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Neurología y Neurocirugía
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Índice
TEMA 1. ENFERMEDADES VASCULARES CEREBRALES. ....................................................3
1.1. Accidentes cerebrovasculares isquémicos. ................................................................3
1.2. Hemorragia subaracnoidea. .......................................................................................6
TEMA 2. PATOLOGÍA RAQUIMEDULAR ................................................................................8
2.1. Dolor lumbar. ............................................................................................................8
2.2. Lumbociática. Hernia discal lumbar. ...........................................................................8
TEMA 3. SEMIOLOGÍA Y FISIOLOGÍA DEL SISTEMA NERVIOSO. ...................................10
3.1. Alteraciones de las funciones superiores. ................................................................10
3.2 Trastornos de la función motora. .............................................................................11
3.3. Trastornos de la sensibilidad. ....................................................................................12
3.4. Reflejos y síndromes medulares. ..............................................................................14
3.5. Síndromes lobares ....................................................................................................14
TEMA 4. TUMORES INTRACRANEALES .............................................................................14
4.1. Consideraciones generales. ......................................................................................14
4.2. Metástasis cerebrales. ..............................................................................................15
4.3. Tumores de origen disembrioplásico. Craneofaringioma. ........................................15
TEMA 5. TRASTORNOS EXTRAPIRAMIDALES. .................................................................16
5.1. Corea. Enfermedad de Huntington. .........................................................................16
5.2. Enfermedad de Parkinson idiopática. .......................................................................16
5.3 Otros síndromes parkinsonianos .............................................................................18
TEMA 6. ESCLEROSIS MÚLTIPLE .........................................................................................18
TEMA 7. OTROS SUBTEMAS RENTABLES ..........................................................................20
7.1. Epilepsia. ..................................................................................................................20
7.2. Esclerosis lateral amiotrófica. ...................................................................................21
7.3. Enfermedades neurológicas debidas a déficits nutricionales. ...................................22
7.4 Neuropatías ..............................................................................................................23
7.5. Síndrome de Guillain-Barré. .....................................................................................23
7.6. Neuropatía diabética. ...............................................................................................23
7.7. Miastenia gravis. .......................................................................................................23
7.8. Fracturas craneales. ..................................................................................................25
7.9. Hematoma epidural y subdural. ...............................................................................26
7.10. Migraña. ....................................................................................................................26
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TEMA 1. ENFERMEDADES VASCULARES
CEREBRALES.
Se distinguen dos grandes grupos de lesiones vasculares: isquémicas
y hemorrágicas.
Las lesiones isquémicas representan el 80-85% de los casos.
Pueden ser focales (por obstrucción arterial o venosa) o difusas
(parada cardíaca, anoxia o hipoperfusión). También pueden clasi-
ficarse como trombóticas o embólicas.
La hemorragia intracraneal representa aproximadamente un
15-20% de todos los accidentes vasculares cerebrales, siendo la
HTA el principal factor asociado (50-70% de los casos). La mayoría
de estas hemorragias están localizadas profundamente en los he-
misferios cerebrales.
Los principales factores de riesgo son:
1. Enfermedad vascular aterosclerótica: hipertensión, hiperco-
lesterolemia y tabaquismo.
2. Embólica: fibrilación auricular e infarto de miocardio reciente
(generalmente anterior).
3. Hemorrágica: la hipertensión es el principal factor de riesgo
para la hemorragia cerebral primaria.
4. Hipertensiva: factor de riesgo más importante para la lipohia-
linosis, base de los infartos lacunares.
Figura 1. A) Territorios vasculares cerebrales. B) Vascularización del tronco
del encéfalo y del polígono de Willis.
1.1. Accidentes cerebrovasculares isquémicos.
Accidente isquémico transitorio (AIT). Déficit neurológico
con una duración menor a 24 horas (generalmente menos de una
hora).
Ictus o stroke. Déficit neurológico que dura más de 24 horas,
causado por disminución del flujo sanguíneo en un territorio.
Ictus progresivo. Es un déficit neurológico de instauración
súbita que progresa o fluctúa mientras el paciente permanece bajo
observación. Puede ser debido a estenosis trombótica progresiva de
una arteria, desarrollo de edema cerebral, obliteración progresiva
de ramas colaterales, hipotensión arterial o sangrado postinfarto
(conversión de un infarto “blanco” en un infarto “rojo”, que aparece
en el 40% de los casos y es más frecuente en ictus cardioembólicos
extensos por reperfusión tras un período de isquemia).
ETIOLOGÍA.
La mayor parte de las enfermedades cerebrales vasculares isqué-
micas son originadas por la aterosclerosis y sus complicaciones
trombóticas y tromboembólicas.
La aterosclerosis puede afectar a los vasos extra e intracranea-
les y puede producir patología por embolización arterioarterial
o por estenosis u oclusión in situ, dando lugar a situaciones de
bajo gasto. La localización preferente de las placas de ateroma
es la bifurcación de la carótida y el origen de la arteria carótida
interna.
El corazón es la fuente más común de embolismo cerebral,
siendo algo menos frecuente el embolismo arterioarterial desde le-
siones carotídeas, vertebrobasilares o aorta ascendente. Los cuadros
embólicos se presentan con el déficit completo desde el inicio (MIR
02-03, 213). Con frecuencia, el embolismo cerebral se produce sin
objetivarse una fuente obvia. Se habla de embolismo de etiología
desconocida cuando la monitorización cardíaca, ecocardiografía
y eco-Doppler de troncos supraaórticos fallan para demostrar una
fuente de émbolos. El 40% de los ictus isquémicos caen en esta
categoría; a veces, en estos casos, el eco-Doppler transesofágico
ha demostrado placas de aterosclerosis embolígenas en la aorta
ascendente.
Causas de embolismo cerebral cardiogénico:
1. Fibrilación auricular paroxística o persistente. Es el origen más
frecuente.
2. Trombos murales.
a) A partir de áreas discinéticas secundarias a infarto de mio-
cardio;
b) A partir de miocardiopatías, fundamentalmente la dilatada
o congestiva.
3. Enfermedad valvular. Especialmente frecuente en pacientes con
fibrilación auricular y estenosis mitral. Otra causa es la endo-
carditis infecciosa o no infecciosa (frecuentemente asociada a
procesos tumorales de base).
Causas hematológicas de patología vascular cerebral:
1. Hemoglobinopatías. La anemia de células falciformes es la
hemoglobinopatía más frecuentemente relacionada con ictus.
2. Síndrome de hiperviscosidad. Seproduce en policitemias con
hematocrito superior al 50%, en trombocitosis mayor a un
millón, en leucocitosis mayor a 150.000 células/microlitro y en
macroglobulinemias o mieloma múltiple (la IgM es la inmu-
noglobulina que produce un mayor síndrome de hiperviscosi-
dad).
3. Síndrome de hipercoagulabilidad. En pacientes con tumores
(adenocarcinomas), embarazo, puerperio, tratamiento con
anticonceptivos orales o asociados a anticuerpos antifosfolípi-
do o anticardiolipinas (sospechar en pacientes con abortos de
repetición y antecedentes de trombosis venosas).
ESTUDIO DIAGNÓSTICO.
1. Analítica sanguínea.
2. ECG.
3. Rx tórax
4. Ecocardiograma
5. TC craneal. Es la prueba de elección en fase aguda, una vez se
ha producido el accidente vascular cerebral. Permite diferenciar
entre patología isquémica y hemorrágica, descartar etiolo-
gías que pueden cursar como un proceso vascular (tumores,
sangrados, metástasis, etc.) e informa sobre la extensión de la
lesión isquémica. Durante las primeras 24-72 horas pueden
no observarse lesiones isquémicas (MIR 97-98, 53), aunque es
posible detectar signos indirectos (asimetrías de surcos corti-
cales, desplazamiento de estructuras…). Es de escasa utilidad
para la visualización de infartos vértebrobasilares debido a los
artefactos óseos que genera la fosa posterior (MIR 96-97F, 76).
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6. Eco-Doppler carotídeo y angiografía (MIR 97-98, 106). El Eco-
Doppler es el procedimiento de elección para la valoración
inicial de la aterosclerosis de troncos supraaórticos. La detección
de anormalidades en el origen de la carótida interna puede
precisar la realización de una angiografía para detectar con
mayor fiabilidad la existencia de lesiones ulceradas, estenosis
severas y trombos murales en la bifurcación carotídea, y valorar
el estado de la circulación colateral en el polígono de Willis y en
la superficie cortical.
PROFILAXIS Y TRATAMIENTO.
Tratamiento en fase aguda.
Medidas generales: control estricto de constantes (glucemia,
temperatura corporal, tensión arterial…).
Fibrinólisis: está aprobada la administración de rTPA intrave-
noso en determinados centros (en las tres primeras horas tras
el inicio de los síntomas).
Antiagregación: el uso de AAS en las primeras 48 horas tras
el ictus isquémico reduce el riesgo de recurrencia y la tasa de
mortalidad a medio plazo.
Prevención primaria.
Control de la HTA. Reduce sustancialmente el riesgo de patología
cerebrovascular.
Profilaxis tras infarto de miocardio. La incidencia de ictus
isquémico tras IAM llega a ser de 1-2% por año. Incluye:
1) Anticoagulación oral. Mantener el INR entre 2 y 3 si el
paciente asocia fibrilación auricular (MIR 99-00F, 60), baja
fracción de eyección o trombos intraventriculares.
2) Estatinas (inhibidores de la HMG-CoA reductasa) incluso
en pacientes con niveles de colesterol normales. Su efecto
profiláctico parece estar al margen de su efecto hipolipe-
miante y se debe a una estabilización del endotelio y placa
aterosclerótica, efectos antiinflamatorios e inhibición de la
adhesión y agregación plaquetaria.
Tratamiento anticoagulante si fibrilación auricular (ver tabla 2).
Prevención secundaria.
1. Patología vascular cerebral con origen en territorio carotídeo o
vertebrobasilar. Se ofrecen tres posibilidades:
Antiagregación. Se ha demostrado que el ácido acetilsalicílico
(AAS), a dosis máximas de 300 mg/día, reduce el riesgo de nuevos
Tabla 1. Clínica de los síndromes vasculares principales.
ANRETNIADITÓRACAIRETRA
xagufsisoruamaalseacipítsámacinílcaL 05,59-49RIM;36,F00-99RIM;35,10-00RIM( rop)
ysodnuges51-01nearuatsnieseuqnóisivaledlaretalinuadidrép:acimlátfoairetraalednóisulco
areugecalatsahanoiculoveeuqarolodniasorrobnóisivomocazneimoC.sotunimsosacsearud
neesravresbonedeupojoedodnoflenE.roiretsoplatotnóiculosernoc,atelpmocraluconom
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renroHedemordnísylacivrecrolod,xagufsisoruamaednóicaicosa:aditóracairetraednóiccesiD
56,F79-69RIM( .)
airetraalednegiroynóicacrufibaL•
ragullese)roiretsopderap(anretniaditórac
.sisobmortoretaedaicnedicniroyamed
somsilobmeropodoterboS•
ropetnemetneucerfsonem;selairetraoiretra
.ojulfojab
esisacitámotnisaresedeupnóisulcoaL•
alasaicargavisergorpamrofedecelbatse
.laretalocnóicalucric
sohcumne,ralumisnedeupsamotníssoL•
airetraalednóicatcefaedsol,sosac
.aidemlarberec
ROIRETNALARBERECAIRETRA
.larurcoinimoderpedselaretalartnocaisetseopihimehyaiserapimeH.1
ednóicatcefaaoiradnucesoenátnopseejaugnelledyarotomocispdadivitcaalednóicunimsiD.2
selatnorferpsaerá
sairatnemelpussarotomsaerásalednóiselropacinótarapzedigirynóiccus,nóisnerpedojelfeR.3
.selatnorf
latnorfolubóllednóicatcefaropairaniruaicnenitnocnisecevayahcramaledaixarpA.4
.)selaretalibsenoiselne(latigasarap
eleusy,orarseairetraatseedotrafnilE
onyocaídracnegiroedailobmeaesrebed
isobmortoretaa 25,89-79RIM(s .)
AIDEMLARBERECAIRETRA
)laiuqarboicafoinimoderp(selaretalartnocaisetseopihimehyaiserapimeH.1 991,00-99RIM( .)
.laretalartnocaminómohaisponaimeH.2
sojelfersolednóicavresnocnocnóiselaledodalleaicahaciláfecoluconóicaivseD.3
seralubitsevolucoysociláfecoluco
nóicatcefaalednóisnetxeynóicazilacolaledodneidnepedlabolgoekcinreW,acorBedaisafA.3
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nóicatneirosedyaisongosona,)laroprocaicnegilgenimeh(aisongotamosanéibmatrebahedeuP.4
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etneucerfsámralucsavemordníslesE RIM(
)8,69-59 etneucerfsámnóicazilacolaly,
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ROIRETNAAEDIOROCAIRETRA
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.aminómohlaretalartnoc
ednóicatcefanoclaicnerefidocitsóngaidlE
ocinílclevinaaidemlarberecairetraal
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ROIRETSOPLARBERECAIRETRA
sojelfersoL.ralucamnóisivalratepsereleuseuqlatipicconóiselroplaretalartnocaisponaimeH.1
sodavresnocnátseseralipup 57,F79-69RIM( .)
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onam(sediotetaoduespsotneimivomnoconam:acimálatnóicatcefaropsenoicatsefinmsartO.4
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opmacledominómohoirotisnartotcefedylacitrocbusaisafa,arutarepmetalednóicaluger
.lausiv
RALISABORBETREVAMETSIS
saívedsenoicaretlarop"sodazurcsemordnís"necudorplevinetseasociméuqsisosecorpsoL
serapedososoleberecselaretalispisongisy)aisetseopihimeh,aiserapimeh(selaretalartnocsagral
.selaenarc
nisonocaicneicnocaledacsurbadidrépanuricudorpedeupralisaborbetrevaimeuqsiaL
,ogitrév,aípolpid(aciláfecneocnortnóicnufsidedsamotnísedadidecerp,roiretsopnóicarepucer
).cte,aixata 951,F69-59RIM( .)
Neurología y Neurocirugía
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ictus en aproximadamente un 20-30%. La ticlopidina (riesgo de
neutropenia) y el clopidogrel, son alternativas válidas cuando existe
contraindicación para los salicilatos.
Endarterectomía carotídea. Ver la tabla 3 (MIR 97-98, 113; MIR
96-97F, 44).
Anticoagulación. La utilidad de la anticoagulación para la pre-
vención secundaria de la patología vascular carotídea es controver-
tida. Se puede utilizar transitoriamente en pacientes con AIT o ictus
minor de repetición cuando se objetiva una estenosis severa de la
carótida interna y mientras se prepara la cirugía electiva; también en
lesiones estenóticas no accesibles quirúrgicamente (arteria basilar)
o cuando la cirugía está contraindicada.
Tabla 2. Profilaxis en pacientes con FA
sacitsíretcaraC ogseiredserotcaF otneimatarT
NÓICALIRBIF
RALUCIRUA
aadaicosA
aígolotap
raluvlav
nóicalugaocitnA
noc
sociníramucid
adaicosaoN
aígolotapa
raluvlav
ysoña56>dadEedserotcafnoc
sodaicosaogseir
aicneicifusni,ATH(
,avitsegnocacaídrac
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ralucirtnevderapal
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)amargoidracoce
nóicalugaocitnA
noc
sociníramucid
ajabed
dadisnetni
ysoña06<dadE
edserotcafnis
odaicosaogseir
nóicagergaitnA
aniripsanoc
Tabla 3. Profilaxis en pacientes con estenosis carotídea.
sisonetsE
aedítorac
ACITÁMOTNIS
%03< %07-%03 %07>
nóicagergaitnA
oN
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aímotceretradnE
ON
ACITÁMOTNIS
nóicagergaitnA
etnemacimánidomehsesisonetsealiS
edeupes,avisergorpyavitacifingis
aedítoracaímotceretradnerazilaer
dadilatromibromaleuqerpmeis
.%5leerepusonairotarepo
2. Patología vascular cardioembólica. Cuando el área isquémica
es amplia no se recomienda la anticoagulación en fase aguda,
dado el alto riesgo de transformación hemorrágica del infarto.
Es estos casos se recomienda realizar una anticoagulación
diferida.
INFARTOS LACUNARES.
Son pequeños infartos (lagunas) de entre 0,3 y 2 cm de diámetro,
secundarios a aterosclerosis o lipohialinosis de pequeñas arterias
perforantes procedentes del polígono de Willis, arteria cerebral
media o sistema vertebrobasilar. La hipertensión arterial es el factor
de riesgo más importante. Suelen ocasionar un déficit neurológico
de más de 24 horas de duración. Hasta un 50% de los pacientes pre-
sentan accidentes isquémicos transitorios previos de una duración
aproximada de 30 minutos y una latencia entre el AIT y el infarto
lacunar de 24-72 horas (ver tabla 4).
AIT�(<24�horas)
ICTUS�(>24�horas)
TA�����������ECG
Analítica��Rx�tórax
TAC�craneal:�elección�en�fase�aguda.
Haremos�RM�si�clínica�de�fosa�posterior�o
sd.�lacunar�o�sospecha�de�trombosis�venosa
Normal�pero�clínica�evidente:
repetir�en�72�horas
Patológico
ISQUÉMICO�(80%)
<24�horas
Borramiento�estructuras
Efecto�masa
>24�horas
Hipodensidad focal
TROMBÓTICO EMBÓLICO
C
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Tr
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Aterosclerosis
bifurcación carotídea
(HTA,�tabaco,�colesterol)
Fibrilación auricular
Trombo�mural�(IAM)
Valvulopatía�(EM)
HTA
(Lipohialinosis)
Procesos�sépticos
Embarazo�y�puerperio
Deshidratación�(ancianos)
Anticonceptivos�orales
Traumatismos�craneales
Procesos�hematológicos
OTROSINFARTO
LACUNAR
TROMBOSIS
VENOSA
Arteritis:�temporal,�Takayasu,...
Disección�arterial
Enf.�Moyamoya�(volutas�de�humo)
Estados�de�hipercoagulabilidad
Enf.�Binswanger
Displasia�fibromuscular
Vasoespasmo
Anticonceptivos�orales
ECO�doppler�carotídeo
Angiografía
ECO�transesofágico
ECG
RM
Anticoagulación
(diferida�si
infarto�extenso)
Control�estricto
de�la�TA
AAS
Suelen�ir�a��cerebral
media�(80%)
Descarta
ACV
Sospecha clínica ACV
HEMORRÁGICO�(20%)
Hiperdensidad
RM
Signo�de�la�delta�vacía
en�TAC�con�contraste
Angiografía
Antiagregación�con�AAS
(ticlopidina�o�clopidogrel�de�2ª�elección)
Estenosis carotídea
>70%�Tromboendarterectomía
30-70%���???
<30%�AAS
Sintomática Asintomática
AAS
Anticoagulación
Figura 2. Algoritmo diagnóstico y terapéutico de los accidentes cerebrovasculares.
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Figura 3. Localización de los síndromes lacunares más frecuentes.
1.2. Hemorragia subaracnoidea.
Se define como la presencia de sangre en el espacio subaracnoideo
o en el sistema ventricular, donde habitualmente sólo hay LCR. La
causa globalmente más frecuente de hemorragia subaracnoidea
(HSA) son los traumatismos; sin embargo, hasta el 80% de las
HSA espontáneas en la edad media de la vida se producen por
ruptura de aneurismas saculares (MIR 97-98F, 140), que se loca-
lizan preferentemente en la arteria comunicante anterior (MIR
98-99F, 81). Otras zonas con frecuente localización de este tipo
de aneurismas son: la unión de la comunicante posterior con la
carótida interna, el origen y la bifurcación de la arteria cerebral
media y la porción más distal de la arteria basilar (punta o top de
la basilar). Aproximadamente en el 20% de las HSA se detectan
aneurismas múltiples.
La HTA no es per se un factor de riesgo significativo, si bien
se ha demostrado que la ruptura de aneurismas frecuentemente
se produce bajo condiciones asociadas a elevación súbita de la
presión arterial.
Los aneurismas fusiformes se localizan preferentemente en
la arteria basilar y raramente se rompen. Clínicamente se pueden
manifestar como: 1) compresión nerviosa de V, VII y VIII pares, 2)
mimificar tumores del ángulo pontocerebeloso, o 3) hidrocefalia
no comunicante por interferir el drenaje del LCR a nivel del tercer
ventrículo.
Un tercer tipo son los aneurismas micóticos, producidos por
embolismos sépticos desde una endocarditis bacteriana, general-
mente a la arteria cerebral media (MIR 95-96F, 163).
CLÍNICA.
Síntomas premonitorios o “centinela” por expansión aneu-
rismática: son de especial importancia ya que preceden a la
ruptura del aneurisma (aunque no siempre). Son variables,
dependiendo de la localización del mismo:
1) Afectación de tercer par con midriasis arreactiva en aneu-
rismas de comunicante posterior, cerebral posterior o
cerebelosa anterosuperior.
2) Oftalmoplejía, afectación de rama oftálmica del V par y
cefalea retroocular en aneurismas del seno cavernoso.
3) Afectación de campo visual en aneurismas de la porción
supraclinoidea de la arteria carótida interna.
4) Cefalea temporal en aneurismas de la arteria cerebral me-
dia.
Síntomas derivados de la ruptura aneurismática (los más fre-
cuentes): típicamente produce cefalea súbita de gran intensidad,
rigidez de nuca, náuseas y vómitos (MIR 98-99F, 80; MIR 95-96F,
168). Son también comunes la fotofobia y la letargia. Cerca de la
mitad de los pacientes pierde transitoriamente la conciencia en
el momento de la ruptura, reflejando una elevación aguda de la
presión intracraneal que puede transitoriamente igualar o superar
a la presión arterial. La elevación de la presión intracraneal puede
conducir a la paresia del sexto par craneal. En el fondo de ojo se
puede objetivar papiledema y hemorragias subhialoideas.
Tabla 5. Enfermedades sistémicas que se acompañan de mayor
incidencia de aneurismas intracraneales (MIR 98-99, 61).
Síndrome de Marfan
Síndrome de Ehlers-Danlos
Pseudoxantoma elástico
Displasia fibromuscular
Poliquistosis renal
Anemia de células falciformes
Coartación de aorta
Síndrome de Rendu-Osler-Weber
Acromegalia
DIAGNÓSTICO.
1. TC sin contraste. Procedimiento de elección, y primera prueba a
realizar, para confirmar el diagnóstico de HSA (MIR 99-00F, 70):
útil en más del 95% de los casos a lo largo de las primeras 48
horas; a partir de la segunda semana de evolución, el porcentaje
se reduce al 30%.
2. Punción lumbar. Prueba más sensible, pero de segunda elec-
ción; indicada cuando la TC es negativa y existe una fuerte
sospecha clínica (MIR 96-97, 74).
3. Angiografía de cuatro vasos. Debe ser realizada tan pronto
como sea posible e incluir los sistemas carotídeos y vertebro-
Tabla 4. Clínica y localización de los infartos lacunares
ORUPROTOMSUTCI etnemlareneg,larurc-oiuqarb-oicaflaroprocimehsisilárapoaiserapalneetsisnoC
sartoednóicatcefanis,)anreipyozarb,aracnenóicatcefaralimis(adanoicroporp
nenazilacolesodnauC.seroirepussenoicnufsaloaicneicnocedlevinledinsaerá
odnaucy,adalsialaicafaiserapnocrasrucedeupanretnialuspácaledallidoral
aiserapanuaragulradnedeupamsimaledroiretsopsámetrapalanatcefa
.adalsialarurc
.etneucerfsámranucalemordníS-
aledroiretsopozarbleneodazilacoletnemlautibaH-
alneesrazilacoledeupnéibmateuqnua,anretnialuspác
.aicnarebutorpaledroiretnanóicrop
ORUPOVITISNESSUTCI odneis,aracaladiulcniopreucimehnuaatcefaeuqovitisnesticifédnuedatsnoConamaledylacubirepnóicatcefa(laro-orieuqnóicubirtsidaletneucerfsonem
.)laretalispi
lartnevoelcúnleneodazilacoletnemlautibaH-
.omalátledlaretaloretsop
AISERAPIMEH-AIXATA
avitisnesnóicatcefanis,laretalispionamaledazeprotylaicafaiserapnocasruCallidoraloroiretnaozarbleneodazilacoletnemlautibaH-
néibmatesricudorpedeupeuqnua,anretnialuspácaled
.)942,40-30RIM(aicnarebutorpalnesenoiselrop
EPROTONAM-AIRTRASID
y)roirefnidadimertxealnearevessám(laretalartnocaiserapimehnocasruC
.)rotomticifédnocsorbmeimsolneetnemlautibah(aixata
aledroiretnaozarbleneotnatodazilacolratseedeuP-
aledroiretnanóicropalneomocanretnialuspác
.aicnarebutorp
Neurología y Neurocirugía
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basilar, dada la elevada incidencia de aneurismas múltiples.
Puede ser negativa hasta en un 25% de los casos; deberá ser
repetida en 2-3 semanas, dado que la existencia de trombos
dentro del aneurisma o la existencia de vasoespasmo puede
interferir la visualización angiográfica.
COMPLICACIONES NEUROLÓGICAS (MIR 96-97, 72).
1. Hidrocefalia. Puede desarrollarse de forma aguda en las pri-
meras 24 horas debido a que la sangre dentro de las cisternas
basales o en el sistema ventricular bloquea el drenaje de LCR
a nivel de las vellosidades aracnoideas. En estos casos está
indicada la colocación de un drenaje ventricular externo, que
puede mejorar espectacularmente la situación neurológica del
paciente.
La hidrocefalia también puede aparecer semanas después del
sangrado. Se trata de una hidrocefalia comunicante que se
manifiesta clínicamente por deterioro cognitivo, incontinencia
urinaria, trastornos de la marcha y apatía o letargia progresiva
(MIR 00-01F, 71). El tratamiento en este caso es la derivación
ventriculoperitoneal.
2. Resangrado. Debido a la ruptura del coágulo perianeurismático;
presenta dos picos de incidencia en las primeras 24-48 horas
sobre todo y a la semana. Tiene una mortalidad del 50% y es más
frecuente en mujeres y en pacientes con peor situación neuro-
lógica inicial. La clínica es la misma que en el primer episodio,
aunque pueden aparecer nuevos déficits neurológicos.
Se han utilizado antifibrinolíticos (ácido tranexámico y épsilon-
aminocaproico) para prevenirlo, pero estos agentes se asocian con
un aumento en el riesgo de vasoespasmo cerebral. La mejor forma
de evitar el resangrado es excluir el aneurisma de la circulación
general por vía endovascular (embolización) o mediante cirugía.
3. Vasoespasmo. Es la principal causa de morbimortalidad en
pacientes que han sufrido una HSA; se desarrolla lentamente
en horas o días y, aunque se aprecia angiográficamente en el
70% de los pacientes, sólo es sintomático en el 36%. Se presenta
entre el 4º-12º día postsangrado (máxima incidencia entre 6º y
8º día) y la clínica corresponde a un déficit del territorio vascular
afectado (por isquemia). La cantidad de sangre en el TC se corre-
laciona con la severidad del vasoespasmo. En su profilaxis se ha
utilizado un antagonista del calcio, el nimodipino (últimamente
se cuestiona su utilidad).
Una vez establecido, la principal línea de tratamiento es la
denominada terapia «triple H» (hemodilución-hipervolemia-
hipertensión), que aumenta la presión de perfusión cerebral y
mejora la microcirculación cerebral por medio de una disminución
de la viscosidad sanguínea; su principal inconveniente es que
aumenta el riesgo de resangrado del aneurisma.
- VASOESPASMO: principal causa de morbimortalidad; nueva
focalidad neurológica entre el 4º y el 12º día (máximo riesgo
entre 6º y 8º día).
- RESANGRADO: clínica similar al primer episodio en las
primeras 24-48 horas o a partir de la primera semana.
Figura 4. Algoritmo diagnóstico de la hemorragia subaracnoidea.
miniMANUAL 2 CTO
Pág. 8
TRATAMIENTO.
Médico. Incluye analgésicos potentes para el dolor, generalmen-
te del tipo de la codeína o meperidina para no alterar el estado
mental del paciente. Sedación del paciente si es necesario con
diacepam. Si hay crisis el fármaco preferido es la fenitoína (no
deprime el nivel de conciencia). La utilidad de la dexametasona
en estas situaciones es controvertida, aunque suele usarse en los
casos de hipertensión intracraneal progresiva y, en ocasiones, para
reducir la sintomatología dolorosa. Una medida muy eficaz para
reducir el dolor son las punciones lumbares evacuadoras, con
efecto analgésico casi inmediato en estos pacientes, pero con el
inconveniente de que aumentan el riesgo de resangrado, lo que
limita su uso. Debe asociarse nimodipino para realizar profilaxis
del vasoespasmo cerebral.
Quirúrgico. En el momento actual existen dos procedimientos
cuya finalidad última es excluir el aneurisma de la circulación
cerebral (MIR 96-97F, 69), ya sea mediante embolización por vía
endovascular o craneotomía con clipaje quirúrgico.
TEMA 2. PATOLOGÍA RAQUIMEDULAR
2.1. Dolor lumbar.
El dolor de espalda es la causa más frecuente de incapacidad en
pacientes mayores de 45 años; se suele clasificar en función de la
duración como dolor lumbar agudo (duración inferior a 3 meses)
y crónico (más de 3 meses).
La mayor parte de las lumbalgias corresponden a un sobrees-
fuerzo y son autolimitadas (lumbalgias mecánicas). En la mayoría
de los casos no es posible establecer un diagnóstico específico.
La valoración inicial debe encaminarse a la exclusión de aquellas
etiologías serias de dolor lumbar que, aunque son infrecuentes,
pueden requerir tratamiento inmediato (traumatismos, infecciones,
tumores, síndrome de cola de caballo) (MIR 01-02, 87).
Tabla 6. Factores de riesgo de etiología grave del dolor de
espalda.
Edad mayor de 50 años.
Diagnóstico previo de cáncer.
Diagnóstico previo de enfermedad sistémica grave.
Antecedentes de traumatismo espinal.
Historia de cirugía reciente (espinal o no).
Infección crónica pulmonar, urinaria o cutánea.
Consumo de drogas por vía parenteral.
Historia de inmunosupresión (trasplante, VIH, etc).
Tratamiento prolongado con glucocorticoides.
Duración del dolor superior a 1 mes.
Ausencia de alivio con reposo en cama.
Aparición de incotinencia urinaria o fecal, o nicturia reciente.
Hallazgos exploratorios:
- Fiebre inexplicada.
- Pérdida de peso llamativa inexplicada.
- Masa abdominal.
- Alteraciones neurológicas sugestivas de síndrome de cauda
equina (pérdida de fuerza en miembros inferiores, anestesia
en silla de montar, incotinencia urinaria o fecal, etc...).
En ausencia de sospecha de una etiología grave del dolor no se
recomienda la realización de estudios de laboratorio (hemograma,
velocidad de sedimentación, bioquímica y analítica de orina), prue-
bas de imagen (Rx, RM o TC) ni otras técnicas diagnósticas durante
el primer mes de evolución, incluso en pacientes con sospecha
clínica de hernia discal. La mayoría de los pacientes con dolor de
espalda mejorará en el plazo de un mes, con o sin tratamiento, por
lo que el manejo inicial de un paciente con dolor lumbar agudo sin
factores de riesgo debe ser conservador, con objeto de conseguir
un alivio sintomático. El paciente debe ser informado sobre la
naturaleza del cuadro que padece, y debe valorarse la evolución a
las dos semanas para modificar el tratamiento, si fuera necesario
(MIR 00-01, 78; MIR 98-99, 93).
Estudios recientes no han conseguido demostrar ningún bene-
ficio del reposo en cama prolongado (más de 2 días) en pacientes
con dolor lumbar agudo ni lumbociática, por lo que actualmente
no se recomienda, y se tiende a favorecer la reanudación precoz de
la deambulación y las actividades físicas habituales (con excepción
de los trabajos manuales pesados). El tratamiento farmacológico se
basa en los fármacos analgésicos (paracetamol y opiáceos), anti-
inflamatorios (fundamentalmente AINES) y relajantes musculares
(no más de dos semanas (MIR 04-05, 87; MIR 95-96F, 140).Si persiste la sintomatología a pesar del tratamiento durante
más de un mes (4 semanas), puede ser necesaria la valoración por
el especialista (neurocirujano o traumatólogo) y la realización de
pruebas diagnósticas y tratamientos específicos.
Cuando el dolor persiste más allá de 12 semanas (3 meses), se
establece el diagnóstico de dolor lumbar crónico. En estos casos,
el tratamiento debe ser sintomático y el objetivo del mismo será
conseguir que el paciente tolere una actividad física normal, siendo
un objetivo secundario el alivio de la sintomatología dolorosa (ver
figura 7).
2.2. Lumbociática. Hernia discal lumbar.
El término lumbociática se utiliza para describir el dolor lumbar
irradiado hacia al miembro inferior, sugiriendo una compresión
de una raíz nerviosa. La causa más frecuente de lumbociática es la
hernia discal lumbar, que a su vez constituye la patología neuro-
quirúrgica más frecuente.
La hernia discal resulta de la degeneración del núcleo pulposo
y del anillo fibroso del disco intervertebral, de modo que el primero
sobresale por el anillo (herniación) o incluso puede salir del espacio
intervertebral convirtiéndose en un fragmento libre en el interior del
canal raquídeo (extrusión). Se suele asociar a espondilosis, sobrees-
fuerzo físico o traumatismos, y es más frecuente con la edad.
La localización más frecuente de las hernias discales es la
columna lumbar, principalmente en los espacios L5-S1 (la más
frecuente) y L4-L5. El ligamento vertebral común posterior es muy
potente en su porción central. Por este motivo la mayoría de las
hernias discales se localizan más lateralmente (hernias discales
posterolaterales).
Figura 5. Bases anatómicas de la hernia discal. Hernia discal cervical:
comprime la raíz que sale por su mismo espacio.
CLÍNICA.
Se suele manifestar como dolor lumbar paravertebral (lumbal-
gia) que aumenta con la flexión de la columna, la bipedestación
y la percusión directa sobre las apófisis espinosas; puede acom-
pañarse de contractura de la musculatura paravertebral o de
una escoliosis funcional antiálgica.
Lo característico de la hernia discal lumbar es que el dolor se
irradia al miembro inferior (ciática) debido a la compresión de la
raíz nerviosa; este dolor aumenta típicamente con las maniobras
de Valsalva (MIR 00-01, 58) y de Lasègue (también conocida como
maniobra de elevación de la pierna recta), que consiste en la ele-
vación pasiva de la pierna extendida con el paciente en decúbito
supino; es positiva si aparece dolor con una angulación menor
a 60 grados (MIR 97-98F, 129). La maniobra de Bragard es igual
que la de Lasègue, pero además con dorsiflexión pasiva del pie.
Ambas maniobras estiran fundamentalmente las raíces L5 y S1.
Neurología y Neurocirugía
Pág. 9
Radiculopatía. El paciente puede presentar trastornos sensitivos
(hipoestesia, parestesias) o alteración de reflejos, y menos fre-
cuentemente, déficits motores en el territorio correspondiente a
la raíz nerviosa comprimida por la hernia discal. En las hernias
discales posterolaterales (las más frecuentes) la radiculopatía
es generalmente unilateral, mientras que las hernias centrales
pueden afectar de forma bilateral.
En cuanto al diagnóstico, es importante destacar que la corre-
lación entre los hallazgos de imagen y la clínica dolorosa no suele
ser muy buena. Por este motivo, las pruebas de imagen sólo deben
solicitarse en pacientes con sospecha clínica que no responden ade-
cuadamente a tratamiento médico durante un periodo de tiempo
suficiente, y sean candidatos potenciales a cirugía. La prueba de
elección es la RM, que en el momento actual está sustituyendo a
la TC y mielo-TC por su mejor capacidad para valorar los tejidos
blandos.
El tratamiento debe ser inicialmente conservador, similar al
propuesto para el dolor lumbar (MIR 98-99F, 111); mejoría en un
90% de los pacientes.
Técnica quirúrgica de elección: hemilaminectomía con extirpa-
ción del disco afectado (discectomía o microdiscectomía). En casos
de inestabilidad vertebral asociada debe realizarse una artrodesis
de los niveles implicados.
Figura 6. Hernias discales lumbares: la hernia posterolateral comprime
la raíz que sale por el espacio inferior, a diferencoa de la
hernia foraminal, que comprime la que sale por el mismo
espacio.
Figura 7. Algoritmo de manejo del dolor lumbar agudo.
miniMANUAL 2 CTO
Pág. 10
Tabla 8. Indicaciones de cirugía en la hernia discal lumbar.
• Lesión de la raíz que produce una pérdida aguda o progresiva
de fuerza objetivable clínicamente o por EMG. Es indicación
de cirugía urgente.
Signos clínicos sugestivos de síndrome de cola de caballo o
lesión medular (disfunción de esfínteres, anestesia perineal
en “silla de montar”, etc.). Es indicación de cirugía urgente.
Fracaso del tratamiento conservador, es decir, dolor incapa-
citante de características radiculares que no responde a trata-
miento médico durante un período mínimo de 4 semanas.
Incapacidad recidivante a pesar del tratamiento médico.
Figura 8. Dermatomas.
TEMA 3. SEMIOLOGÍA Y
FISIOLOGÍA DEL SISTEMA NERVIOSO.
3.1. Alteraciones de las funciones superiores.
TRASTORNOS DEL LENGUAJE. AFASIAS.
Pérdida o deterioro del lenguaje causado por daño cerebral, con
integridad de las estructuras neuromusculares formadoras del
mismo. Responde a lesiones hemisféricas izquierdas en pacientes
diestros (MIR 95-96, 11).
Debemos definir una serie de conceptos:
1. Fluencia: producción verbal durante la conversación; la afasia
no fluente se caracteriza por una escasa producción verbal (me-
nos de 50 palabras por minuto), pobre articulación, tendencia
a frases cortas (a menudo una única palabra) y agramatismo
(una organización anómala de las frases). La afasia fluente se
caracteriza por una producción verbal normal o excesiva (100-
200 palabras por minuto), ausencia de disartria, longitud normal
de la frase y una ausencia de contenido lingüístico en lo que se
está hablando; es frecuente la sustitución de unas palabras por
otras (parafasias).
2. Comprensión: entendimiento del lenguaje hablado, se valora
por órdenes verbales (cerrar los ojos, abrir la boca, etc.) o por
preguntas que requieran la contestación sí o no.
3. Nominación: capacidad del paciente para reproducir los nom-
bres de objetos, una parte de los mismos o su color, cuando son
presentados por el examinador. Se pierde en todas las afasias.
4. Repetición: capacidad para repetir el lenguaje hablado, bien sean
palabras o frases. Se conserva en las afasias transcorticales.
Tabla 9. Diagnóstico diferencial de las afasias.
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AGNOSIAS.
Incapacidad para reconocer un estímulo visual, táctil o auditivo
cuando no hay alteración en la compresión ni defectos en las sen-
sibilidades primarias visuales, sensitivas o auditivas. Se distinguen
varios tipos:
1. Agnosia visual: incapacidad para conocer los objetos o estímu-
los que se presentan en el campo visual de un paciente alerta,
atento, no disfásico y con una percepción visual normal. Una
variante es la prosopagnosia o incapacidad para reconocer
rostros humanos previamente conocidos o aprender nuevos. La
simultanagnosia es la incapacidad para percibir dos estímulos
de forma simultánea. Ambas responden a lesiones occipitales
bilaterales en las áreas de asociación.
2. Agnosia táctil: incapacidad para reconocer el significado de
estímulos táctiles cuando la sensibilidad táctil primaria es
normal, y en un paciente alerta y no disfásico. El paciente será
incapaz de reconocer un objeto por el tacto con ojos cerrados,aunque sí describirá sus características de forma, tamaño o
consistencia: es la astereognosia, que habitualmente responde a
lesiones en la porción anterior del lóbulo parietal contralateral.
La atopognosia es la imposibilidad para localizar un estímulo
táctil y; la agrafoestesia es la incapacidad para reconocer una
determinada figura trazada sobre la superficie corporal.
4. Asomatognosia: falta de reconocimiento de partes del cuerpo
como propias (generalmente hemicuerpo izquierdo).
5. Anosognosia: incapacidad para reconocer su enfermedad; el
paciente no reconoce su hemiparesia u otro defecto neurológico
Tabla 7. Exploración de las raíces nerviosas del plexo lumbosacro
(MIR 04-05, 94; MIR 01-02, 62; MIR 00-01F, 72; MIR 99-00F, 69; MIR 98-99, 91; MIR 98-99F, 236; MIR 97-98, 54; MIR 97-98F, 214; MIR 95-96, 165).
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Neurología y Neurocirugía
Pág. 11
(p.ej. síndrome de Anton en pacientes con afectación occipital
bilateral que niegan su ceguera cortical).
APRAXIAS.
Incapacidad para llevar a cabo actos motores ante una orden verbal
o imitación en un paciente con una adecuada comprensión y sin
déficits motores o sensitivos primarios que interfieran con el desa-
rrollo del movimiento. Se distinguen varios tipos (ver tabla 10).
3.2 Trastornos de la función motora.
Sistema piramidal. Las neuronas de la capa cortical V de la
corteza motora primaria (área 4 de Brodmann) y de otras áreas su-
plementarias emiten axones para el sistema piramidal. Este sistema
está formado por dos tractos principales, el haz corticoespinal y el
haz corticonuclear o fascículo geniculado. Ambos están compuestos
por dos neuronas motoras: la primera motoneurona que se origina
en la corteza y cuyas fibras descienden por la cápsula interna hasta
el asta anterior de la médula o hasta los núcleos motores de los
pares craneales respectivamente, y la segunda motoneurona, que
se extiende hasta la fibra muscular.
Fascículo geniculado: se encarga del control voluntario de la
musculatura inervada por los pares craneales.
Haz corticoespinal: discurre por el brazo posterior de la cápsula
interna; a su vez pueden diferenciarse dos tractos a partir del
bulbo raquídeo:
- Tracto corticoespinal lateral (TCEL). Es cruzado y discurre
por la región dorsal del cordón lateral de la médula. Sus
axones terminan principalmente en las neuronas motoras
del asta anterior de la cara dorsolateral (que proyectarán a
su vez a la musculatura distal).
- Tracto corticoespinal anterior o ventral (TCEV). Ipsilateral,
discurre por la región medial del cordón anterior. Sus axo-
nes terminan en las de la cara ventromedial (musculatura
axial).
La lesión de las neuronas motoras corticales o del haz pirami-
dal, tras una fase de shock medular inicial con parálisis fláccida,
termina en una parálisis espástica con hiperactividad de los
reflejos tendinosos. La espasticidad depende de la pérdida de la
inhibición de las proyecciones bulboespinales (acompañantes
del haz corticoespinal), ya que en animales de experimentación
se ha comprobado que la sección exclusiva del haz piramidal no
conduce a espasticidad (MIR 98-99F, 228). Cuando ésta está es-
tablecida, se puede abolir por la sección de las raíces dorsales al
interrumpir el arco miotático. La lesión de las neuronas motoras
del asta anterior cursa con una parálisis fláccida e hipoactividad
de los reflejos tendinosos.
Cerebelo y ganglios basales. Ambos forman parte de la vía
motora indirecta, no consciente, reciben estímulos corticales y
modulan la función del tracto piramidal a través del tálamo. Son
sistemas complejos y multisinápticos.
Básicamente el cerebelo ayuda a secuenciar las actividades
motoras y a efectuar las adaptaciones correctoras de estas activi-
dades según se realizan. Además, interviene en la regulación de la
postura y del equilibrio.
Los ganglios basales, sin embargo, contribuyen a planificar y
regular los patrones complejos de movimiento muscular, mediante
el control de la intensidad relativa de movimientos, de la dirección
y de la secuencia de movimientos necesarios.
Figura 9. Vías motoras.
Tabla 10. Clínica y etiología de las apraxias
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AROTOMOEDIAIXARPA
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miniMANUAL 2 CTO
Pág. 12
Las parálisis pueden derivar de:
1. Lesiones de la vía piramidal a nivel corticoespinal o corticobul-
bar (primera motoneurona),
2. Lesiones de la motoneuronas del asta anterior medular y de los
núcleos motores troncoencefálicos (segunda motoneurona),
3. Lesiones del nervio periférico,
4. Lesiones de la placa neuromuscular (miastenia gravis, síndrome
miasténico de Eaton-Lambert, botulismo, etc.),
5. Miopatías.
Tabla 11. Diagnóstico diferencial de las lesiones de primera
y segunda motoneurona
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1. Lesiones de primera motoneurona (córtex cerebral, sustancia
blanca subcortical, cápsula interna, vía piramidal troncoence-
fálica y medular), que producen:
- Parálisis de amplios grupos musculares sin afectar nunca a
músculos individuales;
- No suelen cursar con amiotrofia importante, salvo la deri-
vada del desuso en fases muy evolucionadas;
- No presentan fasciculaciones ni fibrilaciones;
- Exaltación de reflejos miotáticos con respuesta cutaneo-
plantar extensora (signo de Babinski);
- Aumento del tono muscular en “hoja de navaja”, diferente
de la rigidez secundaria a lesiones extrapiramidales donde
la resistencia a la movilización pasiva es constante a lo largo
de todo el rango de movimiento (rigidez plástica o en “barra
de plomo”).
A su vez se distinguen distintos tipos de lesiones:
A) Lesiones corticales: la distribución del déficit motor máscomún
es la hemiparesia facio-braquio-crural contralateral a la lesión.
B) Lesiones bilaterales de la vía piramidal corticoespinal: cuan-
do están crónicamente establecidas, conducen al cuadro de
parálisis pseudobulbar, caracterizado por disartria, disfagia,
disfonía, parálisis facial bilateral y labilidad emocional (risa y
llanto inapropiado).
C) Lesiones troncoencefálicas: asocian a la hemiparesia contrala-
teral clínica de pares craneales del lado de la lesión (hemiplejias
cruzadas).
D) Lesiones medulares: cursan con paraparesia o tetraparesia según
la localización lesional. Cuando la paraplejia se instaura de forma
aguda la etiología más frecuente son los traumatismos; otras
causas son isquemia y sangrado medular por malformaciones.
Las mielitis desmielinizantes, abscesos y hematomas epidurales,
tienden a desarrollarse más lentamente, a lo largo de horas o días.
Las paraplejias subagudas o crónicas suelen ser debidas a espon-
dilosis cervical en personas mayores o a esclerosis múltiple en
jóvenes; otras causas son la degeneración subaguda combinada
de la médula, tumores medulares, meningomielitis sifilítica o
lesiones frontales bilaterales parasagitales.
2. Lesiones de segunda motoneurona, que producen:
- parálisis que puede afectar a pequeños grupos musculares
e incluso músculos aislados.
- Miotrofia importante, fasciculaciones y fibrilaciones.
- Disminución del tono muscular.
- Reflejos miotáticos hipoactivos o ausentes, con respuesta
cutaneoplantar flexora (MIR 97-98F, 136).
La clínica de segunda motoneurona no acompañada de tras-
tornos sensitivos habla a favor de lesión central (p.ej. en la forma
de atrofia muscular espinal de la ELA); la asociación de trastornos
sensitivos apunta a lesión del nervio periférico. Una de las causas
más frecuentes de tetraparesia fláccida y arrefléxica, sin apenas
alteraciones sensitivas y con posible afectación de pares craneales,
es el síndrome de Guillain-Barré.
3.3. Trastornos de la sensibilidad.
SENSIBILIDAD SOMÁTICA.
Los sentidos somáticos son los mecanismos nerviosos que recogen
información sensorial del cuerpo y se diferencian de los sentidos
especiales, que son: vista, oído, olfato, gusto y equilibrio, cuya fi-
siología es considerada en otros apartados del manual. El resto de
los sentidos somáticos se pueden clasificar en tres:
Sentidos mecanorreceptores somáticos. Sensaciones táctiles y de
posición, que se estimulan por el desplazamiento mecánico de
algún tejido corporal.
Sentidos termorreceptores. Detectan frío y calor.
Sentido algésico o del dolor.
Receptores sensoriales. Para detectar los estímulos existen una
serie de receptores sensoriales que son los encargados de captar
estos estímulos, que posteriormente se interpretarán en el SNC para
dar lugar a la percepción. Los receptores sensoriales pueden ser:
Receptores sensoriales secundarios. Constituidos por células
especializadas neurales o no neurales, que actúan como trans-
ductoras del estímulo a la neurona sensorial primaria a través
de mecanismos sinápticos. Los mecanismos de transducción
pueden ser químicos, mecánicos (canales iónicos sensibles a
la deformación de la membrana), o de otro tipo.
Receptores sensoriales primarios. En este caso son las propias
terminaciones nerviosas las que actúan como sensores. Estos
receptores tienen con frecuencia estructuras a su alrededor
(como los corpúsculos de Pacini, por ejemplo), pero el papel de
éstas no es la transducción del estímulo, sino la modificación
(amplificación o filtrado) del mismo.
Figura 10. Vías sensitivas.
Vías sensitivas del SNC. Los estímulos del cuerpo se detectan
en los diversos receptores especializados (corpúsculos de Pacini, de
Neurología y Neurocirugía
Pág. 13
Meissner, terminaciones de Ruffini, amielínicas, etc.) y llegan a la
médula por las raíces dorsales de los nervios raquídeos. Desde allí
pueden seguir fundamentalmente dos vías.
El sistema columna dorsal - lemnisco medial. Suben por las co-
lumnas posteriores de la médula, haciendo su primera sinapsis
en los núcleos bulbares de Goll y Burdach y cruzando a nivel del
bulbo al lado opuesto, formando el lemnisco medial y acabando
en el tálamo (núcleo ventral posterolateral). Conducen impulsos
llamados epicríticos o de discriminación fina y vibratoria. Es
una vía de conducción muy rápida y presenta un alto grado de
orientación espacial con respecto al origen del estímulo.
El sistema anterolateral. Tiene su primera sinapsis en las astas
dorsales de la sustancia gris medular y, tras cruzar al lado opues-
to de la médula, asciende por las columnas blancas anteriores
y laterales (fascículo espino-talámico lateral), para terminar
en todos los niveles del tronco y también en el núcleo ventral
posterolateral del tálamo. Es un sistema más lento, con menor
grado de orientación espacial. La sensibilidad que conduce se
denomina protopática, con capacidad de diversas modalidades:
dolor, temperatura y sensaciones de tacto grosero (MIR 97-98,
251; MIR 97-98F, 167).
Desde el tálamo se distribuyen hacia la corteza sensorial (tercera
neurona que proyecta al córtex parietal), donde existe una repre-
sentación sensitiva del cuerpo, el llamado homúnculo sensitivo
de Penfield.
La sensibilidad de la cara es transmitida por el V par craneal
(trigémino). La segunda neurona cruza la línea media en el tronco
y se incorpora a la vía espinotalámica en posición medial, para
encontrarse con la tercera neurona en el tálamo (núcleo ventral
posteromedial) y proyectar hacia el córtex parietal.
CLÍNICA.
La disfunción sensitiva se clasifica en dos grupos.
1. Síntomas positivos: parestesias (percepciones de sensaciones
anómalas sin aplicación de un estímulo aparente) y disestesias
(sensación anómala tras aplicación de un estímulo). En estos
casos no se suele objetivar a la exploración un déficit sensorial
demostrable.
2. Síntomas negativos con la demostración a la exploración de hi-
poestesia (disminución de la percepción) o anestesia (ausencia
completa de percepción).
La aparición de hipoestesia, disestesias y parestesias a nivel
distal en miembros, con distribución en guante y calcetín, es indi-
cativa de polineuropatía.
Cuando aparece un déficit (generalmente un nivel suspendido)
para la sensibilidad dolorosa y térmica con conservación de la táctil
y propioceptiva se habla de déficit disociado de la sensibilidad; es
típico de lesiones centromedulares (siringomielia) pero también
puede aparecer en algunas formas de polineuropatía leprosa, ami-
loide, diabética y neuropatía sensitiva hereditaria.
Las lesiones medulares también dan niveles sensitivos cuya
distribución es indicativa del nivel lesional (MIR 96-97F, 98).
Las lesiones talámicas afectan a todas las sensibilidades del
hemicuerpo contralateral, incluidas las de la cara. A veces, estas
lesiones talámicas evolucionan para producir un cuadro de dolor
o hiperpatía en el hemicuerpo afecto (síndrome de Déjérine-Rous-
sy).
Las lesiones corticales parietales o de las proyecciones tálamo-
corticales producen una afectación de las denominadas sensibi-
lidades combinadas, con conservación relativa de las primarias
(tacto, dolor y temperatura). Hay pérdida de la discriminación
Tabla 12. Principales síndromes medulares.
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.avitpecoiporpnóicatcefayahoN
miniMANUAL 2 CTO
Pág. 14
entre dos puntos, atopognosia, extinción parietal (frente a doble
estimulación simultánea en áreas corporales simétricas no se
percibe la del lado afecto, generalmente el hemicuerpo izquierdo,
ya que responden a lesiones parietales derechas), agrafoestesia y
astereognosia.
3.4. Reflejos y síndromes medulares.
Figura 11. Principales vías motoras y sensitivas de la médula espinal.
3.5. Síndromes lobares
TEMA 4. TUMORES INTRACRANEALES
4.1. Consideraciones generales.
EPIDEMIOLOGÍA.
Los tumores intracraneales más frecuentes en el adulto son los
metastásicos. Entre los tumores cerebrales primarios destacan los
gliomas (el glioblastoma multiforme es el tumor cerebral primario
más frecuente en mayores de 20 años) (MIR 97-98, 44).
Las neoplasias intracraneales son, después de las leucemias, los
procesos malignos más frecuentes en la edad infantil, y suponen
la neoplasia sólida más frecuente en este grupo de edad. El mayor
porcentaje lo constituyen los astrocitomas, seguidos por el medu-
loblastoma (tumor maligno más frecuente) y el craneofaringioma,
siendo excepcionales las metástasis.
En adultos los tumores cerebrales son en su mayoría supraten-
toriales (80%), mientras que en niños entre 2 y 12 años predominan
los infratentoriales (60%).
CLÍNICA.
Cefalea. Es el síntoma de presentación más frecuente; se des-
cribe clásicamente como más intensa por la mañana. Puede
despertar al enfermo por la noche (MIR 96-97F, 73). Si existe
HTIC, puede asociarse a náuseas y vómitos.
Epilepsia. Suponen la primera causa de epilepsia entre los 35 y 50
años de edad (MIR 04-05, 61). Son especialmente epileptógenos
oligodendroglioma, algunas neoplasias con predilección por el
lóbulo temporal (gangliocitoma) y las metástasis cerebrales.
Tabla 13. Síndromes lobares.
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Figura 12. Principales manifestaciones de los síndromes lobares.
Neurología y Neurocirugía
Pág. 15
Tabla 14. Datos anatomopatológicos más característicos
de algunos tumores cerebrales.
CORDOMA: células fisalíferas.
MEDULOBLASTOMA: rosetas de Homer-Wright.
RETINOBLASTOMA: rosetas de Flexner-Wintersteiner.
OLIGODENDROGLIOMA: células “en huevo frito”.
PINEOCITOMA: rosetas de Borit.
QUISTE COLOIDE: material PAS (+).
MENINGIOMA: cuerpos de Psammoma.
GLIOBLASTOMA MULTIFORME: “pseudoempalizadas” en
torno a las áreas necróticas.
NEURINOMA (SCHWANNOMA): patrones Antoni A (células
bipolares en empalizada) y B (células espumosas).
4.2. Metástasis cerebrales.
Las metástasis son los tumores cerebrales más frecuentes en el
adulto, pero son excepcionales en niños.
Se localizan generalmente a nivel de la unión corticosubcor-
tical de los hemisferios cerebrales (80%) y, menos frecuentemente,
en los hemisferios cerebelosos (15%); representan el tumor más
frecuente en la fosa posterior del adulto (MIR 04-05, 64).
El mayor porcentaje son de origen pulmonar (aproximadamente
un 50%), siendo más habituales en el carcinoma de células pequeñas
u “oat cell” que en el resto de tumores broncogénicos (MIR 96-97,
71). Otras fuentes frecuentes son la mama, riñón, melanoma y tracto
digestivo. El tumor que tiene más tendencia a metastatizar en el
cerebro es el melanoma.
Radiológicamente suelen observarse en la TC como lesiones
hipodensas cuya pared se realza de forma importante tras la admi-
nistración de contraste intravenoso (captación en anillo o imagen
en “donut”). Habitualmente están rodeadas de profuso edema
vasogénico digitiforme. El diagnóstico diferencial de las lesiones
que captan contraste en anillo debe establecerse entre metástasis,
glioblastoma multiforme, linfoma cerebral primario y abscesos
(incluida la toxoplasmosis cerebral).
El tratamiento de elección para las metástasis cerebrales es la
radioterapia holocraneal. Las lesiones únicas y accesibles, cuando
está controlado el tumor primario, deben tratarse con cirugía más
radioterapia postoperatoria. En lesiones de pequeño tamaño puede
ser útil la radiocirugía estereotáctica. En algunos casos puede em-
plearse la quimioterapia (por ejemplo, metotrexate en metástasis
hematológicas o de coriocarcinoma) (MIR 98-99F, 71).
4.3. Tumores de origen disembrioplásico.
Craneofaringioma.
Es un tumor disembrioplásico originado a partir de restos de la bolsa
de Rathke, de localización supraselar, que afecta principalmente a
niños y adolescentes.
Figura 13. Diagnóstico diferencial de los tumores intracraneales en función de su localización.
miniMANUAL 2 CTO
Pág. 16
Suelen tener un importante componente quístico de contenido
aceitoso y una pared parcialmente calcificada (se describen las cal-
cificaciones en paréntesis en la Rx lateral de cráneo) (MIR 00-01F,
73; MIR 98-99F, 79; MIR 95-96F, 19).
Produce clínica de disfunción neuroendocrina y campimétrica
por compresión del quiasma (hemianopsia bitemporal o cuadranta-
nopsia inferior). Puede producir talla baja y obesidad por afectación
hipotálamo-hipofisaria y diabetes insípida (MIR 95-96, 15).
El tratamiento de elección es la resección quirúrgica, pero se
han utilizado también la evacuación estereotáctica del quiste, itrio
o bleomicina intralesional.
TEMA 5. TRASTORNOS EXTRAPIRAMIDALES.
Tabla 16. Principales cuadros extrapiramidales
con sus localizaciones lesionales.
OCIMÁLATBUSOELCÚN aerocyomsilabimeH
NEMATUPYODADUAC aeroC
)atcapmocsrap(ARGENAICNATSUS omsinosnikraP
LARETALIBLADILAPNÓISEL arevesaisenicidarB
NEMATUP saínotsidimeH
5.1. Corea. Enfermedad de Huntington.
El término corea (“baile”) hace referencia a movimientos arrítmicos,
rápidos, irregulares, incoordinados e incesantes que pueden afectar
a cualquier parte del cuerpo.
La enfermedad de Huntington (EH) es la forma más común
de corea hereditario. Puede debutar a cualquier edad, aunque la
mayor incidencia se sitúa entre la 4ª y 5ª décadas, evolucionando
lentamente hacia lamuerte en un período de 10 a 25 años. La su-
pervivencia es más corta entre individuos con inicio juvenil de la
enfermedad.
Se hereda con carácter autosómico dominante y penetrancia
completa, y es el resultado de un defecto genético localizado en el
brazo corto del cromosoma 4, con expansión del triplete de nucleó-
tidos CAG (MIR 95-96, 12). El sexo del padre afectado influencia la
edad de inicio, de forma que si el afectado era el padre o el abuelo
la enfermedad debutará antes. En la EH se observa el fenómeno de
anticipación, en virtud del cual el debut se produce a edades más
precoces en sucesivas generaciones.
Anatomopatológicamente es característica de la enfermedad de
Huntington la atrofia del núcleo caudado, con dilatación secundaria
de las astas frontales de los ventrículos laterales.
CLÍNICA.
Se caracteriza por la tríada: trastornos del movimiento, deterioro
cognitivo y clínica psiquiátrica (MIR 02-03, 209; MIR 95-96F, 167).
Trastornos del movimiento. En la forma que debuta en la
edad adulta el trastorno de movimiento más característico es
el corea, que en fases iniciales puede ser suprimido por la vo-
luntad. Posteriormente puede ser tan violento que imposibilite
al paciente sentarse sin riesgo de caer. Las alteraciones en los
movimientos oculares a veces son los signos más precoces; la
pérdida de los movimientos oculares sacádicos rápidos que
permiten la refijación en distintos objetos constituye el déficit
más común.
Deterioro cognitivo. Aparece desde las fases iniciales de la enfer-
medad y se relaciona con la patología de los ganglios basales. Su
curso es generalmente paralelo a la alteración motora. El trastorno
de la memoria es común, pero se trata de una demencia subcortical
y, por tanto, es rara la aparición de afasias, apraxias y agnosias.
Trastornos psiquiátricos y de comportamiento. Aparecen
generalmente en fases iniciales de la enfermedad. La manifes-
tación más frecuente son los trastornos afectivos, incluyendo
depresión uni o bipolar, que afecta a un 50% de los casos. El
riesgo de suicidio es mayor que en la población general.
DIAGNÓSTICO.
Puede establecerse mediante:
Historia clínica, exploración neurológica y antecedentes fami-
liares (MIR 98-99F, 72).
Hallazgo de un número excesivo de tripletes CAG (más de 40
repeticiones) en el cromosoma 4 (MIR 99-00, 194).
La TC muestra atrofia de la cabeza del caudado con dilatación
selectiva de las astas frontales de los ventrículos laterales.
TRATAMIENTO.
La terapia de sustutición con colinomiméticos o gabaérgicos ha
resultado infructuosa, por lo que se realiza fundamentalmente
tratamiento sintomático.
Corea: neurolépticos.
Depresión: antidepresivos tricíclicos y fluoxetino.
Psicosis: neurolépticos (clozapino).
5.2. Enfermedad de Parkinson idiopática.
Es el síndrome parkinsoniano más común. Más frecuente en varo-
nes, con una edad media de comienzo de 55 años. Su etiología es
desconocida. Se han implicado:
Factores genéticos. Habitualmente de carácter esporádico, se
han descrito familias con enfermedad de Parkinson heredada
con carácter autosómico dominante, penetrancia incompleta
y edad de inicio más precoz (45 años).
Factores ambientales. Intoxicación accidental en drogadictos
por MPTP (metil-fenil-tetrahidropiridina), diversos metales
pesados (Mn, Al, As, Hg), herbicidas… Se ha descrito menor
incidencia entre fumadores.
Tabla 17. Correlación entre afectación anatomopatológica
y hallazgos clínicos.
ZEDIGIRYAISENICA argenaicnatsusneralulecadidréP
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nóicatcefaetsixeetnemelbaborp;suelureoc
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EDSONEMÓNEF
NÓICALEGNOC
socigrénerdaronsotcefeD
Anatomopatológicamente se produce una pérdida neuronal
con despigmentación y gliosis que afecta sobre todo a la por-
Tabla 15. Formas clínicas de los tumores intracraneales.
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)laretalartnocamedelipapyacitpóaiforta
Neurología y Neurocirugía
Pág. 17
ción compacta de la sustancia negra (MIR 00-01, 253) y al locus
coeruleus mesencefálico. El marcador anatomopatológico más
característico, aunque no exclusivo, son los cuerpos de Lewy:
inclusiones intracitoplasmáticas eosinófilas rodeadas por un halo
periférico menos densamente teñido que derivan de elementos
del citoesqueleto neuronal alterado y se tiñen con anticuerpos
frente a ubiquitina
CLÍNICA.
Es un síndrome clínico caracterizado por temblor de reposo, bra-
dicinesia, rigidez e inestabilidad postural (MIR 99-00, 201). Los dos
primeros son los más típicos.
1. Temblor de reposo. Movimiento oscilatorio distal a 4-6 Hz que
afecta preferentemente a las manos; típicamente es asimétrico
al inicio (MIR 01-02, 57). Constituye la forma de presentación
más frecuente (60-70% de los pacientes) y puede permanecer
como única manifestación de la enfermedad durante varios
años. El temblor postural está presente en aproximadamente
un 60% de los pacientes, asociado o no a temblor de reposo.
2. Bradicinesia. Consiste en una ralentización generalizada de los
movimientos; es la manifestación más incapacitante de la en-
fermedad (MIR 02-03, 205). Hay hipomimia facial, disminución
de la frecuencia de parpadeo, lenguaje monótono e hipófono
con fácil fatigabilidad, micrografía, dificultad para levantarse
de la silla y girarse en la cama. La marcha es típica, con flexión
anterior del tronco, a pequeños pasos, arrastrando los pies y
con pérdida del braceo (marcha festinante) (MIR 04-05, 57; MIR
03-04, 243).
3. Rigidez. Incremento de la resistencia a la movilización pasiva que
predomina en la musculatura flexora; constante a lo largo del
movimiento (rigidez plástica), si bien en ocasiones se observa el
llamado fenómeno de rigidez en rueda dentada, que se considera
como la interferencia del temblor sobre la rigidez plástica durante
la movilización pasiva del miembro (se trata de una explicación
parcial dada la posibilidad de rueda dentada en pacientes sin
temblor de reposo).
4. Inestabilidad postural. Se puede manifestar como propulsión
(tendencia a desplazarse hacia delante) o retropulsión (despla-
zamiento hacia atrás).
5. Otras manifestaciones. Hallazgos oculares (limitación en la
supraelevación de la mirada (MIR 04-05, 58) y reflejo glabelar
inagotable), disfunción autonómica (sialorrea, disfagia, estre-
ñimiento, tendencia a la hipotensión, hipersudoración, nicturia
y urgencia miccional).
6. Trastornos no motores. Incluyen cambios en la personalidad,
deterioro de funciones superiores (en fases avanzadas de la
enfermedad (MIR 99-00, 195), lo contrario a lo que ocurre en
los parkinsonismos secundarios, donde es más frecuente su
aparición precoz), depresión, trastornos del sueño…
Recuerda que el diagnóstico de la enfermedad de Parkinson es
fundamentalmente clínico.
Tabla 18. Opciones terapéuticas en la Enfermedad de Parkinson.
NÓICCAEDOMSINACEM SOCAMRÁF SOIRATNEMOC
edNÓICUNIMSID
DADIVITCA
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socigrénilocitnA
)nedirepib,lidinefixehirt(
nocsenevójsetneicapedotneimatartlearapnóicceleednoSnesodativeresnebed;osoperedrolbmetledocinílcoinimoderp
selanoisufnocsoiradnucessotcefesusropseroyamsanosrep -00RIM(
)76,F10 .
soiradnucessotcefesolropadatimilevesnóicazilituuS
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ledNÓICAICNETOP
AMETSIS
OCIGRÉNIMAPOD
APOD-L
lenelitúetnemlaicepse,aenílaremirpedotneimatartleodneiseugiS
apoD-Laatseupseredatlafal;zedigiralyaisenicidarbaledlortnoc
.ocitápoidiononainosnikrapemordnísedrovafnealbah
usnedreipnarojemetnemlaicinieuqsetneicapsolsodotisaC
sarotomsenoicautculfodneicerapa,soña8-3neapoD-Lalaatseupser
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)"ffo-no"sonemónef,sacisáfibsaisenicsid,sisodednifsaínotsid
002,00-99RIM( .)
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)adicaresneb-apodibrac(aciréfirep
aledsévartaosapusarapapod-LeddadilibinopsidoibalatnemuA
sol,otnatrop,ysisodalricuderodneitimrep,aciláfecneotameharerrab
soiradnucessotcefe
TMOCaledovitcelesrodibihnI
)anopacatne(
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sodaicosaesartsinimdanedeupeuqolrop
socigrénimapodsatsinogA
edilogrep,edirusil,anitpircomorb(
)anilogrebacy
y,adaredom-evelnóicatcefaetsixeodnaucaiparetonomnenazilitueS
laicraplortnocnuetimrepeuqol,sadaznavasesafneapod-Lasodaicosa
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B-OAMaledovitcelesrodibihnI
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aledollorrasedlerazitnelarsoidutsesonuglaneodartsomedaH
alednóisergorpedecidníleriunimsidyarotomdadicapacsid
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usedoeuqolbleetnaidemanimapodedselatairtsesenoicartnecnoc
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anidatnamA
edomsinacem;ocitámotnislortnoclearapavitcefeetnemlibédsE
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etnemadamixorpaneorep,rolbmetleyzedigiral,aisenicidarbalarojeM
edadidrépalropsocamráfsortoridañaasicerpesotneimatartedoñanu
.aicacife
socilcícirtsoviserpeditnA
)anilitpirtron,anilitpirtima(
adaicosanóiserpedaledotneimatarT
SORTO )lolonarporp(setnaeuqolbateB )larutsop(nóiccaedrolbmetledlortnoC
SACIGRÚRIUQSACINCÉT
oelcúnledlaretalibnóicalumitsE
ocimálatbus
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aicnarelotninatneserpeuqonóicacidemalanednopseroneuq,etnaticapacni
osuusnatimileuqsetnatropmisoiradnucessotcefeoamsimala
miniMANUAL 2 CTO
Pág. 18
Figura 14. Paciente con enfermedad de Parkinson.
TRATAMIENTO.
Ver tabla 18.
5.3 Otros síndromes parkinsonianos
Ver figura 15.
TEMA 6. ESCLEROSIS MÚLTIPLE
La Esclerosis Múltiple (EM) es el más frecuente de los procesos
desmielinizantes, un conjunto de enfermedades neurológicas que
tienden a afectar a adultos jóvenes y que se caracterizan por una
inflamación y destrucción selectiva de la mielina del sistema ner-
vioso central, respetando en general el sistema nervioso periférico
(MIR 96-97, 69; MIR 01-02, 53). Es una enfermedad de etiología
desconocida y patogenia autoinmune caracterizada por presentar,
en el 75% de los casos, un curso ondulante con exacerbaciones y
remisiones en su sintomatología. Es más frecuente en mujeres jó-
venes (20-45 años), y parece existir cierta susceptibilidad genética
(mayor prevalencia entre gemelos univitelinos y en haplotipos
HLA-DR2 y HLA-DQ).
Anatomopatológicamente la alteración más característica es
la aparición de áreas o placas de desmielinización bien delimitadas
a nivel del SNC, localizadas preferentemente a nivel periventricular y
subpial. Es importante recordar que no hay correlación entre el número
de placas y su tamaño con los síntomas clínicos (muchas veces las
placas son clínicamente silentes y sólo se evidencian por autopsia).
El fenómeno patogénico primario parece ser la lesión de los oli-
godendrocitos, célula formadora de mielina en el sistema nervioso
central. El sistema nervioso periférico nunca se afecta. En más del
95% de los pacientes con EM aparecen bandas oligoclonales de
IgG en el LCR; no están presentes en suero y traducen la activación
de un número reducido de clones de linfocitos B con aumento de
la síntesis intratecal (dentro de la barrera hematoencefálica) de
anticuerpos. Estas bandas oligoclonales no son específicas de la
EM, pudiendo aparecer en otros trastornos.
FORMAS EVOLUTIVAS
Las manifestaciones clínicas son muy variables, distinguiéndose
cuatro formas evolutivas:
1. Forma remitente en brotes (recurrente-remitente o RR): es la
forma más frecuente de inicio. Los pacientes presentan una
sucesión de episodios o brotes de disfunción neurológica, más
o menos reversibles, que recurren en el tiempo y que, a medida
que se repiten, van dejando secuelas neurológicas.
2. Forma secundariamente progresiva (SP): con el paso de los
años, hasta la mitad de los pacientes con formas RR presentan
Figura 15. Diagnóstico diferencial de los síndromes parkinsonianos.
Neurología y Neurocirugía
Pág. 19
un deterioro lentamente progresivo sin que aparezcan claros
brotes; en fases tardías, ésta es considerada la forma evolutiva
más frecuente. No existen indicadores exactos que predigan
cuándo se producirá el paso de forma RR a SP, o si lo hará.
3. Forma primaria progresiva (PP): el 10% de los pacientes
presentan un curso progresivo desde el comienzo de la enfer-
medad, sin brotes.
La forma más frecuente de comienzo es con una paraparesia
espástica progresiva. Son las formas de más difícil diagnóstico
y de peor pronóstico.
4. Forma progresiva-recurrente (PR): el 5% de los pacientes pre-
sentan deterioro progresivo desde el comienzo, pero en el curso
de la enfermedad aparecen brotes.
CLÍNICA
La mayoría de los sistemas funcionales del SNC se verán afectados
a lo largo de la evolución de la enfermedad (MIR 99-00F, 66; MIR
95-96F, 169).
A. Síntomas sensitivos: son los más frecuentes, en forma de hipo
o parestesias. Es característica la sensibilidad al calor con re-
Sospechar�esclerosis�múltiple
¿Son�patognomónicas?�No,
pueden�aparecer�en�otras�enf.
inflamatorias�crónicas�intratecales:
Aprox.�100%�PEES
90%�Neurolúes
80%�SIDA
80%�Enf.�Lyme
Síntomas�sensitivos�(parestesias�e�hipoestesia)
Neuritis�óptica�retrobulbar�unilateral
Síntomas�motores
Diplopía�por�oftalmoplejía�internuclear
Nunca�afectación�de�Sistema�Nervioso�Periférico
RM�con�gadolinio:�prueba�diagnóstica�de�elección
Otras:��-�Potenciales�evocados�visuales,�somatosens.�y�tronco
-�LCR:�pleocitosis�mononuclear�con�<20�cel./microlitro
-�>95%�BANDAS�OLIGOCLONALES�EN�LCR
Diagnóstico�definitivo
Criterios
Nº�brotes
Evidencia�clínica
Evidencia�paraclínica
Bandas�oligoclonales
Mujer joven
SI NO
No�sugiere
EM
¿Hay�deterioro
funcional
importante?
Sugiere
EM
Forma�recidivante
en�brotes
Primer
ataque
(No�es�suficiente�para�diagnosticar�EM)
RM
Forma
progresiva
NO SI
Curso�corto
de�3-5�días
de�corticoides�iv.
a�altas�dosis
Tto.
sintomático
Tto.
sintomático
Identificar y
tratar�la�causa
subyacente
Tto.
sintomático
Profilaxis
con�IFN-beta
o�copolímero1
Metotrexate,
azatioprina
o�ciclofosfamida
(edad�<40�a.)
¿Brotes�en
los�últimos
dos�años?
Brote "Pseudobrote"
Cambios
neurológicos
agudos
(*)
(**)
Estable
SI NO
Inicialmente
progresiva
Inicialmente en�brotes,
y�secundariamente
se�hizo�progresiva
¿Recaídas
frecuentes?
Tratamiento
(*):�Hay�un�estudio�que�sugiere�que�el�tratamiento�del�primer�ataque�de�EM�con�altas�dosis�de�corticoides�iv.�retrasa�la
aparición�del�segundo�episodio�en�pacientes�con�neuritis�óptica�moderada-severa.�En�el�resto�de�casos�no�está�tan�claro.
(**):�Pseudobrote�es�la�reaparición�de�un�brote�anterior�debida�al�estrés,�calor�o�infecciones,�y�no�implica�la�aparición�denuevas�lesiones�en�el�SNC.
IFN-beta 1B
Figura 16. Algoritmo diagnóstico-terapéutico de la esclerosis múltiple.
miniMANUAL 2 CTO
Pág. 20
aparición o empeoramiento de los síntomas con el aumento
de la temperatura corporal (MIR 02-03, 207).
B. Neuritis óptica (NO): es una manifestación muy frecuente
en el curso de la enfermedad. Es generalmente unilateral
y retrobulbar, con fondo de ojo normal (“ni el médico ni el
paciente ven nada”) y dolor con la movilización ocular (MIR
97-98, 41), mostrando el examen campimétrico un escotoma
centrocecal.
C. Síntomas motores: es frecuente la lesión de la vía piramidal, con
clínica correspondiente de primera motoneurona. La distribu-
ción del déficit de fuerza es variable según la localización de la
lesión: hemiparesia, paraparesia, tetraparesia, etc. El signo de
Lhermitte consiste en una sensación descendente de descarga
eléctrica al flexionar el cuello, como consecuencia de una lesión
cordonal a nivel cervical (también se puede ver en la espondi-
losis cervical, la tabes dorsal y la mielopatía por radiación). Las
formas medulares son las de peor pronóstico, dado que con
elevada frecuencia se hacen progresivas.
D. Diplopía: generalmente es secundaria a lesión del fascículo lon-
gitudinal medial, que origina una oftalmoplejía internuclear.
Su aparición en un paciente joven nos debe hacer sospechar
EM, mientras que en mayores de 50 años la etiología suele ser
vascular (MIR 99-00, 197). También puede observarse parálisis
del VI par, pero son raras las del III y IV.
E. Ataxia y otras manifestaciones de afectación cerebelosa (di-
sartria, nistagmo y temblor cinético).
F. Otras manifestaciones: como disfunción cognitiva (la pérdida
de memoria es la manifestación más frecuente), depresión
(que aparece reactivamente al conocer que se padece la enfer-
medad o con la evolución), sintomatología frontal con euforia
y comportamiento desinhibido, etc.
Tabla 19. Clínica de presentación.
Síntomas sensitivos (61%).
Hipoestesia (37%).
Parestesias (24%).
Visión borrosa por neuritis óptica (36%).
Debilidad y otros síntomas motores (35%).
Diplopía (15%).
Ataxia (11%).
DIAGNÓSTICO.
El diagnóstico de la EM es fundamentalmente clínico (criterios
de Poiser y de McDonald) y de exclusión, dada la ausencia de
pruebas diagnósticas de certeza, y exige por tanto un exhaustivo
diagnóstico diferencial (MIR 99-00F, 256). Se requieren criterios
de diseminación temporal y espacial. A su vez, de estas lesiones
se puede tener evidencia clínica (algún signo anormal en la ex-
ploración) o paraclínica (demostración por medio de potenciales
evocados o prueba de imagen, aunque no hayan dado lugar a
síntomas clínicos).
Investigaciones paraclínicas.
A. LCR: se detectan bandas oligoclonales en algo más del 90%
de los pacientes (MIR 01-02, 54), sin que presenten relación
con la actividad de la enfermedad; también se observa un
aumento de la proteinorraquia y una discreta pleocitosis
linfocitaria (MIR 04-05, 56). Las bandas oligoclonales pueden
aparecer en otras enfermedades que cursen con inflamación
del SNC como neurolúes, SIDA o panencefalitis esclerosante
subaguda.
B. Potenciales evocados: permiten estudiar los potenciales ge-
nerados en el SNC tras la estimulación de un órgano sensorial
periférico; actualmente se emplean casi exclusivamente los
potenciales evocados visuales.
C. Neuroimagen: la RM es la prueba más sensible en la EM (MIR 03-
04, 244). Permite determinar en un solo estudio la diseminación
espacial (demostrando distintas lesiones) y temporal (demos-
trando lesiones agudas -captadoras de contraste- y crónicas), por
lo que se ha convertido en la prueba complementaria más útil.;
además la administración de gadolinio permite valorar como
recientes las lesiones captantes.
No existe en este momento tratamiento con capacidad para
curar la enfermedad (MIR 97-98, 42).
TEMA 7. OTROS SUBTEMAS RENTABLES
7.1. Epilepsia.
Tabla 21. Clasificación general de las crisis epilépticas.
NÓISNERPMOC
SELAICRAPSISIRC
)SELACOF(
selpmisselaicrapsisirC-
sajelpmocselaicrapsisirC-
sadazilarenegetnemairadnucesselaicrapsisirC-
SISIRC
ETNEMAIRAMIRP
SADAZILARENEG
)lamoñeuqep(saicnesuA-
)lamnarg(sacinólc-ocinótsenoisluvnoC-
sarupsacinólcysarupsacinótsenoisluvnoC-
sacinótA-
sacinólcoiM-
sacinóT-
RACIFISALCNIS
selatanoensenoisluvnoC-
)tseWed.dS(selitnafnisomsapsE-
Tabla 20. Opciones terapéuticas en la esclerosis múltiple.
"#$%&'(#()#%*"+&� ,"-(').� ,%$"&-(/)%,0�
T otneimatar led
etorb
socimétsissediocitroC
oroiretednocsetorB
etnatropmilanoicnuf
aívropsisodatlaasediocitrocednóicartsinimdA
nóiccudernisonoc,saíd7-3etnarud,asonevartni
laroaívroproiretsopavisergorp
eveldadisnetniedsetorB
aígolotamotnis(
)avitisnesetnemavisulcxe
nóiccudernoc,laroaívropsediocitrocednóicartnsimdA
semnuetnarudsisodaledavisergorp
T otneimatar ed
b esa
oremaritalgedotatecA
oremilopoc
.anileimaledacisábaníetorpaledocinégitnaogolánanusE
salnesetorbedoremúnle%03nuneecuderairaidaenátucbusnóicartsinimdauS
.RRsamrof
ocisárcnisoidiordaucnuynóicceynialaselacolsenoiccaer:soiradnucessotcefE
.laicafotneimicejorneyocicárotrolod,senoicatiplap,aensided
)b1ya1(atebnórefretnI
RRsamorfsalnesetorbedoremúnle%03nunenecudeR RIM;042,40-30RIM(
)55,10-00 o)a1atebFNI(ralucsumartni,laretnerapsenóicartsinimdaedaívus;
.)b1atebFNI(aenátucbus
,nóicceynialnocnóicalernelapirgoduespemordnís:soiradnucessotcefE
.aicaciferatsernedeupeuqsetnazilartuensopreucitnaedollorrased
:seroserpusonumnI
,anortnaxotim,anirpoitaza
etaxertotem
.setorbedoremúnlenecudeR
resaírdopanortnaxotimaL.nóicartsinimdaedsodoirepsodagolorpnereiuqeR
savisergorpsamrofsalnezacife
Neurología y Neurocirugía
Pág. 21
Tabla 22. Etiología principal de las crisis epilépticas
según la edad de inicio.
)sem1<(SOTANOEN latanirepaixopiH
SOÑINYSETNATCAL
)soña21-sem1(
selirbefsisirC
SOTLUDAYSETNECSELODA
)soña81-21(SENEVÓJ
somsitamuarT
)soña53>(SOTLUDA ralucsavorberecdademrefnE
Tabla 23. Diagnóstico diferencial de las crisis de ausencia
con las crisis parciales complejas.
(&-$%,1(%*,&,&) (2%3+'"-3(&-)(+,&,&)
adazilareneG laicraP
aruaniS arua-/+
soña41<soñiN soña41>soñiN
sodnugeS saroh-sotuniM
aídlaselpitlúM elbairaV
-/+somsitamotuA somsitamotuA
nóisufnocedodoírepoN
ocitírctsop
nóisufnocedodoíreP-/+
ocitírctsop
adimixusote,otaorplaV
aníotinefrativE
anipecamabraC
Tabla 24. Tratamiento de las crisis epilépticas.
SACINÓLC-OCINÓT
SADAZILARENEG
,anipecamabrac,aníotinef:ETNEMATNITSIDNI
otaorplavolatibrabonef
SELAICRAP
anipecamabraCº1
aníotineFº2
SACINÓLCOIM
mapecanolCº1
otaorplaVº2
SAICNESUA
)sacipít(adimixusotEº1
)45,10-00RIM()sacipíta(otaorplaVº2
OCITPÉLIPESUTATS
vilatibrabonef,vianíotinef,vimapecaiDº1
malozadimolofoporpnocaisetsenAº2
Tabla 26. Diagnóstico diferencial entre crisis
febriles típicas y atípicas (MIR 99-00, 215).
ACIPÍT ACIPÍTA
nóicatneserpeddadE soña5-sesem3 soña5>ósesem6<
setnedecetnA
dademrefne
acigóloruen
oN íS
arutarepmeT º5,83> º5,83>
nóicaruD .nim51-01< .nim51>
sisirC sadazilareneG selaicraP
sisirctsoP nóicarepuceraneuB
nóisufnocysisiláraP
acitírctsop
aicnerruceredogseiR %03 %05
aaispelipeedogseiR
ozalpogral
neeuqsámocop(%3
)larenegnóicalbop
%01-5
7.2. Esclerosis lateral amiotrófica.
La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es la forma más frecuente de
enfermedad progresiva de la neurona motora, con mayor prevalen-
cia en varones (1,5/1). Su etiopatogenia es desconocida, si bien se
ha propuesto la deficiencia de un factor de crecimiento nervioso o
la lesión neuronal por exceso de glutamato. Se distinguen funda-
mentalmente dos modalidades de aparición:
1. Familiar (10% de los casos), de herencia fundamentalmente
autosómica.
2. Esporádica(80-90%), que característicamente afecta a pacientes
mayores de 50 años.
Clínicamente, cursa con debilidad muscular lentamente progre-
siva, con signos de afectación de primera y/o segunda motoneu-
rona. De comienzo insidioso y asimétrico, se afecta inicialmente
la musculatura distal de los miembros o la de los pares craneales
inferiores. Los hallazgos exploratorios son una combinación de
datos de primera motoneurona (debilidad, espasticidad, hipe-
rreflexia y signo de Babinski) y segunda motoneurona (debilidad,
amiotrofia y fasciculaciones) (MIR 04-05, 55; MIR 97-98F, 138; MIR
96-97F, 67). En fases evolucionadas es característica la aparición
de un síndrome pseudobulbar con labilidad emocional. La media
de supervivencia es de tres años desde el inicio de los síntomas. La
Tabla 25. Principales síndromes epilépticos específicos.
���� ������� ���� ��
�������� �
�
���*
oñaremirP
.nóixelfneselitnafnisomsapsE-
.rotomocisposarteR-
.latciretniaimtirraspiH-
,otaorplav,sediocitroc,HTCA
.anirtabagiv,mapecanolc
�4�
���*
����
��
soña6-3
.sisirceddadeiravnarG-
.rotomocisposarteR-
.oñeusleetnarud)zH01(odipáromtiryailigivne)zH5,2-2(atneladno-atnuP-
.aiparetilop-/+ociorplav.cÁ
.otamableF
5
�6�*
(&,+%3&+%�
�3&$%/12(-&$73-"&'
aicnecselodA
.sadazilarenegsisirC-
.lamixorpralupacsearutnicySSMMnesacinólcoimsenoiccartnoC-
.ratrepsedlA-
.selbisnesotoF-
.ociorplavodicÁ
��
�
��
��
�
��
soña41-6
SACIPÍT
.sadazilareneG-
sodnuges01-5-
.onotedadidrépniS-
.aídlasisircsairaV-
.zH3aadno-atnup:GEE-
odicáoadimixusotE
.ociorplav
SACIPÍTA
sisircedsopitsortoaicosA-
.ocinótetnenopmoC-
.otneimatartlaairatcarfeR-
ocitsónorproeP-
.satnelsámadno-atnup:GEE-
.aiparetiloP
miniMANUAL 2 CTO
Pág. 22
debilidad de la musculatura respiratoria es generalmente causa
responsable de la muerte.
Tabla 27. Criterios diagnósticos de ELA (MIR 02-03, 203).
Presencia de:
Signos de neurona motora inferior (incluyendo hallazgos
electromiográficos en músculos normales clínicamente).
Signos de neurona motora superior.
Carácter progresivo.
Ausencia de:
Síntomas sensitivos.
Trastornos esfinterianos.
Trastornos visuales.
Disfunción autonómica.
Enfermedad de Parkinson.
Demencia.
El diagnóstico se apoya en:
Fasciculaciones en una o más regiones.
Cambios neurogénicos en el EMG.
Velocidades de conducción motora y sensitiva normales.
Ausencia de bloqueos de conducción.
Como tratamiento específico para esta enfermedad actual-
mente sólo está comercializado el riluzole, que actúa como neu-
romodulador y neuroprotector por sus efectos inhibidores del
glutamato. Parece tener un beneficio discreto sobre el aumento de
la supervivencia.
7.3. Enfermedades neurológicas debidas a déficits
nutricionales.
ENCEFALOPATÍA DE WERNICKE.
Propia de pacientes alcohólicos y malnutridos, se debe a un déficit
de tiamina o vitamina B1, que produce un deterioro en el meta-
bolismo cerebral de la glucosa. Además, en pacientes sometidos
a nutrición parenteral, la hipomagnesemia puede dar un cuadro
clínico muy similar.
Clínicamente se caracteriza por la tríada de oftalmoparesia,
ataxia y síndrome confusional, que se presenta en esta secuencia tí-
pica (MIR 99-00, 43; MIR 99-00F, 65; MIR 95-96, 7; MIR 94-95, 46).
1. Síntomas oculares. Frecuentemente se presenta como una pa-
resia bilateral y asimétrica del sexto par. Otras manifestaciones
son nistagmo, parálisis de la mirada conjugada o alteraciones
en la convergencia. La administración parenteral de tiamina
produce una rápida mejoría de la motilidad ocular; la ausencia
de respuesta nos debe hacer dudar del diagnóstico.
2. Ataxia. Afecta con preferencia a la bipedestación y a la mar-
cha.
3. Trastorno de funciones superiores. Aparece en casi todos los
pacientes como un cuadro confusional caracterizado por inaten-
ción, indiferencia, desorientación y escaso lenguaje espontáneo.
A veces puede haber un cuadro de agitación similar al delirium
tremens.
A su vez, tras instaurar el tratamiento vitamínico, la secuencia
de recuperación es la misma: primero lo hace la oftalmoparesia y,
posteriormente, la ataxia. Lo último que mejora es el cuadro con-
fusional, y según lo hace, puede aparecer un trastorno amnésico
característico, el síndrome de Korsakoff. Presenta una alteración
desproporcionada de la memoria reciente (de fijación o anteró-
grada) respecto al resto de las funciones, preservando la memoria
inmediata, la remota y las funciones cognitivas. Es frecuente que
se acompañe de confabulación, excepto en las formas de origen
no alcohólicas. El pronóstico de recuperación varía; la mayor parte
mantienen déficits de memoria variables, y menos del 20% presen-
tan recuperación completa.
El diagnóstico de la encefalopatía de Wernicke debe ser fun-
damentalmente clínico. El LCR es normal o muestra una mínima
elevación de proteínas. En el EEG se encuentra una actividad len-
tificada de forma difusa.
El tratamiento se debe instaurar con carácter inmediato y
consiste en la administración de vitamina B1, inicialmente por vía
parenteral y posteriormente por vía oral (MIR 98-99F, 68; MIR 97-98,
49; MIR 95-96F, 162; MIR 94-95, 46). Se debe tener especial cuidado
a la hora de administrar soluciones glucosadas intravenosas a pa-
cientes alcohólicos, dado que pueden desencadenar o agravar una
encefalopatía de Wernicke; por lo tanto, administraremos siempre
tiamina antes de las soluciones glucosadas.
ALCOHOLISMO.
El abuso crónico de alcohol tiene otras consecuencias tanto neu-
rológicas como psiquiátricas, al margen de la encefalopatía de
Wernicke-Korsakoff.
Neuropatía periférica (5-15% de alcohólicos): tiene un origen
múltiple (déficit de B1, toxicidad del etanol o del acetaldehído).
Suele presentarse como una polineuropatía mixta (sensitivo-
motora) de predominio distal (es la polineuritis más frecuente,
sobre todo en varones), que a veces mejora con la abstinencia
y tiamina.
Degeneración cerebelosa (1% de los alcohólicos): es de predo-
minio vermiano, causada por la malnutrición.
Enfermedad de Marchiafava-Bignami: degeneración alcohólica
del cuerpo calloso y la comisura blanca anterior que cursa con
demencia y alteraciones de los movimientos.
Temblor postural: es el dato neurológico más característico;
temblor fino distal, de predominio en manos y lengua.
Demencia alcohólica. La primera causa tóxica de demencia;
deterioro generalizado y no reversible (a diferencia del Kor-
sakov).
Tabla 28. Enfermedades metabólicas secundarias.
(MIR 95-96F, 158; MIR 00-01F, 70).
Encefalopatía Anóxica-isquémica
Mioclonías.
Amnesia anterógrada (Korsakoff).
Puede aparecer de forma retardada.
Encefalopatía hipercápnica
Asterixis.
HTIC (Cefalea, vómitos).
Encefalopatía hipoglucémica
Hiperactividad adrenérgica previa.
Focalidad neurológica.
Crisis comiciales.
Encefalopatía hepática
• Asterixis.
Curso fluctuante.
Hepatopatía previa.
DEGENERACIÓN SUBAGUDA COMBINADA DE LA MÉDULA.
Se produce por una deficiencia de vitamina B12, generalmente
secundaria a una incapacidad para absorber la vitamina de la dieta
debido a la ausencia de factor intrínseco en la secreción gástrica.
Raramente hay sintomatología neurológica en pacientes con en-
fermedad de íleon terminal (E. de Crohn, linfoma o tras resección
quirúrgica). Desde el punto de vista hematológico se manifiesta
como una anemia megaloblástica.
La sintomatología neurológica está presente en la mayoría de
los pacientes con déficit de esta vitamina y comprende:
Parestesias distales y simétricas en los miembros; es la mani-
festación inicial.
Afectación de cordones posteriores: el signo más característico
es la pérdida de la sensibilidad vibratoria, sobre todo en miem-
bros inferiores, produciendo unaataxia sensitiva.
Afectación de cordones laterales medulares: da lugar a una para-
paresia espástica en miembros inferiores con signos de primera
motoneurona. La marcha, por tanto, es inicialmente atáxica y
posteriormente se asocia una espasticidad (MIR 99-00F, 64).
Síntomas mentales como irritabilidad, apatía, somnolencia y,
a veces, cuadro confusional y psicosis depresiva. También se
ha descrito neuropatía óptica, con deterioro de agudeza visual
y escotomas cecocentrales. La demencia es una manifestación
rara.
Neurología y Neurocirugía
Pág. 23
El diagnóstico se confirma mediante la determinación de niveles
de vitamina B12 y test de Schilling (MIR 01-02, 55; MIR 98-99F, 73). El
tratamiento consiste en la administración de vitamina B12 parenteral
(intramuscular). El factor que más condiciona el grado de respuesta
al tratamiento es la duración de los síntomas neurológicos.
7.4 Neuropatías
Figura 17. Clasificación de las polineuropatías por su evolución.
Figura 18. Clasificación de las polineuropatías según su estudio
neurofisiológico.
7.5. Síndrome de Guillain-Barré.
Forma más frecuente de polineuropatía desmielinizante aguda.
Afecta preferentemente a adultos jóvenes varones. Suele existir
antecedente de infección viral respiratoria (CMV, VEB) o gastro-
intestinal (Campylobacter jejuni). Se cree que la desmielinización
se produce por un doble mecanismo autonimune (linfocitos y por
anticuerpos circulantes). Recientemente se ha descrito la presencia
de anticuerpos antigangliósido GM1 en formas axonales de este
síndrome, especialmente en pacientes con test positivo para Cam-
pylobacter jejuni. Anatomopatológicamente, destaca la presencia
de inflamación, desmielinización y degeneración axonal asociada,
restringida al sistema nervioso periférico. La desmielinización es
segmentaria, multifocal y de predominio proximal.
CLÍNICA.
Cuadro de tetraparesia fláccida y arrefléxica con escasos síntomas
sensitivos. Generalmente la debilidad comienza distalmente en los
miembros inferiores y asciende progresivamente, para afectar la
totalidad corporal (MIR 04-05, 60). La progresión de la paresia es
muy variable y en casos severos se puede llegar a la plejia completa
con incapacidad para respirar, hablar o deglutir. La afectación es
simétrica y la atrofia infrecuente (MIR 99-00F, 68). Puede haber
paresia facial bilateral (MIR 97-98F, 126); otros pares craneales que
pueden afectarse son los que inervan la lengua y la musculatura
deglutoria, pero no afecta a los oculomotores. No suele haber
afectación esfinteriana. Se puede acompañar de diversos síntomas
autonómicos (taquicardia, hipotensión postural, hipertensión…).
Es característica la rápida progresión de la debilidad en un plazo
de unas cuatro semanas; la recuperación suele comenzar en 2-4
semanas después de cesar la progresión y puede durar meses.
PRONÓSTICO.
El principal factor de mal pronóstico consiste en la extensión del daño
axonal, valorado en función de la amplitud de los potenciales de acción.
También se considera la edad avanzada, el inicio rápido o la necesidad
de ventilación artificial como predictores de mala evolución. La mayo-
ría de los pacientes tiene una excelente recuperación funcional, si bien
hay un 5% de mortalidad y en el 50% queda alguna secuela.
PRUEBAS COMPLEMENTARIAS.
LCR. Presenta disociación albuminocitológica (proteínas altas
sin células) (MIR 95-96, 16). Las proteínas no se elevan hasta
una vez transcurrida la primera semana, pudiendo mantenerse
así durante varios meses, incluso después de la recuperación
clínica.
Estudios neurofisiológicos. En las fases iniciales, las velocidades
de conducción motoras distales suelen ser normales y es de
mayor valor la abolición de la onda F, que valora la conducción
motora proximal, siendo el primer signo diagnóstico (MIR
01-02, 59). En el 80% de los pacientes existe ralentización en
la velocidad de conducción y aumento de las latencias distales
(desmielinización). No todos los nervios quedan afectados, ya
que la desmielinización es parcheada.
TRATAMIENTO.
Fundamentalmente, soporte de las funciones cardiorrespiratorias y
prevención de infecciones intercurrentes (MIR 99-00, 191).
La plasmaféresis o las inmunoglobulinas intravenosas son
útiles en aquellos pacientes severamente afectados o con rápida
progresión clínica. Consigue acortar el tiempo de conexión al res-
pirador y el tiempo para alcanzar la deambulación independiente.
Los esteroides no son efectivos.
7.6. Neuropatía diabética.
FORMAS CLÍNICAS.
Ver tabla 29 en la página siguiente.
TRATAMIENTO.
El tratamiento de la neuropatía diabética es poco satisfactorio.
Incluye un buen control metabólico y tratamiento sintomático del
dolor con analgésicos habituales y, si no cede, con carbamacepina,
amitriptilina, fenitoína o clonacepam. Las neuropatías por atrapa-
miento, como el síndrome del túnel carpiano, pueden necesitar
descompresión quirúrgica.
7.7. Miastenia gravis.
La miastenia gravis es un trastorno autoinmune que cursa con debi-
lidad y fatigabilidad de la musculatura esquelética. Es más frecuente
en mujeres, con un pico de incidencia entre la 2ª y 3ª décadas.
La transmisión neuromuscular es ineficaz debido a una dismi-
nución en el número de receptores nicotínicos de la membrana
postsináptica, cuyos pliegues se encuentran aplanados (MIR 99-00,
204). Este trastorno está mediado por anticuerpos dirigidos contra
los receptores nicotínicos de acetilcolina (Ach) (MIR 98-99F, 231). El
timo es anormal en el 75% de los pacientes (en el 65% es hiperplásico
y en el 10% hay timoma) (MIR 99-00, 253).
La liberación de Ach en la terminación nerviosa en respuesta a
un potencial de acción es normal (MIR 94-95, 40), pero ésta no es
capaz de generar contracción muscular por varios motivos: 1) los
anticuerpos impiden la interacción de la Ach con el receptor y, más
importante, 2) el depósito de inmunocomplejos en la membrana
postsináptica lisa los receptores y acelera su endocitosis.
CLÍNICA.
Cursa con debilidad y fatigabilidad muscular de distribución típica,
sin alteración de otras funciones neurológicas.
Tres características marcan el diagnóstico de esta enfermedad:
1. Carácter fluctuante de la debilidad, con empeoramiento tras el
ejercicio y mejoría con el reposo o el sueño.
2. Afectación de la musculatura craneal, preferentemente la ex-
traocular, con ptosis y diplopía (MIR 02-03, 208; MIR 96-97, 79;
MIR 95-96, 17). Otros síntomas son disartria, disfagia y debilidad
de musculatura cervical. La debilidad (proximal y asimétrica)
se generaliza a los músculos de los miembros, con preservación
de los reflejos miotáticos y sin amiotrofias. No hay alteraciones
sensitivas, autonómicas ni pupilares (MIR 95-96F, 160).
3. Respuesta clínica a los fármacos colinérgicos (anticolinesterá-
sicos).
miniMANUAL 2 CTO
Pág. 24
Forma
ocular exclusiva
Forma
generalizada
Crisis
miasténica
Anticolinesterásico
(piridostigmina)
Tratamiento�de�soporte
(ventilación,�líquidos)
Indicaciones�de�timectomía:
-�Timoma
-�Forma�generalizada
Anticolinesterásico
(piridostigmina)
Riesgo�quirúrgico
Bajo Alto
Plasmaféresis�o
inmunoglobulina�iv.
Timectomía
Evaluación�del�estado�clínico
y�si�el�paciente�lo�precisa
Insuficiente
Plasmaféresis�o
inmunoglobulina�iv.
Mejora
No�mejora
Prednisona + anticolinesterásicos
no�mejora
Inmunosupresión (azatriopina,�ciclosporina)
Figura 19. Tratamiento de las distintas formas de miastenia gravis (MIR 00-01F, 65; MIR 98-99, 60; MIR 97-98, 149).
Tabla 29. Principales formas clínicas de la neuropatía diabética.
SAÍTAPORUENILOP
SACIRTÉMIS
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acitébaidaítaporunilopedetneucerf
neaixelferra,ovitisopgrebmoRedongisatneserp:acitébatoduespamroF
nesenoicarecluyadnuforpdadilibisnesaledadidrép,seroirefnisorbmeim
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ACIMÓNOTUAAÍTAPORUEN
.)131,F89-79RIM(
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nóicalucaye,aicnetopmi,anegóruenagijev(airaniruotineg,)osoper
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ADUGAASOROLODAÍTAPORUEN
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LAMIXORPAROTOMAÍTAPORUEN
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SAÍTAPORUENILOP
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SELAENARCSAÍTAPORUEN
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.aenátnopsenóicarepuceR
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ROPSAÍTAPORUEN
OTNEIMAPARTA
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.nóicarepucer
RALUCNORTAÍTAPORUEN
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.anilitpirtimanocesralortnocnedeupeuqnemodbayxarótneselaretalinu
Neurología y Neurocirugía
Pág. 25
DIAGNÓSTICO.
Tabla 30. Técnicas diagnósticas en la miastenia gravis.
NOLISNETEDTSET
)oinofordE(
)342,99-89RIM(
alebihnioinofordeedorurolClE
arudidnehaledlevinaasaretsenilocliteca
eddadilibinopsidalísaodnatnemua,acitpánis
serotpecersolnocrautcaretniarapanilocliteca
aletsixeodnaucesrazilaerebeD.ocitpánistsop
anuecudorpesisovitisopsE.acinílcahcepsos
dadilibedaledairotisnartyataidemniaírojem
.nóicartsnimdaussart
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ANILOCLITECA
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dadevargalnocednopserrocesonnóicalutit
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nóiccaedlaicnetopleddutilpmaaL.selamron
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.).cte,ediotamuersitirtra,SEL(
TRATAMIENTO.
Los medios terapéuticos disponibles son cuatro: mejorar la trans-
misión neuromuscular con anticolinesterásicos (neostigmina y
piridostigmina por vía oral), inmunosupresión con esteroides o
citostáticos, plasmaféresis para disminuir la titulación sérica de Ac
antirreceptor y timectomía para eliminar el posible origen de los
mismos (ver figura 19).
7.8. Fracturas craneales.
Las fracturas del peñasco son las más frecuentes de las fracturas
de la base del cráneo (45%). Se clasifican en tres grupos según su
trayecto:
1. LONGITUDINALES (TIMPÁNICAS, EXTRALABERÍNTICAS): Las
más frecuentes (70%). Por traumatismos temporoparietales, la
línea de fractura discurre paralela al eje del peñasco afectando
al techo del oído externo y al oído medio. Clínica: hipoacusia
de transmisión por lesión timpanoosicular, otorragia, signo de
Battle (equimosis retroauricular) y puede existir otolicuorrea
por extensión a la fosa craneal media. La parálisis facial es rara
(20%) y la recuperación frecuente, al ocurrir por compresión o
edema. Si hay vértigo es leve por conmoción laberíntica. Otos-
copia: escalón en paredes del CAE y desgarro timpánico con
otorragia (MIR 97-98 ORL, 102).
2. TRANSVERSALES (NEURALES, LABERÍNTICAS): Menos
frecuentes (20%), pero más graves. Por traumatismos occipi-
tales, la línea de fractura es perpendicular al eje del peñasco,
afectando al oído interno. Clínica: hipoacusia neurosensorial
profunda, acúfenos y vértigo espontáneo intenso. La parálisis
facial es frecuente (50%) y de peor pronóstico, al producirse
una sección neural. Otoscopia: puede ser normal o existir
hemotímpano.
Tabla 31. Fracturas craneales: tipos y características.
arutcarfedopiT sacitsíretcaraC ocitsóngaiD otneimatarT
LAENIL
nuodirfusahoenárcleeuqartseumeD
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rarolavarapetnegrulaenarcCT
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yaesónóiselertnenóicalerroc
.larberecoñad
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oreuclednóicarecaledesrañapmoca
satsenE.erdamarudaledyodullebac
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senoiccefniesitigninem,sitileimoetso
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y)selanidutignol(rellühcS
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alutsíf,oedítoracamsiruena(nareiuqer.)…RCLedalutsíf,asonrevac-oditórac
miniMANUAL 2 CTO
Pág. 26
3. OBLICUA (TIMPANOLABERÍNTICA). Línea de fractura que
puede afectar al CAE, oído medio y oído interno. Puede existir
cualquier síntoma de las dos anteriores y la parálisis facial es la
regla (100%).
Tabla 32. Clasificación y diagnóstico diferencial de
las fracturas del peñasco.
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7.9. Hematoma epidural y subdural.
Ver tabla 33.
7.10. Migraña.
La mayoría de los pacientes presenta el primer episodio de migra-
ña a los 10-30 años y en el 60-75% de los casos son mujeres. Existe
una predisposición hereditaria. Se describen distintos subtipos
clínicos:
Migraña con aura o migraña clásica (20% del total). Es una
cefalea recurrente, de predominio hemicraneal y carácter pul-
sátil que puede acompañarse de náuseas, vómitos, fotofobia
y sonofobia. Se precede de clínica de focalidad neurológica
(aura), siendo las manifestaciones visuales las más frecuentes
(escotomas centelleantes, visión borrosa…), aunque también
puede haber síntomas motores o sensitivos. Preceden a la cefalea
en 15-30 minutos y habitualmente desaparecen minutos antes
de comenzar la cefalea. Los ataques presentan muy diversos
desencadenantes (fatiga, estrés, luces brillantes, alcohol, men-
struación…).
Migraña sin aura o migraña común (75% del total). Consiste en
cefaleas de análogas características a las descritas en la migraña
con aura, pero sin clínica de focalidad neurológica precediendo
o acompañando a la cefalea.
Migraña complicada o infarto migrañoso. En ella los déficits
neurológicos que preceden o acompañan a la cefalea persisten
más allá de la duración de la misma, sugiriendo que se ha pro-
ducido un infarto cerebral (MIR 00-01F, 153).
Carotidinia, migraña facial o cefalea de la “mitad inferior”.
Afecta a pacientes en la 4ª-6ª década. El dolor se localiza en
la mandíbula y cuello, es continuo y a veces adquiere carácter
pulsátil. Los episodios duran entre varios minutos y horas y se
repiten varias veces a la semana. En el lado del dolor la arteria
carótida cervical presenta un pulso prominente y puede haber
tumefacción de los tejidos que la rodean. Los traumatismos
dentales son un factor precipitante frecuente.
Migraña basilar. Los síntomas neurológicos que preceden a
la cefalea son característicos de disfunción troncoencefálica:
vértigo, disartria, diplopía, ataxia o síndrome confusional, per-
sisten durante 20-30 minutos y se siguen de cefalea occipital
pulsátil.
Tabla 33. Diagnóstico diferencial de los hematomas epidural y subdural.
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Neurología y Neurocirugía
Pág. 27
Tabla 34. Principales opciones en el tratamiento de la migraña.
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2TH-5socigréninotoresserotpeceredetnaeuqolbotcefenualutsop )202,00-99RIM( .
SATSINOGATNAOICLAC
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SOVISERPEDITNA
SOCILCÍCIRT
)anilitpirtron,anilitpirtima(
uS.lanoisnetaelafecaadaicosaañargimnocsetneicapnesodacidnietnemlaicepsE
aviserpeditnadadivitcausedetneidnepedniecerapnóicca )352,F89-79RIM( .
ALEDSATSINOGATNA
ANINOTORES
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)adigresitem
sotcefesusaodibednóicuacerpnocsodartsinimdaresnebed;secacifeyuM
,laruelpsisorbif:odagnolorposuussart,selbisrevereuqnua,setnatropmisoiradnuces
laenotireporteryacidrácirep )021,79-69RIM;2,F89-79RIM( .