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Sobre_la_literatura_ectopica


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Jonathan RZ

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1 
 
[En: Adrian Bieniec, Szilvia Lengl, Sandrine Okou, Natalia Shchyhlebska (eds.), Rem tene, 
verba sequentur! Gelebte Interkulturalität. Festschrift zum 65. Geburtstag des Wissenschaftlers 
und Dichters Carmine/Gino Chiellino, Dresden, Thelem, 2011, pp. 141-153.] 
 
[Página 141→] 
Sobre la literatura ectópica (*) 
 
Tomás Albaladejo 
(Universidad Autónoma de Madrid) 
tomas.albaladejo@uam.es 
 
 
I. 
 
Un poema árabe escrito en España, en Al-Ándalus, en el siglo VIII expresa la 
tristeza y la añoranza de Abderramán I, el primer emir de Córdoba, que, como la 
palmera que él ha plantado en los jardines de la Arruzafa, está lejos de su patria: 
Tú también eres ¡oh palma! 
en este suelo extranjera. 
Llora, pues; mas siendo muda, 
¿cómo has de llorar mis penas? 
Tú no sientes, cual yo siento, 
el martirio de la ausencia. 
Si tú pudieras sentir, 
amargo llanto vertieras. 
A tus hermanas de Oriente 
mandarías tristes quejas, 
a las palmas que el Éufrates 
con sus claras ondas riega. 
Pero tú olvidas la patria, 
a par que me la recuerdas; 
la patria de donde Abbas 
y el hado adverso me alejan. (Von Schack, 1867-1871: 
capítulo II) 
 
[Página 142→] La palmera es muda, pero el poeta tiene voz y es con su voz 
como expresa la tristeza de estar ausente de la tierra propia, del lugar habitual, la lejanía 
del territorio asiático, recordado, añorado desde el Occidente. La palmera no habla, pero 
 
(*) Este trabajo es resultado de investigación llevada a cabo en el proyecto de I+D+i 
“Retórica cultural”, de referencia FFI2010-15160, concedido por la Secretaría de Estado 
de Investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación de España. 
2 
 
la construcción condicional de prótasis y apódosis contenida en los versos «Si tú 
pudieras sentir, / amargo llanto vertieras […]» plantea la hipótesis del sentimiento y de 
la voz de la palmera, la cual, de no ser muda, se quejaría y enviaría sus quejas tristes a 
sus hermanas las palmeras regadas por el Éufrates. La palmera se convierte así en un 
trasunto literario del poeta que escribe fuera de su lugar, lejos de él, y lo recuerda con 
tristeza. 
La relación entre los lugares es clave, tanto para el poeta como para la palmera; 
ambos están lejos de su tierra y el poeta expresa su propio sentimiento y el hipotético 
sentimiento de la palmera. Se da una dialéctica espacial entre el espacio de origen y el 
espacio en el que se está, en el cual se recuerda dicho espacio de origen y se escribe la 
obra. El gran arabista español Emilio García Gómez ha sido consciente de la relevancia 
que en este poema escrito fuera del lugar de procedencia de su autor tienen la palmera, 
también extranjera, y la forma poética en la que está compuesto1. Un dato importante 
que hay que tener en cuenta es que Abderramán (que sería después Abderramán I) llegó 
de Siria a España, a Al-Ándalus, huyendo de los abbasidas. 
 
II. 
 
La literatura necesita el espacio y el tiempo para su producción, para su 
comunicación y para su recepción en interpretación. Tanto el espacio como el tiempo 
pueden acoger de manera más o menos puntual o de manera dilatada la producción 
literaria. Pero a veces el espacio de la creación literaria no es el que se podía esperar que 
fuera, el espacio propio o el espacio habitual del sujeto de la escritura, de quien lleva a 
cabo la creación literaria. Como Carmine Chiellino (2001) ha explicado, las palabras de 
la literatura pueden ser parole erranti, palabras que van de un lugar a otro, que pasan de 
una cultura a otra, que son producidas e interpretadas en con-[Página 143→]textos de la 
multiculturalidad y la interculturalidad y se enriquecen en su viaje a la vez que 
 
1 Emilio García Gómez escribe: «Y el Islam dio a España la lírica clásica, la 
qasida del desierto. Cuando Abd al-Rahman I, al venir de Siria, cantaba a la palmera 
que plantó en Córdoba: 
¡Oh palma! Tú eres, como yo, extranjera 
en Occidente, alejada de tu patria, 
no sólo eran extranjeros el príncipe y la palmera, sino también la poesía en la que la 
cantaba.» (García Gómez, 1971: 23-24; cursiva original). 
 
 
3 
 
enriquecen los espacios por los que pasan y a los que llegan. La literatura tiene su tópos, 
el lugar en el que es producida y con el que mantiene una relación de adecuación 
fundamentada por el aptum retórico, que rige todas las relaciones en el discurso y las 
que se mantienen desde el discurso. 
“Literatura ectópica” es una expresión que puede ser utilizada para denominar la 
literatura que ha sido escrita por autores que se han desplazado de su lugar de origen a 
otro lugar, implicando ese desplazamiento en muchos casos inmersión en una realidad 
lingüística distinta de la de origen e incluso cambio de lengua. Es la literatura que es 
producida fuera del lugar propio, fuera del espacio o territorio, en sentido geográfico y 
también en sentido cultural, en el que ha nacido o se ha formado el sujeto productor de 
dicha literatura. Es la literatura que está fuera del que sería su tópos propio y se sitúa en 
otro tópos, que también es lugar, espacio, pero distinto del previsible. Es la literatura 
que, a falta de su territorio habitual, encuentra otro territorio; es ectópica en relación con 
el tópos primero, el habitual. El título de las memorias de Edward Said, Out of Place 
(Said, 1999), puede ser tomado como un patrón para esta literatura, la cual, sin 
embargo, es más antigua, habiendo producido sus primeras obras en diversos momentos 
históricos; es, por ejemplo, en la obra de José Blanco White, emigrado de España a 
Inglaterra en el siglo XIX. Los seres humanos han migrado históricamente y han creado 
obras literarias en nuevos espacios, distintos de sus lugares de origen (Castaño, 2004; 
Albaladejo, 2008). Así, podemos hablar de “autor ectópico” y de “obra ectópica” como 
expresiones relacionadas con la literatura ectópica. 
 En la actualidad, la producción de obras de literatura ectópica es relativamente 
frecuente; las migraciones están presentes en el mundo actual en todos los continentes y 
permiten el establecimiento de relaciones entre diferentes culturas, diferentes lenguas y 
literaturas. En la obra literaria ectópica hay elementos que proceden de la cultura de 
origen y elementos que tienen sus raíces en la cultura de llegada, produciéndose un 
hibridismo que no es ajeno a la constitución de la literatura, sino, antes bien, propio de 
ésta, que está abierta a influencias de diferentes culturas, especialmente cuando es 
literatura producida en un lugar distinto del que podría considerarse habitual, por un 
desplazamiento espacial, que también es cultural (Albaladejo, 2007a). 
 En la literatura ectópica pueden observarse diversos campos y adoptarse 
diferentes perspectivas. En principio, es necesario tener en cuenta factores como el país 
de origen y el país o países de acogida, la lengua de origen y la lengua adoptada, en su 
caso, distinguiendo entre los casos en los que ha habido cambio de lengua y los casos en 
4 
 
los que dicho cambio no se ha producido. Igualmente la nacionalidad [Página 144→] de 
origen y la de acogida y asimismo los casos en los que no se ha producido un cambio de 
nacionalidad han de ser tenidos en cuenta. También conviene tener en cuenta el factor 
consistente en la edad a la que se ha producido el desplazamiento, pues en relación con 
dicha edad está el carácter más o menos voluntario de la adopción de una lengua o la 
inmersión o ausencia de ella, incluso su mitigación, en la cultura de llegada y el 
mantenimiento más o menos intenso de rasgos de la cultura de origen. La complejidad 
del fenómeno de la literatura ectópica hace necesario tomar en consideración estos 
factores, así como llevar a cabo todas las matizaciones que sean oportunas para dar 
cuenta de la producción literaria fuera del lugar propioo habitual de quien escribe, con 
el fin de elaborar una estructura de explicación de esta literatura, cuyas diferencias 
internas son suficientes para no considerarla un conjunto homogéneo y cerrado. De este 
modo, podrían distinguirse, sin que ello suponga exhaustividad, al menos las siguientes 
posibilidades de literatura ectópica, en las que me sitúo en una perspectiva establecida a 
partir de las obras escritas por los autores de literatura ectópica, los cuales pueden tener, 
a su vez, diferentes situaciones al ser posible que escriban unas obras dentro de alguna 
de las posibilidades y otras obras dentro de otra de las posibilidades: 
1) Obras escritas por escritores ectópicos en la lengua del país de acogida. Es un 
caso que se da con cierta frecuencia. El autor no escribe en su propia lengua o deja de 
escribir en ella y escribe en la lengua del lugar al que llega. Se produce entonces un 
desplazamiento que tiene la complejidad de ser geográfico, cultural y lingüístico. Es, 
por ejemplo, el caso de Under the Western Eyes de Joseph Conrad. Uno de los 
principales autores de literatura ectópica es precisamente este escritor. Nació como 
Józef Teodor Konrad Korzeniowski en Berdichev (entonces en el Imperio Ruso y 
actualmente en Ucrania), en una familia de cultura polaca, vivió en varios países y se 
estableció en el Reino Unido, siendo el inglés, lengua aprendida, su lengua de escritura 
literaria. Su lugar de nacimiento no pertenecía a Polonia políticamente cuando él nació, 
aunque sí era Polonia cultural y lingüísticamente, y tampoco en la actualidad es parte de 
Polonia; cuando él nació porque Polonia, tras su desaparición política en el siglo XVIII, 
aún no había sido restaurada como estado y en la actualidad porque ese lugar es ahora 
parte de Ucrania. Es también el caso de las obras escritas por Elias Canetti en alemán en 
Austria o en la Suiza de lengua alemana, siendo el judeo-español su lengua materna, su 
Heimsprache, su lengua residencia. La elección de la lengua (Ruiz Sánchez, 2003a) es 
decisiva para la situación de la obra y del propio sujeto de la escritura. 
5 
 
2) Obras escritas por autores ectópicos en su propia lengua en países cuya lengua 
es la misma. Es el caso de la poesía escrita por Juan Ramón Jiménez en Puerto Rico 
[Página 145→] durante el exilio o el de la obra escrita por José Ricardo Morales en 
Chile. En estos casos se produce un desplazamiento espacial, pero no lingüístico, si 
hacemos caso omiso de las variedades diatópicas que las lenguas presentan y que no son 
de gran relevancia al respecto, al primar sobre ellas el hecho de que se trata de la misma 
lengua. No hay que descartar en estos casos un desplazamiento cultural, por las 
variedades culturales que se dan en los espacios de las lenguas muy extendidas. 
3) Obras escritas por autores ectópicos que mantienen su propia lengua como 
lengua de escritura en un país cuya lengua es distinta. Es, por ejemplo, el caso de la 
novela The Guardian of the Dawn, escrita por el norteamericano Richard Zimler, que 
reside en Portugal. 
4) Obras escritas por autores ectópicos en una tercera lengua diferente tanto de la 
lengua materna del autor como de la lengua del lugar en el que escribe. Por ejemplo, la 
novela Les Bienveillantes, escrita en francés por el norteamericano Jonathan Littell, 
residente en Barcelona. Es también el caso de Party im Blitz, escrita en alemán en 
Inglaterra por Elias Canetti, cuya lengua materna era, como es sabido, el judeo-español. 
Estas posibilidades forman una serie abierta, dada la complejidad y la amplia 
casuística de la literatura ectópica. No constituyen una clasificación exhaustiva, sino, 
más bien, unas líneas básicas sobre las que situar la literatura ectópica, la cual se 
desarrolla de diversas formas, de tal modo que podría pensarse en otras posibilidades o 
en combinaciones de posibilidades. Así, el caso de autores como Samuel Beckett, 
escritor irlandés cuya lengua materna era el inglés y que escribía en francés, pero 
también en inglés. Por otro lado, las obras de Elias Canetti se sitúan en más de una 
posibilidad, dependiendo de que su lengua de escritura literaria, que es distinta de su 
lengua materna, coincida o no con la lengua del lugar en el que escribe como autor 
ectópico (Albaladejo, 2005; 2007b; 2009a). 
La complejidad de la literatura ectópica lleva a plantear un conjunto de tareas de 
interés para su estudio. Una de ellas sería la profundización en la explicación del 
concepto lengua de escritura literaria utilizada por los autores ectópicos, planteando sus 
diferencias con la lengua de escritura no literaria, en el caso de que sea distinta una de 
otra en un escritor. Se añade aquí la necesidad de tener en cuenta la posibilidad de que 
un escritor emplee más de una lengua de escritura literaria. Por otro lado, es necesaria 
una explicación lo más exhaustiva posible del concepto de lengua del espacio de llegada 
6 
 
o acogida, al ser variadas las situaciones lingüísticas de los distintos países y convivir en 
muchos de ellos varias lenguas. También es [Página 146→] importante prestar atención 
a los casos de literatura ectópica en los que el autor se ha desplazado a varios países en 
los cuales ha escrito obra literaria ectópica, como es el caso de Elias Canetti. Es de 
interés, en este sentido, plantear el hecho de que un espacio de llegada y acogida, una 
vez que el autor ectópico se ha habituado a él, puede acercarse a lo que es un espacio 
propio y funcionar como tal respecto de un desplazamiento posterior. Ello sin descartar 
que el país al que llega y en el que se establece un escritor ectópico pueda convertirse en 
un espacio que para él sea realmente un espacio propio. Piénsese, por ejemplo, en el 
caso del español Max Aub, nacido en París de padres alemanes en 1903, que se desplaza 
a España en 1914 y que, como escritor español, tras pasar por Francia, Argelia y 
Marruecos, se exilia en México en 1942. 
Las causas del desplazamiento de un país a otro, de una cultura a otra, con 
cambio de lengua o sin él, han de ser tenidas en cuenta para entender y explicar 
diferentes situaciones. Así, por ejemplo, el desplazamiento de François Cheng de China 
a Francia no puede ser equiparado al desplazamiento de Jonathan Littell de Estados 
Unidos a España. Como he señalado, la edad en la que se produce el desplazamiento es 
un factor importante, que ha de ser tenido en cuenta; es clave, por ejemplo, en el caso 
antes mencionado de Max Aub en su desplazamiento de Francia a España. También lo 
es en los desplazamientos de Elias Canetti, nacido en Ruse (Bulgaria) en una familia 
sefardí; en su infancia fue a vivir a Manchester en 1911 y, tras la muerte de su padre, 
pasó de Manchester a Viena en 1912 y de all í a Zurich en 1916. El caso del escritor y 
filósofo hispano-norteamericano George Santayana (Jorge Agustín Nicolás Ruiz de 
Santayana Borrás), nacido en Madrid en 1863, que llegó a Estados Unidos desde España 
con su padre en 1872, ofrece un gran interés, por ser uno de los principales filósofos 
norteamericanos y escritores en lengua inglesa, también por haber mantenido durante 
todo su vida la nacionalidad española y por haber tenido un doble desplazamiento, ya 
que en 1912 viajó a Europa, donde tuvo estancias en París, Oxford y Ávila, ciudad que, 
junto con Madrid, había sido su espacio vital durante los primeros años de su vida, y 
también en Roma, ciudad en la que residió y en la que murió en 1952. Pero el carácter 
de escritor ectópico de Santayana no puede explicarse adecuadamente, teniendo en 
cuenta todos sus rasgos y peculiaridades, si no se da la importancia que tiene a la 
temprana edad con la que se fue a vivir a Estados Unidos. Y, por supuesto, su segunda 
condición de escritor ectópico en Europa, en el país de su nacimiento, España, en otro 
7 
 
país cuya lengua, el inglés, es la que era su lengua en Estados Unidos y su lengua de 
escritura,y en otros países, Francia e Italia, con lenguas distintas de su lengua original y 
de su lengua de acogida en su primera migración, de España a Estados Unidos. 
La evolución y el desarrollo de los medios de transporte y también de las tele-
[Página 147→]comunicaciones obligan a replantearnos la configuración de la literatura 
ectópica. La situación de un autor que hace un largo viaje en barco, de semanas de 
duración, entre su país de origen y el país de acogida no es comparable con la situación 
de quien en la actualidad puede recorrer en horas distancias que antes se recorrían en 
semanas o en meses y que, además, una vez en el espacio de llegada o de acogida puede 
estar perfectamente comunicado con su espacio de origen y con otros espacios. De 
acuerdo con esto, surge la cuestión de si podemos considerar como literatura ectópica la 
actividad de creación literaria (y los resultados de la misma) que se ha llevado a cabo en 
un lugar distinto del habitual sin que en el desplazamiento hayan influido causas o 
circunstancias de carácter político, económico o social, que proporcionen un carácter 
involuntario al desplazamiento hacia el lugar de acogida y que impidan bien el retorno 
en cualquier momento en el que se desee regresar al lugar de procedencia, bien una 
comunicación con él absolutamente libre. Si en este sentido tomamos en consideración 
casos como los dos de los que voy a tratar brevemente a continuación, difícilmente 
podríamos hablar de literatura ectópica plena respecto de ellos. Uno es el de Jaime 
Salinas, editor y autor de Travesías. Memorias (1925-1955), que desde 1960 pasaba 
parte del año en Islandia. Otro es el del escritor holandés Cees Nooteboom, que reside 
durante períodos en España y en Alemania, además de en su país natal. En ninguno de 
estos dos casos nos referiríamos a su escritura literaria como literatura ectópica, a pesar 
de haber sido escrita en un lugar diferente del espacio de origen del autor. El que Jaime 
Salinas, nacido en Argelia, hijo del poeta Pedro Salinas, y Cees Nooteboom en su 
escritura fuera de su lugar hayan seguido teniendo como lengua literaria el español y el 
neerlandés, respectivamente, sin duda contribuye a que su literatura no sea considerada 
plenamente ectópica, junto al importante factor consistente en que sus desplazamientos 
a un lugar diferente del de origen o del habitual son voluntarios y no forzados por 
persecuciones por motivos políticos o por necesidades económicas; a ello se añade un 
factor antes mencionado, la facilidad de los transportes y de las comunicaciones. En el 
ámbito de la literatura ectópica no plena podríamos situar también las obras de Zimler y 
de Littell, a quienes me he referido anteriormente. 
8 
 
En un mundo globalizado como el actual, en “the global village” de Marshall 
McLuhan, la distancia y también la diferencia entre el lugar de origen y el lugar de 
llegada o acogida quedan reducidas y mitigadas por la tecnología, la extensión de unos 
determinados modos de vida más allá de los lugares en los que han surgido, en 
definitiva, por elementos que se puede pensar que hacen más pequeño el mundo en 
tanto en cuanto hacen menos diferentes, a pesar de que sigan siéndolo, las partes que lo 
integran. 
La literatura ectópica está relacionada con la migración como resultado o 
con[Página 148→]secuencia de ésta, lo cual puede ofrecer un apoyo a la distinción entre 
literatura ectópica asentada sobre unas determinadas condiciones de abandono del lugar 
de origen y literatura que, aunque escrita en otro lugar, en un lugar distinto del habitual, 
podría haber sido escrita sin problemas en el lugar de origen, esto es, la que no 
consideramos plenamente ectópica. Como hemos visto anteriormenre, las fronteras 
entre una y otra no son fáciles de trazar; si en el caso de Jaime Salinas y Cees 
Nooteboom nos parece que no ha habido factores que obliguen a los escritores a 
desplazarse en contra de su voluntad, es verdad que su escritura es una escritura fuera de 
lugar, si bien sin dificultades para el retorno a su espacio habitual. 
La elección de la lengua siempre es problemática y no es infrecuente una 
situación de diglosia entre lengua íntima, con escritos en ésta que no se hacen públicos, 
y lengua pública. En el caso del escritor libanés Amin Maalouf (Castellani, 2005), en 
cuyo desplazamiento a la situación de guerra del Líbano se unió la cuestión de la 
lengua, el cambio del árabe por el francés como lengua de comunicación pública. A 
partir del conocimiento del árabe y del francés por Maalouf, la inicial relación entre una 
y otra lengua, en la que la langue d’ombre es el francés, frente a la langue de lumière 
que es el árabe en sus años libaneses, se transforma en la relación inversa en sus años en 
Francia (Maalouf, sine anno). 
Las diferencias culturales existen aunque muchas comunidades o sociedades se 
ven unidas por un hilo globalizador que las conecta, sobre todo en virtud de la 
tecnología del mundo contemporáneo, tan importante para la era de la información, en 
palabras de Manuel Castells (1997-1999). Por ello, aun en los casos de diferencias 
menos intensas entre culturas, siempre hay multiculturalidad, que en el caso de los 
escritores ectópicos se proyecta en interculturalidad (Chiellino, Hrsg., 2000; Ruiz 
Sánchez, 2003b), al no quedar inertes las culturas que son puestas en contacto, sino que 
9 
 
dinámica y dialécticamente se filtran en la obra, dándose en muchos casos, más que una 
filtración, una cimentación de la escritura ectópica. 
En su complejidad, la noción de literatura ectópica no puede desligarse de la de 
migración, en tanto en cuanto aquélla y ésta comparten los rasgos semánticos de espacio 
y de movimiento (o desplazamiento), explícito en ‘migración’ e implícito en ‘ectópica’. 
La literatura ectópica está en muchos casos relacionada con el conflicto y con el 
postconflicto (Demaria, Wright, 2006), cuyas situaciones empujan a los seres humanos 
a migrar, a buscar otros espacios distintos del propio o del habitual. Conflicto y 
postconflicto contribuyen así al desplazamiento en busca de nuevos espacios que no 
sean hostiles para quien en ellos busca refugio y cuya voz se hace literatura out of place, 
fuera del lugar en el que el sujeto de la escritura habría deseado escribir en condiciones 
normales. 
[Página 149→] 
I II . 
 
La necesidad del espacio para la literatura es la que hace que la pérdida del tópos 
que sería propio sea compensada con el hallazgo de un nuevo tópos, de un tópos de 
acogida que el autor puede hacer propio, puede adquirir. En el lugar de acogida, la 
literatura sigue siendo ectópica respecto del lugar de origen, pero en el de acogida las 
raíces pueden penetrar con fuerza en la nueva tierra, en el nuevo tópos. Como sucede 
con la obra de Joseph Conrad en el espacio inglés, con un arraigamiento que no habría 
sido posible sin la adquisición como propia de la lengua inglesa por el escritor polaco. 
La literatura del desplazamiento, en su búsqueda de lugar, no solamente encuentra 
espacios geográficos, sino también lingüísticos y culturales. Para la literatura de autores 
que se desplazan, que migran, la lengua es también un tópos. Una vez asumida como 
propia una lengua distinta de la lengua materna, lengua de procedencia, o fortalecida la 
conciencia de la lengua materna si ésta se mantiene como lengua de escritura, autores 
que abandonan el espacio geográfico propio encuentran en la lengua el espacio de 
residencia que necesitan. La lengua como tópos se convierte en un espacio en el que el 
autor habita al margen de los espacios geográficos; es el caso de Elias Canetti, cuya 
elección de la lengua alemana como lengua de escritura, a la que no es ajena la 
influencia de su madre y la intensidad de las clases de alemán que le da en el viaje desde 
Inglaterra a Austria tras la muerte de su padre en Manchester, le permite conquistar una 
parte del espaciofamiliar que antes le había estado vetado, el de sus padres y sus 
10 
 
conversaciones en alemán como lengua de alcoba, como lengua que los hijos no 
entendían: «Meine Eltern untereinender sprachen deutsch, wovon ich nichts verstehen 
durfte. Zu uns Kindern und zu allen Verwandten und Freunden sprachen sie spanisch.» 
(Canetti, 2004: 17). El alemán como lengua de escritura se convierte para Canetti en un 
tópos transversal, más allá y por encima de los diferentes tópoi geográficos (incluso 
culturales) en los que el propio escritor haya estado o llegue a estar. Y contribuye a 
poner las bases de una cartografía transcultural (McGuirk, 2008). Durante sus años en 
Inglaterra, el alemán es el espacio literario, el territorio, en el que Canetti vive, su 
verdadero lugar de residencia, dándose, de este modo, una interesante dualidad respecto 
de su territorialización en conexión con el desplazamiento. En 1938, a causa del 
Anschluß, Canetti se desplazó desde Austria a París y desde allí a Londres; vivió en 
Inglaterra muchos años y obtuvo la nacionalidad británica en 1952; desde Inglaterra se 
trasladó en los años 70 del siglo pasado a Zurich, donde murió en 1994; el 
desplazamiento de Canetti en su huida de los nazis le llevó a un territorio de acogida, el 
Reino Unido, en el que vivió en los años de la II Guerra Mundial y posteriores, de tal 
modo que podemos decir que el autor de Die Blendung se expatrió, se desterritorializó 
para [Página 150→] territorializarse en el Reino Unido, pero —y por ello la dualidad— 
se mantuvo en el mismo territorio lingüístico que tenía en Austria, en la lengua alemana 
como tópos que llevaba consigo a cualquier lugar al que fuera. Así, Canetti vive en la 
lengua (Albaladejo, 2005) como lugar, como espacio, como territorio que se proyecta 
transversalmente, transculturalmente, constituyendo su residencia como lengua de 
creación literaria a pesar de su desplazamiento. Constituye así la lengua un tópos en el 
que el autor se encuentra, a pesar de ser autor ectópico y a pesar de ser ectópica la obra 
creada fuera del lugar habitual, porque la lengua se convierte para él en residencia, en 
patria, en tierra-casa, tierra que habita, constituye su Heimatland. 
 
IV. 
 
Al estudio de la literatura ectópica puede contribuir la Retórica cultural 
(Albaladejo, 2009)2, ya que ésta está centrada en la construcción persuasivo-
 
2 La Retórica sin adjetivos, tanto clásica como contemporánea, contiene los 
elementos que hacen de ella una Retórica cultural. No obstante, he propuesto la 
expresión Retórica cultural con el fin de destacar y enfatizar el componente retórico de 
la Retórica y su participación en la cultura como constituyente de la sociedad y de las 
11 
 
convincente de todos los discursos, tanto literarios como no literarios, como parte de las 
construcciones culturales, y, entre otros aspectos del discurso y la comunicación, se 
ocupa de la adecuación entre la obra literaria o el discurso en general y todos los 
componentes de la propia construcción discursiva y comunicativa, en conexión con la 
categoría central de la adecuación comunicativa, el aptum, mencionada anteriormente. 
Cuestiones como la del contexto de producción y el contexto de recepción de la obra, la 
del código o lengua en la que la obra es escrita, la de la conexión entre autor y receptor, 
etc. están situadas en el ámbito del aptum y son altamente sensibles a hechos como el 
que el autor escriba en un lugar que no es el propio o que utilice una lengua distinta de 
su lengua materna. La Retórica cultural atiende al análisis y a la explicación de los 
mecanismos que dentro del discurso, dentro de la obra, sostienen y configuran la 
dimensión persuasivo-convincente del discurso literario y del no literario, mecanismos 
que, en su posición dinámica bidireccional son por un lado interiorización, 
intensionalización, textualización de la dimensión externa del texto, de su relación con 
el contexto, con el productor, con el receptor, pero también son proyección desde el 
texto en sí hacia su funcionamiento comunicativo, literario, [Página 151→] expresivo, 
en la relación poiético-hermenéutica entre autor y lectores (también oyentes y 
espectadores) y, como consecuencia de ésta, en la inserción del discurso, de la obra 
literaria, en la sociedad como parte de su configuración cultural. Desde el momento en 
el que intervienen diversos espacios, diversas lenguas, diversas culturas, esta 
configuración es multicultural e intercultural. Los temas, la presencia de elementos de la 
cultura de origen y de elementos de la cultura de llegada en la obra literaria, los 
receptores ideales de la obra, el grado de intensidad de la apelación a éstos, etc. son 
objeto de estudio de la Retórica cultural dentro del objetivo de ésta de explicitar y 
explicar la dimensión persuasivo-convincente de la obra literaria como construcción 
cultural y su posible desglose en persuasión y convicción (Perelman, Olbrechts-Tyteca, 
1989: 55 ss.) según cuál sea la intensidad de la intención de mover a hacer o a adherirse 
a los planteamientos de la obra. 
En relación con esto hay que tener en cuenta una noción asociada a la de 
literatura ectópica como es la de lectura ectópica —lectura ectópica propiamente dicha, 
 
actividades que hacen posible la existencia y el funcionamiento de ésta, teniendo en 
cuenta en este sentido que para el humanista Juan Luis Vives, iustitia (la justicia) y 
sermo (el lenguaje en discurso) son los fundamentos de la sociedad humana (Vives, 
1531: 47v; 1998: 90). 
12 
 
pero también lectura de la literatura ectópica—, noción que está relacionada con el 
espacio hacia el que se dirige la poiesis con los presupuestos de que en él se va a llevar 
a cabo la lectura y también con la cuestión de quiénes son los lectores, pero también a 
quién se está dirigiendo central o principalmente el autor de la obra de literatura 
ectópica, a los lectores de su lugar de origen, a los de su lugar de acogida, a unos y a 
otros o a un receptor universal. La cuestión de la lengua vuelve a ser decisiva en este 
aspecto y se vincula con la actividad de traducción, que, siempre necesaria para que la 
comunicación literaria sea efectiva sin la limitación de los conocimientos de la lengua, 
puede ser imprescindible para los lectores del lugar de llegada o para los del lugar de 
origen según cuáles hayan sido las decisiones del autor ectópico en cuanto a la elección 
de la lengua. La traducción, que, desde una perspectiva retórica, hay que considerar 
como actividad que contribuye al aptum, tiene una instauración histórica que puede 
conectarse con la Retórica cultural y no puede dejar de ser tenida en cuenta en el estudio 
de la literatura ectópica. 
 
V. 
 
El interés por la literatura ectópica no se da sin atención a la literatura toda, a sus 
diferentes formas y a sus distintas circunstancias. Una perspectiva teórico-literaria y 
comparatista puede hacer que conozcamos mejor la literatura por medio de la 
explicación de los elementos comunes y diferenciales existentes entre esta literatura y la 
que no ha sido escrita por autores que han tenido que hacer desplazamientos [Página 
152→] espaciales con influencia en su escritura literaria, en su inventio o hallazgo 
referencial, en su transformación del referente en organización temática y en expresión 
literaria que culmine la actividad poiética y haga comunicable la obra. Mirar hacia la 
literatura ectópica y tratar de explicarla en su constitución textual y referencial, en su 
producción y en su recepción, en sus relaciones contextuales, en la lengua utilizada, etc. 
permite no sólo conocer mejor esta literatura, sino también la literatura que no es 
ectópica,examinando lo mucho en común que tienen y lo mucho que las diferencia. La 
perspectiva comparada, activada gracias al componente de comparación que actúa en 
campos de estudio muy diversos y, por supuesto, en el de los estudios literarios, también 
es importante en el interior de la literatura ectópica, dadas las diferentes posibilidades de 
la misma, como se ha expuesto más arriba. Asimismo, el estudio de la literatura 
ectópica permite tener en cuenta a autores y obras que, por su vinculación con más de 
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una cultura (Ruiz Sánchez, 2003b), con más de un país o territorio, con más de una 
lengua, son difícilmente clasificables, si lo que se pretende es situarlos en una sección o 
apartado perfectamente delimitado. Por otro lado, y en relación con la dificultad de 
clasificación, el estudio de la literatura ectópica se sitúa en el ámbito de la idea de la 
Weltliteratur como superación de los límites de las literaturas nacionales, como explicó 
Goethe a Eckermann en la conversación que mantuvieron el 31 de enero de 1827. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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