Sra. Kidd, pero ¿nos podría dar un minuto a Gwendolyn y a 
mí? 
—¡Oh! —chilló Meredith al mismo tiempo que saltaba. Ella también había 
estado procesando lo sexi que era—.‖Claro.‖Por‖supuesto.‖‖Sólo<‖—se apresuró al 
refrigerador y tomó dos cervezas— tomaré una bebida para Bax y yo —cerró el 
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refrigerador luego se apresuró por la puerta de la cocina diciendo—. Encantada de 
verlo de nuevo, Detective Lawson. 
—Mitch —corrigió. 
—Mitch —dijo Meredith mientras continuaba su escape. 
Oh, Dios. Sola en mi cocina con Mitch. Sin ocho policías en la sala. Sin 
Hawk<‖todavía.‖Estaba‖retrasado. 
Entré un poco en la cocina. 
—Eh<‖¿todo‖está bien? 
Su cabeza se inclinó a un lado. 
—Sí, ¿por? 
—Eh<‖est{s‖aquí‖y<‖eh<‖eres‖un‖agente‖de‖la‖ley‖y‖est{‖el‖pequeño‖hecho‖
de‖que‖mi‖hermana‖est{‖en‖un‖serio‖problema‖así‖que<‖—mi voz se desvaneció. 
—Estoy aquí por tu hermana pero no porque algo esté mal. 
—Oh.‖Est{‖bien‖―contesté. 
—O, porque algo más esté mal —corrigió. 
—Oh. Está bien —dije de nuevo. 
—Sólo quería pedirte un favor. 
Respiré y luego repetí: 
—Oh. Está bien. 
Y, por cierto, me sentí como una idiota repitiendo esas tres palabras pero 
¿qué podría decir? Llevaba puesto un vestido corto negro esperando a Hawk y 
Lawson era sexy y sabía que yo le gustaba y estaba ahí para pedirme un favor. No 
sabía qué hacer. La situación parecía incierta, no en un modo bueno o malo, sólo 
de un modo impredecible. 
Me estudió por un segundo luego, con su voz descendiendo, ordenó: 
—Gwendolyn, ven aquí. 
Mis pies me acercaron a él sin demora porque era una mujer y cuando un 
hombre sexi te dice con una voz atractiva, profunda y baja que vayas hacia él, sólo 
lo haces. Obligué a mis pies a detenerse cuando estaba a treinta centímetros de él. 
Cuando me detuve, dijo suavemente: 
—Te ves hermosa. 
Me dijo que lucía hermosa. Bien. 
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—Gracias —susurré. 
—¿Vas a salir con Hawk? 
Junté los labios. Luego asentí. 
Él sonrió. 
Después se enderezó y se movió hacia mí así que los treinta centímetros que 
nos separaban se volvieron más bien quince. 
O menos. 
Entonces levantó su mano y la puso en mi cintura y antes de que pudiera 
decir algo o moverme, comenzó a hablar. 
—No quiero ofenderte cuando diga esto pero después de anoche, necesito 
decirlo. 
Oh―oh. 
Había inclinado mi cabeza para alzar la vista y mirar sus conmovedores ojos 
y parecían más conmovedores que nunca. 
—¿Qué? —Pregunté antes de que pudiera perderme en ellos. 
Dudó luego comenzó. 
—Tu hermana, Ginger, no es muy lista. 
Oh. Bueno, había esperado algo más. No sabía qué pero, viendo como su 
mano estaba en mi cintura y estaba en mi espacio, no era Ginger. 
—Como que ya lo sabía —repliqué. 
—Es probable que ya sepas esto también y si no era así antes del último par 
de noches, entonces ahora lo sabes, pero ella no piensa en quién está arrastrandoen esto. 
—Sí, el último par de noches he aprendido eso. 
Asintió. Luego dijo: 
—Entonces, el favor que te pido, si la ves de nuevo, quiero que me llames. 
Mi cuerpo se puso tenso pero sólo fue automático, sin embargo, él lo sintió y 
se acercó más, su mano sujetando mi cintura, su otra mano elevándose para hacer 
lo mismo en el otro lado. 
—No puedo decir lo que le sucederá a ella. Si juega de forma inteligente, si 
podemos hacer un trato, si podemos protegerla. Aquí no hay promesas, 
Gwendolyn. Lo que puedo decir es que, pase lo que pase, está más segura con 
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nosotros de lo que está en la calle y definitivamente tú estás más segura si ella está 
con nosotros y no en la calle. 
Me daba cuenta de ello. 
Continuó. 
—Y, por ti, si la tenemos en custodia, haré todo lo que pueda por ella. 
Oh. Vaya. 
—Gracias —susurré. 
Sus dedos se clavaron, dándome un apretón mientras su boca me daba una 
sonrisa. 
—Sólo quiero ser claro, no quiero que intentes detenerla. Pero si la ves, si 
aparece, se pone en contacto contigo, no la estarás ayudando, incluso si ella te dice 
que sí, si la apartas de nosotros. Sólo llámame, dime lo que dijo, dónde la viste y si 
sabes a dónde pretende ir. 
—Quieres que denuncie a mi hermana —supuse. 
—Sí —respondió, sin dudar, sin mentiras. 
—Está bien —asentí, sin dudar tampoco. 
Sonrió de nuevo. 
Entonces sus dedos me dieron otro apretón y preguntó: 
—¿Cómo lo estás llevando? 
Dios, era amable. 
—Bueno, hay lecciones de vida que hubiera preferido aprender, digamos, 
cómo hacer el soufflé perfecto, no es que pueda mantener mi cabeza en una crisis 
que involucra destrucción con fuego pero estoy bien. 
Sus cejas se elevaron. 
—¿Quieres aprender a preparar el soufflé perfecto? 
—Eh<‖—estaba insegura de dónde poner las manos. No había suficiente 
espacio y estaba cargando mi bolso de mano y chal. Pero cuando sus dedos me 
agarraron de nuevo y me atrajeron un centímetro más cerca no tuve más opción 
que levantarlas y apoyarlas en su pecho. ¡Hmm! Eso estaba mejor—. No en 
realidad —continué—. Más bien, me gustaría aprender a preparar masa para 
galletas con chispas de chocolate en treinta segundos o menos. 
Sonrió otra vez. 
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—Pero no estaría en contra de aprender a hacer el soufflé perfecto —
continué—, si era de chocolate. 
Su sonrisa se amplió. 
¡Cielos! 
Entonces su sonrisa se desvaneció y su rostro se volvió suave al igual que su 
voz. 
—Muchas cosas están sucediendo, Gwendolyn, cosas escalofriantes. ¿Estás 
segura que estás bien? 
Completamente bueno. 
—Sí —susurré entonces, no me pregunten por qué, seguí contando—, pero 
estoy un poco preocupada por Meredith. Está usando el fuego como una excusa 
para comprar un nuevo sofá y tener unos días de descanso y relajación pero puedo 
ver que está alterada; es sólo que no habla de ello. Y yo no quiero traerlo a colación 
si‖ella‖no‖quiere‖hacerlo‖pero,‖Ginger,‖es‖la‖hija‖de‖Meredith‖y‖creo‖que< 
—Ella te quiere —me interrumpió. 
—¿Qué? 
—Pude verlo anoche, y la noche anterior, se preocupa por ti. Ginger es su hija 
y su hija está trayéndote problemas, a tu papá también. Se siente responsable por 
eso y no sabe qué hacer con ello. 
Era probable que él estuviera en lo correcto. 
Lawson continuó. 
—Necesitas hablarlo con ella. Asegurarle que no la culpas. Quitarle esa carga 
porque se va a estar enfocando en otra cosa también, como el problema que Ginger 
se ha creado para sí misma. No necesita preocuparse por cómo te sientes por el 
problema que Ginger te está causando. 
—Tienes razón —dije en voz baja. 
Levantó una mano y metió el cabello detrás de mí oreja mientras sus 
conmovedores ojos café oscuro me miraban luego puso su mano curvada 
alrededor de mi cuello, su cálida palma en mi garganta. 
Eso era bueno también. Demasiado. 
Sus ojos volvieron a mirar los míos. 
—Sí, estoy en lo cierto. 
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—No somos así, Meredith, papá y yo —le aseguré rápidamente, sin estar 
segura de por qué lo estaba haciendo, sólo sintiendo la necesidad de hacerlo—. 
Ginger‖es<‖—sacudí la cabeza—, es diferente al resto de nosotros. No sé por qué, 
sólo ha sido siempre así.‖Ella< 
—Lo sé, Gwendolyn —dijo suavemente de un modo que me hizo saber que 
sabía. 
Asentí, sintiéndome aliviada y sus dedos le dieron un apretón a mi cuello. 
Justo entonces la puerta de atrás se abrió; Lawson y mi rostro se dieron la 
vuelta y Hawk estaba ahí. 
Llevaba puesto mucho de lo que estaba usando la primera vez que puse mis 
ojos en él. La camisa hecha a medida era de color azul medianoche esta vez pero 
no menos fabulosa. Jeans. Botas. Un cinturón genial. Chaqueta de cuero negro que 
era de un estilo magnífico y colgaba perfecto de sus amplios hombros. Y una bolsa 
de‖Nordstrom’s‖ colgando‖de‖ su‖mano.‖No,‖una‖bola‖de‖ zapatos‖de‖ Nordstrom’s‖
colgaba de su mano. 
Mi cuerpo se tensó y las manos de Lawson me sujetaron con más fuerza. 
Hawk cerró la puerta detrás de él pero no apartó sus ojos de Lawson y yo. 
Entonces puso sus manos en sus caderas, la bolsa golpeando contra su muslo. 
—¿Interrumpo algo? 
—No —dije apresuradamente. 
—Sí —respondió Lawson al mismo tiempo. 
Di un cuidadoso paso hacia atrás y las manos de Lawson se alejaron. Ahí fue 
cuando Lawson y Hawk entraron en un encuentro a muerte de miradas fijas de 
machos. 
Entré en la inmóvil lucha no verbal antes de que se volviera verbal y llena de 
movimiento. 
—Sólo vino a pedirme que llamara si veo o sé algo de Ginger —le expliqué a 
Hawk. 
Los ojos de Hawk se volvieron hacia mí cuando hablé pero en el segundo en 
que terminé, regresaron a ver a Lawson. 
—Pensé que había hablado claro —gruñó él. 
—Lo hiciste —replicó Lawson—. Pero recordarás, que no estuve de acuerdo. 
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—No uses a mi mujer para hacer tu carrera —siguió Hawk como si Lawson 
no hubiera hablado. 
Apreté los labios y me puse tensa principalmente porque sentía ira, y un 
montón de ella, brotando de Lawson después la escuché en el retumbo de su voz 
baja. 
—Ten cuidado —advirtió. 
—Ella no está en esto —siguió Hawk—. Ginger no existe para ella. Eso pasa 
aquí y es lo que se informó en la calle. 
—Las últimas dos noches probaron que te equivocas, Hawk, Ginger es 
impredecible y lo sabes. 
—Cierto, pero si cualquier mierda de esa cae, se informará a través de mí, no 
a Gwen. 
—Si se desespera —comenzó Lawson— y por cierto, Ginger Kidd pasó a más 
allá de la desesperación hace una semana, tomará decisiones extremas. Gwendolyn 
está en esa línea de fuego. Tus chicos y tú son buenos, Hawk, pero no puedes 
cuidarla todo el tiempo y mantener tus otras cosas en orden. 
—Deja que yo me preocupe por eso —respondió Hawk. 
—Ella necesita saber qué hacer —replicó Lawson. 
—Sí, y se lo diré yo —espetó Hawk. 
Otro duelo a muerte de miradas de macho sucedió pero afortunadamente 
antes de que pudiera avanzar a un combate mano a mano, Lawson apartó la 
mirada y me miró. 
—Tienes mi tarjeta —dijo y yo asentí porque sí tenía su tarjeta, sólo que no 
sabía que sucedió con ella. Él asintió de vuelta y concluyó—, conozco la salida. 
Luego se inclinó hacia mí, justo frente a Hawk, se agachó y me besó en la 
articulación de la mandíbula, sus labios provocando que se me erizara la piel. 
Oh, cielos. 
Levantó la cabeza, me miró a los ojos y susurró: 
—Permanece a salvo, si necesitas algo, incluso si sólo es hablar, llámame. 
Asentí. 
Su mirada se deslizó sobre Hawk después salió de la cocina y entró en la sala. 
Miré mientras practicaba respirar hondo. Entonces, lentamente, me di la vuelta 
hacia Hawk para ver que no se había movido. Aún estaba ahí parado con sus 
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manos‖en‖las‖caderas,‖la‖bolsa‖de‖Nordstrom’s‖colgando‖de‖sus‖dedos,‖sus‖ojos‖en‖
mí‖con‖una‖mirada‖en‖ellos‖que‖sólo‖podría‖ser‖descrita‖como‖in<fe<liz< 
Oh―oh. 
 
 
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12 
El Nosotros que Quieres que Seamos 
Traducido por Sitahiri 
Corregido por Geraldine 
Miréfijamente a Hawk y él hizo lo mismo conmigo. Cuando su mirada de 
descontento no cambió, decidí hablar. 
—Hola —dije. 
Siguió mirándome fijamente. Luego se acercó a la mesa levantando la bolsa 
de‖Nordstrom’s‖y‖sacando‖una‖conocida‖caja‖con‖las‖palabras‖‚Jimmy‖Choo‛‖en‖la‖
parte superior. No me era conocida porque yo tuviera una caja así, sólo que la 
había visto la infinidad de veces que me había probado un par de Jimmy Choos. 
Dejó la bolsa aparte y luego puso la caja sobre la mesa. Después la mandó 
deslizándose por la mesa hacia mí. 
Como eran zapatos, y zapatos Jimmy Choo, por reflejo me moví con rapidez, 
la mano con la que cargaba mi bolso de mano salió disparada para atraparlos antes 
de que algo trágico sucediera, como un par de zapatos Jimmy Choo cayendo al 
piso. 
Con mi mano apoyada en la caja, miré a Hawk, mi corazón latiendo 
acelerado. 
—¿Qué es esto? —Pregunte. 
Inclinó su cabeza hacia la caja y gruño: 
—Ábrela. 
Hmm. Todavía infeliz. 
Dejé mi bolso de mano y chal en la mesa, levanté la caja y la abrí. 
Entonces mi corazón se detuvo. 
En ella estaba un par de sandalias de plataforma, plateadas, estilo piel de 
serpiente, con una delgada correa que se amarra en el tobillo, el talón y la punta 
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descubiertos, tacones de aguja de once centímetros. Elegantes. Preciosas. 
Escalofriantemente caras. 
Los zapatos que Tracy había estado escondiendo para mí en el almacén de 
zapatos‖ de‖Nordstrom’s‖ por‖ las‖ últimas‖ seis‖ semanas.‖ Zapatos‖ que‖ quería‖ tanto‖
que podía saborearlo. Zapatos que me dije a mí misma que ahorraría para poder 
pagarlos. Zapatos que nunca iba a comprar porque nunca podría pagarlos, ni 
siquiera con el descuento de Tracy. 
Pero mi misión era ser dueña de un par de zapatos Jimmy Choo antes de 
morir. Algunas mujeres tenían metas de profesión. Otras querían ser buenas 
madres. Otras querían poner su granito de arena para salvar el mundo. La meta de 
mi vida era tener unos zapatos realmente hermosos, realmente caros. 
Levanté la vista hacia Hawk. 
—No lo entiendo —susurré. 
—¿Esos son los zapatos que querías? —preguntó Hawk. 
Parpadeé. 
—Sí —contesté. 
—Los tienes. 
Se necesitó algo de esfuerzo pero logré no hiperventilar. 
—¿Los compraste para mí? —pregunté mientras me daba cuenta. Sistema de 
seguridad. Botones de pánico. Reparación de la ventana. Zapatos que costaban 
más de setecientos dólares. 
¿Qué estaba pasando? 
—Los querías —respondió como si fuera tan simple como eso. 
Sentí que mi cabeza se volvía liviana. 
—¿Cómo? ¿Por qué? 
—Nena, ¿te los vas a poner o qué? 
—¿Cómo? ¿Por qué? —repetí. 
Suspiró. 
—Tu amiga dijo que los tenías en espera. Sé dónde trabaja tu amiga. Mandé a 
mi chica a buscarlos. Ella encontró a tu chica, tu chica los sacó, los compré, ahora 
están aquí. 
Dejó de hablar así que apunté: 
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—Ese es el cómo, ¿cuál es el por qué? 
—Gwen, los querías. 
—¿Eso es todo? —inquirí. 
—Sí —confirmó. 
—También quiero mi propia isla tropical paradisíaca privada —le dije—. 
¿También vas a comprármela? 
La mirada de descontento desapareció de su rostro y su boca se crispó. 
—Eso puede llevar un tiempo. 
Me le quedé viendo y mi vientre se puso sentimental, mi corazón se sintió 
como si hubiera crecido un par de tallas y estuviera amenazando con salir de mi 
pecho y un hormigueo estaba pasando en mi garganta. 
Entonces me obligué a decir: 
—No sé qué decir. 
—No digas nada —replicó—. Sólo ponte los malditos zapatos para que 
podamos ir a comer. Estoy hambriento. 
—Está bien —susurré, saqué una silla, me senté, desaté mis sandalias negras 
de correas y me puse mis nuevas y geniales plataformas Jimmy Choo, plateadas 
estilo piel de serpiente. 
Al‖igual‖que‖cuando‖me‖las‖probé‖en‖Nordstrom’s.‖Súper‖perfección. 
Me senté con una pantorrilla alargada, mirando fijamente mi pie y pensando 
que podría haber acabado de encontrar el cielo en la tierra, al estilo zapato, cuando 
Hawk habló. 
—¿Vas a sentarte ahí y quedarte viendo esos zapatos por la próxima década o 
vas a llevar tu trasero a mi auto? 
Mi cabeza se inclinó hacia atrás y mis pies cubiertos por zapatos Jimmy Choo 
así que Hawk siendo irritante no me afectó. 
—Voy a quedarme mirándolos por una década —repliqué, sonriéndole. 
Sus ojos tenían esa ardiente e intensa mirada, mi corazón se inflamó aún más 
y él dijo: 
—Nena, deja de jugar y vámonos. 
Todavía estaba sonriendo cuando me puse de pie, tomé mi bolso y chal de la 
mesa y caminé hacia él en mis nuevos Jimmy Choos mientras Hawk miraba. 
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Entonces me detuve cerca de él, puse la mano que estaba sujetando mi chal en su 
pecho y me incliné hacia delante. 
—Gracias, Hawk —susurré porque no sabía qué más decir. 
Esas palabras no estaban lejos de ser lo suficiente pero tenía que decir algo. Y 
no porque me compró un hermoso par de zapatos que quería sino porque escuchó 
a Tracy mencionarlo de paso y mandó a su chica a comprarlos para mí. Y porque 
tuve un allanamiento y en dos días mi ventana estaba reparada y tenía un sistema 
de seguridad instalado. Y estaba quedándose para protegerme y, porque él estaba, 
probablemente debido a sus esfuerzos, los de papá y los de Dog, el fuego que 
comenzó en la sala de mis padres no engulló la casa y mi laptop había sido 
salvada. 
Y‖dado‖que‖‚gracias‛‖no‖era‖suficiente,‖me‖incliné,‖me‖levanté y rocé mi boca 
con la suya. 
En el segundo en que lo hice, su cabeza se inclinó y sus brazos se cerraron a 
mi alrededor, fuerte, tirando de mí más contra su cuerpo mientras su lengua 
invadía mi boca y mi roce de labios se convirtió en un beso a toda marcha, súper 
ardiente, conduciendo―al―sexo―en―mi―desgastada―mesa―de―granja. 
Mi bolso de mano y mi chal se habían caído al piso porque mis dos brazos 
estaban alrededor de su cuello, mi cuerpo aplastado contra el suyo, uno de sus 
brazos estaba firmemente alrededor de mi espalda, la otra mano se había deslizado 
en y bajo mi vestido y estaba acunando uno de mis glúteos, piel con piel (estaba 
usando una tanga, lo que era una jugada inteligente de mi parte no sólo para evitar 
que se notaran las líneas de las bragas sino porque su cálida y fuerte mano 
acunando mi trasero se sentía condenadamente maravilloso) cuando escuché a mi 
padre aclararse la garganta. 
Mi cuerpo se sacudió, Hawk levantó la cabeza y se giró hacia la puerta 
mientras su mano se deslizaba fuera de mi vestido y subía a la parte baja de mi 
espalda pero sus brazos no se movieron ni siquiera cuando mis manos fueron a sus 
hombros y empujé. 
Lentamente, mi cabeza giró y vi a mi papá entrar, una pequeña sonrisa 
jugando en sus labios, sus ojos viendo al piso. 
Oh, por Dios. Mi padre acaba de verme en un abrazo apasionado con Hawk. 
Uno que incluía la mano de Hawk dentro de mi vestido acunando mi trasero. 
Mátenme. Alguien. Mátenme. 
—Meredith olvidó el destapador —murmuró papá mientras iba al cajón de 
los cubiertos. 
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—Puede que lleguemos tarde —respondió Hawk, aún sin dejarme ir—, o 
puede que no lleguemos a casa en absoluto. 
Oh, por Dios. 
Mis ojos volaron a su rostro y se entrecerraron pero se lo perdió porque 
estaba viendo a mi papá por encima de mi hombro. 
—Bien —masculló papá, regresando a la puerta mientras Hawk me soltaba 
luego retrocedió y se agachó para recoger mi bolso y mi chal—. Que se diviertan —
dijo papá cuando salía de la cocina. 
—Nos vemos, papá —le dije, mi voz sonando estrangulada. 
Entonces las manos de Hawk estaban sobre mí, me dio la vuelta de modo que 
mi espalda estaba hacia él y sentí mi chal acomodarse en mis hombros. Luego me 
giró para mirarlo y me tendió mi bolso. 
—¿Eso acaba de pasar? —susurré. 
—Síp —contestó Hawk, agarró mi mano y tiró de mí hacia la puerta. 
—Mi papá acaba de vernos liándonos con tu mano en mi trasero‖―añadí‖
detalles, sólo para confirmar. 
Hawk abrió la puerta y me hizo pasar por ella, repitiendo: 
—Síp. 
—Bueno, al menos tengo mis JimmyChoos antes de morir. Ahora puedes 
llevarme al cruce de trenes más cercano y me lanzaré a mí misma frente a un tren. 
Hawk mantuvo su mano firme en la mía mientras me conducía bajando las 
escaleras de la entrada trasera y hacia la puerta de mi patio trasero e hizo eso 
mientras soltaba una risita. 
—No encuentro esto divertido —le dije mientras él levantaba el pasador de la 
puerta, la empujaba para abrirla y me hacía pasar por ella. 
—Nena, has estado casada, él sabe que no eres virgen. 
—Eh<‖sí‖pero< 
—Y sabe qué tipo de hombre soy porque él es el mismo tipo de hombre así 
que más que nada sabe que no voy a tener una chica sexi como su hija y no besarla 
con mi mano en su trasero, por no hablar de hacerle otras cosas. 
—Puedes dejar de hablar ahora —le dije. 
Quitó los seguros del Camaro con un pitido, abrió la puerta y me ignoró. 
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—Si crees que esperó hasta que puso su anillo en el dedo de ella para llevar a 
tu madrastra a su cama, nena, estás muy equivocada. 
Me metió en el auto mientras yo ponía mis manos sobre mis oídos y cantaba, 
‚la,la,la‛‖ una‖ y‖ otra‖ vez.‖ A‖ pesar‖ de‖ que‖ estaba‖ cantando,‖ aún‖ podía‖ escucharlo‖
reírse. Hawk cerró la puerta con un golpe y yo me abroché el cinturón pensando, 
hora de continuar. Hawk entró a mi lado, encendió el Camaro y salimos de la 
cuneta con el motor ronroneando. 
Genial. 
Hawk condujo y lo hizo en silencio e hizo eso por un rato así que llené el 
vacío conversacional. 
—El sistema de seguridad está terminado. 
—Lo sé. 
—Smoke nos enseñó a usarlo —continué. 
Silencio, después: 
—¿Smoke? 
—Tú Número Dos. 
—¿Mi Número Dos? 
Me giré para verlo. 
—Sí. El hombre hispano que supervisó el trabajo. 
Otra ronda de silencio entonces Hawk se echó a reír a carcajadas. 
—¿Qué es lo divertido? —Inquirí ante sus carcajadas. 
—Smoke —dijo a través de sus carcajadas. 
—Eh<‖sí.‖Smoke.‖Así‖es‖cómo‖se‖presentó. 
Dejó de reírse pero seguía sonriendo cuando declaró: 
—Nena, él estaba jugando contigo. Su nombre no es Smoke. Es Jorge. 
Me le quedé viendo. Entonces dije: 
—¿No se le conoce como Smoke? 
—Nop. 
—¿Ese no es, como, su nombre callejero o algo así? 
Una breve risita después: 
—No. 
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—¿Por qué me diría‖que‖su‖nombre‖era‖Smoke?‖―Inquirí. 
—Porque así es él y porque tú le creerías y porque le creíste, probablemente 
lo encontró divertidísimo. 
Me crucé de brazos. 
—Bueno, tienes otro hombre llamado Fang. Tú te llamas Hawk. ¿Por qué no 
creería un nombre como Smoke? 
—Fang es definitivamente un Fang y Hawk es quién soy yo. 
Fang era, desafortunadamente para él, definitivamente un Fang. 
—No —declaré,‖ volviendo‖mi‖ cabeza‖ hacia‖ él‖ para‖mirarlo‖ de‖ nuevo―,‖ tú‖
eres Cabe Delgado. 
—Solía ser Cabe Delgado, Gwen, pero cosas suceden en la vida y ese hombre 
sigue estando dentro de mí pero ahora no soy ese hombre. 
Interesante. 
—¿Qué significa eso? —Quise saber. 
—¿Sigues añadiendo a‖tu‖lista‖de‖pros‖y‖contras?‖―Preguntó de regreso. 
—Sí —contesté. 
—Los pros ganan, Bomboncito, y la indecisión se convierte en certeza, 
entonces no te diré lo que eso significa. 
Ahora quería saber qué significaba eso. Decidí que mi mejor opción por el 
momento era dejarlo pasar. Así que miré por el parabrisas y cambié de tema. 
—¿Tienes una chica? 
Algo extraño y tenso lleno el auto y provenía de Hawk cuando preguntó 
como respuesta: 
—¿Tengo una chica? 
—La chica que me compró mis zapatos —le expliqué, extrañamente asustada 
de mirarlo debido a la extraña tensión. 
Entonces la tensión se evaporó, ¡poof! Como si nunca hubiera estado ahí 
cuando respondió con facilidad: 
—Sí, tengo una chica. 
Eh<‖¡extraño! 
Presioné hacia delante con vacilación. 
—¿Qué tipo de chica? 
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Hawk compartió sin dudar. 
—Una secretaria, algo así como una chica recepcionista. 
Interesante. 
—¿Cuál es su nombre? 
—Elvira. 
Volteé a verlo de nuevo. 
—¿Elvira? 
—Sí. 
—¿Es la señora de la oscuridad? 
—Si la encuentras de mal humor, definitivamente. 
Mmm. 
—¿Está de mal humor frecuentemente? —pregunté. 
—Trabaja con trece hombres que de forma natural producen altos niveles de 
testosterona y se alimentan de situaciones extremas, lo que significa que ella tiene 
que tener actitud y una mujer con actitud viene con mal humor así que, sí, está de 
mal humor muy seguido. 
Había mucho ahí así que lo desglosé. 
—¿Tienes trece hombres? 
—Síp. 
—¿Parecido a, le diste empleo a trece hombres? 
—Trece hombres y una chica, sí. 
Mmm. 
—¿Y esos hombres producen altos niveles de testosterona y se alimentan de 
situaciones extremas? —Proseguí. 
—Síp. 
Oh, cielos. 
—¿Qué clase de situaciones extremas? —Pregunté pero no estaba segura de 
querer saberlo. 
Su mano apareció y se enredó alrededor de mi muslo antes de decir en un 
tono suave de voz: 
—Nena, confía en mí, con mi trabajo, la ignorancia es una bendición, ¿sí? 
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Oh, cielos. Estaba en lo cierto. No quería saber. Hora de cambiar de tema. 
Miré de nuevo por el parabrisas. 
—Así que, ¿la actitud viene con mal humor? 
—Definitivamente. 
—¿Tú crees que yo tengo actitud? 
—Definitivamente. 
—¿Estás diciendo que tengo mal humor? 
Su mano en mi muslo me dio un apretón mientras decía un divertido: 
—Nena. 
¡Hmm! 
Continuó: 
―Aunque,‖ hoy‖ descubrí‖ que‖ puedo‖ calmar‖ el‖ mal‖ humor‖ de‖ Elvira‖
envi{ndola‖a‖Nordstrom’s‖a‖comprar‖un‖par‖de‖zapatos‖que‖cuestan‖tanto‖como‖un‖
auto usado y que puedo hacer que me beses por primera vez al dártelos. 
Me volví a verlo. 
—Yo te he besado. 
—No, tú me has devuelto el beso. Yo te beso. 
Eso era cierto. 
—Cuenta‖con‖m{s‖zapatos‖en‖el‖futuro,‖Bomboncito‖―murmuró‖y‖mi‖vientre‖
se puso sentimental de nuevo, mi corazón se inflamó de nuevo y esa sensación de 
hormigueo en mi garganta regresó. 
Por eso, anuncié: 
—Esto me está asustando. 
Me echó un vistazo luego volvió a mirar el camino. 
—¿Qué? 
—Tú, siendo dulce. Generoso y dulce. Generoso, comunicativo sobre tu 
vida<‖m{s‖o‖menos,‖y‖dulce.‖Me‖est{‖asustando. 
—¿Por qué? —Preguntó. 
—Así no somos nosotros —contesté. 
—Este‖es‖el‖nosotros‖que‖quieres‖que‖seamos,‖Gwen‖―replicó. 
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—No estoy segura de eso —mentí. 
—Mentiras, nena —me reclamó—. Sé que quieres fingir que no estuve ahí 
pero estaba en el comedor de tus padres anoche. 
Oh, mierda. Estábamos de regreso con eso. 
—Te dije que estaba inventando cosas —mentí de nuevo—. Meredith es 
romántica. Se desmayó cuando conoció a papá porque sabía que él era el hombre 
de sus sueños, con una sola mirada, lo sabía. Ella me quiere. Quiere eso para mí, 
siempre lo ha querido así que se lo di. 
Su mano abandonó mi muslo para que pudiera usar la palanca de cambios 
mientras declaraba tranquilamente: 
—Gwen, nena, quisiste decir cada palabra que pronunciaste. 
—No es verdad —repliqué. 
Detuvo el auto y vi que estábamos estacionados fuera de Tamayo en 
Larimeer Square en la parte sur del centro de Denver, también conocida como 
LoDo. Tamayo tenía una excelente comida mexicana. Tamayo tenía cócteles 
inusuales, deliciosos y guacamole que probaba que había un Dios. Tamayo tenía 
un precioso mural detrás del bar y una terraza para tomar el sol. Tamayo era 
increíble. Mis ojos fueron a él cuando sentí a Hawk darse la vuelta hacia mí. 
—No —ordenó suavemente. 
—¿No qué? —Inquirí. 
Levantó la mano, los dedos curvándose alrededor de mi nuca y tiró de mí 
hacia él. 
—No contamines lo que salió de tu boca anoche. 
De repente me di cuenta de que esto era importante para él, no un poco, 
mucho y no mucho sino muchísimo y no sabía qué hacer con eso pero algo de ello 
me asustaba bastante. 
—Hawk<‖—susurré y su mano se deslizó de mi cuello a mi mandíbula pero 
su pulgar se movió para presionar contra mis labios. 
—No —repitió. 
—Está bien —susurré contra su pulgar. 
Dejó caer su mano y desabroché mi cinturón entonces él salió del auto. Estaba 
en mi puerta antes de que pudiera poner un pie vestidocon un Jimmy Choo en el 
pavimento. Tomó mi mano, me sacó del auto, retuvo mi mano y Hawk, mis Jimmy 
Choos y yo entramos en Tamayo. 
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Perdido por completo 
Traducido por Sitahiri 
Corregido por Niki26 
Desperté y escuché el murmullo de Hawk proveniente de lo que parecería 
lejos. 
Estaba en el teléfono. 
Abrí los ojos. 
Estaba en la cama de Hawk. 
Metí las manos bajo mi mejilla, cerré los ojos y la noche anterior vino 
deslizándose a mi cerebro. 
Todo. Y había un montón. 
En primer lugar, Tamayo tenía cócteles llamados Tamayopolitans. Infusión 
de tequila con piña, arándano y guayaba. Delicioso. Refrescante. Peligroso. 
No‖era‖ contraria‖ a‖beber‖ fuera‖de‖un‖ cosmo‖si‖ el‖ cóctel‖ tenía‖ ‚opolitan‛‖ en‖
alguna parte de su nombre así que fue un Tamayopolitan. 
Y muchos de ellos. Y montones de comida. Y un montón de charla. 
El tiempo para compartir de Hawk en la tarde claramente se había acabado 
durante nuestro paseo en auto. La conversación de la cena consistió en Hawk 
haciendo preguntas y yo contestándolas. Puede que haya sabido todo sobre mí 
pero estaba claro que quería saber cómo me sentía sobre todo respecto a mí así que 
me preguntó por mi mamá y le conté que, tan maravillosa como era Meredith, el 
que mamá se fuera dolió, el hecho de que pudiera hacerlo y lo hiciera. También me 
preguntó por mi papá y le dije todo sobre él, todas las razones por las que lo 
amaba y todas por las que era un papá maravilloso (eran casi las mismas pero 
entré en detalles de ambos temas). Lo mismo con Meredith. Lo opuesto con 
Ginger, aunque sí le conté que a pesar del hecho de que Ginger era Ginger y no 
había mucho en ella para amar, seguía siendo mi hermana y nunca había perdido 
la esperanza de que lograría arreglar sus cosas con el tiempo. Hasta ahora. 
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Preguntó por Cam, Leo y Tracy pero fui yo, en mi cuarto Tamayopolitan, 
quien habló de Troy y de cómo estaba preocupada de que ahora que su 
enamoramiento salió a la luz desaparecería de mi vida y lo extrañaría si se iba. 
Hawk también se rió conmigo cuando le conté un chiste o una historia 
graciosa y yo me reí con él cuando hizo algún comentario que fue divertido. 
Y por último, estaba atento a todo lo que decía. Estaba concentrado sólo en 
mí. Como si cada palabra que brotara de mi boca fuera una pieza del 
rompecabezas que era el significado de la vida y él tuviera algunas de las piezas 
pero quisiera asegurarse de que las tuviera todas. Su concentración relajada y 
cómoda sin embargo decidida, el hecho de que ni siquiera una mujer de las que 
pasaban le llamara la atención, de hecho, nada excepto‖ yo‖ llamó‖ su‖ atención<‖
había algo al respecto que se sentía bien, como realmente bien. 
Fue cómodo, divertido, la comida grandiosa, las bebidas abundantes, mi 
compañía divertida y más sexy imposible y yo tenía unos zapatos fabulosos. 
Fue la mejor cita que había tenido. 
Fue después del Tamayopolitan número seis que nos fuimos y la segunda 
parte de nuestra noche comenzó. 
Estábamos en el Camaro con el motor ronroneando por las calles de Denver, 
preguntándome a dónde nos llevaría la noche a continuación y teniendo un 
estremecimiento en un lugar íntimo debido a donde me llevaban mis preguntas 
cuando el teléfono de Hawk sonó. Tomó la llamada, dijo unas palabras, cerró el 
teléfono y dio vuelta en U. 
—Tengo que ir a la base, nena, hay una situación de la que necesito un 
informe. Urgente. ¿Puedes quedarte en mi oficina? 
Ante su pregunta, pensé, ¡oh, por Dios! ¡Conseguiré ver su base! 
Y dado que estaba ligeramente ebria, estaba bastante segura de que no 
escondí mi emoción a pesar de que la palabra que elegí usar fue, ‚Claro‛,‖ salió‖
vivaz e ilusionada. Lo supe porque cuando lo miré por casualidad él estaba 
sonriendo. 
Condujo al estacionamiento del sótano de una torre de oficinas en la parte 
más alta del centro, me condujo al elevador, llevándome al decimocuarto piso. El 
elevador se abrió y había un vestíbulo a cada lado del cual había dos pasillos. 
Hawk fue a la derecha luego a la derecha de nuevo y bajó por un pasillo donde 
eligió la puerta número dos y usó una tarjeta electrónica para poder ingresar. 
Entré con él y me detuve en seco. 
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Sensacional al instante. 
¡Comando Central! 
Las ventanas con vista a la parte de atrás estaban oscuras incluso contra el 
horizonte del crepúsculo. Dispuestos frente a mí al estilo teatro con plataformas 
elevadas estaban tres niveles, cuatro cubículos en cada nivel, todo tipo de perillas, 
botones y teléfonos en los compartimentos de los cubículos. Detrás de mí, filas de 
pantallas fijas a la pared, maquinaria debajo de ellas con monitores numéricos, 
cada uno de ellos llenos de alguna acción, personas, lugares y cosas. Había tres 
oficinas a la izquierda fuera del área tipo teatro, todas excepto la última en el nivel 
superior tenían ventanas del piso al techo que mostraban claramente lo que el 
ocupante estaban haciendo todo el tiempo. A la derecha, más puertas, sólo dos, 
una era un gran salón de juntas con más ventanas del piso al techo, otra con una 
puerta pero sin ventanas. 
La habitación estaba llena de comandos, algunos que había visto, otros que 
no, algunos sentados en los cubículos, otros obviamente esperando a que Hawk 
llegara. 
Uno‖era‖‚Smoke‛. 
—Hola, Smoke —grité, saludándolo con la mano. 
Los comandos miraron sus botas y arrastraron los pies. 
—Hola, Gwen —contestó Smoke. 
Incliné mi cabeza a un lado y pregunté en voz alta: 
—La próxima vez que necesites inventar un apodo para hacerle una broma a 
alguien, ¿puedo escogerlo? 
Hubo más pies arrastrándose, Smoke me sonrió y escuché a Hawk soltar una 
risita luego me dio una tarjeta electrónica y puso su mano en la parte estrecha de 
mi espalda. 
—Nena, oficina superior, espera ahí. Vendré por ti tan pronto como termine 
—ordenó y alcé la visa hacia él para verlo indicar con la cabeza la oficina oscura en 
la parte de arriba. 
Asentí y, sin pensar, mi cuerpo y cerebro habiendo absorbido seis 
Tamayopolitans, mis pies envueltos en los Jimmy Choos que me había dado, mi 
estómago lleno de deliciosa comida que me había comprado, habiendo pasado mi 
noche sentada al otro lado de la mesa frente a él, puse una mano ligeramente en 
sus abdominales, me puse de puntillas y toqué su boca con la mía. 
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Entonces caminé por los brillantes pisos negros, subí por las escaleras 
laterales del pasillo y usé la tarjeta electrónica para entrar en su oficina sin darme 
cuenta de que tenía a un montón de ojos de comando siguiéndome, algunos 
admirando, todos con curiosidad. 
Tras entrar y encender la luz descubrí que la oficina de Hawk era ultra 
moderna y totalmente indiferente. No había fotos en el escritorio o aparador. Sin 
medallas en las paredes. Sin trofeos en los estantes o placas expuestas. Sin 
parafernalia personal. No había archivos en el escritorio, portalápices, blocs de 
notas, ni siquiera una computadora, sólo un teléfono. Todo estaba decorado en 
negro, gris claro, cuero negro y cromo y tan limpio que un doctor podría realizar 
una cirugía aquí. Había cuatro monitores de televisión en la pared, las pantallas en 
blanco. Había un largo sofá negro. Dos sillas negras frente a su escritorio y una 
gran y alta silla giratoria detrás de él. Eso era todo. 
Consideré mis opciones para pasar el tiempo en la oficina de Hawk y decidí 
mandarle un mensaje de texto a Cam y Tracy sobre la cita en lugar de tratar de 
revisar sus cajones. En primer lugar, si los revisaba eso sería entrometido y estaría 
muy mal, puede que él se haya entrometido en mi vida pero eso no quería decir 
que debía regresarle el favor. En segundo lugar, y más importante, me imaginé que 
quizás tuviera cámaras ahí dentro y descubriría que lo hice lo cual probablemente 
desaprobaría y Hawk cabreado era algo aterrador. 
Así que me senté en el sofá y le enviéun texto a Cam y Tracy de la cita y 
recibí eufóricos mensajes de regreso por parte de Trace y mensajes cautelares de 
Cam que consistían en su mayor parte en ella suplicándome que no bebiera ni 
siquiera una gota más de alcohol. 
Hawk dijo que no se tardaría mucho pero estaba equivocado. Así que dado 
que se llevó mucho tiempo, tenía seis Tamayopolitans, mi estómago estaba lleno y 
había tenido dos noches interrumpidas de sueño durante las cuales hubo 
intervalos de alta emoción incluyendo allanamientos y bombas incendiarias, 
eventualmente me quedé dormida en su sofá. 
Cuando desperté Hawk me cargaba en sus brazos. 
—Puedo caminar —murmuré. 
—¿Sí? —Preguntó luego sugirió—. Qué tal si haces eso en terreno nivelado 
cuando estés usando esos tacones. 
¿Quería cargarme? Está bien, estaba de acuerdo con eso. 
Metí la frente en su cuello y envolví un brazo alrededor de su hombro, el otro 
alrededor de su cuello y musité: 
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—Bien. 
Me bajó por las escaleras al lado de los cubículos pero incluso cuando 
llegamos a terreno nivelado, no me bajo hasta que estuvimos afuera del elevador. 
Cuando lo hizo, me apoyé pesadamente contra él. 
—¿Cansada? —preguntó. 
—Seis Tamayopolitans —expliqué pero como que pronuncié mal la palaba 
‚Tamayopolitans‛‖principalmente‖porque‖estaba adormilada pero también porque 
aún estaba un poco ebria. 
Soltó una risita y me atrajo más cerca. 
Cuando estuvimos dentro del elevador y yo estaba presionada de nuevo 
contra él, mencioné: 
—Tu informe duró mucho tiempo. 
—Reportes del campo, las cosas cambiaron, necesitábamos abortar la misión, 
reagruparnos y reajustarnos. 
Todo eso era lenguaje escalofriante que mi mente se rehusaba a procesar por 
lo que levanté mi rostro de su pectoral e incliné la cabeza hacia atrás para mirarlo. 
—Déjame adivinar, ¿no quiero saberlo? 
Me sonrió. 
—No, no quieres. 
—Estás sonriendo —observé—. ¿Eso quiere decir que no hubo bajas? 
—No los chicos buenos —respondió. 
De nuevo, escalofriante. De nuevo, mi mente se rehusó a procesarlo. Aunque, 
eran buenas noticias. 
Coloqué mi mejilla en su pectoral de nuevo y murmuré: 
—Es bueno saberlo. 
Me dio un apretón. Luego me condujo fuera del elevador y dentro del 
Camaro. Entonces me quedé dormida de nuevo. 
La última parte de la velada fue cuando me desperté porque el Camaro había 
dejado de ronronear. Él se había estacionado. Me ayudó a salir del auto, atravesar 
una puerta y supe una cosa. No estaba en casa. Supe otra cosa. No me importaba. 
Sólo quería dormir. 
Así que mascullé: 
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—Cama. 
—Enseguida, Bomboncito. 
Hawk me ayudó a subir a tropezones algunas escaleras que hacían un 
montón de ruido y tuve curiosidad de ver alrededor, sólo que no tenía la energía. 
Divisé una cama, fui a tientas hacia ella, me despojé del vestido corto negro y los 
maravillosos zapatos y aterricé de cara en ella. 
Ahora era de mañana. 
Mierda. 
Me apoyé en una mano y aparté el pelo de mi cara. 
Entonces me quedé mirando. 
Estaba en una cama gigantesca en un edifico cavernoso y cuando decía 
cavernoso quería decir cavernoso. Había tenido que ser un almacén en algún 
momento. Podía ver la luz del sol entrando por unas enormes ventanas que iban 
del piso al techo por al menos tres pisos de alto. También podía ver que había 
caído un poco de nieve en algún momento de la noche. Y podía ver que el almacén 
estaba en el medio de la nada, arbustos congelados por todos lados, un gran arroyo 
o un pequeño río corriendo cerca del edificio. Además pude ver que estaba en una 
plataforma que tenía un barandal de hierro que no era decorativo en lo mínimo 
sino industrial. 
Miré al pie de la cama y vi una amplia extensión de pisos de madera y al 
final, un enorme cubo hecho de bloques de vidrio, la puerta a él abierta, un baño. 
Mi primera parada. 
Mis ojos se movieron al piso y vi mi vestido y Jimmy Choos enredados con 
los jeans de Hawk, camisa y botas. Algo acerca de eso me gustó, algo sobre ello 
hizo que mi vientre se pusiera sentimental. 
Oh, cielos, estaba en problemas. 
Sujeté las sábanas en mis senos, me moví al lado de la cama y bajé mi torso, 
estirándome. Decidí no usar mi vestido y agarré su camisa. Entonces me levanté y 
me la puse mientras estaba en la cama. Después lancé las sábanas atrás y la 
mantuve cerrada con mi mano mientras salía de la cama e iba al baño, medio 
aturdida por estar aún adormilada y tener una buena y relajante noche y medio 
aturdida porque estaba en la casa de Hawk. 
El baño era bonito, limpio, pulcro y funcional. Sin toques personales ahí 
tampoco al igual que no había ninguno en el área de la cama. Sólo toallas gruesas, 
de un suave color azul medianoche y gris oscuro en los barandales y dobladas y 
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apiladas en los estantes sobre el inodoro. El azul medianoche y gris oscuro era un 
tema, las sábanas y el edredón eran de los mismos colores. 
Usé las instalaciones y luego me lavé las manos. Entonces miré en el gabinete 
de medicinas porque estaba bastante fuera del club de las chicas si no husmeabas 
al menos ahí. Había dejado pasar su escritorio; tenía que ver su gabinete de 
medicinas. 
Pasta dental. Desodorante. Hilo dental. Crema de afeitar. Navajas. Dos 
cepillos de dientes extra. Eso era todo. 
Abrí un cepillo de dientes y me entregué de lleno a mis dientes. Si estaba 
molesto porque usé un cepillo de dientes le compraría uno nuevo. No podía 
costear Jimmy Choos o trabajadores que hicieran de mi sala algo habitable pero 
podía pagar un cepillo de dientes. 
Me enjuagué, usé hilo dental y me sequé las manos. Entonces abroche unos 
botones de su camisa y doblé hacia atrás las largas mangas. Luego salí. 
Cuando lo hice, me sentía nerviosa. Esto era diferente. No era lo que 
teníamos. Esto no era compañeros de cama o nosotros peleando todo el tiempo. 
Habíamos tenido una cita. Me había comprado zapatos. Me había sacado cargando 
de un edificio en llamas. A mi padre no le importó entrar para vernos en un abrazo 
carnal. Meredith pensaba que él era la bomba. Sabía dónde trabajaba. Había 
conocido a algunos de sus hombres. Lo que dije en le cena con mis padres fue 
importante para él. 
Ahora estaba en su casa. 
Mi mente rebuscó por esa información y hasta más mientras caminaba a las 
escaleras y las bajaba lentamente, localizándolo en la cocina pero sin mirarlo. 
Estaba asimilando el cavernoso espacio. Una sala en el medio con un gran y amplio 
sofá, dos sillones reclinables a cada lado, una gran pantalla plana de TV todo sobre 
una espesa alfombra. Pesas y equipo para hacer ejercicio en la pares opuesta, un 
montón de ello: un banco para pesas, barras de pesas, cinta para correr, bicicleta 
estacionaria, máquina para hacer ejercicio de remo, máquina de elíptica. Un 
escritorio en el rincón más alejado en una diagonal, de cara a la habitación, ese 
mostraba personalidad, papeles y archivos y una laptop sobre él, usaba ese 
escritorio y se veía, no como el resto de su casa. Una cocina que era una gran barra 
en forma de herradura con taburetes a su alrededor, otra encimera contra una 
columna de una pared de ladrillos entre ventanas gigantes, lo mejor de la línea de 
electrodomésticos. Entre todo eso había algunas alfombras grandes en el piso de 
cemento pero en su mayoría sólo era un lugar despejado. Muy despejado. 
Por Dios, ¿cómo carajos lo calentaba? 
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Mi cabeza giró a la izquierda y me mordí el labio cuando vi un área bajo la 
plataforma de la cama que definitivamente era el espacio de Hawk. Estantes del 
piso a la plataforma llenos a rebosar de libros y CDs. Un estéreo muy bueno. Una 
vieja silla maltratada y una otomana que no era como los otros muebles o equipos, 
no era nueva, no era moderna. Había una mesa a su lado, igualmente maltratada. 
Una lámpara de piso detrás de la silla, su base hacia arriba y el foco matizado caía 
sobre la silla para proveer luz para leer. Una vieja alfombra gastaday deshilachada 
en el piso, tan grande, que llenaba el área. Y al final, otro cubo, éste con paneles de 
cálida madera desgastada, la puerta a él estaba cerrada. Ese espacio era como si 
proviniera de un mundo diferente, no encajaba, parecía cómodo y acogedor, 
tentador. 
Interesante. 
Llegué al final de las escaleras y no podía retrasarlo por más tiempo. 
Mis ojos giraron hacia él. 
Estaba en la cocina, con el pecho desnudo, una taza de café sujeta en el aire, 
los ojos en mí. 
Y en ese instante, me di cuenta. 
Los‖pros‖sobrepasaban‖a‖los‖contras.‖Ya‖no‖estaba‖insegura.‖Estaba‖segura<‖
muy segura. 
Podía ser mandón y mucho de lo que hacía me asustaba o me cabreaba pero 
cuando era dulce, generoso, sexy y abierto era mejor que mi mejor fantasía. 
Por mucho. 
Y yo era buena con las fantasías. Había pasado un montón de tiempo 
haciéndolo, creaba las mejores fantasías. 
Así que porque la realidad superaba eso, la certeza encajó y cuando lo hizo, 
se mantuvo firme. 
Rodeé la herradura y vi que llevaba puesto unos pantalones, negros con 
franjas gris oscuro que bajaban por los costados, sin zapatos. 
Sexy. 
Fui hacia él, directo a él y no me detuve hasta que mi cuerpo toco el suyo, mis 
brazos se deslizaron alrededor de su cintura y presioné mi rostro contra la piel de 
su pecho. 
Ahí murmuré: 
—Buenos días, bebé. 
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Uno de sus brazos se deslizó a mi alrededor, tirando de mí más cerca y dijo 
en la parte superior de mi cabello: 
—Buenos días, Bomboncito. ¿Dormiste bien? 
Giré mi cabeza para presionar mi mejilla contra su pecho mientras asentía. 
—Bien —murmuró, dándome un apretón. 
Se lo devolví. 
—¿Café? —Inquirió y asentí contra su pecho de nuevo—. ¿Cómo lo tomas? 
Deslicé mi mejilla contra su cálida piel mientras echaba la cabeza hacia atrás 
para mirarlo, mis cejas levantándose cuando mis ojos golpearon los suyos oscuros. 
—¿No lo sabes? 
Su boca se crispó. 
—No. 
—Crema, media de azúcar. 
Esta vez sus cejas se elevaron. 
—¿Media de azúcar? 
—Reservo mi azúcar para cuando la como en masa para galleta. 
Soltó una risita, su brazo se apretó por un segundo cuando lo hizo luego 
siguió mirándome y observé a sus ojos relajarse. Era sensacional. 
Entonces bajó la cabeza, rozó mis labios con los suyos y me soltó. 
Fue a la cafetera en la encimera junto a la pared y fui a la barra en forma de 
herradura y me apoyé en ella. 
—Usé un cepillo de dientes —le informé. 
—Bien —contestó, agarrando una taza de algunos estantes que estaban fijos 
en el ladrillo donde había un montón de brillante cerámica color azul medianoche, 
utensilios de acero inoxidable colgaban de ganchos fuera de la parte inferior de los 
estantes, resplandecientes ollas y sartenes en la parte de arriba. 
Al parecer no necesitaba que le comprara un nuevo cepillo de dientes y 
también parecía por el aspecto casi nuevo de sus suministros para cocinar y de 
comida, que no cocinaba o comía mucho en su casa. 
—¿Corres los muebles y tienes partidos de futbol los sábados con tus 
comandos? —le pregunté a la piel bronceada sobre músculo definido de su espalda 
mientras servía mi café. 
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—No —respondió pero pude oír la sonrisa en su voz. 
—¿Rugby? —Continué. 
Se giró hacia el refrigerador y lo abrió repitiendo: 
—No. 
—¿Paintball? 
Sacó la leche, cerró el refrigerador y me miró por encima del hombro, 
sonriendo. 
—No. 
—Mmm —mascullé. 
Terminó mi café y me lo trajo luego apoyó una cadera contra la encimera, su 
cuerpo de frente al mío, nuestros cuerpos tocándose. 
Tomé un sorbo de mi café mientras él hacía lo mismo con el suyo. 
Preparaba buen café. 
—Haces buen café —comenté. 
No hubo respuesta. 
Eché la cabeza hacia atrás para verlo. 
—Y eres organizado. 
Frunció el ceño. 
—¿Soy organizado? 
—Tu baño está limpio, no hay un revoltijo de pantalones cargos y playeras 
ajustadas por todo el piso de la plataforma de tu cama y tus reservas de armas y 
munición han sido obviamente guardadas. 
Los hoyuelos aparecieron. 
Entonces contestó: 
—Casa desordenada, mente desordenada, vida desordenada, nena. 
Eso era cierto. Lo sabía porque papá me lo había enseñado y también era un 
principio por el que me regía lo que era el motivo por el que mi sala me volvía 
loca. 
—No puedo verte limpiando —comenté. 
—No lo hago. Janine lo hace. 
—¿Janine? 
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—Se encarga de este lugar, y de la base. Janine está a cargo del orden para 
que me pueda enfocar en otras cosas. 
—Mmm —mascullé. 
Contrataba a un montón de gente. Conducía un costoso Camaro. Instaló 
complejos sistemas de seguridad. Podía costear costosos zapatos de diseñador. 
Podía calentar un cavernoso almacén hasta el punto de que podía caminar por ahí 
sin zapatos y con el pecho desnudo y yo estaba cómoda sólo con su camisa y una 
tanga. 
—Vives en un viejo almacén —señalé lo obvio. 
—Sí —estuvo de acuerdo con ello. 
—Esto es un montón de espacio, Hawk. 
—Sí —acordó. 
—Un montón de espacio —continué. 
Sonrió luego tomó un sorbo de café. Hice lo mismo. 
Cuando su taza dejó sus labios, declaró. 
—No me gusta lo cerrado. Necesito espacio. 
Interesante. 
—Bueno, te lo has conseguido. 
Sonrió de nuevo, bajó su taza de café, tomó la mía de mi mano, la bajó 
también y entonces se acercó a mí por el frente, sus manos deslizándose por mi 
cintura hacia mi espalda, envolviéndose alrededor y atrayéndome hacia él. 
Apoyé las manos en su pecho y alcé la vista. 
—Te ves preciosa por la mañana —me dijo. 
—¿Ah, sí? —Inquirí. 
—Preciosa y dulce. 
—Mmm —mascullé, contenta de que pensara eso pero siempre había sido 
una persona mañanera. También era una persona nocturna. Era una persona de 
todo tiempo cuando no estaba estresada o de mal humor. 
Una de sus manos dejó mi espalda y miré sus ojos volverse ardientes e 
intensos mientras estudiaba mi rostro. 
Entonces hizo algo hermoso, increíble, algo que, si había tenido dudas con 
respecto a mi certeza, se habrían desintegrado. 
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Deslizó tiernamente la parte de atrás de sus nudillos contra la piel de mi 
mejilla mientras murmuraba: 
—Un año y medio. Perdido por completo, maldición. 
Mi vientre se puso sentimental. 
Síp, definitivamente segura. 
—Hawk —susurré y su mano acunó mi mandíbula. 
—¿Cuánto trabajo conseguiste terminar? 
—¿Qué? 
—Anoche estuviste relajada, no estresada, ¿estás bien con el trabajo? 
—Mmm<‖—mascullé sin querer pensar en el trabajo o la vida o cualquier 
otra cosa, deseando en su lugar sólo vivir esta fantasía verdadera. 
Hawk continuó. 
—Tengo que ir a hacer algo esta mañana, los chicos estarán aquí en unos 
minutos y te quiero aquí cuando regrese. 
Lo miré fijamente a los ojos. 
Oh, por Dios. 
¡Hurra! ¡Me quería en su casa cuando regresara! 
Mi mente volvió al trabajo. 
Oh, mierda. 
¡Bu! Necesitaba llegar a casa y terminarlo. 
Me derretí contra él y mis manos subieron por su pecho a su cuello. 
—Una de mis fechas límites es hoy. Estoy cerca de terminar pero aún necesito 
terminar algo de trabajo. —Su brazo me apretó, seguí y lo hice en voz baja, con un 
tono de voz ligeramente asustado, ligeramente esperanzado pero mi decisión 
estaba tomada y mi decisión era acerca de él así que imaginé que él debería saberlo 
a pesar de que me asustaba dicha decisión—. Quiero estar aquí cuando regreses, 
bebé, pero siempre cumplo con mis fechas límite. Es una promesa que le hago a 
mis‖clientes‖y< 
—Nena —me interrumpió—, está bien. 
—Sí quiero estar aquí —repetí para asegurarme de que lo supiera pero lo hice 
en un susurro. 
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Su mano en mi mandíbula echó mi cabeza más hacia atrás mientras la suya 
bajaba más cerca de la mía. 
—Lo sé, Bomboncito —susurró en respuesta—, y me gusta. 
Lo sabía. Y le gustaba. 
Me lamí los labios y asentí. 
Rozó sus labios con los míos luego levantó la cabeza un centímetro y dijo: 
—Tengo que ir con los chicos. Llamaré a Fang, tómate tu tiempo, vístete, date 
una ducha, come algo, lo que quierashacer. Estará aquí en treinta minutos, te 
llevará a casa. Dejaré una llave para ti, tómala. El código de seguridad es tres, tres, 
seis, cuatro. Cuando termines, regresa. 
—Está bien —acepté de inmediato. 
Su brazo a mi alrededor me atrajo más cerca y su mano en mi mandíbula se 
deslizó hacia atrás a mi pelo mientras observaba sus ojos volverse ardientes. 
—Estamos más allá, nena. Definitivamente. Aún más dado que he tenido que 
verte anoche en ese vestido y con esos zapatos y luego te quedaste dormida 
prácticamente desnuda en mi cama antes de que pudiéramos jugar. Planeo una 
vigorosa velada. 
¡Vaya! 
—Está bien —exhalé esta vez y de nuevo lo dije de inmediato. 
Esbozó una sonrisa que, con sus ardientes ojos en mí y su cuerpo cerca, vi que 
era hambrienta. 
¡Mmm! 
Mis dedos se deslizaron por su pelo y ejercí presión mientras me ponía de 
puntillas y mis ojos caían a sus labios. 
Por eso los observé formar las palabas en un murmullo: 
—Perdido por completo. 
Entonces me besó, ardiente, duro, con lenguas y su mano en mi trasero 
empujó mis caderas contra las suyas mientras yo me agarraba y mis piernas y 
entrañas se volvían líquidas. 
Rompió el beso con lo que parecía un gruñido de frustración y eso me gustó 
tanto, que me hizo pegarme más a él y cuando lo hice, su boca rozó la mía luego 
regresó después otra vez y entonces sus dientes mordisquearon mi labio inferior. 
Mmm<‖genial. 
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—Hawk —susurré, aun agarrándome a él. 
—Nena, suelta, si no lo haces, pierdo un cliente y no más zapatos sofisticados. 
Consideré eso, sopesando los zapatos contra el sexo con Hawk en su 
cavernosa guarida. 
Entonces seguí sujetándolo. 
Sonrió, su brazo me dio un apretón, su boca rozó la mía de nuevo entonces 
me soltó y retrocedió. Me moví para apoyarme contra la barra en un esfuerzo por 
sostenerme a mí misma de pie, levantó una mano y recorrió la piel bajo mi barbilla 
con el costado de su dedo índice. 
¡Mmm<‖genial! 
—Más tarde —prometió. 
—Está bien —contesté. 
Su mano se movió a mi cuello y me dio un apretón luego se apartó, buscó en 
un cajón, sacó una llave que dejó en la encimera y después subió a zancadas las 
escaleras. Miré hasta que llegó a la cima y entonces tomé mi café, le di un sorbo y 
miré algo más mientras él abría y cerraba cajones en su cómoda y el armario y se 
vestía. 
Escuché los vehículos afuera mientras él estaba sentado en la cama 
poniéndose sus botas y mi taza de café y yo vagamos por las escaleras cuando él 
bajaba por ellas. Me enganchó pasando un brazo por mis hombros, me condujo a la 
puerta bajo la plataforma de la cama, a través de ella a otro espacio cavernoso que 
albergaba su Camaro, una todoterreno negra, una motocicleta bajo una cubierta y 
aún había suficiente espacio para estacionar mi auto, el auto de mi papá y una casa 
rodante. 
Tomó una caja que colgaba de un cable y tenía dos, enormes, botones rojos en 
ella. Presionó uno, la enorme puerta se deslizó hacia arriba, el frío del exterior me 
asaltó pero sólo lo sentí detalladamente mientras él me llevaba al final del edificio, 
me giraba hacia él, tuve éxito en maniobras evasivas con mi taza de café justo antes 
de que me plantara otro beso ardiente y húmedo. 
Levantó la cabeza y murmuró: 
—Vigorosa. 
—Entendido —contesté, sonrió luego lo miré subirse a una de las tres 
todoterreno, viendo que uno de sus comandos había saltado del asiento del 
conductor y estaba rodeando el vehículo para subirse al otro lado mientras Hawk 
tomaba el volante. 
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Me quedé ahí en el frío, con su camisa, sosteniendo una brillante taza de café 
color azul medianoche, completamente impasible porque estaba totalmente feliz en 
mi vida real de fantasía y despedí a los comandos con la mano conforme se 
alejaban. 
Ninguno de ellos me devolvió la despedida aunque obtuve un par de 
sonrisas y un divertido movimiento de cabeza. 
Entonces agarré la caja, apreté el botón, la gran puerta crujió al cerrarse y 
entré de nuevo a la guarida de Hawk. 
●●● 
Estaba en la plataforma de la cama haciendo la cama de Hawk cuando 
sucedió. 
El teléfono sonó y, obviamente, lo ignoré. 
Entonces la contestadora en una de las mesitas de noche de madera oscura se 
encendió con un clic. Una voz electrónica le pidió a la persona que llamaba que 
dejara su mensaje entonces dicha persona dejó un mensaje. 
En el momento en que escuché su voz, me congelé a mitad de ahuecar la 
almohada. 
—¿Hawk? —Vacilante. Inquisitiva pero insegura—. Cariño, espero que todo 
esté bien. No apareciste anoche. Soy Jueves. —Pausa—. Espero que no te importe 
que llamara —aún vacilante—.‖Pero‖estoy‖preocupada.‖Eh<‖—Pausa—. Llámame, 
¿vale? —Otra pausa entonces dijo apresuradamente—. Sólo para que sepa que 
estás bien. —Pausa de nuevo, luego—.‖Eh<‖est{‖bien,‖eh<‖adiós. 
Hubo un zumbido porque ella había colgado y después silencio. 
Me quedé ahí parada, con la almohada en la mano, mirando fijamente la 
contestadora, algo desagradable filtrándose en mi estómago. 
¿Ella era Jueves? 
¿Jueves? 
¿Qué demonios quería decir eso? 
Ella era Jueves. Ayer había sido jueves. Estaba esperando una visita de Hawk. 
Ella era Jueves. 
Ese algo en mi estómago subió por mi garganta, llenó mi boca y sabía a ácido. 
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14 
Relleno 
Traducido por Sitahiri 
Corregido por jhovanka 
Fang estuvo parado en la acera mientras yo hacía mi caminata de la 
vergüenza hacia mi casa. En realidad no era una caminata de la vergüenza excepto 
que cualquiera que me viera al amanecer con un corto vestido negro y fabulosos 
zapatos sabría eso. 
Fang, descubrí para mi fortuna, no era un maestro comunicador. Eso era 
bueno y malo porque eso quería decir que podía deslizarme al interior de mi 
cabeza y permanecer ahí todo el camino desde la casa de Hawk. Era bueno porque 
necesitaba estar en mi cabeza para resolver mis cosas y era malo porque no quería 
estar en mi cabeza y porque no podía descubrir cómo arreglar mis cosas. 
Abrí la puerta y vi a Meredith, Camille, Tracy y la Sra. Mayhew sentadas en 
mis muebles bebiendo café en el lado izquierdo de mi sala. Los muebles habían 
sido destapados, los pisos barridos, la capa de polvo en todas las superficies había 
desaparecido. El equipo de renovación había desaparecido. El lado derecho de la 
sala estaba igual de pulcro pero vacío. Un vistazo a mí una vez vacía sala a través 
de las vidrieras mostró que ahora era el almacén para herramientas, tubos, latas y 
equipo. Las paredes todavía necesitaban ser revestidas, los pisos restaurados, los 
marcos de la chimenea rediseñados y los dispositivos de iluminación 
reemplazados pero al menos se veía como una sala. 
Cielos. Eran las diez en punto. Meredith había estado ocupada. 
Me les quedé viendo y las amaba. A todas. Y me encantó que Meredith 
hiciera que mi sala se viera como una sala. 
Pero quería masa para galletas. Estar sola y masa para galletas. 
No, necesitaba estar sola y masa para galletas. 
Mucho. 
―Hola‖―saludé. 
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―‖¿Tuviste‖una‖buena‖noche?‖―Meredith‖sonrió. 
―Um<‖―murmuré. 
―Ese‖es‖un‖lindo‖vestido‖―elogió‖la‖Sra.‖Mayhew. 
―Gracias,‖ Sra.‖M‖―contesté‖ al‖ entrar‖ pensando‖ que‖ ella‖ estaba‖ siendo‖ tan 
Sra. M, diciendo que llevaba puesto un lindo vestido cuando había entrado en mi 
casa con la ropa que había usado la noche anterior que todos sabían gritaba ¡puta! 
―Escuché‖ que‖ enganchaste‖ a‖ uno‖ sexy‖ ―comentó,‖ sonriéndome‖
ampliamente. 
Bueno, eso pensaba pero me preocupaba ser yo la enganchada. 
―Um<‖―murmuré‖de‖nuevo. 
―‖¿Est{s‖bien?‖―preguntó‖Cam,‖mir{ndome‖detenidamente. 
―Um<‖―volví‖a‖murmurar. 
Todas las miradas femeninas se enfocaron atentamente en mí ya que parecía 
que era incapaz de hablar. 
Entonces Cam se movió. 
―Correcto‖ ―dijo‖ sin‖ demora,‖ saltando‖ del‖ sof{―.‖ Ducha,‖ pantalones‖ de‖
yoga,‖ ¡vamos!‖ ―ordenó‖ y‖ aplaudió,‖ viniendo‖ hacia‖ mí,‖ empuj{ndome‖
animosamente a lasescaleras y subiendo, directo a mi baño. 
Me giré en la puerta del baño y la miré. Cam era de mi estatura, toda piernas 
y trasero, un leve escote que no era nada del otro mundo pero que no importaba 
porque era completa y totalmente hermosa. Grandes ojos almendrados, labios 
llenos, fabulosos pómulos, mandíbula elegante, cejas perfectamente arqueadas. 
Era el exótico yin, afroamericano del yang chica de al lado de Tracy. Eso solía 
provocarme un complejo, ver cómo mis dos mejores amigas eran parecidas a 
modelos de pasarela dejadas en libertad en sociedad pero aprendí a controlar mis 
sentimientos de inferioridad a través de copiosas cantidades de cosmos y compras 
de ropa fabulosa que podía ponerme y que incrementaban mi confianza cada vez 
que salía con ellas. 
―Cam‖―dije. 
―Est{s‖rara‖―contestó‖leyéndome,‖como‖siempre,‖como‖a‖un‖libro. 
No, por supuesto, que estaba siendo misteriosa. 
―Pasó‖algo‖―le‖dije―.‖Bueno,‖un‖montón‖de‖cosas‖pasaron‖pero< 
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―Ducha,‖nena,‖prepararé‖una‖nueva‖ronda‖de‖café‖y‖té‖veré‖en‖tu‖oficina‖con‖
Tracy.‖Tienes‖quince‖minutos―entonces‖se‖dio‖la‖vuelta‖y‖bajo‖las‖escaleras. 
Había un montón de cosas que amaba de Cam pero siendo yo, dejando que 
mi vida se saliera de control de vez en cuando, una de las mejores era su habilidad 
para controlar una situación y ser decidida. 
Hice lo que me dijo y vestida con pantalones de yoga, camiseta y sudadera de 
capucha con la cremallera subida y mi pelo mojado, me reuní con Cam y Tracy en 
mi oficina. 
Tracy me pasó una taza de café. 
La tomé y mis ojos pasaron a Cam. 
―¿Cómo te deshiciste de Meredith y la Sra. M? 
Sabía que era una hazaña. Meredith era la única mamá que conocía y se 
preocupaba por mí incluso cuando tenía treinta y tres años e incluso cuando no 
había nada por lo que preocuparse. La Sra. M. era una abuela para mí y para cada 
niño en la cuadra, tuvieran treinta y tres, tres o sesenta y tres. Si eras más joven que 
ella, era tu abuela y casi todos los que conocía eran más jóvenes que ella excepto su 
amiga Erma quién la evidencia sugería estaba saliendo con el Padre Tiempo. 
―No‖tuve‖que‖hacerlo‖―respondió‖Cam―.‖La‖Sra.‖M.‖fue‖con‖Meredith‖a‖su‖
casa para reunirse con el hombre del seguro. Pero sí tuve que prometerle un 
resumen completo. 
―No‖vas‖a‖darle‖un‖resumen‖completo‖―declaré,‖sent{ndome‖en‖la‖silla‖de‖
mi oficina y tomando un sorbo de café. 
―Claro‖que‖no‖―masculló. 
―¿Qué‖significa‖esa‖cara?‖―preguntó‖Tracy‖y‖la‖miré. 
―¿Qué cara? 
―Tú‖cara‖―contestó―.‖Pareces<‖no‖ sé‖ cómo‖ te‖ves.‖Creí‖que‖ la‖cita‖había‖
ido bien. Anoche recibí doce mensajes de texto acerca de lo maravilloso que iba la 
cita. Ahora no te ves como si así hubiera sido. 
Mis ojos fueron a la ventana. 
―Así‖fue. 
―‖¿Entonces?‖―Instó Cam y mis ojos giraron hacia ella. 
―Jueves‖ llamó‖―respondí,‖ los‖ ojos‖de‖Cam‖se‖ cerraron‖ lentamente‖ pero‖ la‖
expresión de Tracy se volvió confundida. 
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Miré a Cam fijamente. Cam sabía algo. 
―¿Jueves‖llamó?‖―Inquirió Tracy. 
La ignoré. 
―¿Cam?‖―La llamé, sus ojos se abrieron y una luz brilló en ellos, una luz 
triste,‖una‖luz‖infeliz―.‖Cam‖―susurré. 
―Me‖dijiste‖que‖habían‖terminado‖―dijo‖suavemente. 
Eso era verdad. 
―¿Jueves‖llamó?‖―Repitió Tracy, sonando impaciente y la miré. 
―Excelente‖cita,‖la‖mejor,‖mejor‖que‖mis‖m{s‖locos‖sueños.‖Le‖gusté,‖estuvo‖
interesado‖en‖todo‖lo‖que‖dije,‖fue‖divertido,‖me‖compró‖Jimmy‖Choos‖―le‖conté‖y‖
sus ojos se iluminaron. 
―Lo‖ sé,‖ su‖ chica,‖ Elvira,‖ que‖ es‖ divertidísima‖ por‖ cierto,‖ me‖ hizo‖ jurar‖
guardar el secreto pero pensé que eso era ¡tan sensacional! Completamente 
generoso. Ofrecí mi descuento pero ella dijo que no. Sólo entregó una tarjeta de 
crédito de una empresa. ¡Increíble!‖―Tracy‖terminó‖con‖un‖chillido‖y‖un‖salto‖en‖el‖
sofá. 
―Sí,‖increíble,‖hasta‖que‖Jueves‖llamó‖―repliqué‖y‖Tracy‖parecía‖confundida‖
de nuevo. 
―¿Qué‖pasa‖con‖Jueves?‖―Preguntó. 
―No‖lo‖sé‖―contesté‖luego‖miré‖a‖Cam―.‖Pero‖tú‖sí,‖¿verdad? 
Camille me sostuvo la mirada. Entonces suspiró. 
Después habló. 
―Cabe‖‚Hawk‛‖Delgado‖est{‖en‖la‖red‖―reveló―.‖De‖hecho,‖est{n‖tan‖en‖la‖
red, que está por toda la red. Hay algo de misterio y un montón de especulación 
sobre sus actividades pero es el Sr. Red. Si está pasando en Denver, él sabe de ello 
y las especulaciones dicen que a veces está involucrado aunque nadie sabe cómo. 
Además, nadie sabe exactamente qué es lo que hace, o todo lo que hace, sólo saben 
que es un hombre ocupado. 
Ya había adivinado eso y, en ese punto, no me preocupaba por ello. 
Así que insté: 
―¿Y? 
Inhaló, esa inhalación que decía que me estaba preparando para algo que no 
tan divertido. 
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Entonces comenzó a decirme lo no tan divertido. 
―Una‖cosa‖que‖no‖tiene‖ningún‖misterio‖cuando‖se‖trata‖de‖Delgado‖son‖Sus‖
Días. 
―¿Sus‖Días?‖―repitió‖Tracy. 
Cam asintió hacia ella. 
―También‖conocidas‖como‖Sus‖Mujeres. 
―Mierda‖ ―murmuró‖ Tracy,‖ sus‖ ojos‖ cort{ndome‖ pero‖ mis‖ ojos‖
permanecieron pegados a Cam mientras luchaba por respirar. 
Entonces hablé como si me asfixiara. 
―Dímelo. 
Cam junto los labios después dijo: 
―Nena, lo siento mucho. 
Sentí una sensación de hormigueo en mi garganta y no era la misma 
sensación feliz de anoche. 
―Dímelo,‖Cam‖―susurré. 
Otra inhalación después Cam reveló: 
―Est{‖bien,‖Delgado‖es‖conocido‖por‖reclamar‖mujeres.‖Hace‖eso‖y‖las‖encaja‖
en un horario. Van y vienen pero mientras están ahí, están reclamadas. Las 
investiga y está claro que nadie se acerca a ellas. Cuando termina con ellas, 
termina, una se va, otra llega. 
―Eso‖no‖puede‖ser‖―le‖dije―.‖No‖tengo‖un‖día. 
Cam tragó. No era una buena señal. 
―¿Qué?‖―Inquirí. 
―Nena<‖―comenzó. 
Me incliné hacia delante y repetí. 
―¿Qué? 
―Eres‖conocida‖como‖Relleno. 
Oh, por Dios. 
―¿Me‖conocen‖como‖Relleno?‖―Susurré. 
Asintió. 
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―Si‖él‖quiere‖un‖cambio,‖o‖una‖de‖sus‖mujeres‖est{‖fuera‖de‖la‖ciudad‖o‖tiene‖
una vacante que no ha sido llenada todavía, recurre a ti. 
―Me‖conocen‖como‖Relleno‖―repetí. 
―Cariño<‖―susurró‖Tracy. 
―¿Quién‖me‖conoce‖como‖Relleno?‖―Le pregunté a Cam. 
―Este<‖―dudó‖entonces‖dijo―,‖ahora‖todos. 
―Ahora‖todos‖―repetí. 
Asintió. 
―¿Lawson? 
Se mordió el labio y asintió de nuevo. 
¡Oh, por Dios! 
―¿Tack?‖―Inquirí. 
―Probablemente‖―respondió‖Cam. 
Miré al piso. Entonces me di cuenta y volví a mirar a Cam. 
―Ella‖sabía‖―declaré. 
―¿Qué,‖nena?‖―Preguntó Cam. 
―Jueves,‖lo‖sabía.‖Sabía‖lo‖que‖ella‖era,‖quién‖era,‖su‖día. Sabía el nombre de 
él, sabía su número. 
―Bueno,‖este<‖―Cam‖comenzó. 
La interrumpí. 
―Supongo‖que‖si‖tienes‖un‖lugar‖asegurado‖consigues‖sus‖datos‖de‖contacto.‖
Pero Relleno, Relleno es sólo relleno. 
―Gwennie,‖cariño‖―susurró‖Tracy. 
Me paré rápidamente de mi silla y grité: 
―¡No puedo creer esto! 
Camille y Tracy también se pararon rápidamente. 
―Gwen,‖ nena,‖ escúchame.‖ El‖ tema‖ ahora‖ es‖ que‖ él‖ salió‖ de‖ su‖ rutina.‖ Esta‖
mierda con Sus Días, es para ellas lo que era para ti, visitas nocturnas, límites 
estrictos. No sale con ellas, sólo duerme con ellas. 
―¿Y?‖―Grité, golpeando mi taza contra el escritorio, el café derramándose 
sobre él. 
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―Entonces,‖eso‖es‖bueno,‖te‖has‖abierto‖camino‖―Tracy‖añadió‖r{pidamente‖
y esperanzada, como siempre con mi querida y dulce Trace. 
―No,‖Trace,‖esto‖no‖es‖bueno ―repliqué―.‖Es‖humillante. 
Y lo era. Era humillante. Profundamente humillante de verdad. Y la peor 
parte de ese sentimiento era que me lo hice a mí misma. 
¡De nuevo! 
Levanté las manos, pasé los dedos por mi cabello y lo agarré. 
―No‖puedo‖creer‖esto.‖No‖sé‖qué‖hacer‖con‖esto‖―le‖dije‖al‖piso. 
―Quiz{s‖ deberías‖ hablar‖ con‖ él‖ de‖ esto‖―me‖ aconsejó‖ Cam,‖ de‖ todas‖ las‖
personas, y mi cabeza se levantó así que podía verla con los ojos entrecerrados. 
―¿Estás drogada?‖―grité‖y‖su‖cara‖se‖estremeció―.‖Soy‖relleno, todos en la red 
lo‖ saben.‖ ¡Dios!‖ ―Me pasé los dedos por el pelo ylas lancé a mis costados 
repitiendo―.‖¡Dios! 
―Nena‖―dijo‖Cam‖suavemente―,‖c{lmate. 
Levanté las manos de nuevo para presionar mis palmas contra mi frente y la 
vi a través de mis brazos. 
―Lo‖quiero‖―susurré‖mi‖secreto. 
―Entonces‖habla‖con‖él‖―susurró‖Cam‖en‖respuesta. 
―Quiero‖que‖él‖sea‖especial‖―continué‖susurrando. 
―Cielo‖―también‖continuó‖susurrando‖y‖se‖acercó,‖envolviendo‖sus‖dedos‖
alrededor‖de‖mi‖brazo―,‖habla‖con él. 
―Para‖que‖él‖sea‖especial,‖ tiene‖que‖hacerme‖sentir‖especial.‖No‖como‖Scott‖
me‖hacía‖ sentir‖―escuché‖a‖Tracy‖quejarse‖suavemente,‖ella‖ sabía‖cómo‖me‖hizo‖
sentir‖Scott,‖ambas‖lo‖sabían―.‖Y‖definitivamente‖no‖peor‖de‖lo‖que‖Scott‖me‖hacía‖
sentir. 
La otra mano de Cam subió y agarró mi brazo, bajándolos, se acercó un paso 
más, sus manos subiendo para tomar las mías mientras Tracy se acercaba a nuestro 
pequeño grupo. 
―Me‖hice‖esto‖a‖mí‖misma‖―susurré. 
―Cielo‖ ―susurró‖ Cam‖ en‖ respuesta‖ mientras‖ Tracy‖ pasaba‖ su brazo 
alrededor de mi cintura y susurraba: 
―Cariño. 
―Quería‖creer‖que‖podía‖abrirme‖camino‖―continué. 
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―Quiz{s‖lo‖has‖hecho‖―replicó‖Cam. 
―Creo‖que‖lo‖hiciste‖―añadió‖Tracy. 
―Me‖aferré,‖esperando‖hacerlo‖―seguí‖hablando‖como‖si‖ellas‖no‖lo‖hubieran‖
hecho. 
―Gwen,‖toma‖un‖respiro‖y‖despeja‖tu‖cabeza‖―aconsejó‖Camille. 
Dejé caer mi cabeza y miré a los dedos de mis pies. Esmalte de uñas color 
mora oscura, un color de invierno. Necesitaba verano. Necesitaba sol. Era hora de 
tomar unas vacaciones. 
―Siempre‖seré‖relleno‖―le‖dije‖a‖los‖dedos‖de‖mis‖pies. 
―Oh,‖cariño‖―susurró‖Tracy. 
De repente, me aparté, levanté la cabeza y anuncié: 
―Debo‖terminar‖mi‖fecha‖límite‖―miré‖a‖Cam―.‖¿Puedo‖quedarme‖con‖Leo‖
y contigo esta noche? 
―No‖creo‖que‖eso‖sea‖una‖buena‖idea‖―declaró Tracy. 
―Sí,‖cielo,‖puedes‖―contestó‖Cam. 
―¡Cam!‖―Espetó Tracy y Cam la miró. 
―Necesita‖espacio‖―replicó‖Cam. 
Tracy me miró. 
―Él‖va‖a‖venir‖a‖verte‖esta‖noche,‖¿verdad? 
―No‖―le‖dije―.‖Quiere‖que‖yo‖vaya. 
Sus ojos se iluminaron y se acercó. 
―Entonces‖ve. 
―No‖―contesté. 
Puso sus manos en mis hombros. 
―Gwennie,‖ esto‖ es‖ mierda,‖ lo‖ entiendo,‖ es‖ horrible‖ pero‖ no‖ puedo‖ evitar‖
pensar‖que< 
Retrocedí y sus manos cayeron. 
―Yo‖puedo.‖Puedo‖pensarlo.‖Y‖ni‖siquiera‖estoy‖enojada‖con‖él,‖Trace.‖No‖lo‖
estoy. Esta soy yo. Yo me hice esto. Permití que esto pasara. Y si alguna vez voy a 
tener algo de auto respeto después de este maldito, jodido desastre, soy la que tiene 
que detenerlo. 
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―Esa‖es‖una‖mala‖decisión‖―dijo‖Tracy‖con‖firmeza. 
―Tal‖ vez‖ pero‖ es‖ la‖ que‖ he‖ tomado‖―respondí‖ y‖ enderecé‖ los‖ hombros―.‖
Scott me jodió y lo amaba. Eso me mató. Incluso sabía que estaba sucediendo y lo 
permití hasta que no pude permitirlo más. Con Scott, esperé demasiado para 
cuidar de mí misma, esperando que él resolviera sus cosas, y esperé demasiado 
con Hawk. Incluso si las cosas han cambiado para él, siempre sabré lo que me 
permití ser a mí misma, lo que otras personas piensan de mí. Con razón Lawson y 
Tack pensaron que podían hacer una jugada. Querían meterse y ¿quién puede 
culparlos? Algo seguro que abre su cama y sus piernas, sin hacer preguntas, sin 
expectativas, sólo una oportunidad de tener un orgasmo y seguir su camino hasta 
que acabes. ¡Mierda! 
―Tú‖no‖eres‖eso‖―declaró‖Cam. 
―¿No?‖Así‖me‖parece‖a‖mí‖―espeté. 
―Entonces,‖nena,‖est{s‖equivocada ―replicó‖Cam. 
 Negué con la cabeza. 
―No‖puedo‖pensar‖en‖esto‖ahora.‖Tengo‖trabajo.‖Iré‖tan‖pronto‖como‖mande‖
mis‖archivos‖―le‖dije‖a‖Cam 
Me estudió luego dijo tranquilamente. 
―Est{‖bien,‖cariño.‖Me‖tomaré‖el‖día‖libre.‖Compraré‖helado. 
―Masa‖para‖galletas‖―corregí. 
―Masa‖para‖galletas‖―susurró. 
―Gwennie<‖―comenzó‖Trace‖y‖mis‖ojos‖se‖movieron‖hacia‖ella. 
―Te‖ quiero,‖ nena,‖ sabes‖ que‖ sí‖ pero‖ no‖ ahora.‖ No‖ puedo‖ soportar tu 
esperanza. Por favor. 
―Est{‖bien‖―susurró‖ella. 
―Debo‖trabajar‖―repetí. 
―Correcto‖―respondió‖Cam. 
Asentí con la cabeza una vez y me di la vuelta hacia mi computadora. Saqué 
un Kleenex de la caja en mi escritorio para limpiar el café derramado mientras las 
escuchaba salir de la habitación. 
―‖¿Gwen?‖―Llamó Cam y me giré, el Kleenex mojado de café en mi mano, 
ella‖estaba‖en‖mi‖puerta―.‖Scott‖era‖un‖imbécil‖y‖Delgado‖controla‖su‖vida‖hasta‖
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casi matarlo. Tiene una dosis de ti a la luz del día y cambia toda su manera de 
hacer‖las‖cosas.‖No‖eres‖quién‖crees‖que‖eres‖―me‖dijo. 
No, ella estaba equivocada. Yo era exactamente quién yo creía que era y lo 
peor‖de‖ello‖era‖que,‖Cabe‖‚Hawk‛‖Delgado‖lo‖sabía. 
―Tengo‖que‖trabajar‖―le‖dije. 
―No‖eres‖quién‖tú‖crees‖―repitió. 
La miré fijamente. 
―Masa‖para‖galletas‖―susurró‖después‖desapareció‖de‖mi‖puerta. 
●●● 
―Listo,‖ listo‖ ―dije‖ al‖ mensajero‖ que‖ estaba‖ parado‖ en‖ el‖ interior‖ de‖ mi‖
puerta, esperando, visiblemente impaciente, a que yo terminara de hacer el cheque 
por la cantidad‖ que‖ había‖ anotado‖ cuando‖ llamé‖ a‖ Nordstrom’s‖ para‖ averiguar‖
cuánto exactamente costaban un par de fabulosas sandalias de plataforma, 
plateadas de piel de serpiente, con la parte del frente y el tobillo descubiertos. 
Firmé el cheque, lo arranqué y lo metí en el sobre con la nota que había 
escrito apresuradamente mientras todavía tenía el valor. 
Hawk, 
Por los zapatos. Necesitas encontrar un repuesto para mis turnos. 
Gwen. 
Lamí el sobre, lo cerré y se lo di al mensajero. 
―¿No tiene‖el‖nombre‖de‖la‖compañía?‖―Me preguntó. 
Negué con la cabeza. 
―No,‖sólo‖conozco‖el‖edificio,‖décimo‖cuarto‖piso,‖gire‖a‖ la‖derecha‖al‖salir‖
del elevador, a la derecha de nuevo por el pasillo y la segunda puerta a la 
izquierda. Dígale a cualquiera que lo reciba que se lo dé a Hawk. 
Sus cejas se arquearon. 
―¿Hawk? 
Me miró como si pensara que se me había zafado un tornillo. 
Entonces masculló: 
―Cómo‖sea‖―y‖se‖marchó. 
Cerré de golpe la puerta detrás de él. 
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Luego subí las escaleras y mandé mi trabajo a mi autor con mis notas. 
Después empaqué una maleta. Luego escribí una nota para papá y Meredith y la 
dejé en la cocina. Después me subí a mi auto el cual Meredith y yo habíamos ido a 
recoger a su casa el día anterior. 
Entonces fui a casa de Cam y Leo. 
 
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15 
Rescate de Hurones 
Traducido por Sitahiri 
Traducido por Lalak 
Me senté con Leo en la mesa de la cocina de Cam y Leo. Estaba vestida con 
mi pijama. Leo llevaba puesta una camiseta gris y los pantalones a cuadros de su 
pijama. Cam entraba temprano. Leo entraba más tarde. 
Leonard Freeman era todo corpulento, músculo compactado en una 
complexión de estatura promedio, amables ojos negros y piel medianoche. Era un 
hombre de pies a cabeza lo que lo hacía perfecto para Camille porque, a excepción 
de su falta de escote (que estaba camuflajeado por su abundante trasero y hermoso 
rostro) ella era toda mujer. 
Leo tomó un sorbo de café y yo también. 
Entonces comenzó: 
―Gwen< 
Nop. No. Donde Camille no tenía pelos en la lengua, Leo era un sabio. Si 
viviera en la antigua Grecia, Leo patearía el trasero de Platón. Entendía la vida y en 
un parpadeo podía leer a las personas y situaciones y saber exactamente lo que 
estaba pasando. Eso lo hacía un buen policía pero un amigo peligroso. 
Desesperada, cambié de tema y porque estaba desesperada, abrí la boca y 
metí la pata. 
―¿Por‖qué‖no‖le‖has‖pedido‖a‖Cam‖que‖se‖case‖contigo? 
Sus ojos se abrieron como platos y me miró fijamente. 
Mierda. ¡Mierda, mierda, mierda! ¿En verdad dije eso? 
―Eh<.‖―comencé‖a‖retractarme‖pero‖no‖podía‖averiguar‖cómo. 
 
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―¿Ella‖quiere‖casarse?‖―Preguntó Leo y fue mi turno para mirarlo fijamente. 
Aparentemente, el que Leo fuera capaz de leer a todos no se extendía a su novia 
residente. 
―Bueno<‖―vacilé―,‖sí. 
―¿En‖serio? 
Parpadeé. 
―Eh<‖―vacilé‖de‖nuevo―,‖sí. 
―Creí‖que‖estaba‖feliz‖con‖cómo‖eran‖las‖cosas‖―me‖dijo. 
―Lo‖est{‖―le‖dije. 
Me miró fijamente.Bueno, yo nos conduje a esta seria situación tenía que dirigirnos a través de 
ella. 
¡Mierda! 
―¿Tú‖eres‖feliz‖con‖cómo‖son‖las‖cosas?‖―Investigué con cautela. 
―Demonios,‖sí‖―contestó. 
Bueno, al menos eso era firme. 
―Entonces,‖eh,‖tu‖vacilación‖sobre‖hacerlo‖oficial‖tiene‖que‖ver‖con‖―mi‖voz‖
se desvaneció y levanté las cejas. 
―Est{‖bien‖como‖est{,‖¿por‖qué‖cambiarlo?‖―Inquirió. 
Está bien, estaba virando bruscamente hacia la carretera a la zona peligrosa 
así que bien podría correr y acelerar los motores. El problema era, que eso 
significaba explicarle a Leo sobre las mujeres y los hombres nunca eran capaces de 
procesarlo en realidad. 
―De‖acuerdo,‖este‖es‖el‖asunto‖―dije‖y‖me‖enderecé‖en‖la‖silla,‖moviendo‖mi‖
trasero en ella para indicar que lo que estaba diciendo necesitaba su completa 
atención―.‖ A‖ las‖ mujeres‖ les‖ gusta‖ la‖ ropa, los zapatos, las flores y que las 
personas‖las‖vean‖y‖piensen,‖‚Dios,‖es‖hermosa.‛‖Entre‖m{s‖personas‖piensen‖eso,‖
es mejor. El único día en tu vida en dónde tienes todo eso en un sólo día es el día 
de tu boda. Y viene con joyería y regalos y termina con unas vacaciones en dónde 
prácticamente es ley que tienes que usar fabulosa lencería y tener montones de 
sexo. 
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Leo me mostró una blanca sonrisa demostrando que, probablemente, no se 
percató de la mayoría de lo que dije pero me hice comprender con lo de la fabulosa 
lencería y montones de sexo así que el alivio me inundó. 
Por lo tanto, estiré la mano y agarré su antebrazo. 
―Entonces,‖le‖das‖eso‖luego‖vienes‖a‖casa‖y‖es‖lo‖mismo‖que‖era‖antes‖con‖la‖
excepción de que tienes toallas y vajilla en tu casa que no tuviste que comprar. 
Su brazo se torció y atrapó mi mano entonces me dio un apretón. 
Luego murmuró: 
―Eso‖suena‖bien. 
―Bueno,‖por‖suerte‖para‖ti,‖lo‖consigues‖gratis.‖Estoy‖considerando‖viajar‖por‖
la carretera, dándoles clases a los hombres, explicándoles cosas. Sólo necesito 
acordar mis comisiones con los planificadores de bodas y las bandas realmente 
malas que tocan covers. 
Eso me dio otro blanco destello de sonrisa incluso mientras comentaba: 
―Los‖anillos‖de‖compromiso‖no‖son‖precisamente‖baratos. 
―Es‖cierto pero soy la mejor amiga de Cam y no voy a arruinarlo con nada 
de esas cosas de cocina o baño para la despedida de soltera. Todo será lencería 
―solté‖ su‖mano‖e‖hice‖una‖ cruz‖ en‖mi‖ corazón‖ luego‖ levanté‖ la‖mano,‖ la‖palma‖
hacia‖afuera―.‖Lo‖juro. 
―Si‖rompes esa promesa, cariño, y tengo que hurgar entre prensa ajos y otras 
cosas‖para‖encontrar‖el‖sacacorchos,‖sabes‖que‖te‖haré‖pagar‖―amenazó. 
―¿Camille‖no‖tiene‖un‖prensa‖ajos?‖―Pregunté, fingiendo horror. 
Eso me consiguió otra blanca sonrisa. 
Luego la sonrisa se desvaneció y sus ojos se volvieron decididos. 
―¿A‖ella‖le‖preocupa‖esto? 
―¿A‖Cam? 
―Sí. 
―Sí‖―respondí‖sincera‖y‖tranquilamente. 
―Mierda‖―masculló. 
―Quiere‖ser‖tuya,‖Leo‖―le‖dije. 
―Es‖mía,‖Gwen‖―me‖dijo. 
―Entonces‖déjala‖mostr{rselo‖al‖mundo‖cada‖día‖dándole un anillo. 
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Me sostuvo la mirada. Después asintió una vez. 
Luego dijo: 
―Tengo‖que‖ir‖al‖gimnasio. 
Asentí de regreso, diciendo: 
―Tengo‖que‖ir‖a‖casa. 
Se paró y tomé un sorbo de café. Creí que iría al fregadero pero fue hacia mí. 
Incliné mi cabeza hacia atrás para mirarlo justo cuando su mano acuna mi nuca y 
su rostro se acercaba. 
―Esto‖―susurró―,‖justo‖por‖esto‖es‖porque‖Cabe‖Delgado‖finalmente‖abrió‖
los ojos de una maldita vez. 
Mi corazón se detuvo pero jadeé: 
―Leo. 
―No‖hay‖m{s‖que‖decir,‖cariño,‖piensa‖en‖ello‖―declaró,‖ tiró‖de‖mi‖cabeza‖
hacia delante un centímetro, besó mi cabello y luego me dejó ir y llevó su taza al 
fregadero. 
Dios, quería a Leo. Era la ostia. 
Miré por la ventana. La nieve ya no estaba. Febrero se estaba volviendo 
marzo. En Denver eso quería decir que sería entre caliente y frío. Ventiscas, tomar 
el sol en tu bikini o ambos en una hora. 
Mi teléfono no había sonado y Hawk no había intentado penetrar la fortaleza 
Antoine/Freeman. Incluso si todavía no recibió mi cheque y mi nota, regresó a su 
casa para descubrir que no estaba ahí. 
No había llamado ni aparecido. 
Eso lo decía todo y me decía a mí misma que estaba aliviada pero no lo era 
así. 
●●● 
Mientras conducía a mi casa noté que las buenas noticias eran que los autos 
de papá y Meredith no estaban ahí. 
Papá llamó la noche anterior para decir que Meredith y él iban a pasar el día 
en su casa limpiando y arreglando cosas. Le dije que quería tener unas horas de 
trabajo terminadas para estar al corriente y luego iría a ayudar. 
Las malas eran que había una Harley en mi entrada y sentado en ella estaba 
Tack. 
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Mierda. 
Me estacioné en el bordillo para que no lo bloqueara y él quitó su pierna de la 
moto. Comenzó a caminar a la puerta principal así que me dirigí hacia allá. 
―Hola,‖dulzura‖―saludó‖cuando‖me‖acerque. 
No me había molestado con el maquillaje o el cabello. Había tomado una 
ducha y me había puesto otro par de pantalones de yoga, una camiseta y una 
chamarra con capucha y el cierre subido. Esperaba verme como el infierno pero 
por el modo en que estaba viendo mis caderas moverse mientras caminaba 
suponía que no. O al menos mis caderas no. 
―Hola‖―respondí. 
Alzó la vista de mis caderas a mis ojos. 
―¿Tienes‖un‖minuto? 
―Depende‖―contesté―.‖¿Est{s‖aquí‖para‖decirme‖que‖ahora Ginger te debe 
tres millones de dólares? 
―Nop. 
―¿Est{s‖aquí‖por‖algo‖referente‖a‖Ginger? 
―Nop. 
―¿Estás aquí para asustarme de cualquier otro modo? 
―Nop. 
―Esto‖incluir{‖pedirme‖una‖cita‖―advertí. 
―Nena,‖no‖tengo‖citas‖―replicó. 
Eso era una sorpresa así que ladeé la cabeza. 
―¿No? 
―¿Tragos‖de‖tequila‖seguidos‖por‖cinco‖horas‖de‖sexo‖cuenta‖como una cita? 
―Preguntó. 
―Eh<‖no‖―respondí. 
―Entonces‖no‖tengo‖citas. 
Le sonreí. 
Luego, estúpidamente, pregunté: 
―¿Puedes‖tener‖sexo‖por‖cinco‖horas? 
Me sonrío. 
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¡Cielos! 
Cambiando de tema. 
―Est{‖bien,‖puedes‖tener‖un‖minuto. 
―Me‖haces‖un‖favor‖―murmuró. 
Abrí la puerta y la alarma comenzó a sonar. Entonces me asusté porque 
olvidé el código. Luego respiré profundó y lo recordé. Después lo tecleé y el pitido 
cesó. 
Uff. 
Me di la vuelta para ver a Tack entrar después de mí y cerrar la puerta. 
―Te‖veo‖hogareña‖―notó,‖mirando‖alrededor. 
―No,‖mi‖madrastra‖ha‖estado‖en‖casa‖debido‖al‖daño‖por‖el‖ incendio‖en‖su‖
sala. Ella es hogareña. 
Sus ojos regresaron a mí. 
―¿Ahora‖est{‖en‖casa? 
―Está en su casa limpiando el daño por el incendio. 
―Qué‖mal,‖nena‖―dijo‖suavemente. 
―Y‖que‖lo‖digas‖―estuve‖de‖acuerdo‖y‖entré‖en‖mi‖casa,‖dejando‖mi‖maleta‖y‖
bolso en el sofá y girándome para descubrir que me había seguido y de cerca. 
Eché la cabeza hacia atrás para verlo. 
―No‖tengo‖nada‖de‖tequila‖―recalqué‖y‖él‖echó‖la‖cabeza‖hacia‖atr{s‖y‖se‖rio‖
a carcajadas. Su risa era tan grave y retumbante como su voz y tenía que admitirlo, 
me gustó. 
Mierda. 
Hora de poner algunas reglas. 
―Deberías‖ saber‖que,‖ayer,‖ tomé una nueva decisión de vida. He renegado 
de los hombres. 
Sus cejas se alzaron. 
―¿Lo‖hiciste? 
―Síp. 
―¿Hawk‖sabe‖esto? 
―No‖lo‖he‖compartido‖directamente‖pero‖mandé‖un‖mensaje. 
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Sus ojos se volvieron serios. 
―¿Por‖qué?‖―preguntó. 
―Es‖ una‖ larga‖ historia‖ y‖ no quiero ser grosera ni nada pero tengo que 
terminar algo de trabajo. Después tengo que juntar todos mis vestidos cortos 
negros y zapatos de tacón alto y llevarlos a Caridad. Luego tengo que ir a ayudar a 
limpiar el daño por el incendio. Después regresar a casa y preparar masa para 
galletas. Así que tal vez podamos tener tu conversación. 
Ignoró mi sugerencia. 
―Parece‖que‖tienes‖un‖día‖ocupado. 
―Una‖vida‖ocupada. 
―Me‖parece‖que‖est{s‖arreglando‖dar‖algunos‖golpes‖con‖eso,‖sin‖Hawk,‖sin‖
zapatos de tacón alto. 
―He‖decidido‖empezar‖a‖hacer‖senderismo. 
Sonrió. 
―Y‖rescate‖de‖hurones‖―añadí. 
Su media sonrisa se volvió completa. 
―Eh<‖¿quieres‖hablar?‖―Insté.―Sí<‖ ―comenzó‖ pero‖ no‖ continuó‖ porque‖ justo‖ entonces,‖ la‖ habitación‖
explotó. 
Así es, explotó. 
Un segundo estábamos parados ahí bromeando y al siguiente la ventana 
estalló hacia dentro, el vidrio rompiéndose, el yeso explotando de las paredes a 
todos lados y después, por supuesto, hubo el fuerte sonido de múltiples armas 
automáticas por todos lados. 
Estúpidamente me congelé pero afortunadamente Tack no. Me tomó de la 
cintura, se agachó bajo pero de algún modo se las arregló para cargarme por la sala 
a la cocina donde me puso derecha y lanzó la puerta para que se cerrara. 
―¿Qué‖ est{‖ sucediendo?‖ ―Grité olvidando hacer una pausa y, digamos, 
buscar sangrantes heridas de disparos en él o en mí. 
―Joder‖ ―murmuró,‖ sacando‖ su‖ teléfono‖ de‖ sus‖ jeans‖ de‖ un‖ tirón‖ y‖
abriéndolo al mismo tiempo que me empujaba por la cocina hasta que golpee la 
pared en la parte de atrás al mismo tiempo que el ruido entraba en mi sala. 
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Puse mis manos sobre él mientras él me apretaba, escudándome con su 
cuerpo. 
―¡Tack! 
El sonido cesó. 
Él tenía su teléfono en su oído y obviamente se había comunicado. 
―Tiroteo, casa de Gwen. Parecen tres, cuatro armas. No tengo acceso a mi 
moto o al auto de Gwen. Necesito reconocimiento de inmediato y necesito saber 
por‖qué‖demonios‖señalaron‖su‖casa‖para‖un‖tiroteo‖―hizo‖una‖pausa―.‖Correcto‖
―luego‖cerró‖su‖teléfono. 
Estaba viéndolo fijamente, mi garganta se sentía obstruida, la adrenalina 
corría por mi sistema, cada centímetro de la piel de mi cuerpo hormigueaba, una 
sensación que se estaba volviendo demasiado familiar. 
―Tack‖―susurré. 
Bajó la vista hacia mí. 
―Quédate‖aquí,‖aguanta. Regresaré. 
¿Regresará? 
¿Qué quería decir con que regresaría? 
Entonces se fue. 
Oh, Dios. Mierda. ¿Qué hice? ¡Alguien tiroteó mi sala! 
Mi bolso estaba en la sala. Mi teléfono estaba en mi bolso. Mierda. 
¿Por qué no puse un teléfono en la cocina? ¿Por qué? ¿Por qué, por qué, por 
qué? Lo primero que haría cualquier mañana que fuera cuando estuviera segura de 
estar en mi maldita casa de nuevo sería poner un teléfono en cada cuarto. 
La puerta de la cocina se abrió y Tack estaba ahí, su brazo extendido hacia mí. 
―Gwen. 
Todavía estaba apretada contra la pared de atrás y mis aterrados ojos lo 
miraron. 
―¿Qué?‖―Espeté. 
―Ven‖aquí‖―dijo. 
¿Estaba loco? ¡Aquí era la sala! ¡Y hace diez segundos ese cuarto explotó! 
―¿Qué?‖―Espeté de nuevo. 
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―¡Ahora!‖ ―Gritó y me moví. Corriendo hacia él, agarró mi mano, me 
arrastró a través de la pesadilla que era mi sala, me sacó por la puerta del frente 
directo a su moto. Pasó una pierna sobre ella luego me trepé detrás de él, 
envolviendo mis brazos a su alrededor y agarrándome fuerte. El motor rugió, salió 
en reversa, dio la vuelta en la calle y luego salimos disparados. 
●●● 
Tack condujo a la parte trasera de Ride donde estaban los garajes. Nunca 
había estado ahí pero vi que también ahí atrás había un edificio rectangular de un 
piso. Condujo justo hasta la puerta y se detuvo. Me bajé, él hizo lo mismo, me 
agarró la mano y un motero sostenía la puerta abierta para nosotros cuando Tack 
nos llevó al interior del edificio. Se veía como un bar y había moteros pasando el 
rato aunque lo estaban haciendo alertas y todos los ojos se volvieron hacia Tack y 
hacía mí. 
―Convocatorias,‖ hermanos‖ ―gruñó‖ Tack‖ pero‖ eso‖ fue‖ todo‖ lo‖ que‖ dijo,‖
siguió arrastrándome por el bar y alrededor de él a un pasillo en la parte de atrás 
mientras los hombres se movían hacia la puerta del frente. 
Tack me llevó por el pasillo. Estaba lleno de puertas y me condujo hasta la 
última. Empujó para abrirla y me metió dentro. Era una habitación y necesitaba ser 
limpiada, en serio. 
Un motero nos siguió al interior y Tack lo miró y luego él me miró a mí. 
―¿Terminaste‖con‖Hawk?‖―Preguntó lo que pensé que era divagar. 
―¿Qué?‖―Pregunté en respuesta. 
―Nena,‖tengo‖que‖saber,‖¿terminaste‖con‖Hawk? 
―Eh<‖sí‖―contesté. 
Me miró fijamente y luego preguntó: 
―¿Est{s‖segura‖de‖eso? 
―¡Sí!‖¿Qué‖est{s<? 
No terminé mi pregunta. Al minuto que obtuvo mi respuesta se volvió hacia 
el motero. 
―Hawk‖aparece,‖ cualquiera‖de‖ sus‖ chicos,‖ apuntas‖ a‖ lastimar‖y‖ la‖ sacas‖de‖
aquí. ¿Entendido? 
¡Oh, por Dios! 
―¡Tack!‖―grité‖y‖él‖regresó‖a‖verme. 
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Luego sus dos manos tomaron cada lado de mi cabeza y tiró de mí hacia 
arriba, hacia su rostro. 
―Puede‖que‖tú‖hayas terminado con Hawk pero Hawk no termina con una 
mujer hasta que él termina con esa mujer. Te acabas de comprar un problema, no 
sé por qué pero voy a saberlo. Y dado que yo estaba ahí y casi me llenaron de balas 
justo a tu lado, dulzura, ahora esta es nuestra situación. ¿Me entiendes? 
Estaba verdaderamente, verdaderamente asustada de hacerlo y entenderlo 
quería decir, para mí, que había saltado de la sartén al maldito fuego. 
―Tack‖―fue‖todo‖lo‖que‖pude‖decir. 
―Me‖ entiendes‖―murmuró,‖me‖ soltó‖ y‖ salió‖ de‖ la‖ habitación,‖ cerrando‖ la‖
puerta de golpe y lo escuché cerrar con llave. 
Me quedé mirando fijamente la puerta. 
Oh, cielos. 
16 
No En Mi Guardia 
Traducido por Sitahiri 
Corregido por Lalak 
Mi cuerpo saltó y mis ojos se abrieron. 
Estaba dormida en la cama sin hacer en lo que asumía era el Recinto de 
Chaos. 
La noche había caído. Había estado encerrada por un rato pero 
afortunadamente mis raciones moteras incluían un delicioso pastrami en pan de 
centeno con queso suizo derretido, papas fritas rizadas y una espesa malteada de 
chocolate seguida de una soda de dieta. 
Estaba preocupada por mi papá y Meredith que estarían preocupados por mí 
y estaba condenadamente aterrorizada al mismo tiempo estaba aburrida hasta la 
locura. Sin embargo, nunca supuse que me quedaría dormida cuando me arriesgué 
a sentarme en la cama sin hacer. 
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Supongo que me quedé dormida. 
Traté de percibir lo que había provocado que me despertara y no pude. 
Escuché y miré en la oscura habitación que estaba bastante bien iluminada por la 
luz proveniente de la ventana. 
Miré fijamente la puerta y escuché con más atención. 
Fue entonces cuando lo escuché. Un golpe apagado como un cuerpo cayendo 
al piso. Un enorme cuerpo golpeando el piso. Quizás el gran cuerpo de un motero 
cayendo al piso. 
Joder. 
Salí de la cama a toda prisa y registré la habitación a ciegas en busca de 
armas. Ahí estaba yo en otra situación en la que necesitaba una palanca. 
No tenía tiempo para encontrar un arma. Hubo un estallido de escopeta y la 
vi porque voló la cerradura de la puerta. 
¡Mierda! 
Intenté escapar de ahí, saltando sobre la cama y corriendo hacia la ventana 
(que antes había notado que estaba cubierta de barrotes pero era mi única 
esperanza). Fui atrapada saltando al otro lado de la cama por un brazo alrededor 
de‖ mi‖ estómago.‖ Hice‖ un‖ sonido‖ de‖ ‚oomph‛‖ luego‖ me‖ dieron‖ la‖ vuelta‖ y‖ me‖
lanzaron sobre un hombro. 
Fue entonces cuando decidí luchar y gritar. Pateé, me revolví y grité a todo 
pulmón y en el pasillo mi secuestrador se inclinó rápidamente. Aterricé duro sobre 
mis pies luego me encontré a mí misma empujada con fuerza contra la pared. 
―C{llate,‖Gwen,‖y‖c{lmate‖o‖te‖vendaré‖ los‖ojos‖y‖te‖amordazaré.‖No‖estoy‖
bromeando. 
Mientras escuchaba la profunda voz familiar, me quedé viendo el sombrío 
rostro de Hawk. 
Luego me callé y me tranquilicé. Después me encontré a mí misma de vuelta 
sobre su hombro. 
Una vez que logramos llegar al bar, borrosos comandos lo flanquearon. 
También vi borrosos cuerpos de moteros yaciendo en el piso. Las luces estaban 
apagadas, nada de energía, ni siquiera en los letreros de cerveza. 
Logramos salir por la puerta y Hawk y su tropa trotaron hacia las SUVs. 
Sí, incluso conmigo sobre su hombro, Hawk trotó a una SUV. 
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Está bien, quizás no estaba un paso por debajo de un superhéroe. Quizás era 
un superhéroe. 
Entonces Hawk abrió la puertadel pasajero de una y fui puesta dentro. Hawk 
rodeó el capó mientras guardaba su pistola en la pistolera y yo observe a su otra 
mano hacer señales de mano a sus comandos repartidos. Se incorporó a mi lado, 
encendió la SUV, dio reversa como un demonio de la velocidad así que 
rápidamente me puse el cinturón de seguridad y luego salimos disparados de las 
instalaciones de Ride hacia Broadway. 
Respiré hondo y después comencé: 
―Hawk< 
―No‖hables‖―gruñó‖y‖sentí‖que‖me‖quedaba‖sin‖aliento. 
No sonaba enojado. Sonó cabreado. 
Hurgó en un bolsillo de sus cargos y sacó su celular. Lo abrió, tecleó algunos 
botones y lo puso en su oreja. 
Un par de latidos y luego: 
―¿Bax? 
Oh, mierda. Papá. 
―Ella‖est{‖bien.‖La‖tengo. 
¡Mierda! 
Hawk se detuvo en una luz. 
―No‖sé‖pero‖estaba‖en‖un‖lugar‖seguro.‖Probablemente‖sólo‖asustada. 
―¿Puedo‖hablar‖con‖él?‖―Pregunté, mi mano extendida por el teléfono. 
Su cabeza giró hacia mí y vi su rostro a la luz de las farolas. 
Luego junté los labios y dejé caer la mano. 
Está bien, así que, no podía hablar con mi papá. 
Y también, estaba en problemas. 
Bueno‖saberlo<‖¡o‖no! 
―Sí,‖ déjame‖ hablar‖ con‖ ella,‖ ver‖ si‖ ha‖ comido, arreglar sus cosas. ¿Sí? 
―Pausa―.‖Bien.‖Hasta‖luego. 
Cerró su teléfono y lo lanzó a la consola con la suficiente fuerza para hacer 
que repiqueteara furiosamente. 
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Aspiré bruscamente. Entonces le di unos momentos para calmarse. Entonces 
traté de nuevo. 
―Hawk< 
―Lo‖ juro‖por‖Dios,‖Gwen‖―respondió‖con‖otro‖gruñido y no terminó pero 
eso fue suficiente. Cerré la boca. Claramente necesitaba unos momentos más. 
Condujo y sabía a dónde estaba conduciendo. A su casa. 
Permanecí en silencio todo el camino. También lo hice cuando se detuvo 
fuera de la gran puerta rodante de su gran garaje. También permanecí en silencio y 
quieta cuando salió, entró por una puerta a un costado de la gran puerta rodante y 
luego dicha puerta se deslizó hacia arriba. Además, lo hice cuando subió de 
regreso y condujo dentro del garaje, aparcó, agarró su teléfono y salió. 
Yo también lo hice. 
Fue a la caja en el cable y cerró la puerta. Esperé. Después fue a la puerta 
interior, la abrió de un empujón y entró a grandes zancadas. Respiré profundo 
para calmarme mientras escuchaba el bip cuando él tecleó los números en el panel 
de seguridad y luego continuaba. 
Me moví y me detuve bajo la plataforma. Se movió alrededor y encendió las 
luces. La que estaba al lado de la silla en la esquina. Dos lámparas de pie en el área 
de la sala. Encendió un interruptor y luces que no había notado que colgaban de 
largos cables del techo iluminaron la cocina. 
Me apoyé contra una columna de hierro que sostenía la plataforma. 
―¿Puedes‖explicarme‖por‖qué‖est{s‖tan‖enojado?‖―Pregunté tranquilamente 
y pensé que era una buena pregunta. Es decir que yo no me encerré a mí misma en 
el Recinto de Chaos. Yo no tiroteé mi casa. Sólo resultó que yo estaba en el lugar 
equivocado en el momento equivocado y desafortunadamente ese lugar era mi 
propia casa. 
―En‖primer‖lugar‖―contestó,‖caminando lentamente hacia mí y supe que no 
era una buena señal que comenzara‖a‖contar―,‖acabas‖de‖forzar una guerra. 
Parpadeé. Luego pregunté: 
―¿Guerra? 
―Guerra,‖mis‖chicos‖y‖yo‖contra‖el‖Chaos‖CM. 
―¿Qué?‖―Inquirí―.‖¿Por‖qué? 
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―Nena‖―indicó‖y‖se‖detuvo‖a‖unos‖metros‖de‖mí―.‖Estuviste‖encerrada‖en‖
la habitación de Tack en el Recinto. Esa es una declaración. Mis chicos y yo 
tuvimos que infiltrarnos para sacarte. Esto no va a sentar bien. 
―Eh<‖Creo‖que‖tal‖vez‖est{s‖malinterpretando‖cosas.‖Veamos,‖Tack‖estuvo‖
ahí cuando alguien disparó a mi sala y creo que estaba tratando de protegerme. 
Debía ser dicho, aunque no a Hawk, que yo creía eso y lo hice 
esperanzadoramente para no tener un colapso nervioso. También creía otras cosas, 
cosas similares a lo que Hawk estaba diciendo pero no las dejé ocupar mucho 
espacio en mi cabeza considerando que me provocarían un colapso nervioso. 
Nunca había tenido uno pero estaba bastante segura de que los colapsos nerviosos 
eran cosas que debían evitarse. 
―Incluso‖Kane‖Allen,‖ si‖decide‖hacerse‖el‖Buen‖Samaritano,‖va‖ a‖dejar‖ a‖ la‖
víctima de un tiroteo a la estación de policía. No a reclamarla como suya y salir en 
moto‖a‖cazar‖a‖los‖perpetradores‖a‖menos‖que‖él‖esté‖―se‖inclinó‖hacia‖delante―‖
reclamándola como suya. 
Oh―oh. 
―Est{‖bien,‖puedo‖ver‖ eso‖ como‖malo‖pero‖ él lo está haciendo. Yo no hice 
semejante declaración. 
―¿Entonces‖quieres‖decirme‖por‖qué‖Tack‖estaba‖ahí‖durante‖el‖tiroteo? 
―Estaba‖en‖mi‖casa‖cuando‖llegué‖esta‖mañana. 
―¿Y? 
―Quería hablar. 
―¿Y? 
―Y, prometió no decir nada para asustarme así que acepté hablar. 
―De‖acuerdo,‖Bomboncito,‖ regresemos‖al‖por‖qué‖no‖estabas‖en‖algún‖otro‖
lugar‖esta‖mañana,‖por‖ejemplo‖―dio‖un‖amenazador‖paso‖hacia‖delante―‖aquí. 
Oh―oh. 
―Hawk< 
Dejé de hablar cuando dio otro amenazador paso hacia delante y al ver que 
piernas eran tan largas, quería decir que estaba cerca. Demasiado cerca. 
Escalofriantemente cerca de verdad. 
―Ayer‖―dijo‖con‖una‖voz‖aterradora‖y‖baja‖y‖acerc{ndose‖m{s‖así‖que‖me‖
aparté de la columna deslizándome y‖ di‖ un‖ paso‖ atr{s―.‖ Me‖ fui‖ de‖ aquí‖
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―continuó‖ viniendo‖ hacia‖ mí‖ así‖ que‖ seguí‖ retrocediendo―‖ y‖ cuando‖ lo‖ hice‖
―seguí‖moviéndome,‖él‖siguió‖viniendo―,‖eras‖dulce‖y‖linda. 
Golpeé libreros y fui forzada a detenerme. Hawk no se detuvo. Me atrapó 
contra los libreros, su cabeza inclinándose hacia abajo para mirarme pero no me 
tocó. Me atrapó con la pura fuerza de su actitud de chico malo. 
―Entonces‖―continuó―,‖ayer‖por‖ la‖ tarde, recibo esta maldita nota con un 
maldito cheque. La nota, no la entiendo. El cheque, nena, el cheque es una bofetada 
en la maldita cara. 
Hmm. Tal vez no lo planeé muy bien. 
―Así‖que‖revisé‖el‖dispositivo‖en‖tu‖auto‖y‖vi‖que‖estabas‖refugiada‖con‖un 
policía‖―continuó. 
―¿Tienes‖un‖dispositivo‖en‖mi‖auto?‖―Susurré y su escalofriante y enojado 
rostro se volvió más escalofriante y más enojado así que cerré la boca. 
―Llego‖ a‖ casa‖ ―se‖ quedó‖ con‖ su‖ tema―‖ y‖ tengo‖ un‖ mensaje‖ de‖ Gayle.‖
Entonces entiendo la nota porque entiendo que escuchaste su mensaje y luego 
escuchaste alguna mierda que tu amiga te transmitió y no cogiste el teléfono o 
trajiste tu trasero a mi casa para que pudieras hablar conmigo. Te marchaste sin 
haberlo meditado y, al hacerlo, me cabreaste un montón. 
De acuerdo, así que estábamos en su tema entonces teníamos que hablar del 
tema. 
―Sé‖de‖Tus‖Días‖―susurré. 
―¿Sí?‖¿Lo‖sabes? 
―Sí‖―seguí‖susurrando―.‖Lo‖sé.‖Y‖sé‖que‖soy‖relleno. 
―No‖―replicó―.‖Sabes‖que‖un‖montón‖de‖policías‖con‖mierda‖por‖cerebros‖
y sin nada mejor que hacer con su tiempo te llaman así. Y algo más, nena, esa 
mierda es totalmente inventada. Es una completa mentira. Gayle se llama a sí 
misma Jueves porque tiene otro hombre que no se interesa por ella y que sale y se 
pone como una cuba los jueves y no regresa a casa hasta que los bares cierran así 
que si me apetece, la visito. No tengo un horario. La única mujer que he 
investigado con algo de meticulosidad y la única a la que vigilo eres tú. 
―Pero‖dijiste‖que‖cuando‖hacer‖tuya‖a‖una‖mujer,‖haces‖tú< 
―No,‖Gwen,‖olvida‖lo‖que‖crees‖que‖interpretaste‖en‖lo‖que‖dije.‖Te‖lo‖estoy‖
diciendo ahora, sin rodeos, cómo son las cosas. Y no voy a darte mierda sobre que 
no hay otras, las hay. Y creo que comprendes que no soy un hombre propenso a 
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perder el tiempo haciendo precisamente lo que estoy haciendo ahora, 
explicándome a mí mismo. 
Oh, mierda. Ahora me estaba poniendo furiosa. 
―Ya‖veo‖―comenté‖en‖voz‖baja―.‖Estamos‖de‖regreso‖a‖dónde‖comenzamos. 
―No,‖si‖estuviéramos‖de‖ regreso‖a‖dónde‖comenzamos,‖en‖algún‖momento‖
del último par de días habría tenido un pedazo de tu dulce trasero. 
Mi boca se quedó abierta. 
¡No podía hablar en serio! 
―¡No‖puedes‖hablar‖en‖serio!‖―le‖grité.―¿No‖es‖verdad?‖―Inquirió. 
―No,‖ ver{s,‖ el‖ último‖par‖ de‖ días‖ la‖mierda de mi hermana se filtró en mi 
vida. ¿Acaso hice algo malo? ¡No! No vivo en tu mundo. Conozco a Dog. Sabía que 
era bueno para Ginger. Imaginé que él la arreglaría. ¡No sabía lo que pasaría 
cuando fui a Ride! ¿Cómo demonios iba a saberlo? ¡No le abrí la puerta al tipo que 
se metió en mi casa! ¡No conduje a los incendiarios a la casa de mis padres y arrojé 
una botella en llamas por la ventana! Hoy fui a casa, eso es todo. ¡Sólo fui a casa y 
quedé atrapada en un granizar de disparos! Pero después de que eso terminó, sólo 
hice lo que me dijeron. Nunca me habían disparado antes. Tack parecía saber lo 
que estaba haciendo así que pensé que sería bueno estar con alguien que supiera lo 
que estaba haciendo. ¡No sabía que me encerraría en su Recinto y comenzaría una 
guerra! Sólo he estado haciendo lo mejor que puedo hacer en una situación 
seriamente mala. ¡No! ¡En múltiples situaciones seriamente malas! 
―Gwen< 
―Y‖no‖necesito‖que‖seas‖un‖imbécil‖adem{s‖de‖todo. 
―Gwen< 
Lancé mis manos a los costados. 
―Mi‖sala‖fue‖balaceada‖hoy.‖¡Conmigo‖dentro!‖―chillé. 
Sus manos fueron a mi mandíbula. 
―Nena,‖c{lmate. 
―¡C{lmate‖tú! Tú puedes caminar a través de las paredes y acabar en silencio 
con moteros. Yo no tengo esas habilidades, Hawk. ¡Estaba en otra situación en 
dónde necesitaba una palanca! ¡Eso es una mierda! Y después de eso, necesito 
masa para galletas. O por lo menos comida china realmente buena, de Twin 
Dragon o, incluso mejor, Imperial. 
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Sus pulgares acariciaron mi mandíbula y dijo en voz baja: 
―De‖acuerdo,‖bebé,‖te‖conseguiré‖Imperial. 
Sacudí la cabeza pero desafortunadamente el movimiento no apartó sus 
manos. 
―No,‖la‖otra‖noche,‖me‖gustaste.‖Esta‖noche,‖no‖―declaré―.‖Es‖decir,‖gracias‖
por salvarme de la prisión motera pero ahora quiero ir a casa<‖ ―terminé‖
débilmente―.‖O<‖a‖dónde‖sea. 
―Est{s‖ en‖ dónde‖ vas‖ a‖ estar hasta que lo que sea que esté sucediendo 
termine,‖nena‖―declaró‖Hawk. 
―¿Hola?‖―Grité―.‖Déjame‖recordarte‖que‖tú‖vives‖en‖Mundo‖Chico‖Malo‖y‖
yo no. No puedes decirme donde estar. 
―Condenadamente que puedo, Gwen. 
―No,‖no‖puedes‖―respondí,‖sus‖manos‖se‖deslizaron‖a‖mi‖cuello‖y‖sus‖dedos‖
se curvaron profundamente. 
―Escúchame,‖Gwendolyn‖―gruñó‖ y‖me‖perdí‖ el‖momento‖ en‖ que‖ dejó‖de‖
estar cabreado pero no me estaba perdiendo el que ahora estaba cabreado de 
nuevo‖y‖que‖estaba‖diciendo‖mi‖nombre‖completo‖sólo‖ lo‖recalcaba―.‖Por‖ lo‖que‖
respecta a la información que tenemos, Ginger no estaba en los alrededores hoy 
cuando tuviste tu tiroteo. Así que eso significa una de dos cosas. Esos disparos 
estaban destinados a liquidar a Tack o a liquidarte a ti. 
―Nadie‖me‖quiere‖muerta‖―repliqué. 
―No,‖pero‖quieren‖que‖Ginger‖sufra‖y‖ella‖es‖tu‖hermana‖y‖puede‖que‖ellos‖
no sepan que no son unidas y, por último, se están desesperando así que, como 
dije, puede que hubieran sido destinados a eliminarte. 
¡Santa mierda! 
Cerré los ojos y murmuré: 
―¿Por‖qué‖esto‖se‖sigue‖poniendo‖peor? 
Abrí los ojos cuando Hawk contestó: 
―Porque‖ tu‖hermana‖es‖un‖pedazo‖de‖basura‖―iba‖a‖dejarlo‖decir‖eso‖esta‖
vez pero no tuve la oportunidad de‖ decírselo‖ porque‖ continuó―‖ Ahora,‖ no‖
sabemos pero debemos asumir que eres un blanco, lo que significa que tus padres 
pueden ser blancos lo que significa protección. Estás a salvo aquí así que te 
quedarás aquí. Haré lo que pueda por ellos. Y haré lo que pueda para hacer las 
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paces con Tack porque lo necesito como un aliado con esta mierda y no necesito 
más con qué lidiar y eso incluye que me des un sermón. 
―¿Vas‖ a‖ hacer lo‖ que‖ puedas‖ por‖ mi‖ padres?‖ ―Pregunté y se me quedó 
viendo fijamente, sus dedos flexionándose en mi cuello. 
―Bomboncito,‖mírame. 
―Te‖estoy‖viendo‖―¡Y lo estaba haciendo! 
―No,‖en‖serio,‖mírame. 
¡De verdad lo estaba viendo! 
Siguió hablando. 
―Gayle‖nunca‖ha‖estado‖aquí,‖nunca‖va‖estarlo‖y‖si‖su‖casa‖recibiera‖disparos‖
por un tiroteo, me pediría consejo, le diría que hablara con la policía. Ahora, 
¿entiendes a dónde voy con esto? 
―No‖ en‖ realidad‖ ―le‖ dije‖ y‖ sus‖ dedos‖ se‖ flexionaron‖ de‖ nuevo‖ así‖ que‖
pregunté―.‖Dijiste‖que‖me‖investigaste‖y‖me‖vigilaste‖y‖no‖a‖ellas,‖¿por‖qué? 
Miró por encima de mi cabeza y murmuró: 
―Jesús. 
―Ahora‖eres‖tú‖el‖que‖no‖me‖est{‖viendo‖―comenté‖y‖sus‖ojos‖volvieron‖a‖
verme. 
―Soy‖bueno,‖nena,‖y‖ sé‖que‖ te‖gusta,‖ sé‖que‖ te‖gusta‖ lo‖que‖puedo‖hacerte‖
pero no es eso por lo que estás conmigo y ahora sé que nunca lo fue. Y para mí, tú 
eres tú. Eso significa que necesito comprometerme. 
Mi corazón se saltó un latido. 
―¿Qué?‖―Susurré. 
Continuó. 
―Hice‖lo‖usual,‖te‖investigué‖y‖descubrí‖que‖Ginger‖era‖tu‖hermana.‖Descubrí‖
que muestras demasiada piel cuando sales. Que hablas con extraños como si 
fueran tus mejores amigos. Que no vives en el mundo real, vives en un mundo de 
ensueño en donde no prestas nada de atención a lo que está sucediendo a tu 
alrededor y tomas cuestionables decisiones de vida y descubrí que das lo que 
tienes que dar sólo a mí. Debido a eso, se volvió claro que necesitabas que te 
cuidaran. Así que lo hice. 
―Puedo‖cuidarme‖a‖mí‖misma,‖Hawk‖―mentí‖parcialmente.‖Eso‖era‖verdad‖
en circunstancias normales no cuando me estaban disparando. 
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―Mentira‖―replicó. 
No iba a rebatir eso, no ahora, no con balas volando así que decidí pelear por 
algo más. 
―No‖te‖quejaste‖por lo‖de‖mucha‖piel‖la‖otra‖noche‖―le‖recordé. 
―Sí,‖nena,‖pero‖eso‖es‖porque‖tu‖trasero‖estaba‖en‖mi‖auto‖y‖en‖mi‖brazo‖la‖
otra noche y estabas completamente concentrada en mí. 
Hmm. Esa era una buena respuesta. 
Persistí. 
―No‖vivo‖en‖un‖mundo‖de‖ensueño. 
―Gwen, me miraste una vez, decidiste que era el único, te dije cuatro 
palabras y me llevaste a tu maldita casa y a tu maldita cama y no dijiste una 
maldita palabra cuando seguí yendo. 
Tenía un punto con eso. 
Hora de la retirada. 
―Tengo‖hambre‖y‖debo‖ir‖al‖baño ―declaré. 
Sus dedos se flexionaron en mi cuello de nuevo cuando declaró: 
―Cristo,‖eres‖un‖dolor‖en‖mi‖trasero. 
―Est{‖bien,‖entonces‖déjame‖usar‖tu‖baño‖y‖luego‖tu‖teléfono‖para‖llamar‖un‖
taxi para que pueda irme a un hotel. 
Me fulminó con la mirada y flexionó sus dedos en mi cuello de nuevo pero 
esta vez los usó para tirar de mí hacia arriba y acercarme. 
―Dices‖que‖yo‖no‖te‖escucho‖pero‖tú‖no‖has‖estado‖escuch{ndome.‖Vamos‖a‖
montar esta ola, tú y yo, lo que tenemos, lo que tuvimos la noche antepasada, 
incluso, joder, lo que tenemos justo ahora. No creas ni por un segundo que puedes 
darme la dulce probada que me diste ayer en la mañana y luego asustarte y pensar 
que puedes alejarte. Y mientras lo hacemos no van a llenarte de hoyos, 
secuestrarte, torturarte o mutilarte por tu maldita hermana, no en mi guardia. 
Tenía que admitir, esa última parte me dio algo de alivio e hizo que mi 
estómago se pusiera sentimental. Aunque no admití eso verbalmente, sólo me 
quedé mirando fijamente. 
Él sostuvo mi mirada luego suspiró, sus manos se relajaron en mi cuello y fui 
capaz de apartarme dos centímetros pero eso fue todo lo que conseguí. 
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―Voy‖a‖llamar‖a‖uno‖de‖mis‖chicos‖para‖que‖traiga‖Imperial‖y‖luego‖llamar{s‖
a tu padre y luego llamaré a Lawson para que pueda venir aquí y hablar contigo 
sobre lo que sucedió en tu casa hoy. ¿Qué quieres de Imperial? 
Estaba hambrienta así que no iba a discutir. Y de todos modos, Imperial era la 
mejor comida china en Denver. Sería un crimen contra la naturaleza pelear cuando 
Imperial era una oferta. 
―Pollo‖al‖ajonjolí‖y‖sopa‖agripicante‖―le‖dije‖después‖añadí―,‖oh,‖y‖wontón‖
de queso y cangrejo. 
Me miró fijamente y después preguntó: 
―¿Algo‖m{s? 
―No 
―¿Est{s‖segura? 
―Normalmente‖estoy‖demasiado‖llena‖para‖probar‖sus‖postres‖así‖que‖no‖sé‖
si están buenos así que si no tienes un rollo de masa para galletas en tu 
refrigerador, nosería mal recibido que uno de tus comandos pasara por King 
Soopers y comprara alguno. Chispas de Chocolate o galleta caramelizada. 
―No‖tengo‖masa‖para‖galletas‖en‖mi‖refrigerador. 
Sabía eso. La mañana anterior lo había revisado y tenía yogurt, queso cottage, 
fruta fresca, rebanadas de salmón ahumado y vegetales. Era un terreno baldío ahí. 
Ni siquiera tenía condimentos. 
Estudió mi rostro mientras pensaba en eso luego comentó: 
―Nena,‖no es un crimen castigable el no tener masa para galletas. 
―Tal‖vez‖no‖pero‖no‖tienes‖condimentos. 
―Catsup‖y‖queso‖cottage‖no‖van‖muy‖bien‖juntos. 
Sentí mi labio curvarse de asco luego miré sus labios torcerse con diversión 
mientras sus manos completamente amables en mi cuello y uno de sus pulgares 
acariciaban la piel debajo de mi oreja. 
―¿Est{s‖bien?‖―Preguntó suavemente. 
―¿Sobre‖qué?‖¿Tú‖y‖yo?‖¿Mi‖sala‖siendo‖un‖desastre?‖O‖la‖guerra‖con‖Tack‖la‖
cual, por cierto, debo decir, no es mi culpa. 
―Todo‖eso‖―respondió. 
―No‖―le‖dije‖sinceramente. 
Sus labios se torcieron de nuevo y aconsejó: 
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―Necesitas‖dejar‖de‖ser‖una‖listilla. 
―¿Por‖qué? 
Continuó como si no hubiera hablado. 
―Y‖al‖mismo‖tiempo‖ser‖tan‖dulce. 
―Con‖eso‖estoy‖de‖acuerdo,‖dulce‖se‖est{‖volviendo‖un‖problema. 
El ladeo de labio se convirtió en una sonrisa. 
―A‖ Lawson‖ le‖ das‖ dulce‖ y‖ linda‖ y‖ a‖ Tack‖ listilla‖ y‖ linda‖ ―sus‖ dedos‖ se‖
flexionaron‖de‖nuevo‖y‖me‖alzaron‖mientras‖su‖cabeza‖bajaba‖y‖murmuraba―.‖Por‖
suerte para mí, soy el único que lo tiene todo. 
―Hawk ―dije‖cuando‖sus‖labios‖estuvieron‖contra‖los‖míos. 
―¿Qué?‖―preguntó. 
―Necesito‖que‖me‖alimentes. 
―Correcto‖ ―murmuró‖ luego‖ rozó‖ su‖ boca‖ contra‖ la‖ mía‖ pero‖ cuando‖ se‖
apartó no fue muy lejos y sus ojos se trabaron con los míos. 
―No‖ intentes‖ eludirme‖ de‖ nuevo,‖ Gwen‖ ―advirtió‖ y‖ me‖ tensé‖ ante‖ su‖
tono―.‖Así‖ el‖ hombre‖ de‖ tu‖ amiga‖ sea‖ un‖ policía‖ o‖no,‖ iré‖ por‖ ti.‖Casi‖ terminas‖
muerta hoy. Esa son dos veces en una semana. Esa mierda va a parar y no es Tack 
quién va hacer que pare para ti. ¿Me entiendes? 
―Dejaré‖de‖ser una listilla si tú dejas de ser tan mandón. 
―Veo‖que‖no‖me‖tomas‖en‖serio. 
―Estoy‖siendo‖perfectamente‖seria. 
―Para‖ti‖es‖imposible‖no‖ser‖una‖listilla. 
―Al‖igual‖que‖para‖ti‖no‖ser‖un‖mandón. 
Me miró a los ojos fijamente. 
Un punto muerto. 
Entonces me soltó, dio medio paso atrás y buscó su teléfono en sus cargos. 
Me lo pasó y ordenó: 
―Llama‖a‖tu‖pap{. 
Lo tomé y murmuré: 
―Mandón. 
Hawk suspiró. 
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Abrí el teléfono y llamé a mi papá. 
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17 
Proteger los derechos de Gwendolyn 
Kidd 
Traducido por crold♥ & Lucia Black & Kerensar_ 
Corregido por Lalak 
Me desperté y supe que estaba en la cama de Hawk. 
Extendí un brazo y encontré la cama vacía, así que abrí mis ojos y escuché. 
No oí nada. 
Me di la vuelta y miré a través de la amplia extensión de su almacén para ver 
el sol brillando en todas partes. Escondí mis manos bajo mi mejilla y mientras me 
dejaba ir a la deriva del sueño, dejé que los pensamientos de la noche anterior 
flotaran. 
Papá estaba asustado y Meredith más de lo mismo. Las bombas incendiarias 
eran bastante malas, pero las armas automáticas subían a otro nivel de malo. 
Especialmente cuando llegaron informes de que mi coche estaba en la parte 
delantera de la casa y mi bolso y la bolsa estaban en el sofá, —en la escena—. Mi 
desaparición no fue llevada muy bien y aunque no era mi culpa, me sentí mal por 
ello. 
Lo que era más aterrador de esto fue que cuando Cam recibió la llamada al 
despacho y cuando ella no me pudo contactar, se puso en contacto con papá que 
inmediatamente se apoderó de Hawk. En algún lugar a lo largo de la línea habían 
compartido los números de teléfono y papá se había convertido en —Bax— para 
Hawk y Hawk se había convertido en ser el Protector y Conocedor a 
ser―el―individuo para averiguar todas las cosas de Gwen para papá. 
Estaba segura que esto no era bueno. 
Le entregué el teléfono a Hawk después de que hablara con papá y Meredith. 
Él hizo una llamada y le dio sus órdenes. Estas se llevaron a cabo a la carta e 
incluyeron más de una orden para el chino. Lo supe cuando los comandos llegaron 
y había tres de ellos. Trajeron Imperial, pero también trajeron bolsas del King 
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Soopers y cuando las abrí me encontré con que tenía cola de dieta, uva de dieta, 
doscientos mililitros de leche (Hawk sólo tenía descremada y, en serio, ¿cuál era el 
punto de la descremada?) ― Este pensamiento transmitió para él antes de su 
llamado a los comandos), huevos, tocino, carnes frías, pan, una variedad de 
patatas, dos rollos de masa para galletas de chispas de chocolate, dos de azúcar en 
la masa de galletas y una gran cantidad de condimentos. 
Hmm. 
También trajeron mi escritorio y cuando digo esto quiero decir que ellos 
trajeron mi escritorio –mi silla, mi escritorio, todo lo que había en él y sobre él, mi 
ordenador y hasta mi caja de pañuelos. Guardaron todo en cajas y lo trajeron, 
pusieron el escritorio en la esquina opuesta a la de Hawk, estableciendo las cajas a 
su alrededor, sin conectar el equipo. 
Trajeron también mi bolso y, aterradoramente, mis dos enormes maletas. Sí, 
dos de ellas. Tras una inspección encontré las maletas nuevas y completas. Ropa, 
ropa interior, camisones, zapatos, productos faciales, mi crema de guisantes dulces 
y gel de baño y una buena selección de maquillaje. Esto me habría sorprendido, la 
capacidad de los comandos para hacer las maletas, si no fuera porque Hawk me 
dijo que Elvira había sido activada para hacer mi equipaje. No estaba segura de lo 
que sentía acerca de una mujer desconocida tocando mis cosas, pero no se puede 
negar que los resultados fueron excelentes. 
Lawson apareció y di mi declaración mientras me comía mi comida. Lawson 
no se veía feliz y esto tenía que ver con el hecho de que yo había soportado una 
balacera, por el hecho de que Tack esencialmente me secuestro y me retuvo 
después y el hecho de que estaba tomando mi declaración mientras yo estaba 
sentada con las piernas cruzadas en uno de los sillones de Hawk en la zona de 
estar mientras degustaba la sopa caliente y amarga. Cómo sabía esto, no sé, yo 
simplemente lo sabía. 
Cuando termino, Lawson vino y se inclinó sobre mí, justo en frente de Hawk 
con cara de piedra. 
―Cabeza arriba, cariño, los ojos abiertos, mantente a salvo ―susurró. 
―Está bien ―le susurré porque pensé que era un buen consejo y porque me 
llamó‖‚cariño‛. 
Metió mi cabello detrás de mi oreja y me dio una sonrisa, luego se enderezó y 
le dio una mirada infeliz a Hawk. Después se fue. 
Pasé el resto de la noche echando un vistazo a mi móvil y maletas mientras 
Hawk hablaba por teléfono. No desempaqué la ropa pero sí los artículos de higiene 
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personal y ocupé la ducha de Hawk, estantes y el armario de medicinas con 
mierda femenina. 
No pregunté si podía hacer esto. Me quería allí, y yo estaba allí. 
Sin embargo tampoco se quejó, comentó o incluso me dio una mirada y él 
sabía que yo lo había hecho porque tenía un montón de mierda de chica, estaba en 
todas partes y había visitado el cuarto de baño. 
Yo no sabía qué hacer con eso, así que decidí ignorarlo y luego me dejé 
asustar al azar cuando cosas que enterré que debía hacer frente me asustaron. 
Tenía veintisiete llamadas perdidas y catorce mensajes, todas de papá 
asustado, Meredith, Cam, Tracy, Leo e incluso Troy. Las palabras habían volado 
respecto a la balacera. Les devolví la llamada a Cam y Tracy pero rehuí a Troy. No 
había tenido nada de masa para galletas y el Imperial era bueno pero no me animo 
para tratar con Troy. 
Choqué mientras Hawk estaba todavía al teléfono. Él estaba ocupado o estaba 
dándome mi espacio y desde que él tenía mucho, era muy fácil de hacer. 
Desperté momentáneamente cuando se unió en la cama y se enroscó en mí. 
Al instante sus brazos seapretaron alrededor de mi vientre y se instaló, volví a 
quedarme dormida. 
Ya era el presente y no sabía qué hacer ahora. Había muchas cosas que 
considerar y el sólo pensar en ellas me cansaba y acababa de despertarme. 
Suspiré y cuando lo hice, mi teléfono sonó. 
Salvada por el teléfono. 
Éste estaba sobre la mesilla, extendí la mano, lo cogí y giré la pantalla para 
ver que tenía una llamada de Tracy. 
Lo abrí y me lo acerqué a la oreja. 
―Hola nena. 
―Hola, ¿qué estás haciendo cariño? 
Estaba alterada y mi conversación con ella la noche anterior no apaciguó su 
alteración. Entonces de nuevo, la mayoría de la gente vivía sus vidas sin tener un 
amigo que estaba en un tiroteo y luego desaparecía durante horas porque estaba 
encerrada en el recinto de un club de motociclistas. 
―Estoy bien, acabo de despertarme ―le conté, moviéndome y elevándome, 
apoyándome contra el cabecero de la cama y vi el movimiento, así que miré hacia 
debajo de la cama y vi a Hawk en la parte superior de las escaleras. Pecho desnudo 
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de nuevo. Los pies descalzos de nuevo. Seguía con los pantalones aún. Sus ojos en 
mí. 
Mm. 
―¿Estás durmiendo bien? ―Preguntó ella. 
―Sí ―respondí mientras Hawk se acercó a la cama. 
―¿Estás segura? ―Preguntó ella. 
―Sí, cariño, estoy segura. Realmente, como dije la noche pasada, estoy bien 
―respondí cuando Hawk llegó a la cama, y luego, zas, la ropa de cama fue tirada 
hacia abajo. 
Mi cuerpo se bloqueó en sorpresa. 
Oh chico. 
―¿Están las cosas bien con Hawk? ―Inquirió. 
―Um<‖ ―Respondí mientras vi a Hawk curvarse luego sus dedos se 
cerraron alrededor de mis tobillos, me tiró hacia abajo de la cama hasta que mi 
espalda estaba de nuevo en la cama, luego extendió mis piernas. 
¡Oh chico! 
―¿Gwennie? ―Llamó Tracy. 
Antes de que pudiera mover un músculo, Hawk puso una rodilla en la cama 
entonces deslizo su gran cuerpo entre mis piernas. 
¡Oh chico! 
―Trace, pienso<‖―Mi voz se apagó cuando las manos de Hawk fueron a 
mis caderas, subiendo mi camisón y entonces su cabeza se inclinó y besó la piel 
justo encima de mis bragas. 
Mi vientre se sacudió en una forma agradable. 
―¿Qué has pensado? ―Preguntó Tracy, entonces pasó de esperar mi 
respuesta―. Vale, voy a decirlo y sé que no quieres escucharlo pero me alegro de 
que estés allí. Sé que estás confundida sobre las cosas pero pienso que esto dice 
mucho que él< 
Ella siguió hablando pero no la estaba escuchando porque la mano de Hawk 
se mantuvo empujando hacia arriba mi camisón y su cuerpo iba con ella, una 
lluvia de besos en la piel de mi vientre y barriga. 
―¿Lo sabes? ―Preguntó Tracy. 
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―Um<‖Trace,‖me‖tengo‖que ir. ―Y lo hacía porque mi camisón estaba bajo 
mis pechos, las manos de Hawk tenían extendida la parte inferior y mis pezones se 
habían puesto duros y estaban hormigueando. 
―¿Está todo bien? 
Claro, todo estaba bien. Todo estaba muy bien. 
―Te llamo más tarde ―le dije pero fue entrecortada porque Hawk estaba 
ahora besándome entre mis pechos. 
―Suenas divertido ―notó Tracy. 
―Estoy bien, bebé, te llamo más tarde. 
―Vale, te dejare ir. Adiós, bebé. 
―Adiós ―jadeé porque ambas manos de Hawk se deslizaron hacia arriba y 
ambos pulgares hicieron un pase hasta mis duros pezones. 
Pulsé el botón de bloqueo del teléfono. 
―Hawk. ―Respiré y luego él se movió más rápido. 
El camisón fue todo el camino hacia arriba, forzando mis brazos con él hasta 
que yo estaba libre. Lo arrojó a un lado, su mano se deslizó por mi brazo, agarró mi 
teléfono, lo lanzó a la mesa de noche, entonces vino a mi cara, sus dedos en mi 
mejilla, su pulgar curvándose alrededor de mi mandíbula, me posiciono y me besó. 
Oh<‖chico. 
Yo estaba preparada para el beso, demasiado preparada, así que me lo 
permití y le devolví el beso. Apestaba que él fuera un gran besador, lo que 
significaba que yo tenía cero control, pero en este momento no me estaba 
quejando. No, en absoluto. 
Sus manos bajaron a mis caderas, sobre mi trasero, por la parte posterior de 
mis muslos jalando y deslizándose hacia arriba a la vez hasta que estuvieron detrás 
de mis rodillas y luego tiró bien alto. 
Me aferré, con un brazo alrededor de su espalda, una mano ahuecada sobre 
su cabeza. 
Su boca se separó de la mía y sus labios se deslizaron a mi oído mientras 
levantaba mi cabeza y besaba la piel lisa de su hombro. 
―Apuesto a que con sólo eso ya estás lista para mí ―murmuró en mi oído. 
Era increíblemente arrogante decirlo pero él posiblemente ganará esa 
apuesta. 
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―Vamos a ver qué tan rápido puedo conseguir que tú te vengas para mí 
―sugirió él, mi cuerpo tembló porque estaba intrigada por la sugerencia entonces 
sus manos se deslizaron hacia mi vientre y justo dentro. 
Oh sí. 
Mi espalda se arqueó y un gemido se deslizó fuera de mi garganta en la 
palabra: 
—Bebé. 
Sus dedos se deslizaron a través de la humedad entre mis piernas. 
―Lista para mí ―gruñó él. 
Entonces sus dedos se movieron; ellos lo hicieron en exigentes y deliciosas 
formas y Hawk demostró que podía hacerme llegar para él muy rápido y también 
muy, muy duro. 
Yo estaba en la mitad de un muy dulce orgasmo cuando su mano 
desapareció, su cuerpo desapareció, mis bragas fueron arrastradas por mis piernas 
y desaparecieron, entonces su boca estuvo ahí. 
Oh sí. 
―Bebé ―jadeé, mis dedos deslizándose sobre su rapado pelo. 
Él era bueno en esto porque le gustaba hacerlo. Esto no era una tarea para 
Hawk. No era algo para salir del paso o el hecho de ganar puntos dorados. Esto era 
algo que él quería hacer, casi tanto como yo. 
El agregó dedos para el trabajo de la boca y la lengua. 
¡Sí! 
Mis caderas se elevaron hacia arriba. 
—Hawk —gemí. 
Dios, esto era bueno. Era tan bueno que fue el turno para orgasmo dos pero 
eso no lo detuvo, su boca, su lengua y sus dedos siguieron adelante lo que quería 
decir que me dirigí a los talones de orgasmo dos, he experimentado orgasmo tres. 
No fue uno grande, de ninguna manera, fue uno largo, magnifico, uno 
impresionante seguido de otro aún más brillante, largo e impresionante. 
Totalmente de superhéroe. 
En medio de todo, los dedos y la boca de Hawk desaparecieron, su cuerpo 
desapareció entonces él regresó, mis rodillas nuevamente fueron arrastradas y él 
estaba dentro de mí. 
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¡Venga, sí! 
Dios amaba esto. Él era fuerte y eso significaba que podía moverse 
profundamente, podría ir rápido y podía hacerlo con fuerza, todo lo cual me 
gustaba mucho. 
Su cara estaba en mi cuello y lo envolví con fuerza entre mis extremidades. 
—Cariño —exhalé. 
Su mano estaba entre nosotros, su dedo de vuelta a mi lugar dorado y mi 
cuerpo se sacudió. 
—Hawk, bebé —gemí cuando lo que estaba haciendo su dedo y su polla en 
mi cuerpo se dirigió directamente a través de mi cuerpo. 
—¿Vas a evitarme otra vez? —Me preguntó en el oído, conduciendo con su 
polla y presionando y rodando su dedo. 
—No —jadeé. 
—Promételo, Gwen —exigió. 
—Lo prometo —resollé. 
Su cabeza se levantó y me miró y cuando lo hizo, yo lo observe fijamente. 
Nunca había visto su rostro así en la luz. Nunca lo había visto así. 
Dios... Dios, pero era hermoso, siempre pero más aún con él llenándome, 
latiendo dentro de mí, tocándome, su peso aplastándome, su oscuro rostro con 
hambre, sus ojos calientes e intensos. 
Dios. 
Se estaba construyendo otra vez, sólo con mirarlo (sin mencionar todas las 
otras cosas) 
—¿Vas a montar esto conmigo? —Gruñó. 
Oh, sí. Sí, definitivamente iba a montar esto con él. 
— Sí —dije en voz baja. 
—¿Vas a darme dulce? —Estaba gruñendo, golpeando, presionando y 
balanceándose, implacable e increíblemente. 
—Sí —lloriquee por que podía sentirlo, él estaba a punto de darme dulce. Otra 
vez. 
Su boca tocó la mía. 
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—Puedo sentirlo ―susurró—. Joder, Gwen, hermosa. Siempre tan 
jodidamente hermosa. Estás ahí, Bomboncito. 
—Sí bebé —respiré contra sus labios, elevandomis caderas, mis extremidades 
se tensaron, mi espalda se arqueó, y me vine una vez más, fue brillante e 
impresionante una vez más, él me besó así que mis gemidos se deslizaron en su 
boca. 
Me agarre con fuerza mientras llegaba entonces baje con él todavía 
sumergiéndose en mi interior, sus labios se deslizaron hasta mi oreja donde lo 
escuché gruñir mientras aumentaba la velocidad, con más fuerza y jodidamente 
amé sostener todo lo que era Hawk, el inmenso poder de él envuelto en mis 
extremidades. 
Sus manos abarcaron mis caderas y las levantó, empujando más profundo 
mientras sus gruñidos se convirtieron en gemidos y finalmente se enterró dentro 
de mí y se detuvo. 
Increíblemente magnífico. 
Me sostuve como siempre me he sostenido porque antes, no quería que él se 
fuera. Pero entonces, eventualmente aflojé mi agarre porque sabía que tarde o 
temprano él se iría. 
Ahora era media noche. Ahora él no era un amante oscuro cuyo nombre no 
sabía. Ahora ninguno de los dos tenía a donde ir. 
Entonces, ¿Ahora qué debía hacer? 
Mis extremidades se aflojaron y él salió de mí. Cerré mis ojos cuando se alejó 
de mi lado. 
Esto era familiar. De vuelta a la retirada. Salir y alejarse. Cerrarse. 
Entonces abrí los ojos cuando el calor de él se quedó pegado a mi lado. 
Su torso estaba parcialmente levantado, su cabeza estaba inclinada, sus ojos 
estaban observando su mano deslizarse desde mi cadera a mi cintura entonces 
sobre mi vientre entre mis senos y mi cuello donde la movió lejos. Entonces sentí 
su dedo deslizarse por la línea de mi cabello, separando mi pelo de mi cuello, su 
mano se trasladó a mi mandíbula, suavemente giro mi cuello entonces su mano 
desapareció pero él se acercó y sentí su lengua tocar la piel detrás de mí oreja 
mientras su mano se deslizó hacia abajo por mi cuerpo. Finalmente, su brazo llegó 
a la parte baja de mi vientre y se curvo alrededor de mi cadera. 
Nunca lo había hecho antes. Esto era diferente. Esto era mejor. Seriamente 
mejor. 
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Ay chico. 
—Sólo dos esta vez —murmuró en mi oído—. Estoy perdiendo mi toque. 
—¿Qué? —Susurré y su cabeza se elevó permaneciendo cerca, presionado su 
rostro cerca del mío. 
—Mi boca y dedos, cariño, sólo has llegado dos veces. 
—Um... bueno, llegue una vez antes y otra después de modo que estoy segura 
que cubrimos todas las bases. 
Él sonrió y luego se dobló y tocó con su boca la base de mi garganta. Su 
cabeza se alejó pero apreso mis ojos con los suyos. 
Estaban calientes e intensos. 
Mierda. 
—¿Cómo calientas este lugar? —Le pregunté, dirigiendo la charla de 
almohada a lo mundano por el bien de los dos. Yo no quería un juego―a―juego. 
Mi cabeza estaba bastante confusa, no sabía a dónde iba esto, no sabía lo que 
estaba pensando y estaba muy asustada por lo que estaba sintiendo. Hablar sobre 
lo impresionante que era tener sexo con Hawk solamente intensificaría todo eso. 
—¿Qué? —Preguntó de regreso. 
—Vives en un almacén con pisos de cemento, Hawk, es un pequeño milagro 
que puedas mantener caliente este lugar. 
Su respuesta fue moverse, inclinarse sobre mi cuerpo, agarrar las sabanas y 
levantarlas sobre nosotros. 
Él pensó que yo estaba diciendo que tenía frío. Entonces al instante hizo algo 
al respecto. 
Bueno, tal vez yo sí quería hablar sobre lo impresionante que era tener sexo 
con Hawk porque experimentar lo dulce y considerado que podía ser me dejo la 
cabeza hecha un desastre más que su habilidad para darme cuatro realmente, 
jodidamente fantásticos orgasmos en un lapso de 30 minutos. 
Entonces su brazo bajo aún más en mi cadera y me giro sobre mi lado 
quedando frente a él, sus piernas enredadas con las mías, su brazo atrayéndome 
más cerca. 
Por mi parte, descansé mis manos en su pecho porque me gustaba tocarlo y 
me gustaba esto. Esto no era una retirada. Esto no era solo golpe―bam, gracias 
señora. Esto era agradable. 
—No es tan malo como parece —respondió tardíamente. 
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—Las facturas de calefacción deben costar más que mi hipoteca. — 
Remarque. 
Me sonrió. 
—No. 
—Tu deberías saberlo —murmure, mirando su garganta. 
—Sí, lo sé, Bomboncito, y necesitas refinanciamiento. Los intereses que estás 
pagando son ridículos. Voy a arreglarte una reunión con mi asesor financiero. 
Mis ojos se levantaron hacia los suyos mientras sentí que mi vientre 
empezaba a ablandarse. 
—¿Me vas a arreglar una reunión con tu asesor financiero? —Le pregunté. 
—Sí —respondió. 
Oh―oh. Otra vez estaba siendo dulce y amable. 
—Es eso parte de tu Protección a los Derechos de Gwendolyn Kidd, 
asegurarte de que los prestamistas hipotecarios no me cobren más de lo debido? 
―Le pregunté. 
Él siguió sonriendo y su abrazo se hizo más apretado. 
—Hay muchas facetas en mi Protección a los Derechos de Gwendolyn Kidd. 
—¿Quieres explicarme eso? 
—Realmente no. 
Sostuve sus ojos. Entonces murmuré: 
—Unh―hunh. 
Su sonrisa se hizo más grande y lo sabía porque sus hoyuelos se hicieron más 
profundos. 
—¿Unh―hunh? —Preguntó. 
—Hombre misterioso —contesté. 
Su mano se arrastró por mi espalda y su cabeza cayó más cerca de la mía. 
—Me gusta sorprenderte, Bomboncito. Cada vez que hago algo que te gusta, 
tu cara se endulza. —Tocó con su boca la mía y retrocedió un poco—. Es una buena 
mirada —término en un susurro. 
Guau. 
—¿Mi cara hace eso? 
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—Oh sí. 
—Hmm —murmuré. 
—Lo vi otra vez ahora y antes, dos veces. 
—¿Antes? ¿Dos veces? 
Sus labios rozaron los míos y luego se deslizaron de mi mejilla a mi oreja 
donde susurro: 
—Sí, cariño, las dos veces mi boca no estaba entre tus piernas, justo antes de 
que llegaras. 
Definitivamente mi vientre se estaba ablandando. 
—Hawk< 
—Las luces prendidas si es de noche cuando te folle, he perdido esa mirada 
por un año y medio, no la voy a perder otra vez. 
Ahora mi garganta estaba cosquilleante y podía sentir mi corazón 
inflamándose. 
Deslicé uno de mis brazos en su espalda, apretándome más cerca cuando gire 
mi cuello para que mis labios estuvieran sobre la piel de él. 
—No me dejaste hacer nada —susurré. 
—Puedes hacerme lo que quieras en aproximadamente dos minutos 
―susurró su mano deslizándose hasta mi culo, luego empujando dentro. 
—¿Lo que yo quiera? 
—Todo lo que quieras, bebé. 
—Oh mí —respiré y él se echó a reír en mi oreja. 
Genial. 
Presione aún más cerca. 
De repente levanto su cabeza, lo miré y vi que estaba inclinada. Estaba 
escuchando. 
Entonces gruño. 
—Joder. 
—¿Joder qué? 
No respondió. Rodó fuera de la cama llevándome con él. 
Cuando estaba sobre mis pies junto a la cama, repetí: 
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—¿Joder qué, Hawk? 
Él bajo la mirada pero me agarró la mano y me empezó a empujar hacia mis 
maletas. 
—Vístete, nena. Tenemos compañía. 
—¿En serio? —Le pregunte cuando él me detuvo por mis maletas. 
—Sí —respondió. 
Oh mierda. 
—¿Compañía buena o compañía mala? —Le pregunté, sus manos estaban en 
mis caderas y presiono mi cuerpo desnudo al suyo. 
—Ahora mismo, Bomboncito —gruñó él—. Cualquier compañía es mala 
compañía. 
Tenía que admitir, con su cuerpo caliente, sólido, desnudo, presionado al 
mío, que estoy de acuerdo. 
Entonces hubo un golpe en la puerta y salté. Luego me aleje de sus manos y 
me incline sobre mis maletas. Hawk se dirigió a su guardarropa. 
Agarré los artículos y volé hacia el cuarto de baño. 
Use las instalaciones, cepillando mis dientes y usando hilo dental, lavé mi 
cara, poniéndome mi ropa interior y estaba organizando mi cabello en una coleta 
alta cuando la puerta del baño se abrió sin ni siquiera un golpe. 
Salté y me gire para ver a Hawk de pie ahí vistiendo un par de cargos marrón 
oscuro y una camisa termal. 
Un pensamiento vino a mi mente y estúpidamente, salió de mi boca. 
—¿Cuántos pares de cargos tienes? 
Sus ojos fueron de mi ropa interior a mí. 
Luego él anunció sin prepararme de alguna manera, forma o modo. 
—Mi familia está aquí. Una visita sorpresa.Han oído sobre ti. Jury tiene una 
boca grande. 
Mi‖aliento‖escapo‖fuera‖de‖mí‖con‖un‖audible,‖‚oof‛. 
Entonces susurre: 
—¿Qué? 
—Ma está haciendo desayuno. 
¿Su Ma? ¿Su Ma estaba preparando el desayuno? 
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Sentí mis ojos ponerse enormes y repetí: 
 —¿Qué? 
—Le llevará un tiempo así que cuando estés lista baja. 
Otra vez le pregunté: 
 —¿Qué? 
Pero hice esto a una puerta cerrada. Se había ido. 
Me di vuelta para enfrentar el espejo donde mis ojos eran sólo tan grandes 
como esperaba y mi cara estaba pálida. 
Entonces susurré: 
—Mierda. 
 
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18 
Cuchillo De Carnicero 
 Traducido por kerensar_ 
Corregido por Geraldine 
Me miré fijamente en el espejo. 
Había agarrado mi ropa en un manojo de nervios, pero incluso sin hacerlo, no 
estaba preparada. 
 En circunstancias normales, cualquier reunión con los padres hizo necesario 
un cuidadoso y estratégico viaje para el centro comercial, una manicura, pedicura, 
faciales, corte de cabello y como mínimo una semana de psicoanalizarse usted 
mismo. 
Por lo menos. 
Yo no tengo eso. 
En su lugar agarré un par de moca, rodando encima de pantalones de yoga 
crema, una ultra delgada camisola ajustada, mis deportivas, abrigo con capucha 
con una impresionante costura y esto era suficiente, lo que pensé en ese momento, 
el color mega―impresionante de un pastel, neón Anaranjado―melocotón. 
Ahora estaba pensando que parecía ridícula. 
Viendo que era domingo por la mañana y la gente normal no se vestía de 
maravilla con total maquillaje para una sorpresa del desayuno―visita familiar, no 
me hice el maquillaje. Pero sí me rocíe con perfume. 
Tomé una bocanada de aire. Yo no podría estar levantada por siglos allí y no 
podía escapar de esto. 
¡Ayuda! Bueno lo que va a ser, será. 
Salí del baño y me dirigí a las escaleras, escuchaba niños gritando sobre un 
bajo murmullo de voces adultas. 
Miré a la derecha mientras caminaba por las escaleras y vi a una hermosa 
vieja mujer en la estufa, tocino en la sartén, su aroma llenando el aire y su cabeza 
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se volvió hacia mí. Dos hombres luciendo como Hawk, también magníficos, altos, 
delgados sentados idénticamente en los taburetes, largos muslos varoniles 
extendidos, pies hasta el peldaño y sus cabezas se volvieron hacia mí. Otro más, 
parecido―a―Hawk alto, apuesto, delgado, de pie en el extremo opuesto de la 
barra, con los ojos en mí. Hawk, de espaldas a mí, apoyando su cadera contra el 
extremo de la herradura, con el cuello torcido para poder mirarme. Y, por último 
dos niños de cabellos negros ambos chicos, de edades indeterminadas pero yo 
estaba suponiendo algún lugar en la zona de dos y seis años, corriendo a través del 
vasto espacio y sin saber que yo existía. 
—Oye. —Llame a cinco pasos del inferior (sí, estaba contando, tenía cinco 
pasos para ir sin caer sobre mi cara). 
—Hola —uno de los hombres en los taburetes respondió sonriendo, no hay 
hoyuelos, pero su hermano en el otro taburete también sonreía y él tenía hoyuelos. 
También lo hizo el hombre de más edad. 
Caminé a través del espacio el cual fue un camino más largo que 
normalmente, un viaje épico con los ojos de la familia de Hawk siguiéndome. 
Yo no sabía dónde encabezar así que mis pies se hicieron cargo y me llevaron 
a Hawk. Me detuve a su lado y nadie había apartado la mirada. Ni uno solo de 
ellos. 
¡Yuju! 
Entonces el brazo de Hawk se deslizó a lo largo de mis hombros, me acurrucó 
mientras él me volvió, así que mi frente se presionó en su costado, cerca, 
demasiado cerca y me miró mientras me preparaba para ganar distancia, sólo para 
ver sus cálidos ojos en mí. 
—¿Estás bien? —preguntó en voz baja. 
No. No podría decir que estaba bien. Se podría decir que me estaba volviendo 
loca. 
Asentí con la mentira. 
—¿Quieres un café? 
—Un café estaría bien —dije en voz baja y comencé a alejarme, pero el brazo 
de Hawk se tensó y levantó la cabeza y se volvió hacia su madre. 
—Ma, ¿puedes conseguirle a Gwen un café? 
Mi cuerpo sobresaltó y mi cabeza giró hacia ella. 
—Puedo conseguirlo. 
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Entonces me calmé. Algo estaba mal. 
No sólo mal, muy mal. Y era la mirada en el rostro de la madre de Hawk que 
estaba mal. Había tristeza allí y yo no la conocía, Había estado en su presencia a 
menos de un minuto, pero esa tristeza me tocó el alma. 
—Maria, cariño, la chica de Cabe necesita café —el hombre mayor impulsó en 
silencio, el cuerpo de la madre de Hawk se sacudió y luego ella barrió esa tristeza, 
limpiándola fuera. 
Um. ¿Qué diablos fue eso? 
—Claro, por supuesto, ¿Gwen? —Dijo, apresurándose a mí—. Soy Maria. La 
madre de Cabe. 
Ella extendió su mano y yo la tomé a pesar de que Hawk no me dejó ir así 
podría hacer esto. Sus dedos se curvaron alrededor de los míos y ella me miró 
desde su menuda estatura cuando yo le sonreí por su pensamiento, no me extraña 
que Hawk fuera caliente, ella no era un pollo de primavera, pero todavía era un 
golpe de gracia completo. Le apreté la mano, apretó la mía de nuevo, sonrió, una 
pequeña sonrisa, me soltó y se alejó. 
Hmm. No estoy segura de que fue eso. 
—Soy Von —dijo uno de los hombres en los taburetes y mi cabeza se volvió 
hacia él. Era el de los hoyuelos. 
—Hola —respondí—.Soy Gwen. 
Él ya sonreía abiertamente y la sonrisa se hizo más grande cuando murmuró: 
—Lo sé. 
Okey dokey. 
—La esposa de Von, Lucía, es una enfermera, bebé, ella tiene un turno en 
Swedish esta mañana. Los diablillos que finalmente se graduarán en destrozar mi 
casa son suyos. —señalo Hawk y yo asentí hacia él. 
—Jury —agregó el otro hombre en un taburete y mis ojos se dirigieron a él. 
—Oye —le contesté. 
—¿Tu laptop funciona bien? —Preguntó y sospechaba que Jury era el 
bombero y también sospechaba que su imagen estaba en la portada del calendario 
de los Bomberos de Denver utilizado por el mes de julio, estaba tan caliente. Si los 
bomberos se fusionaran con los agentes de policía e hicieran una foto de grupo que 
incluía a Lawson y Jury, el papel podría sufrir una combustión espontánea. 
—Sí, gracias por conseguir eso para mí —le dije a él. 
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—No hay problema —murmuró, mirándome fijamente. De hecho, todos 
estaban todavía mirándome fijamente excepto Maria, que vertía el café. 
—Agustín —retumbó el papá de Hawk, moviéndose en mi dirección, con una 
enorme sonrisa en el rostro y luciendo tan similar a Hawk que era extraño y era un 
buen augurio para el futuro de Hawk. La mamá de Hawk era un golpe de gracia, 
su padre, como mi papá, había logrado envejecer sin perder un ápice de picor. 
Levantó la mano y la tomé cuando prosiguió. —Gus. 
—Gus —le estreché la mano—. Gwen. 
Soltó mi mano, pero siguió sonriéndome luego sus ojos se abrieron a Hawk. 
—Cabe, buen gusto. Agradables ojos. Gran cabello. Fantástico culo —
comentó y me congelé en shock. 
—¡Gus! —gritó Maria, dando vuelta a su alrededor cuando la cría Delgado 
masculina se rió entre dientes. 
Gus se volvió hacia su esposa. 
—Es cierto. 
—Madre de dios —dijo bruscamente—. ¡Puede que sea así, pero no lo digas 
delante de ella! 
Gus se balanceó en sus talones y cruzó los brazos en su pecho. 
—¿Por qué no? 
Sus ojos rodaron a mí luego de vuelta a su marido y ella se abrió un brazo 
hacia mí. 
—Porque mírala, la has ofendido. 
—Um... —Repuse a toda prisa—. No estoy ofendida —Y no estaba, sólo 
sorprendida. Miré a Gus—. Masa de galletas— le expliqué—. Mi trasero es 
cuidadosamente elaborado a partir de ingerir abundante masa para galletas. 
—Lo que sea que estés haciendo, cariño, está funcionando. —Él sonrió 
entonces aconsejó: —Así que no te detengas. 
—Divorcio, D I―V―O―R―C―I―O. Mañana, llamaré a mis abogados 
mañana. —amenazo Maria y esto parecía un discurso practicado. 
—Mujer, no tienes abogados —replicó Gus de una manera que parecía 
practicada también. 
Hmm. Mariay Gus discutían. Esto fue de alguna manera familiar. 
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—Bueno, estoy encontrando algunos —espetó Maria entonces me miró— 
¿Cómo tomas el café? 
—Con leche y media de azúcar —contesté rápidamente. 
—La mitad de azúcar no ayudará a ese culo. —observó Gus amablemente y el 
cuerpo de Hawk comenzó a temblar y yo sabía que estaba riendo bajito. 
Pero eso hizo que Maria se volviera rápidamente, levantó la mano, cogió una 
taza y la arrojó a Gus. 
Sí, ella le lanzó una taza a Gus. 
Gus, claramente con experiencia en maniobras evasivas, se agachó y la taza 
golpeó el mostrador y rebotó hasta caer al suelo, afortunadamente ileso porque, 
seriamente las tazas de Hawk eran patea culos. 
Me quedé inmóvil y miré. 
—¡Mujer! —Gritó Gus cuando él se enderezó y plantó las manos en las 
caderas—. ¿Estás loca? ¡Ahora tú has asustado a Gwen! 
Alarmantemente los ojos de Maria fueron a mí. 
—Aprende— advirtió, señalándome con el dedo e inclinándose—. Todos 
ellos, son así. No dejes que se salgan con la suya. Pon el pie abajo de la derecha del 
bate, Gwen, ¿me oyes? 
—Te escucho —susurré. 
—Yo no puse mi pie en el suelo enseguida —me dijo—. Deslumbrada por su 
buena apariencia así estaba. Gwen no te dejes deslumbrar por la buena apariencia 
de Cabe, aprende de mí. No es más que un hombre. Él podrá hacer cosas que te 
hacen pensar diferente, pero créeme él es sólo un hombre. 
—No estoy segura que eso sea cierto —compartí—. No lo he visto con mis 
ojos, pero creo que puede atravesar las paredes. 
Más risas masculinas y más sacudidas del cuerpo de Hawk contra el mío, 
pero Maria no creía que todo era divertido. 
—No puede. Ahora me doy cuenta que estas deslumbrada. Sacude bien eso 
fuera querida. Cuanto antes, mejor. 
—Uh... está bien —estuve de acuerdo porque ella sonaba muy seria. 
Su dedo tiró a Gus. 
—Compórtate. —Le ordenó luego se volvió hacia mi café. 
La cabeza de Hawk bajó por lo que su boca estaba en mi oído. 
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—¿Estas deslumbrada, Bomboncito? 
Torcí mi cuello para atraer su mirada. Entonces le susurré. 
—Compórtate. 
Él me sonrió y mi cuerpo se sacudió de sorpresa, pero debido a que un chico 
joven se topó con él. 
Miré hacia abajo a los ojos negros y bello rostro de un niño pequeño como 
Hawk cuando se movió hacia el frente de mí y luego golpeo mi muslo. 
—Bueno hola pequeñín —le dije. 
Palmeó mi muslo de nuevo cuando Von advirtió: 
—Javier. 
—¡Naranja! —Gritó el muchacho luego golpeo mi muslo de nuevo y señaló a 
mi sudadera. 
—Sí, naranja —contesté luego señale mis pantalones de yoga—. ¿De qué color 
es esto? 
—Marrón —gritó y aplaudió. 
Sonreí hacia él. 
—Excelente, Ahora, ¿de qué color es esto? —Levanté la mano y tiré de mi cola 
de caballo. 
—¡Linda! —Gritó y no pude evitar reírme y luego ponerme en cuclillas, así 
estaba casi cara a cara con él. 
—Soy Gwen, ¿quién eres tú? 
—Javier —gritó y palmeó de nuevo. 
—Santo —oí a mi lado y levante la mirada para ver al chico mayor de pie allí, 
retirado, vigilante, con sus ojos en mí. 
—¿Santo? —Le pregunté y él asintió con la cabeza—. Hola, Santo. 
Él no contestó, su cuerpo comenzó a balancearse pero sus ojos no me dejaron. 
—Eres guapo — le informé. 
Siguió meciéndose y estudiándome. 
—¿Te gusta la gran guarida de tu Tío? —Pregunté. 
Inclinó la cabeza a un lado. 
—¿La guarida? —repitió. 
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Moví un brazo para indicar el espacio. 
—Su casa. 
—No podemos correr en casa —fue su respuesta. 
Le sonreí. 
—Te gusta. 
Dio un paso hacia mí y se detuvo. 
—Soleado —respondió. 
Miré hacia las ventanas y luego a Santo. 
—Sí bebé, está muy soleado. 
—Podemos correr y trepar —continuó. 
—Pero lo harás cuidadosamente ¿no? Así tu abuela no se preocupa —Le 
pregunté. 
—Con cuidado —él asintió. 
Seguí sonriendo. 
—¿Cuántos años tienes? —Le pregunté. 
—Cinco —respondió Santo, dando otro paso hacia mí y sosteniendo cinco 
dedos en frente de mi cara. 
—¡Tres! —Gritó Javier, lo mire para ver que tenía dificultades para controlar 
su pequeña mano y mostrarme tres así que extendí la mano y suavemente metí dos 
dedos en su palma. 
—Tres —dije bajito. 
—¡Tres! —Javier estuvo de acuerdo, con alegría mirando su mano. 
—¿Puedes aguantarlo? —Le pregunté, y su mirada volvió la atención a su 
mano, la boca torcida y él asintió. 
Poco a poco, quité la mano y él alzó los tres dedos. Entonces toqué con las 
yemas de mis dedos su suave mejilla, aún regordete antes de caer mi mano. 
—Perfecto —le dije. 
Sus ojos volvieron a mí y palmeó de nuevo, entonces se abalanzó sobre mí. 
Me preparé en el último minuto, así no caería sobre mi culo, el chico estaba 
enloqueciendo. Sus brazos me rodearon y me dio un beso baboso, beso mi cuello y 
luego tiró de mi cola de caballo. 
Entonces tan rápido como lo hizo, me soltó y se alejó corriendo. 
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Totalmente Delgado. 
Santo corrió tras él. 
Me levanté y me encontré con todos los ojos en mí otra vez, no hay sonrisas 
en esta ocasión, la intensidad Delgado venía hacia mí desde todos los lados. 
Extraño< 
El brazo de Hawk volvió a mis hombros y me acurrucó en su lado de nuevo. 
Miré hacia arriba y sólo tuve un segundo para prepararme antes de que su boca 
golpeara la mía por un corto, fuerte y muy dulce beso. 
Cuando levantó la cabeza, me encontré con que mis brazos se habían 
enrollado en torno a su cintura. 
Miré fijamente en sus ojos y no podía leerlos y perdí la posibilidad de 
intentarlo cuando su mano se acercó, sus nudillos rozando mi mejilla y hacia abajo, 
se enroscó alrededor de mi cuello. 
Se me olvidó que tenía una audiencia cuando me re―concentré y la mirada 
que me estaba dando confirmó que algo anda mal dentro de mí. 
—¿Estás bien? —Le susurré. 
—No —contestó. 
—Hawk. —Empecé, pero yo no sabía que decir. 
Su mano apretó mi cuello. 
—Totalmente perdí esto. 
Algo estaba pasando aquí, algo importante. Simplemente no entendía qué. 
—Hawk —susurré. 
—Joder, me lo perdí totalmente. 
—Bebé —dije bajito 
—El café, querida —escuché y torcí el cuello, me sorprendí al ver a Maria de 
pie, ofreciéndome café. 
Lo tomé con un, —Gracias. 
—No hay problema —murmuró, con los ojos cambiantes rápidamente a 
Hawk y luego se volvió hacia el tocino en la estufa. 
—Así que Gwen, ¿a qué te dedicas? —Preguntó Gus y yo lo mire, aliviada 
por una pregunta normal y la forma en que cambió una atmósfera que se había 
vuelto extrañamente pesada. 
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—Soy editora de libros —le respondí y entonces tomé un sorbo de café. 
—¿Te gusta? —Preguntó Gus. 
—Sí —le respondí. 
—¿Qué hace tu papá? —Prosiguió Gus. 
—Construcción, ex―del Ejército y Capataz de construcción a tiempo parcial 
debido a que su hija compró un pozo de dinero —le dije. 
Gus sonrió. 
—Nos mantienen jóvenes, vigilar a nuestros hijos, no importa la edad que 
tengan. 
—Bueno, me esfuerzo para darle a mi padre todas las oportunidades para 
mantenerse joven. 
La sonrisa de Gus se ensanchó. 
—Apuesto a que le encanta cada minuto de eso —supuso Gus erróneamente. 
—Él me dio una charla durante cinco horas para no comprar esa casa y la 
compré de todos modos por lo que cuando la bañera se estrelló contra el suelo en 
la sala de estar, tuvo que tomar un tiempo de una hora, para no estrangularme y 
ser conocido en las enciclopedias en línea como el asesino de su hija así que no 
estoy segura de que amé cada minuto de ello. 
—Confía en mí —dijo Gus sin dejar de sonreír—. Ama cada minuto de ello. 
—Está bien —decidí estar de acuerdo. 
—¿Y tu mamá? —Inquirió Gus interrogándome. 
—Meredith es la secretaria de un abogado de divorcio —le contesté. 
—¿Meredith? —Preguntó. 
—Mi madrastra. 
—¿Qué hace tu mamá? —Gus me miró fijamente. 
—Pop —dijo Hawk bajo y los ojos de Gus fueron a su hijo. 
—Ella desapareció cuando era pequeña —respondí rápidamente y la 
intensidad Delgado me golpeó nuevamente viniendo de todos lados. 
—Lo siento Gwen, no sabía —dijo Gus. 
—Descuida Gus, fue hace muchotiempo —respondí como tal cuando el 
cuello de Hawk se torció para poder mirar hacia la puerta. 
Levanté la vista hacia él para ver sus cejas fruncidas y le oí murmurar. 
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—¿Quién ahora? 
Él me soltó y fue hacia la puerta mientras yo tomaba otro sorbo de café, olía a 
tocino y mi estómago me informó que tenía hambre. Javier se acercó corriendo a la 
cocina. Él golpeó a la abuela en la pierna y gritó: 
—¡Tocino! —Y yo sonreí. 
Hubo una conmoción en la puerta, giré para mirar y vi a Meredith 
encabezando la marcha, moviéndose rápidamente, con el rostro en pánico. Papá 
venía detrás de ella, con largas zancadas, su rostro como el granito. Y una mujer 
los seguía vistiendo jeans, botas, una blusa de tirantes, una muy golpeada chaqueta 
de cuero. Parecía medio―hippie, medio―motorista, tenía una mirada rara y se la 
quitó y no me gustó mucho, sentía que una nueva fase venia. Ella me resultaba 
familiar,‖ pero‖ no‖ sé‖ cómo<‖ Me‖ tensé‖ y‖ volví‖ a‖ poner‖ mi‖ taza‖ de‖ café‖ en‖ el‖
mostrador. 
¿Y ahora qué? 
—Gwennie cariño, ella no<‖—comenzó Meredith, con los ojos clavados en 
mí, ella ni siquiera miró a los Delgado. 
—¡Gwendolyn! —Gritó la mujer que no conocía y echó a correr hacia mí—. 
Dios mío, Dios mío. Un tiroteo. —Entonces pasó por Meredith y echó los brazos 
alrededor de mí mientras me congelé, tenía mis ojos en Meredith—. ¡Mi bebé, casi 
muerta a tiros! —Gemía la mujer, balanceándose de lado a lado. 
—Uh —empecé—. ¿Te conozco? 
Ella se apartó, sus dedos se curvan alrededor de mis brazos con tanta fuerza 
que podía sentir sus uñas a través del material de mi sudadera con capucha. 
—¿Me conoces? —Susurró. 
—Gwen —Comenzó papá pero la mujer me soltó y se volvió hacia papá. 
—¿Ella me conoce? —Gritó ella e incluso Santo y Javier dejaron de corretear y 
se quedaron mirando. 
—Libby —espetó papá pero sentí el calor llenando mi cara cuando di un paso 
atrás. 
—¿Libby? —Dije en voz baja y se volvió de nuevo hacia mí. 
—¡Sí! —espetó—. ¡Libby! ¡Tu madre! 
¡Oh, Dios mío! Gus era un maestro vudú. Una mención y luego, ¡puf! allí 
estaba. 
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Mis ojos volaron a Hawk para ver que se acercaba a mí mientras yo me 
tambaleé. Por suerte, él llego a mí, su brazo se enganchó alrededor de mi pecho 
mientras colocaba su alta figura detrás de mí y me ancló a él antes de que pudiera 
tambalearme y caer. 
—Usted no tiene que protegerla de mí —le susurró mi madre a Hawk, sus 
ojos ardían. 
—Me quedo con los chicos afuera —murmuró Von, moviéndose de su 
taburete hacia sus hijos. 
Pero no vi que estaba sucediendo, sólo sentí que se movía porque yo seguía 
mirando a mi mamá. 
Mi mamá. 
—Bueno, esto lo responde —Mamá todavía siseaba y se volvió hacia 
Meredith—. Supongo que no le has dado las cartas y fotos que he enviado —acusó, 
el brazo de Hawk me apretó y mis ojos se dispararon a Meredith. 
—Yo<‖—Empezó Meredith. 
—No, yo no lo hice —dijo Papá, moviéndose detrás de Meredith y deslizando 
un brazo alrededor de su cintura. 
¿Cartas? ¿Fotos? 
—Debería haber sabido cuando no conseguí nada a cambio —replicó Mamá 
entonces sus ojos se centraron en Meredith—. Mi bebé no me dejo colgada. Mi bebé 
me habría respondido. 
—Fue mi decisión mantenerte fuera de la vida de Gwen, no de Mer, ojos en 
mí, Libby — ordenó papá. 
—Oh, Dios mío —le susurré. 
Los ojos de mamá no giraron a papá, sino que se volvieron hacia mí. 
—¡Puedes decir eso otra vez! —Gritó ella. 
—¿Crees que podrías tomar un segundo, calmarte y ver que Gwen y Hawk 
tienen compañía y tal vez podamos hablar de esto en privado? —Sugirió papá. 
—¡No! ¡No, yo no! —Gritó mamá. 
—Cierto, en otras palabras, las cosas no han cambiado —replicó Papá. 
—¡Vete a la mierda! —Respondió ella y mi cuerpo se sacudió. 
Hawk entró en la batalla. 
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—Bax te pidió que te calmaras. Ahora bien, este es mi lugar y yo te estoy 
diciendo que lo hagas. 
Mamá se volvió hacia Hawk. 
—Me importa un carajo. 
Oh, Dios mío. Mi mamá perdida tenía una boca sucia y un deseo de muerte. 
—¿Estás entendiendo por qué hice lo que pude para mantener a esta mujer 
fuera de la vida de mi hija? —Le preguntó papá a Hawk airadamente. 
—Hasta ahora no entiendo —le susurré. 
—Por supuesto tú no puedes, bebé —declaró mamá. 
—Entonces, Gwen cariño, las mantuve guardadas y te las daré —me dijo 
papá—. La primera carta que envió, con las fotos, fue cuando tu tía Mildred murió 
y te dejó diez mil dólares. En ella dice que estaba trabajando en África con los 
niños que mueren de hambre y necesitaba dinero para la comida y la medicina 
cuando realmente estaba en Boulder trabajando como camarera en un bar Harley y 
necesitaba dinero para mantenerse en las drogas. 
¿Boulder? ¿Boulder? Pensé que mi madre vivía en Rapid City. 
Miré a papá. 
Genial. Simplemente genial. Mi mamá era malhablada, tenía un deseo de 
muerte, vivió a treinta millas de distancia de mí y era como Ginger. 
Fantástico. 
Todo esto lo pensé en mi cabeza. 
—Por favor, dime que esto no está sucediendo —fue lo que susurré en voz 
alta y el otro brazo de Hawk se envolvió alrededor de mis costillas. 
—Segunda carta, y cariño, sólo fueron dos, fue cuando te graduaste de la 
secundaria y volví tu fondo de la escuela en tus manos. Fue damnificada por las 
inundaciones en ese tiempo —prosiguió papá y mis ojos fueron a mi mamá cuando 
papá continuó—. ¿Cuál es ahora, Lib? ¿Te enteraste del tiroteo y piensas entrar en 
el pago del seguro o escuchaste que se enganchó con Hawk y piensas conseguir 
algo de él? 
—Ese soy yo —dijo Hawk y torcí el cuello para mirarlo y ver su mirada firme 
e infeliz en mi madre. 
—No sé quién es usted —le espetó mamá a Hawk. 
—Mierda —respondió Hawk y mi cuerpo se sacudió de nuevo. 
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—Nunca lo he visto en mi vida —replicó ella. 
—Eras la vieja señora del Pope Rountree, hasta que él saco tu trasero fuera, y 
estabas en su lugar las tres veces cuando tomé reuniones con él allí —contestó 
Hawk. 
Mamá bajó la barbilla y giró su cuerpo ligeramente hacia un lado. 
Lo que Hawk dijo era verdad. 
Oh, Dios mío. ¡Mi madre perdida tenía una boca sucia, un deseo de muerte y 
era una caza fortunas! 
—Eso lo explica todo, por qué no ibas a salir de la maldita habitación de Rick 
hasta que te lleváramos a Gwen, todo el tiempo, con la cara roja y gritando. Porque 
sabías, que si te llevábamos a Gwen, te llevábamos a Hawk. —Dedujo papá. 
Mi madre miró a mi padre y luego desvió la atención y la culpa. 
—Mi hija fue víctima de un tiroteo porque su hija —le señaló con un dedo a 
Meredith—. Es un pedazo de mierda. 
El rostro de Meredith palideció, papá se puso rojo y yo perdí mi mente. 
—No te atrevas —le susurré y mamá se balanceó hacia mí, santa mierda, la 
observé cuidadosamente reorganizar su cara. 
—Bebé —susurró. 
—No soy tu ''bebé'' ¿vivías en Boulder? —Mi voz subió volumen en las dos 
últimas palabras y los brazos de Hawk se apretaron pero yo me incline hacia 
delante—. ¿Vivías en Boulder y nunca viniste a verme? 
—¡Tu padre no me dejó! —Respondió ella en un grito. 
—¡A quién le importa! —Le grité—. Si querías ver a tu hija, moverías cielo y 
tierra para ver a tu hija. ¡Si querías estar en contacto, no envías dos cartas! ¡Envías 
dos mil! 
—Gwendolyn< —Comenzó ella. 
—No te puedo creer —la interrumpí—. ¡No puedo creer que no te veo por 
casi treinta años y cuando lo hago, es porque conocías a Hawk y sabes que él 
puede permitirse Jimmy Choo! 
Impacto directo, hizo una mueca y luego se recuperó. 
—Ayer casi te mueres —me dijo. 
—Eh... sí lo sé, yo estaba allí —contesté sarcásticamente. 
—¡Yo soy tu madre! ¡Estoy preocupada! 
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—Tú no estabas preocupada cuando Brian Takata me rompió el corazón en el 
décimo grado y me deslice en las profundidades de la desesperación. ¡Meredith lo 
estaba! Y fue entonces cuando Meredith me enseñó las propiedades curativas de la 
masa de galletas y, déjame decirte, que fue una buena lección para

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